tag:blogger.com,1999:blog-40823978717251584882024-03-05T12:07:57.171+01:00 Neurociencia. Música en la ciencia.Blog en español sobre neurocienciaAna Toralhttp://www.blogger.com/profile/11180435466363768371noreply@blogger.comBlogger164125tag:blogger.com,1999:blog-4082397871725158488.post-57281682595487109172022-12-21T20:58:00.002+01:002022-12-21T20:58:24.396+01:00 Cómo nuestro cerebro determina quiénes somos<p><br /></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;">Muchos de nuestros rasgos psicológicos son de origen innato. Los estudios sobre gemelos, familias y población general demuestran de forma abrumadora que todo tipo de rasgos de personalidad, así como aspectos como la inteligencia, la sexualidad y el riesgo de trastornos psiquiátricos, son altamente heredables. Concretamente, esto significa que una fracción considerable de la dispersión poblacional de valores como las puntuaciones de Coeficiente Intelectual o las medidas de personalidad es atribuible a diferencias genéticas entre las personas. En definitiva, la historia de nuestras vidas no empieza con una página en blanco.</span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;">Pero, ¿cómo influye exactamente nuestra herencia genética en nuestros rasgos psicológicos? ¿Existen vínculos directos entre las moléculas y las mentes? ¿Existen módulos genéticos y neuronales específicos subyacentes a diversas funciones cognitivas? ¿Qué significa decir que hemos encontrado "genes de la inteligencia", de la extraversión o de la esquizofrenia? La expresión "gen para X", que se utiliza habitualmente, es desafortunada porque sugiere que esos genes tienen una función específica: que su propósito es causar X. Esto no es así en absoluto. Curiosamente, la confusión surge de la fusión de dos significados muy diferentes de la palabra "gen".</span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;">Desde la perspectiva de la biología molecular, <b>un gen es un tramo de ADN que codifica una proteína específica</b>. Así, hay un gen para la proteína hemoglobina, que transporta el oxígeno en la sangre, y un gen para la insulina, que regula nuestro nivel de azúcar en sangre, y genes para enzimas metabólicas y receptores de neurotransmisores y anticuerpos, y así sucesivamente; tenemos un total de unos 20.000 genes definidos de esta manera. Es correcto pensar que el propósito de estos genes es codificar esas proteínas con esas funciones celulares o fisiológicas.</span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;">Pero desde el punto de vista de la herencia, <b>un gen es una unidad física que puede transmitirse de padres a hijos y que está asociada a algún rasgo o afección</b>. Existe un gen de la anemia falciforme, por ejemplo, que explica que la enfermedad sea hereditaria. La idea clave que vincula estos dos conceptos diferentes de gen es la variación: el "gen" de la anemia falciforme no es más que una mutación o un cambio de secuencia en el tramo de ADN que codifica la hemoglobina. Esa mutación no tiene una finalidad, sólo un efecto.</span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;">Así, cuando hablamos de genes de la inteligencia, por ejemplo, lo que <b>realmente queremos decir son variantes genéticas que causan diferencias en la inteligencia</b>. Éstas podrían tener sus efectos de forma muy indirecta. Aunque todos compartimos un genoma humano, con un plan común para crear un cuerpo humano y un cerebro humano, conectados de tal forma que nos confieren nuestra naturaleza humana general, la variación genética en ese plan surge inevitablemente, a medida que se introducen errores cada vez que se copia el ADN para crear nuevos espermatozoides y óvulos. La variación genética acumulada conduce a la variación en la forma en que nuestros cerebros se desarrollan y funcionan y, en última instancia, a la variación en nuestras naturalezas individuales.</span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;">No se trata de una metáfora. Podemos ver directamente los efectos de la variación genética en nuestro cerebro. Las tecnologías de neuroimagen revelan amplias diferencias individuales en el tamaño de diversas partes del cerebro, incluidas zonas funcionalmente definidas de la corteza cerebral. Revelan cómo están distribuidas e interconectadas estas áreas y las vías por las que se activan y comunican entre sí en diferentes condiciones. Todos estos parámetros son, al menos en parte, heredables, y algunos en gran medida.</span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: verdana;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjs6KYKaw5lXtLZxy_ldVHm2v-o7YfxQ-GeBPdqfV7GPTWFRByqTGbrPANNovJkJok6AsKKYPz5iuN0k-pLCHeSajIcB7diQhJUf-zvNj7xnrOEU5n2lVYCXFRy6Ak0ynANn9WfPr4r1JR3G-poObQp9Z3LFF89zoNK8CNzLr0OIRcDohpiwpd5lPmB/s680/neuronas%20en%20el%20hipocampo.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="510" data-original-width="680" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjs6KYKaw5lXtLZxy_ldVHm2v-o7YfxQ-GeBPdqfV7GPTWFRByqTGbrPANNovJkJok6AsKKYPz5iuN0k-pLCHeSajIcB7diQhJUf-zvNj7xnrOEU5n2lVYCXFRy6Ak0ynANn9WfPr4r1JR3G-poObQp9Z3LFF89zoNK8CNzLr0OIRcDohpiwpd5lPmB/w400-h300/neuronas%20en%20el%20hipocampo.jpg" width="400" /></a></span></div><p><span style="font-family: verdana;"><span style="font-family: verdana;"><br /></span></span></p><p><span style="font-family: verdana;"><span style="font-family: verdana;"><br /></span></span></p><span style="font-family: verdana;">Dicho esto, <b>la relación entre este tipo de propiedades neuronales y los rasgos psicológicos dista mucho de ser sencilla</b>. Existe una larga historia de búsqueda de correlaciones entre parámetros aislados de la estructura -o función- cerebral y rasgos de comportamiento específicos, y ciertamente no escasean las asociaciones aparentemente positivas en la literatura científica publicada. Pero, en su mayor parte, no han resistido un examen más detallado.</span><p></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;">Resulta que el cerebro no es tan modular: incluso funciones cognitivas muy específicas no dependen de áreas aisladas, sino de subsistemas cerebrales interconectados. Y las propiedades de alto nivel que reconocemos como rasgos psicológicos estables ni siquiera pueden vincularse al funcionamiento de subsistemas específicos, sino que surgen de la interacción entre ellos.</span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;"><b>La inteligencia, por ejemplo, parece no estar vinculada a ningún parámetro cerebral localizado</b>. En cambio, parece estar correlacionada con el tamaño total del cerebro y con parámetros globales de conectividad de la sustancia blanca y la eficiencia de las redes cerebrales. No hay una parte del cerebro con la que se piense. En lugar de estar ligada a la función de un componente, la inteligencia parece reflejar las interacciones entre muchos componentes diferentes, más parecido a lo que pensamos del rendimiento general de un coche que, por ejemplo, de la potencia o la eficacia de los frenos.</span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;">Esta falta de modularidad discreta también se da a nivel genético. Un gran número de variantes genéticas comunes en la población se han asociado a la inteligencia. Cada una de ellas tiene por sí sola un efecto mínimo, pero en conjunto representan alrededor del 10% de la varianza de la inteligencia en la población estudiada. Sorprendentemente, muchos de los genes afectados por estas variantes genéticas codifican proteínas con funciones en el desarrollo cerebral. Esto no tenía por qué ser así: podría haber resultado que la inteligencia estuviera vinculada a alguna vía específica de neurotransmisión, o a la eficiencia metabólica de las neuronas o a algún otro parámetro molecular directo. En cambio, parece reflejar de forma mucho más general lo bien que está montado el cerebro.</span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;">Los efectos de la variación genética en otros rasgos cognitivos y conductuales son igualmente indirectos y emergentes. Por lo general, tampoco son muy específicos. La gran mayoría de los genes que dirigen los procesos de desarrollo neuronal son multitarea: participan en diversos procesos celulares en muchas regiones cerebrales diferentes. Además, dado que todos los sistemas celulares son altamente interdependientes, cualquier proceso celular dado también se verá afectado indirectamente por una variación genética que afecte a muchas otras proteínas con funciones diversas. Por tanto, los efectos de cualquier variante genética individual rara vez se limitan a una sola parte del cerebro, a una función cognitiva o a un rasgo psicológico.</span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;">Lo que todo esto significa es que no debemos esperar que el descubrimiento de variantes genéticas que afectan a un rasgo psicológico determinado ponga directamente de relieve los hipotéticos fundamentos moleculares de las funciones cognitivas afectadas. De hecho, es un error pensar que <b>las funciones cognitivas</b> o los estados mentales tienen fundamentos moleculares: <b>tienen fundamentos neuronales.</b></span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;"><b><br />La relación entre nuestros genotipos y nuestros rasgos psicológicos, aunque sustancial, es muy indirecta y emergente</b>. Implica la interacción de los efectos de miles de variantes genéticas, que se materializan a través de los complejos procesos de desarrollo y que, en última instancia, dan lugar a variaciones en muchos parámetros de la estructura y la función cerebrales que, colectivamente, influyen en las funciones cognitivas y conductuales de alto nivel que sustentan las diferencias individuales en nuestra psicología.</span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;">Y así son las cosas. La naturaleza no está obligada a simplificarnos las cosas. Cuando abrimos la tapa de la caja negra, no debemos esperar ver dentro un montón de pequeñas cajas negras perfectamente separadas: <b>es un caos</b>.</span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;">Basado en: Innate: <i>How the Wiring of our Brains Shapes Who We Are</i> de Kevin Mitchell</span></p><p><br /></p><p><br /></p><div class="blogger-post-footer">amtoral.blogspot.com</div>Ana Toralhttp://www.blogger.com/profile/11180435466363768371noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4082397871725158488.post-7736243836417254072022-09-12T13:47:00.001+02:002022-09-12T13:47:29.016+02:00La depresión y las hormonas<p><span style="font-family: verdana;"> </span></p><h3 style="text-align: left;"><span style="font-family: verdana;">Los científicos empiezan a interesarse por la compleja interacción entre las hormonas, los neuroesteroides y los trastornos del estado de ánimo.</span></h3><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh4hZ8rCA3sPoGY_26Det_BAHGBeRMGuEIkVzriJ1KTpV25GUe9P7FXE2H3FXqgfL0rk7pkVerozZ79ZbW-4pVbF23rJtQO7UopV_ondrZXdq7vz8Pc-M-I7aY_kQwReT78bj6FrLymhSGEY7YsJyBrFfGa92e9ZxPbsLrw50HYvwfmEbq74uE6Q5KF/s350/20220912%20350px-GABAa_receptor.gif" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="270" data-original-width="350" height="281" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh4hZ8rCA3sPoGY_26Det_BAHGBeRMGuEIkVzriJ1KTpV25GUe9P7FXE2H3FXqgfL0rk7pkVerozZ79ZbW-4pVbF23rJtQO7UopV_ondrZXdq7vz8Pc-M-I7aY_kQwReT78bj6FrLymhSGEY7YsJyBrFfGa92e9ZxPbsLrw50HYvwfmEbq74uE6Q5KF/w400-h281/20220912%20350px-GABAa_receptor.gif" width="400" /></a></div><br /><span style="font-family: verdana;"><br /></span><p></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;">Cuando <b>Torbjörn Bäckström</b> era estudiante de medicina en los años 70, no entendía por qué una mujer que parecía gozar de buena salud mental estaba recluida en un centro psiquiátrico.</span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;">Entonces, Bäckström y sus colegas se enteraron de que, una vez al mes, la mujer era ingresada porque había sido violenta y había atacado a la gente. "Pero se estaba convirtiendo en una especie de patrón, el que cuando llegábamos allí después de que la hubieran ingresado por la fuerza, ella no entendía lo que había pasado ni por qué había sucedido", recuerda Bäckström, que ahora es endocrinólogo y profesor emérito de la <b>Universidad de Umeå</b> (Suecia).</span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;">Dos detalles llamaron la atención de Bäckström. Uno era que sus episodios violentos parecían coincidir con la menstruación. El segundo fue un párrafo de un libro de texto de fisiología que mencionaba el síndrome premenstrual y los efectos de las hormonas en el cerebro.</span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;">Esas dos observaciones lanzaron su carrera como investigador, en la que se centró en las hormonas esteroides y sus efectos neurológicos. Durante este tiempo, ha visto evolucionar el campo desde una mención de pasada en un libro de texto hasta la aprobación en 2019 del primer fármaco de una nueva clase de antidepresivos. Este compuesto, la <b>brexanolona</b>, comercializada como Zulresso, es un esteroide neuroactivo -una hormona que interactúa con la química cerebral- y es el único fármaco desarrollado específicamente para tratar la depresión posparto.</span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh8l6kRRZLtXo4yG_507dr1v5N2_pydGs71dcSb5bCUTEWMlHjB9jnH_JEvf76-F2yw0lH5xl9eB7dnwDRPdtEHkF_mvvIxcAHIc6bx0hlF9pl7SXDVt-ZhxSdNclbhv52jkLi1Q8pvh2epvRNTbg8gswma9TmLWM_MFI3qQfHLUvC1ncHxTjjIuC8D/s317/20220912%20brexanolona.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="159" data-original-width="317" height="201" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh8l6kRRZLtXo4yG_507dr1v5N2_pydGs71dcSb5bCUTEWMlHjB9jnH_JEvf76-F2yw0lH5xl9eB7dnwDRPdtEHkF_mvvIxcAHIc6bx0hlF9pl7SXDVt-ZhxSdNclbhv52jkLi1Q8pvh2epvRNTbg8gswma9TmLWM_MFI3qQfHLUvC1ncHxTjjIuC8D/w400-h201/20220912%20brexanolona.jpg" width="400" /></a></div><br /><span style="font-family: verdana;"><br /></span><p></p><p><span style="font-family: verdana;">La interacción entre las hormonas esteroides neuroactivas y el cerebro es compleja, cíclica y muy individualizada. No se trata simplemente de que los niveles hormonales sean demasiado altos o demasiado bajos, sino que es el resultado de cómo responde el cerebro a los cambios en esos niveles. Para complicar aún más las cosas, las definiciones de los trastornos del estado de ánimo con un desencadenante hormonal -como la depresión perimenopáusica y el trastorno disfórico premenstrual, que es la aparición de una mezcla de síntomas físicos y psicológicos ligados a la menstruación- son demasiado restrictivas, no lo suficientemente restrictivas o no existen. Esta falta de claridad hace que los ensayos clínicos sean un reto.</span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;">Pero ya podemos encontrar grupos de investigación de todo el mundo que estan estudiando cómo la fluctuación de los niveles hormonales desencadena o agrava los trastornos del estado de ánimo, como la depresión, con la esperanza de que esto conduzca a un mejor diagnóstico y tratamiento.</span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><h3 style="text-align: left;"><span style="font-family: verdana;">El GABA como diana.</span></h3><p><span style="font-family: verdana;">El primer resultado comercial de este despertar neurocientífico gira en torno a un esteroide neuroactivo llamado <i>alopregnanolona</i>, que se produce a partir de la descomposición de la hormona progesterona.</span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;">Durante el embarazo, los niveles de alopregnanolona aumentan de forma constante hasta alcanzar su máximo en el tercer trimestre. Tras el nacimiento del bebé, descienden drásticamente. Se cree que este rápido descenso contribuye en gran medida a la depresión postnatal. En muchas personas, los niveles vuelven a subir al cabo de unos días, pero en algunas no lo hacen; estas personas pueden desarrollar una depresión grave.</span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;">En 2019, la compañía biofarmacéutica <b>Sage Therapeutics</b>, de Cambridge, lanzó al mercado la brexanolona, una formulación de alopregnanolona que se administra por vía intravenosa a personas con depresión posparto grave. Para algunas, los beneficios clínicos fueron profundos.</span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;">La alopregnanolona se une a un receptor del cerebro denominado ácido γ-aminobutírico tipo A (GABA A). El GABA es un neurotransmisor inhibidor, lo que significa que reduce la actividad neuronal en lugar de excitarla. El sistema GABA del cerebro está implicado en varias enfermedades mentales, como la depresión.</span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;">Otro compuesto llamado <b>Zuranolona</b> que Sage Therapeutics está desarrollando como tratamiento oral para el trastorno depresivo mayor también se dirige al receptor GABA A, al igual que una clase de sedantes llamados benzodiazepinas, que existen desde la década de 1950 e incluyen fármacos como el Valium. Pero las benzodiacepinas interactúan con los receptores GABA A sólo en las uniones sinápticas entre las neuronas, mientras que la Brexanolona y la Zuranolona también interactúan con ellos en regiones de la neurona llamadas receptores extrasinápticos. La interacción con los receptores sinápticos "controla el tono inhibitorio del cerebro en cada momento", afirma Jeff Jonas, director de innovación de Sage Therapeutics. En cambio, la interacción con otros receptores GABA A "controla el tono inhibitorio general".</span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;">El objetivo no es la inhibición a corto plazo de la actividad neuronal, sino un cambio sostenido a largo plazo. Un estudio de 2021 sobre una administración de dos semanas de Zuranolona en mujeres con depresión posparto demostró que las reducciones en las puntuaciones de depresión de las participantes se mantuvieron durante 45 días después de iniciar el tratamiento.</span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;">Otra característica inusual de los esteroides neuroactivos que se dirigen al sistema GABA es su rapidez de acción, afirma <b>Bernard Ravina</b>, director médico de Praxis Precision Medicines en Boston. Praxis ha estado desarrollando estos compuestos para el tratamiento del trastorno depresivo mayor. Y a diferencia de los antidepresivos convencionales, que pueden tardar varias semanas o meses en alcanzar su pleno efecto, los compuestos que interactúan con el receptor GABA A parecen funcionar en pocos días.</span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;">Pero la alopregnanolona es sólo el comienzo de la historia de los neuroesteroides. "También tenemos que pensar en la interacción entre las hormonas y a qué se unen", dice <b>Lauren Osborne</b>, directora del Centro Johns Hopkins para la Salud Mental Reproductiva de la Mujer en Baltimore, Maryland. Osborne señala que los niveles cambiantes de alopregnanolona y otras hormonas durante el embarazo también podrían cambiar la estructura y la función del receptor GABA A.</span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;">Un indicio de que el desencadenante de la depresión posparto no es un simple descenso de los niveles hormonales tras el parto proviene de la observación de que unos niveles de alopregnanolona más bajos de lo esperado durante el segundo trimestre del embarazo se correlacionan con una mayor probabilidad de desarrollar esta afección. "¿Qué ocurre en el segundo trimestre que predice algo meses después?" se pregunta Osborne. "Hay muchas opciones de cuáles podrían ser esos vínculos".</span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;">Y en muchos casos, las personas que experimentan estos trastornos del estado de ánimo no muestran niveles hormonales anormales, dice <b>Tory Eisenlohr-Moul</b>, psicóloga clínica de la Universidad de Illinois en Chicago. Cree que el problema radica en el receptor GABA A.</span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;">El grupo de investigación de Eisenlohr-Moul está estudiando si ciertas subunidades del receptor GABA A podrían reaccionar de forma diferente a los cambios en los niveles de hormonas y neuroesteroides durante el ciclo menstrual en las personas con Desorden Disforico Premenstrual. La teoría de los investigadores es que el receptor no se está adaptando o respondiendo adecuadamente a las fluctuaciones hormonales, lo que lleva a una reacción insuficiente o excesiva a los cambios hormonales.</span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><h4 style="text-align: left;"><span style="font-family: verdana;">Definición y diagnóstico</span></h4><p><span style="font-family: verdana;">Entre el inicio de la menstruación y el final de la menopausia, algunas personas experimentan más síntomas de cambios hormonales que otras. Alrededor del 5% de las mujeres en edad fértil desarrollan Desorden Disforico Premenstrual, y las estimaciones de la depresión postnatal oscilan entre el 4% y casi el 64%. Y hasta un 40% de mujeres presentan síntomas depresivos en la época de la menopausia.</span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;">Pero a pesar de la prevalencia de estos trastornos hormonales del estado de ánimo, pueden ser difíciles de diagnosticar; la presentación clínica abarca una amplia gama de síntomas y momentos. Sin embargo, la definición clínica del Desorden Disforico Premenstrual en el último Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, por ejemplo, es extremadamente precisa, afirma el psiquiatra Jayashri Kulkarni, director del Centro de Investigación en Psiquiatría Monash Alfred de Melbourne (Australia). "Debe ser un deterioro del estado de ánimo muy claro, de siete días, exactamente una semana antes de menstruar, y se basa en el ciclo de 28 días", dice. "Eso sólo existe en los libros de texto".</span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;">El trabajo de Eisenlohr-Moul con sus propias pacientes también sugiere que hay diferencias en el momento de los síntomas del Desorden Disforico Premenstrual en relación con el ciclo menstrual. Algunas personas muestran síntomas como la irritabilidad poco después de la ovulación, mientras que otras experimentan depresión y fatiga en torno al inicio del periodo (normalmente 14 días antes de la ovulación).</span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;">Asimismo, los investigadores no han identificado marcadores biológicos objetivos y precisos de los cambios químicos del cerebro que puedan utilizarse para diagnosticar la depresión perimenopáusica. Ni siquiera los niveles hormonales en la sangre traducen relativamente bien lo que ocurre en el cerebro. El diagnóstico de la depresión perimenopáusica se complica aún más por el hecho de que los síntomas físicos de la menopausia pueden aparecer hasta cinco años después de los psicológicos.</span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;">También se plantea la cuestión de qué parte de la depresión y la ansiedad que experimentan las personas que pasan por su primera regla, el embarazo o la menopausia está relacionada con factores no biológicos. Estas etapas de la vida suelen coincidir con diversos factores de estrés: la maternidad, la formación de una familia y, en los últimos años, quizás el cuidado de los padres que envejecen o la jubilación.</span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;">Sin embargo, Ravina sostiene que hay razones de peso para que los trastornos del estado de ánimo tengan una base biológica. Este argumento se ve reforzado por las pruebas de que las hormonas influyen en los trastornos del estado de ánimo de todo el mundo. "Los datos sugieren que las personas -independientemente del sexo- que sufren depresión tienen niveles endógenos más bajos de estos esteroides neuroactivos y cambios en los receptores extrasinápticos", afirma Ravina. "<b>Hay una biología clara que impulsa la depresión en esos estados reproductivos de fluctuación hormonal</b>".</span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;"><b>El hecho de que las hormonas y sus metabolitos neuroactivos estén asociados a los trastornos del estado de ánimo tanto en hombres como en mujeres</b> podría disminuir la preocupación de que la vinculación de las hormonas con el estado de ánimo alimente la percepción inexacta de que las mujeres son cautivas de las hormonas. De hecho, Eisenlohr-Moul cree que la investigación sobre el vínculo entre las hormonas y el cerebro ha contribuido a desestigmatizar estos trastornos relacionados con las hormonas.</span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;">"Es una respuesta anormal del cerebro a los cambios hormonales normales y puede tratarse", dice Eisenlohr-Moul. "No es una broma. Es la vida de alguien y es debilitante".</span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;">Basado en: </span></p><p><span style="font-family: verdana;">https://www.nature.com/collections/aejdeecbfa</span></p><div><br /></div><div class="blogger-post-footer">amtoral.blogspot.com</div>Ana Toralhttp://www.blogger.com/profile/11180435466363768371noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4082397871725158488.post-51021972050000051662022-08-18T13:41:00.000+02:002022-08-18T13:41:41.945+02:00 Proceso biológico de los recuerdos positivos o negativos<p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><h3 style="text-align: left;"><span style="font-family: verdana;">Los investigadores del Salk identifican un neurotransmisor que ayuda a asignar emociones positivas o negativas a un recuerdo</span></h3><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;">Investigadores del <b>Instituto Salk </b>y sus colegas han descubierto la molécula del cerebro responsable de asociar sentimientos buenos o malos a un recuerdo. Su descubrimiento, publicado en la revista científica<b> Nature</b> , allana el camino para comprender mejor por qué algunas personas son más propensas a retener las emociones negativas que las positivas, como puede ocurrir con la ansiedad, la depresión o el trastorno de estrés postraumático (TEPT).</span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;">"Básicamente, hemos conseguido entender el proceso biológico fundamental de cómo se puede recordar si algo es bueno o malo", dice la autora principal, <b>Kay Tye</b>, profesora del Laboratorio de Neurobiología de Sistemas de Salk e investigadora del Instituto Médico Howard Hughes. "Esto es algo que está en el centro de nuestra experiencia de la vida, y la noción de que puede reducirse a una sola molécula es increíblemente emocionante".</span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;">Para que un ser humano o un animal aprenda a evitar o buscar una determinada experiencia en el futuro, su cerebro debe asociar un sentimiento positivo o negativo, o "valencia", con ese estímulo. La capacidad del cerebro para vincular estos sentimientos con un recuerdo se llama "asignación de valencia".</span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhNBNfbPqNVjquHAV2KiHOTuQ8twaTXnL09Y1bHMVvSKLNmiL1g-S4CD-EiKyrbjeXFus8hVSKQiIlQoagk0rtMkD-cTHR1ElaTj-4mfO6KhE4If1ssIUXOV11AP9y6cOBh_y8V8U4dDWp3Wk8Q-LmQ6Bkolp5_OnkbQRxiPSs7K4Lzvu0hs9pTmhPI/s600/20220818%20_la_amigdala_cerebral_6129_0_600.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-family: verdana;"><img border="0" data-original-height="400" data-original-width="600" height="266" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhNBNfbPqNVjquHAV2KiHOTuQ8twaTXnL09Y1bHMVvSKLNmiL1g-S4CD-EiKyrbjeXFus8hVSKQiIlQoagk0rtMkD-cTHR1ElaTj-4mfO6KhE4If1ssIUXOV11AP9y6cOBh_y8V8U4dDWp3Wk8Q-LmQ6Bkolp5_OnkbQRxiPSs7K4Lzvu0hs9pTmhPI/w400-h266/20220818%20_la_amigdala_cerebral_6129_0_600.jpg" width="400" /></span></a></div><span style="font-family: verdana;"><br /></span><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;">En 2016, Tye descubrió que un grupo de neuronas en la <i>amígdala basolateral del cerebro </i>(BLA) ayuda a asignar la valencia cuando los ratones están aprendiendo. Un conjunto de neuronas de la Amigdala Basolateral se activó con valencia positiva, ya que los animales aprendieron a asociar un estimulo con un sabor dulce. Otro conjunto de neuronas la Amigdala Basolateral se activó con valencia negativa, ya que los animales aprendieron a asociar un estimulo diferente con un sabor amargo.</span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><img border="0" data-original-height="290" data-original-width="458" height="254" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjI941nr4XoUZF6Wsc9a3iB6ifGKZaEbTMXDBdu3S4blRNV8bf9Ll8MS65JjVfQtthVkfPTRCqHYs1bq19XxT4fsXLPYFWw9p0jyXEMSX6t3CsX9MBFQrwodeJI4Ax7wTLD3ytGxZZLhsHIMm-XHAfRj_RFStEel9UybrPxN8CwPyA03YOJleZovZo5/w400-h254/20220818%20CRISPR_merge2_cropped-hr-458x290.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;" width="400" /></td></tr></tbody></table></p><span style="font-family: verdana; font-size: x-small;">Expresión de varios genes y proteínas (blanco, rojo y verde)<br /> en las neuronas de las células cerebrales de los ratones (azul).</span><p></p><div style="text-align: center;"><span style="color: black; font-family: verdana; font-size: x-small;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjI941nr4XoUZF6Wsc9a3iB6ifGKZaEbTMXDBdu3S4blRNV8bf9Ll8MS65JjVfQtthVkfPTRCqHYs1bq19XxT4fsXLPYFWw9p0jyXEMSX6t3CsX9MBFQrwodeJI4Ax7wTLD3ytGxZZLhsHIMm-XHAfRj_RFStEel9UybrPxN8CwPyA03YOJleZovZo5/s458/20220818%20CRISPR_merge2_cropped-hr-458x290.jpg" imageanchor="1"></a></span></div><p></p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"></td><td class="tr-caption"><span style="font-family: verdana; font-size: x-small;">Imagen: Instituto Salk<br /><br /></span></td></tr></tbody></table><p><span style="font-family: verdana; font-size: x-small;"> </span></p><p><span style="font-family: verdana;">"Encontramos estas dos vías -análogas a las vías del tren- que conducían a la valencia positiva y negativa, pero aún no sabíamos qué señal actuaba como operador del interruptor para dirigir qué vía debía utilizarse en cada momento".</span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;">En el nuevo estudio, los investigadores se centraron en la importancia de la molécula de señalización neurotensina para estas neuronas. Ya sabían que la <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Neurotensina">neurotensina</a> es un neuropéptido producido por las neuronas asociadas al procesamiento de la valencia, pero también lo son algunos otros neurotransmisores. Así que utilizaron enfoques de edición de genes CRISPR para eliminar selectivamente el gen de la neurotensina de las células. Esta es la primera vez que CRISPR se ha utilizado para aislar la función de un neurotransmisor específico.</span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><span style="font-family: verdana;"><br /></span><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgcJ7IKC3Wf7DOz6ZjE5VogSLvuUOO06Cd7VfmTBibPSfQQEIZlnfWmRLpeqURZRYJl_9AIkFJ6L8JIP98wCLnPFC9aN1suDOZSi8vHCN-Y8cR0adKvwaojF3bovOLDH5d4ELqYofCG8iF-TzoQSM20zSXRCnNEU659jjVVQh8lSyDEc2A79dRTZZOx/s320/20220818%20neurotensina.png" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><span style="font-family: verdana;"><img border="0" data-original-height="158" data-original-width="320" height="198" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgcJ7IKC3Wf7DOz6ZjE5VogSLvuUOO06Cd7VfmTBibPSfQQEIZlnfWmRLpeqURZRYJl_9AIkFJ6L8JIP98wCLnPFC9aN1suDOZSi8vHCN-Y8cR0adKvwaojF3bovOLDH5d4ELqYofCG8iF-TzoQSM20zSXRCnNEU659jjVVQh8lSyDEc2A79dRTZZOx/w400-h198/20220818%20neurotensina.png" width="400" /></span></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-family: verdana; font-size: x-small;">Composición química de la neurotensina</span></td></tr></tbody></table><span style="font-family: verdana;"><br /></span><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;">Sin la señalización de la neurotensina en la Amigdala Basolateral, los ratones ya no podían asignar una valencia positiva y no aprendían a asociar el primer estímulo con un estímulo positivo. Curiosamente, la ausencia de neurotensina no bloqueó la valencia negativa. Por el contrario, los animales mejoraron la valencia negativa y asociaron con más fuerza el segundo estímulo con un estímulo negativo.</span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;">Los resultados sugieren que el estado por defecto del cerebro es tener un sesgo hacia el miedo: <i>las neuronas asociadas a la valencia negativa se activan hasta que se libera la neurotensina, que enciende las neuronas asociadas a la valencia positiva</i>. Desde una perspectiva evolutiva, esto tiene sentido porque ayuda a las personas a evitar situaciones potencialmente peligrosas, y probablemente resuena en las personas que tienden a encontrar lo peor en una situación.</span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;">En otros experimentos, Tye y su equipo demostraron que niveles elevados de neurotensina promovían el aprendizaje de la recompensa y amortiguaban la valencia negativa, lo que apoya aún más la idea de que la neurotensina es responsable de la valencia positiva.</span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;">"Podemos manipular este interruptor para activar el aprendizaje positivo o negativo", dice el coautor<b> Hao Li</b>, becario postdoctoral en el laboratorio Tye. "En última instancia, nos gustaría tratar de identificar nuevas dianas terapéuticas para esta vía".</span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;">Los investigadores aún se preguntan si los niveles de neurotensina pueden modularse en el cerebro de las personas para tratar la ansiedad o el TEPT. También están planeando futuros estudios para investigar qué otras vías y moléculas cerebrales son responsables de desencadenar la liberación de neurotensina.</span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;">Basado en: <i>https://www.nature.com/articles/s41586-022-04964-y</i></span></p><div><br /></div><div class="blogger-post-footer">amtoral.blogspot.com</div>Ana Toralhttp://www.blogger.com/profile/11180435466363768371noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4082397871725158488.post-64791326164772884382022-07-26T19:06:00.002+02:002022-07-26T19:06:57.521+02:00 Un nuevo estudio en 45 idiomas revela una red lingüística universal en el cerebro humano<span style="font-family: verdana;"><br /></span><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;">En un estudio realizado con Resonancia Magnética funcional (fMRI) a gran escala, neurocientíficos del <b>MIT</b> y de la <b>Universidad de Harvard</b> evaluaron la afirmación de la universalidad del lenguaje con respecto a las características centrales de su arquitectura neuronal.</span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh2qdC5ClJQvCnCyzp_RskokAJQYDqQF4IsUiDD42Uk6ljBCzvlVBBvPDT1cHkiPFN22ICNP3HLTCl-1D8YS4tdkrfJM3Tc1P53U8YcH_uJxUne0TEL7MLM_N7MDX0JRLZMFRmc08kZN7OBm5K72vgCSWRe8o9RjMl2McImP6r-O3jhTOqlWy_gwiiI/s1500/20220726%20image_11015e-Language-Network.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><span style="font-family: verdana;"><img border="0" data-original-height="1324" data-original-width="1500" height="353" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh2qdC5ClJQvCnCyzp_RskokAJQYDqQF4IsUiDD42Uk6ljBCzvlVBBvPDT1cHkiPFN22ICNP3HLTCl-1D8YS4tdkrfJM3Tc1P53U8YcH_uJxUne0TEL7MLM_N7MDX0JRLZMFRmc08kZN7OBm5K72vgCSWRe8o9RjMl2McImP6r-O3jhTOqlWy_gwiiI/w400-h353/20220726%20image_11015e-Language-Network.jpg" width="400" /></span></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="text-align: left;"><span style="font-family: verdana; font-size: x-small;">La red lingüística en hablantes nativos de diversas lenguas.<br /> Crédito de la imagen: Malik-Moraleda et al., doi: 10.1038/s41593-022-01114-5.</span></span></td></tr></tbody></table></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;">En la actualidad se hablan y escriben aproximadamente 7.000 lenguas en todo el mundo.</span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;">Se distribuyen en más de 100 familias lingüísticas -grupos de lenguas que descienden de una lengua ancestral común, llamada protolengua- y que varían desde dos hasta más de 1.500 lenguas.</span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;">Se ha afirmado que algunas propiedades de las lenguas humanas son universales, como su capacidad de productividad y eficacia comunicativa.</span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;">Sin embargo, el lenguaje es el único sistema de comunicación animal que se manifiesta en tantas formas diferentes.</span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;">Las lenguas del mundo presentan una sorprendente diversidad, con diferencias que abarcan los inventarios sonoros, la complejidad de la morfología derivativa y funcional, las formas en que el espacio conceptual se divide en categorías léxicas y las reglas para que las palabras puedan combinarse en frases y oraciones.</span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;">Para comprender realmente la naturaleza de los mecanismos cognitivos y neuronales que pueden manejar el aprendizaje y el procesamiento de lenguas tan diversas, los científicos tienen que ir más allá del conjunto limitado de lenguas que se utilizan en la mayoría de los estudios psicolingüísticos y neurolingüísticos.</span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;">Para fomentar la inclusión en la investigación lingüística, la <b>Dra. Saima Malik-Moraleda</b> y sus colegas del MIT y la Universidad de Harvard examinaron si existen respuestas cerebrales compartidas en 45 lenguas de 12 familias lingüísticas: <i>Afroasiática, austroasiática, austronesia, drávida, indoeuropea, japonesa, coreana, atlántica-congoleña, sinotibetana, túrquica, urálica y una aislada, el euskera, que es efectivamente una familia lingüística única.</i></span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;">Para cada lengua, los investigadores examinaron las respuestas cerebrales de uno o dos hablantes nativos que escucharon un fragmento de "<b>Alicia en el País de las Maravillas</b>" traducido a su lengua materna.</span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;">Todas las lenguas nativas activaron amplias zonas del córtex frontal, temporal y parietal izquierdo del cerebro.</span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;">Las respuestas de esta red relacionada con el lenguaje eran más fuertes y estaban más correlacionadas en el hemisferio izquierdo del cerebro que en el derecho cuando los sujetos escuchaban diferentes historias en sus lenguas maternas.</span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;">La red respondía más durante la escucha de las lenguas nativas que cuando se realizaba una tarea de memoria de trabajo espacial o de aritmética, lo que sugiere que esta red común era selectiva para el procesamiento del lenguaje.</span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;">"Este hallazgo es un primer paso para profundizar en el procesamiento neuronal de las distintas lenguas, lo que requerirá grupos más amplios de hablantes nativos de cada lengua", afirman los autores.</span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;">Basado en:</span></p><p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><p><span style="font-family: verdana;"><i>https://www.nature.com/articles/s41593-022-01114-5</i></span></p><p><br /></p><div class="blogger-post-footer">amtoral.blogspot.com</div>Ana Toralhttp://www.blogger.com/profile/11180435466363768371noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4082397871725158488.post-70706976177105787362022-01-01T20:54:00.000+01:002022-01-01T20:54:00.560+01:00Futuros tratamientos para el dolor crónico<p> </p><h4 style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: medium;">Para los millones de personas que sufren dolor físico a diario, la estimulación nerviosa y la edición de genes ofrecen una nueva esperanza más allá de los adictivos opioides.</span></span></h4><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">El dolor es un clásico problema de salud humana en busca de una buena solución médica. Está muy extendido, es una de las principales causas de discapacidad y supone una importante carga para las economías de todo el mundo. Desde el punto de vista clínico, el dolor crónico puede ser extremadamente difícil de tratar, sobre todo porque a menudo se manifiesta en ausencia de lesiones físicas. En la actualidad, la mayoría de las veces se trata con analgésicos opiáceos sintéticos, lo que ha provocado una crisis sanitaria ya tristemente conocida.</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Un fármaco que pudiera aliviar este sufrimiento con la misma eficacia que los opioides, pero de forma más segura y con menos efectos secundarios, sería un éxito. Sin embargo, desarrollar un compuesto así es más fácil de decir que de hacer. La mayoría de los ensayos clínicos de fármacos contra el dolor realizados en las dos últimas décadas se han quedado en promesas incumplidas o se han interrumpido prematuramente por un rotundo fracaso. Se necesitan desesperadamente nuevas estrategias para tratar el dolor.</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></p><h3 style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Mecanismos moleculares del dolor crónico</span></h3><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Los recientes avances en la investigación del dolor han abierto varias vías nuevas y prometedoras. Una línea de investigación en particular -estudios genéticos de familias con una insensibilidad heredada al dolor- puede allanar el camino para el desarrollo de nuevas estrategias de alivio del dolor. </span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">En los últimos 15 años, estos individuos han aportado valiosos conocimientos sobre los mecanismos moleculares del dolor, sugiriendo formas de desarrollar nuevos analgésicos mediante un enfoque farmacológico tradicional y, más recientemente, basándose en técnicas de edición genética recientemente desarrolladas. </span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">La </span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><i>insensibilidad congénita heredada al dolor</i></span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> es una afección extremadamente rara y se cree que sólo se da en menos de uno de cada millón de personas. Hasta finales de la década de 1950, sólo se habían descrito 46 casos de este tipo en la literatura médica. Sin embargo, desde el cambio de siglo, los investigadores han identificado varias familias "consanguíneas" extensas, cuyos miembros comparten esta característica inusual, y también han mapeado los genes y variantes que la causan. </span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">El dolor cumple la función evolutivamente vital de alertarnos de lesiones potencialmente mortales, y las personas incapaces de sentir dolor tienden a ser muy propensas a los accidentes, muriendo a menudo en la infancia como resultado de lesiones o enfermedades que pasan desapercibidas. A los cuatro años de edad, suelen presentar graves lesiones en la lengua y los labios causadas por morderse a sí mismos, y pasan a sufrir frecuentes cortes, contusiones y fracturas.</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><b>Reducir el dolor en el cerebro</b></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><b><br /></b></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><b><br /></b></span></p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEg5NEvEmwejbWm_vSdtVCsOFKr95J5fdiQqoecwDYrBIgR4Ylpky7TSSSsUp8niegyWT2-jC95tU85Hjw9H_qLW8zqqUc8Rgayv7fo2W3YmqAUWh9yAQqBlo-Fosf0gs7pRLVyb2Kw6o9UQgmX8MO3ZKsSpNfdf0ypArtX7N5Wvd3BL7DZm3eafFfIS=s850" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="524" data-original-width="850" height="197" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEg5NEvEmwejbWm_vSdtVCsOFKr95J5fdiQqoecwDYrBIgR4Ylpky7TSSSsUp8niegyWT2-jC95tU85Hjw9H_qLW8zqqUc8Rgayv7fo2W3YmqAUWh9yAQqBlo-Fosf0gs7pRLVyb2Kw6o9UQgmX8MO3ZKsSpNfdf0ypArtX7N5Wvd3BL7DZm3eafFfIS=s320" width="320" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: x-small;">Mapa del gen SCNA9 con mutaciones</span></td></tr></tbody></table><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /><b><br /></b></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Los estudios realizados en estas personas y en los familiares afectados han identificado </span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><b>el gen SCNA9</b></span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> como un actor clave en la transmisión de las señales de dolor del cuerpo al cerebro. Este gen codifica las piezas que componen </span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><b>un canal de sodio llamado Nav1.7</b></span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">, que forma un poro que atraviesa la membrana en las terminaciones de las células nerviosas que detectan el dolor -también conocidas como nociceptores- y en otros lugares. En las neuronas sensoriales, el Nav1.7 es esencial para generar los impulsos nerviosos que llevan la información relacionada con el dolor hasta la médula espinal y luego al cerebro. Sin él, estas señales no pueden generarse. Varias mutaciones en el gen SCNA9 provocan la síntesis de moléculas Nav1.7 no funcionales; como resultado, las personas que heredan alguna de estas mutaciones no sienten dolor. </span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgTE1KxIwTKSek5-s436AVVlNDseh6GYQDBf6B1At68gRJIwkus8C80Hd-_xvaz8yT02t25a5ALzIWru55QsOYdbKPItuofB2XT66Kg7Fxmo8rR8rLHnPWutTKuivc5L3PVQfjg37EDW5OzXh8trUBGojBAMLbMwuscB_TNEQdRgJPCep0zzoQ_RDZN=s237" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="213" data-original-width="237" height="213" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgTE1KxIwTKSek5-s436AVVlNDseh6GYQDBf6B1At68gRJIwkus8C80Hd-_xvaz8yT02t25a5ALzIWru55QsOYdbKPItuofB2XT66Kg7Fxmo8rR8rLHnPWutTKuivc5L3PVQfjg37EDW5OzXh8trUBGojBAMLbMwuscB_TNEQdRgJPCep0zzoQ_RDZN" width="237" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Estructura del canal de Sodio NAV1.7</td></tr></tbody></table><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><br /><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Antes de que se identificara esta mutación, ya se había señalado la importancia de Nav1.7 en la señalización del dolor. En 2004, un equipo de investigadores del </span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><b>University College de Londres</b></span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> informó de que los ratones "knock-out" modificados genéticamente que carecían del gen SCNA9 tenían un umbral más alto para el dolor mecánico y térmico, y también presentaban respuestas al dolor inflamatorio notablemente reducidas o completamente abolidas. Posteriormente, investigadores de la </span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><b>Facultad de Medicina de Yale</b></span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> informaron de otra mutación del SCNA9 humano que produce un canal Nav1.7 hiperactivo. Esta mutación provoca la </span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><i>eritromelalgia</i></span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">, o síndrome del "hombre en llamas", otra rara enfermedad hereditaria en la que las temperaturas cálidas y el ejercicio moderado desencadenan un dolor intenso y ardiente en las extremidades. </span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Esta investigación desencadenó la búsqueda de nuevos analgésicos que actuaran sobre el Nav1.7. Sin embargo, tras 15 años de esfuerzos, la búsqueda de nuevos analgésicos ha resultado infructuosa. Se han descubierto muchas moléculas que actúan sobre el Nav1.7, pero la mayoría de ellas han fracasado en las pruebas porque también inhiben otros subtipos de canales de sodio, que se encuentran en todo el cuerpo y desempeñan papeles fundamentales en una amplia variedad de funciones fisiológicas, como la regulación de la contracción muscular y el ritmo cardíaco. La falta de especificidad produce efectos secundarios que hacen que los compuestos sean inviables como analgésicos, y en los últimos 5 años, varias empresas farmacéuticas y de biotecnología han interrumpido los ensayos de inhibidores de Nav1.7. </span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">En los últimos 20 años, el descubrimiento de otro grupo de moléculas no relacionadas ha revolucionado nuestra comprensión del dolor. </span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><b>Los canales TRP</b></span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> también se encuentran en las terminaciones nerviosas de los nociceptores, donde actúan como sensores de la temperatura y de una amplia gama de sustancias químicas nocivas. El </span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><b>TRPV1</b></span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">, por ejemplo, es un receptor del dolor "caliente" que se activa con temperaturas de 42 C y superiores. El receptor también puede ser activado por la capsaicina, la sustancia química picante que se encuentra en los jalapeños y el spray de pimienta. Así pues, la misma proteína que genera señales relacionadas con el dolor cuando tocamos una superficie caliente es también responsable de la sensación de ardor que sentimos al comer alimentos picantes. En el otro extremo de la escala, el canal </span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><b>TPM8</b></span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> se activa cuando la temperatura ambiente desciende por debajo de los 26 C, y también por el mentol, que se encuentra en la menta. Por eso sentimos un ligero escalofrío cuando sopla el viento en un suave día de primavera, y por eso nuestro cerebro asocia el chicle de menta con una ráfaga de frío. </span></p><p><br /></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Mientras que Nav1.7 se expresa en todas las neuronas sensibles al dolor, diferentes canales TRP (o combinaciones de ellos) se encuentran en subconjuntos de neuronas sensibles al dolor, haciendo que cada subconjunto sea sensible a un rango de temperatura específico. Los canales TRP forman una "superfamilia" de proteínas relacionadas que se encuentran en todo el reino animal, donde cumplen una serie de funciones. Los murciélagos vampiros han desarrollado la capacidad de utilizar el </span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><b>TRPV1</b></span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> para detectar las señales de calor infrarrojo y así morder un vaso sanguíneo. Las víboras de pozo, las boas y las pitones tienen los canales </span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><b>TRPV1</b></span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> más sensibles de todos los conocidos, lo que les permite la visión infrarroja que les ayuda a cazar pequeñas criaturas peludas por la noche.</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">En los seres humanos, se sabe que los canales TRP desempeñan un papel importante en el dolor neuropático e inflamatorio, y las mutaciones en uno de ellos están asociadas a un raro trastorno hereditario llamado síndrome de dolor familiar. </span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; white-space: pre-wrap;">Los descubrimientos de estas mutaciones impulsaron la búsqueda de nuevos analgésicos, que ha tenido algo más de éxito que los fármacos experimentales dirigidos a Nav1.7, pero aún no ha producido ningún medicamento aprobado. Se han identificado varios fármacos que modulan los canales TRP y, dada la diversidad de funciones de los canales TRP en el organismo, los esfuerzos de descubrimiento de fármacos dirigidos a estos canales se han ampliado recientemente más allá del tratamiento del dolor para abarcar otros ámbitos de la enfermedad, como el asma, el cáncer y los trastornos metabólicos. Sin embargo, los avances son lentos y son pocos los candidatos que llegan a los ensayos clínicos, y ninguno de ellos ha sido aprobado todavía. Es probable que se necesite una mejor comprensión de la biología de los canales TRP para acelerar el descubrimiento de cualquier nuevo tratamiento farmacológico. </span></p><p><br /><br /></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><b>La irrupción de CRISPR</b></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><b><br /></b></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Otras investigaciones recientes sugieren que las nuevas técnicas de edición del genoma podrían utilizarse algún día para tratar el dolor. Científicos de la Universidad de California en San Diego están utilizando CRISPR para insertar un gen que codifica una proteína "supresora", que se une al gen SCNA9, impidiendo la síntesis de los canales Nav1.7. La inserción requiere el uso de vectores virales para llevar los genes al núcleo de las células; en este caso, sin embargo, la unión de la proteína supresora es reversible, por lo que el gen SCNA9 se silencia temporalmente en lugar de alterarse de forma permanente. </span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">En un estudio publicado en la revista </span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><b>Science Translational Medicine</b></span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> a principios de este mes, el equipo informó de que esta construcción genética produce efectivamente un alivio duradero de varios tipos de dolor cuando se inyecta en ratones.</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Sin embargo, es poco probable que este método pueda aplicarse a los seres humanos a corto plazo. "El gran problema es que fabricar estos virus para los humanos cuesta millones de dólares, así que no creo que esto vaya a despegar hasta dentro de mucho tiempo", afirma </span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><b>John Wood</b></span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">, Director del laboratorio del </span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><b>University College de Londres</b></span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> en el que se crearon por primera vez </span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><i>los ratones knock-out SCNA9</i></span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">, aunque él no participó en la investigación. Incluso una vez creada la biotecnología, hacer los ensayos clínicos es aún más caro, tardará años en completarse y se enfrenta a la aleccionadora realidad de que hay más fármacos que fracasan en los ensayos con humanos que los que tienen éxito. Y además del coste, la técnica tendría probablemente efectos secundarios no deseados: "Nav1.7 también se encuentra en el páncreas, donde desempeña un papel en la secreción de insulina", dice Wood. Por tanto, silenciar el gen SCNA9 humano podría tener efectos nocivos y requeriría rigurosos estudios de prueba de concepto en pacientes terminales. "Eso es enormemente problemático, tanto en términos de coste como de aprobación ética".</span></p><p><b><br /><br /></b></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><b>Eliminar el dolor con “electricidad”</b></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Un reciente ensayo clínico de fase 2 aporta las pruebas más sólidas hasta la fecha de que una técnica denominada estimulación nerviosa eléctrica transcutánea (</span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><b>TENS)</b></span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> puede aliviar el dolor de las personas con fibromialgia, una enfermedad compleja de larga duración caracterizada por un dolor musculoesquelético generalizado acompañado de fatiga. Los analgésicos sólo tienen una eficacia modesta en el tratamiento de la fibromialgia, y los médicos reconocen cada vez más que los medios no farmacológicos, como la TENS, son probablemente más eficaces y deben considerarse en primer lugar.</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEhc2b21bB8kN8MHoPEhMeOdse2jstxDBHca_I1uymvxONaGOnPRwxQDpbenii_isO-g52uF9FdOZsK_HaRx1ujXyhPX235sFz4w4BIDZ1bOfbEg9Q5HBIkQB74xKLiB4eZuafg11I76kojEy-jJ795ZQVkk9aAGVC3KLfjuf8UHh_i2o9S2EZ8k9Ix6=s1200" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="950" data-original-width="1200" height="253" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEhc2b21bB8kN8MHoPEhMeOdse2jstxDBHca_I1uymvxONaGOnPRwxQDpbenii_isO-g52uF9FdOZsK_HaRx1ujXyhPX235sFz4w4BIDZ1bOfbEg9Q5HBIkQB74xKLiB4eZuafg11I76kojEy-jJ795ZQVkk9aAGVC3KLfjuf8UHh_i2o9S2EZ8k9Ix6=s320" width="320" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Estimulador Nervioso Eléctrico Transcutáneo TENS</td></tr></tbody></table><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><br /><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">El ensayo, realizado por investigadores de la </span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><b>Universidad de Iowa y el Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt</b></span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">, reclutó a 300 mujeres diagnosticadas de fibromialgia y las dividió aleatoriamente en tres grupos. Las integrantes de un grupo utilizaron un dispositivo TENS en casa durante dos horas al día durante cuatro semanas, junto con su tratamiento habitual de ejercicio ligero. (El pequeño dispositivo, que funciona con pilas, suministra suaves corrientes eléctricas a través de almohadillas de electrodos adheridas directamente a la piel). Los miembros del segundo grupo utilizaron un dispositivo falso que suministraba corrientes más suaves y no terapéuticas durante el mismo periodo, mientras que los miembros del tercer grupo continuaron con su tratamiento habitual. Antes, durante y después de la intervención, todos los participantes rellenaron cuestionarios diseñados para medir el dolor percibido. </span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Los resultados son alentadores. Los que habían recibido la TENS informaron de una reducción significativa tanto del dolor relacionado con el movimiento como de la fatiga. Casi la mitad de ellos declararon una reducción del dolor de al menos un 30 por ciento, en comparación con menos de una cuarta parte de los que recibieron TENS simulada, y sólo el 14 por ciento de los del tercer grupo, que sólo hicieron ejercicio. En cuanto a los efectos secundarios, menos de 1 de cada 20 participantes que recibieron TENS declararon haber experimentado dolor o irritación por los electrodos. </span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Los resultados sugieren que la TENS tuvo un efecto duradero en las personas que la recibieron, mostrando una mayor reducción del dolor tras cuatro semanas de uso en casa. Y aunque investigaciones anteriores habían sugerido que el uso repetido de la TENS se vuelve menos eficaz con el tiempo, en este ensayo, el método siguió siendo eficaz después de ocho semanas. (Un método relacionado, denominado estimulación de la médula espinal, también resulta prometedor, pero requiere una intervención quirúrgica para implantar un dispositivo "marcapasos" en la médula espinal).</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">La estimulación nerviosa eléctrica transcutánea no es nueva. Desde la década de 1970 se ha utilizado para tratar diversos tipos de dolor crónico, como el dolor artrítico, el dolor menstrual, las lesiones deportivas y el dolor de cuello y espalda. Sin embargo, se han realizado muy pocos ensayos amplios y bien diseñados para comprobar la eficacia del método. </span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><b>Johnson</b></span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> explica que la TENS funciona del mismo modo que dar una friega a una parte del cuerpo que duele. "Cuando se frota, se activan fibras nerviosas no nocivas, y esto inhibe que la información relacionada con el dolor llegue al cerebro". Del mismo modo, la TENS pasa electricidad a través de la piel y activa artificialmente esas mismas fibras. "Se frota eléctricamente el dolor".</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">También parece ser seguro. "Prácticamente no hay nada en la literatura sobre eventos adversos, aparte de que los electrodos causan irritación o picor" Johnson añade que él y sus colegas están a punto de publicar el mayor metaanálisis de la investigación sobre la TENS hasta la fecha, que incluye casi 400 ensayos clínicos, y que demuestra que el método reduce efectivamente la intensidad del dolor con más eficacia que el placebo. En su opinión, esto podría "poner un límite al argumento de la eficacia", lo que llevaría a la aprobación de más dispositivos de TENS para tipos específicos de dolor. Mientras tanto, las empresas farmacéuticas y de biotecnología siguen intentando descubrir y probar nuevos analgésicos, por lo que hay esperanza para los cientos de millones de personas de todo el mundo que sufren dolor crónico.</span></p><span id="docs-internal-guid-19104f80-7fff-3eba-f6a8-a1ba01c19f0f"><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Basado en: <i>https://neo.life/2021/05/the-future-of-chronic-pain/</i></span></p><div><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><i><br /></i></span></div></span><div class="blogger-post-footer">amtoral.blogspot.com</div>Ana Toralhttp://www.blogger.com/profile/11180435466363768371noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4082397871725158488.post-11979933901127959762021-11-09T13:40:00.001+01:002021-11-09T13:40:44.376+01:00El almacén de los recuerdos <p> </p><span id="docs-internal-guid-7adb772c-7fff-6ade-a6a0-76a8a9491c03"><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><br /></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Por lo general, se considera que los recuerdos se plasman en la fuerza de las conexiones entre las neuronas. Encontrar las conexiones sinápticas exactas responsables de los recuerdos entre cientos de trillones parece en principio imposible. Pero una nueva investigación puede acercarnos un poco más. Se sabe que hay zonas cerebrales específicas bajo el neocórtex que son necesarias para la formación de la memoria (incluidos el hipocampo y los ganglios basales), mientras que se cree que la memoria a largo plazo relacionada con hechos y conocimientos (memoria semántica) reside en el neocórtex . Sin embargo, aún se desconoce la ubicación exacta de la memoria semántica, lo que impide a los investigadores comprender cómo y dónde se forman los recuerdos.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Las pruebas acumuladas en roedores sugieren que la <b>capa neocortical 1</b>, la más externa del cerebro, podría ser un lugar clave para la plasticidad a largo plazo y el aprendizaje. Todos estos estudios tienen en común la observación de que las estructuras subcorticales de la memoria se dirigen predominantemente a esta capa. Por ejemplo, <b>la entrada talámica de orden superior se dirige a la capa 1 de la corteza sensorial</b>, donde también se ha asociado con el aprendizaje y con el aumento de la actividad en las dendritas del penacho de las neuronas piramidales, las principales neuronas excitadoras del neocórtex. Asimismo, se ha demostrado que las proyecciones de la amígdala a la capa 1 son cruciales para la formación de la memoria del miedo.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> Más recientemente, se ha demostrado que el hipocampo también se dirige a la capa neocortical 1 a través de estructuras parahipocampales y es crucial para el aprendizaje asociativo. Esto lleva a la hipótesis de que la capa 1 es el lugar de formación y almacenamiento de la memoria semántica en el neocórtex, donde es probable que se encuentren las sinapsis que codifican los recuerdos.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">La capa 1 del neocórtex es enigmática y aún no hay consenso sobre su función. Destaca por ser la única capa casi desprovista de cuerpos celulares, lo que hace aún más sorprendente que sea el objetivo de tantas fibras axónicas neuronales de largo alcance. Estas fibras suelen proceder de áreas corticales superiores y de núcleos talámicos de orden superior y se sabe que transmiten información de retroalimentación relacionada con el contexto y se correlacionan con el aprendizaje .</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> La capa 1 consiste en un denso complejo de dendritas superpuestas formado por las cimas de las neuronas piramidales (<i>dendritas en penacho</i>). Por lo tanto, es esta parte de las neuronas piramidales la que recibe información de retroalimentación, mientras que la parte inferior de estas neuronas recibe principalmente información de retroalimentación relacionada con los rasgos. Por lo tanto, la neurona piramidal se encuentra en una posición ideal para enlazar los dos flujos de información.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">La pregunta sigue siendo: ¿Por qué las estructuras relacionadas con la memoria se dirigen al contexto en la capa 1 en lugar de a las características codificadas en las capas inferiores? La adicción de la memoria a una teoría cognitiva existente que describe el papel de las dendritas corticales en la experiencia perceptiva puede proporcionar la respuesta . </span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Esta teoría de la percepción sugiere una definición funcional de "<b>rasgo</b>" y "<b>contexto</b>" asociado, donde un rasgo se define como la salida primaria de un módulo cortical ("columna"), y el contexto se define como la información relevante de todo el cerebro que llega a la capa 1 de esa columna. Así, para una "columna naranja" que responde durante una experiencia perceptiva, la "forma" formaría parte del contexto de esta columna. Esta teoría perceptiva explica cómo las propiedades de las neuronas piramidales vinculan el contexto a las características.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Vincular esta teoría a la memoria podría explicar por qué y cómo las estructuras de la memoria influyen en la capa 1 del neocórtex. Hay dos escenarios posibles: el escenario del contenido de la memoria, en el que las estructuras de la memoria que se proyectan a la capa 1 proporcionan directamente un contexto adicional; o el escenario del cambio de la memoria, en el que las estructuras de la memoria modulan o abren otras entradas relacionadas con el contexto a la capa 1.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> En ambos escenarios, las experiencias implicarían la asociación a corto plazo del contexto con las características, y la memoria implicaría la codificación y estabilización de esta asociación. Por ejemplo, reconocer un tigre debería evocar una actividad neuronal distribuida por el córtex en función de los rasgos accesibles a través de los sentidos y del contexto derivado de asociaciones previamente aprendidas <i>(véase la figura)</i>. Ver un tigre por primera vez implicaría asociaciones temporales que tendrían que formarse o estabilizarse.</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjykLJbmhNdSpDiqV4mR8KAcIfMP8xYPYFzpvNEVDrxVAgsQRxuGm8ZHLKeIimfH3mT85Z6Lw_dT2F7_GAi55sNJvKUK95nsO9JGgQLZp-bjcyN1S8eHrQE_G2wF5YzD1a5yrrUGxzDfKg/s1079/20211109+memorias.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="931" data-original-width="1079" height="552" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjykLJbmhNdSpDiqV4mR8KAcIfMP8xYPYFzpvNEVDrxVAgsQRxuGm8ZHLKeIimfH3mT85Z6Lw_dT2F7_GAi55sNJvKUK95nsO9JGgQLZp-bjcyN1S8eHrQE_G2wF5YzD1a5yrrUGxzDfKg/w640-h552/20211109+memorias.jpg" width="640" /></a></div><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span><p></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"></p><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></span><div><br /></div><div><span><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Esto implica que la memoria asociativa es la convergencia de diferentes tipos de información procedentes de varias fuentes corticales y subcorticales en la capa 1 y, por tanto, está intrínsecamente distribuida, incluso en una zona cortical determinada. Es posible que las diferentes estructuras cerebrales relacionadas con la memoria que se proyectan a la capa 1 proporcionen diferentes criterios para la estabilización de la asociación del contexto (detección de la novedad, importancia, valencia emocional o desviación de la expectativa, etc.). En general, se hipotetiza que la memoria semántica es la asociación a largo plazo de diferentes contextos con características particulares en la capa neocortical 1.</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Los dos escenarios implican ciertas predicciones. La hipótesis del contenido de la memoria predice que las entradas de la capa 1 constituyen el contenido de la memoria por sí mismas, muestran plasticidad a largo plazo y requieren que la estructura fuente se active durante la recuperación. Se han observado pruebas del escenario del contenido de la memoria directamente en las proyecciones talámicas a la capa 1 . </span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Por el contrario, el escenario del cambio de memoria explica cómo la recuperación de la memoria podría ocurrir sin la estructura de origen. Un estudio reciente demostró que el aprendizaje de la asociación de un estímulo con una recompensa requiere la entrada del hipocampo a la capa 1 a través de las estructuras del lóbulo temporal medial, pero que posteriormente puede recuperarse sin esta entrada.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Es posible que los dos escenarios operen en paralelo. Por ejemplo, está bien establecido que el hipocampo media el contexto espacio-temporal que es un aspecto importante de la memoria autobiográfica episódica. Así, las entradas a la capa 1 podrían proporcionar tanto un criterio para consolidar el contexto asociado (escenario de cambio de memoria) como una parte constitutiva del propio contexto (escenario de contenido de la memoria), proporcionando el componente autobiográfico al vincular el tiempo y la ubicación a los recuerdos.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Los mecanismos precisos de estabilización de la memoria en la capa 1 siguen siendo desconocidos. La estabilización puede implicar la regulación ascendente o descendente de las entradas sinápticas a las dendritas densamente empaquetadas de las neuronas piramidales en la capa, o posiblemente refinamientos de circuito más complejos que implican la inducción de plasticidad heterosináptica incluyendo otras capas corticales. </span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><b>La hipótesis de que los recuerdos asociativos relacionados con el contexto se almacenan en la capa 1 plantea interesantes cuestiones sobre la psicología del aprendizaje</b>. Se cree que los rasgos se aprenden durante el desarrollo temprano en una ventana crítica dentro de la cual la forma dominante de aprendizaje implica la extracción de regularidades. Por ejemplo, los niños suelen absorber con gran facilidad nuevas habilidades motoras y rasgos de bajo nivel, como el acento de una segunda lengua. Según nuestra hipótesis, los rasgos de aprendizaje serían independientes de la capa 1 y de las dendritas del penacho de las neuronas piramidales. <b>En consecuencia, las complejas propiedades dendríticas necesarias para unir el contexto y los rasgos no están disponibles antes de la adolescencia</b>. El aprendizaje de rasgos modificaría, por tanto, las sinapsis distribuidas por las demás capas de la columna cortical.</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></p></span><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Así, la propuesta es que hay dos fases de aprendizaje. La primera fase consiste en el establecimiento de la red cortical en los rasgos estadísticos más frecuentes en el mundo exterior, que tarda mucho tiempo (muchas repeticiones) en establecerse, pero que luego es relativamente estable a lo largo del tiempo. La segunda fase implica un aprendizaje más dinámico del contexto y de los conceptos de alto nivel que establecen un modelo interno utilizando el papel predictivo putativo de las dendritas del penacho de las neuronas piramidales. </span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Por ejemplo, los adultos pueden aprender más rápida y explícitamente la estructura de alto nivel de una segunda lengua (por ejemplo, la gramática), mientras que nunca adquieren completamente las características detalladas del acento.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">La forma de las neuronas piramidales podría facilitar este modelo de aprendizaje en dos fases al permitir que los mecanismos de plasticidad se segreguen y modulen por separado en los diferentes árboles dendríticos de la parte superior e inferior de la neurona piramidal. La segregación física del aprendizaje dentro de la neurona también permitiría un acceso independiente a la memoria de características y a la memoria asociativa. Además, la información de arriba abajo podría desplegarse de forma flexible sin comprometer la información de avance que debería permanecer estable en el mundo exterior. El vínculo entre el control descendente y la memoria semántica podría explicar cómo se puede acceder a ella de forma explícita. En consecuencia, el hecho de que se acceda al conocimiento gramatical de forma inconsciente o explícita dependería de si el conocimiento se codifica como rasgos o como contexto.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">La segregación de la información mediante neuronas multicompartimentadas también puede servir de base a los modelos de aprendizaje automático. A pesar de sus éxitos, las redes artificiales modernas siguen rindiendo muy mal en tareas que requieren inferir a partir de muy poca información, lo cual es una característica distintiva del aprendizaje adulto en animales inteligentes. La identificación del locus de la memoria en el neocórtex permite generar modelos de mayor inspiración biológica. </span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Por ejemplo, se descubrió que, tras el aprendizaje, las neuronas piramidales emitían ráfagas de potenciales de acción que resultaban más relevantes para la recuperación de la memoria. Por lo tanto, <b>es posible que el cerebro de los mamíferos utilice un sistema ternario en lugar de binario de salidas</b> (es decir, "0", ninguna salida; "1", salida de baja frecuencia; o "2", salida de ráfagas). Esto podría señalar el tipo de información (estadística frente a asociativa) a las neuronas de las fases posteriores y facilitar la asignación de créditos para el aprendizaje en un sistema de retroalimentación. </span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Estas observaciones pueden servir de inspiración para el diseño de principios de aprendizaje automático más robustos e intuitivos. Por lo tanto, la identificación de la capa 1 como locus de la memoria semántica promete acelerar nuestra comprensión del aprendizaje y la memoria en el cerebro humano y proporcionar ideas para el desarrollo de tratamientos para los trastornos de la memoria, así como el diseño de arquitecturas para la inteligencia artificial.</span></p><br /><br /><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Basado en :</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><a href="https://www.science.org/doi/10.1126/science.abk1859" style="text-decoration-line: none;"><span style="color: #1155cc; font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; text-decoration-line: underline; text-decoration-skip-ink: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">https://www.science.org/doi/10.1126/science.abk1859</span></a></p><div><br /></div><br /></div><div class="blogger-post-footer">amtoral.blogspot.com</div>Ana Toralhttp://www.blogger.com/profile/11180435466363768371noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4082397871725158488.post-90753527634404037642021-10-28T18:58:00.000+02:002021-10-28T18:58:00.837+02:00Una ventana evolutiva al desarrollo del cerebro<p> </p><span id="docs-internal-guid-668a43df-7fff-774d-7ce0-c23ba27b1cbc"><h1 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.32; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 0pt 0pt 8pt 0pt;"><br /></h1><h1 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.32; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; padding: 0pt 0pt 11.25pt 0pt;"> <table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh38YhqRKyo_eCKuQC9NqgwwIs0zvBv7rPFVKjmJqMIUox5M_c1vcoymQ6VtJnjuwnYj_8boYLdMXnL_2e9JqOnH7AlDOMJA7azaAH9C9KsVadJ8jpxyI0dA4mszwYrHSzhHihb3iF-H5M/s1024/20211028+fastest-evolving-human-genes-linked-to-evolutionary-changes-HD.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="576" data-original-width="1024" height="225" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh38YhqRKyo_eCKuQC9NqgwwIs0zvBv7rPFVKjmJqMIUox5M_c1vcoymQ6VtJnjuwnYj_8boYLdMXnL_2e9JqOnH7AlDOMJA7azaAH9C9KsVadJ8jpxyI0dA4mszwYrHSzhHihb3iF-H5M/w400-h225/20211028+fastest-evolving-human-genes-linked-to-evolutionary-changes-HD.jpg" width="400" /></a></td></tr></tbody></table></h1><h1 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.32; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; padding: 0pt 0pt 11.25pt; text-align: center;"><br /></h1><br /><h1 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.32; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 0pt 0pt 8pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: 400; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Uno de los grandes misterios de la biología es cómo los humanos acabamos teniendo un cerebro tan grande y complejo. En busca de pistas, los investigadores han pasado años estudiando los genes codificadores de proteínas que se activan durante el neurodesarrollo. Pero algunas respuestas pueden esconderse también en las regiones no codificantes del genoma humano, donde unas secuencias llamadas <i>elementos reguladores</i> aumentan o disminuyen la actividad de los genes.</span></h1><h1 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.32; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 0pt 0pt 8pt 0pt;"> </h1><h1 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.32; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 0pt 0pt 8pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: 400; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Un ejemplo fascinante es el de un tipo de elemento regulador llamado región acelerada humana </span><span style="background-color: transparent; font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">(HAR)</span><span style="background-color: transparent; font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: 400; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">. Aunque "humano" forma parte del nombre de este elemento, resulta que los genomas de todos los vertebrados -no sólo de los humanos- contienen los segmentos de ADN ahora designados como HAR.</span></h1><h1 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.32; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 0pt 0pt 8pt 0pt;"> </h1><h1 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.32; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 0pt 0pt 8pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: 400; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">En la mayoría de los organismos, los HAR muestran una tasa de mutación relativamente baja, lo que significa que estos elementos reguladores se han conservado en gran medida entre las especies a lo largo del tiempo evolutivo. La gran excepción es el Homo sapiens, en el que los HARs han mostrado una tasa de mutaciones mucho mayor.</span></h1><h1 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.32; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 0pt 0pt 8pt 0pt;"> </h1><h1 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.32; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 0pt 0pt 8pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: 400; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">La acelerada tasa de mutaciones de los HAR observada en los humanos sugiere que, en el transcurso de periodos muy largos, estos cambios genómicos podrían haber proporcionado a nuestra especie algún tipo de ventaja evolutiva. ¿Cuál podría ser? Muchos han especulado que la ventaja podría tener que ver con el cerebro, ya que las HAR suelen estar asociadas a genes relacionados con el desarrollo neurológico. Ahora, en un artículo publicado en la revista científica <i>Neuron</i>, un equipo de científicos confirma que efectivamente es así.</span></h1><h1 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.32; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 0pt 0pt 8pt 0pt;"> </h1><h1 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.32; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 0pt 0pt 8pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: 400; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">En el nuevo trabajo, los investigadores descubrieron que cerca de la mitad de los HAR del genoma humano influyen en la actividad, o expresión, de los genes codificadores de proteínas en las células y tejidos neuronales durante el desarrollo del cerebro. Los investigadores afirman que su estudio -el más completo hasta la fecha sobre los 3.171 HAR del genoma humano- establece con firmeza que este tipo de elemento regulador contribuye a impulsar patrones de actividad génica del neurodesarrollo específicos de los humanos.</span></h1><h1 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.32; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 0pt 0pt 8pt 0pt;"> </h1><h1 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.32; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 0pt 0pt 8pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: 400; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Todavía queda por determinar cómo afectan los HAR al desarrollo del cerebro humano. La búsqueda de estos detalles arrojará sin duda nueva luz sobre cuestiones fundamentales del cerebro, sus miles de millones de neuronas y sus billones de interconexiones. Por ejemplo, ¿por qué el desarrollo neuronal humano dura décadas, más que la vida de la mayoría de los primates y otros mamíferos? La respuesta a estas preguntas también podría revelar nuevas pistas sobre una serie de trastornos cognitivos y conductuales. De hecho, las primeras investigaciones ya han establecido vínculos tentativos entre las HAR y trastornos del neurodesarrollo como el trastorno del espectro autista y la esquizofrenia.</span></h1><h1 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.32; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 0pt 0pt 8pt 0pt;"> </h1><h1 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.32; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 0pt 0pt 8pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: 400; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Aunque los HAR se llevan estudiando desde 2006, uno de los grandes retos para evaluarlos sistemáticamente ha sido el tecnológico. La longitud media de un HAR es de unas 269 bases de ADN, pero las tecnologías actuales para evaluar su función sólo pueden analizar fácilmente moléculas de ADN que abarquen 150 bases o menos.</span></h1><h1 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.32; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 0pt 0pt 8pt 0pt;"> </h1><h1 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.32; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 0pt 0pt 8pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: 400; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">El investigador</span><span style="background-color: transparent; font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> Ryan Doan</span><span style="background-color: transparent; font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: 400; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">, que entonces estaba en el laboratorio Walsh, y sus colegas resolvieron el problema creando una nueva máquina llamada </span><span style="background-color: transparent; font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">CaptureMPRA</span><span style="background-color: transparent; font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: 400; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">. (MPRA es la abreviatura de "ensayos informativos en paralelo masivo".) Este avance tecnológico codifica inteligentemente los HAR y, lo que es más importante, permite analizar HAR de hasta unas 500 bases de longitud.</span></h1><h1 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.32; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 0pt 0pt 8pt 0pt;"> </h1><h1 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.32; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 0pt 0pt 8pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: 400; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Utilizando la tecnología CaptureMPRA junto con los estudios de cultivo celular, los investigadores llevaron a cabo análisis completos de la secuencia de más de 3.000 HAR. En sus estudios iniciales, principalmente en células neuronales, descubrieron que casi la mitad de los HAR humanos son activos para impulsar la expresión génica en el cultivo celular. De ellos, el 42 por ciento demostró tener una mayor capacidad para potenciar la expresión génica en comparación con sus ortólogos, u homólogos, en los chimpancés.</span></h1><h1 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.32; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 0pt 0pt 8pt 0pt;"> </h1><h1 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.32; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 0pt 0pt 8pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: 400; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">A continuación, el equipo integró estos datos con un conjunto de datos epigenéticos existentes derivados de células cerebrales humanas en desarrollo, así como con conjuntos de datos adicionales generados a partir de tipos de células cerebrales clasificadas. Descubrieron que muchos HAR parecían tener la capacidad de aumentar la actividad de los genes codificadores de proteínas, mientras que un subconjunto más pequeño -pero muy significativo- de los HAR parecía mejorar la expresión génica específicamente en las células progenitoras neuronales, que son las responsables de crear varios tipos de células neuronales.</span></h1><h1 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.32; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 0pt 0pt 8pt 0pt;"> </h1><h1 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.32; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 0pt 0pt 8pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Los datos sugieren que, a medida que las secuencias HAR humanas mutaron y divergieron de otros mamíferos, aumentaron su capacidad de potenciar o, en ocasiones, suprimir la actividad de determinados genes en las células neuronales. </span><span style="background-color: transparent; font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: 400; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Para ilustrar este punto, los investigadores se centraron en dos HAR que parecen interactuar específicamente con un gen denominado R17. Este gen puede tener patrones de expresión génica muy variables no sólo en diferentes tipos de células humanas, sino también en células de otros vertebrados y no vertebrados.</span></h1><h1 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.32; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 0pt 0pt 8pt 0pt;"> </h1><h1 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.32; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 0pt 0pt 8pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: 400; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">En la corteza cerebral humana, la parte más externa del cerebro responsable de los comportamientos complejos, el R17 sólo se expresa en las células progenitoras neurales y sólo en momentos concretos. Los investigadores descubrieron que R17 ralentiza la progresión de las células progenitoras neurales a través del ciclo celular. Esto puede parecer extraño, teniendo en cuenta los miles de millones de neuronas que hay que fabricar en el córtex. Pero es coherente con la biología. En el ser humano, el córtex tarda más de 130 días en completarse, mientras que en el ratón tarda unos siete días.</span></h1><h1 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.32; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 0pt 0pt 8pt 0pt;"> </h1><h1 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.32; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; padding: 0pt 0pt 11.25pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: 400; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Está claro que para saber más sobre cómo evolucionó el cerebro humano, los investigadores tendrán que buscar pistas en muchas partes del genoma a la vez, incluidas sus regiones no codificantes. Para ayudar a los investigadores a navegar por este difícil terreno, el equipo de Walsh ha creado un recurso en línea en el que se muestran sus exhaustivos datos de HAR. Pronto aparecerá, con el nombre de </span><span style="background-color: transparent; font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">HAR Hub</span><span style="background-color: transparent; font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: 400; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">, en el Genome Browser de la Universidad de California en Santa Cruz.</span></h1><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Y, sin duda, nuestro conocimiento sobre la formación y función del cerebro humano irá en aumento.</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Basado en:</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></p><p style="background-color: white; box-sizing: border-box; color: #333333; font-family: Raleway, Arial, sans-serif; font-size: 16px; margin: 0px 0px 10px; overflow-wrap: break-word;"><a data-id="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/16915236/" data-type="URL" href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/16915236/" rel="noreferrer noopener" style="background-color: transparent; box-sizing: border-box; color: #337ab7; text-decoration-line: none;" target="_blank">An RNA gene expressed during cortical development evolved rapidly in humans</a>. Pollard KS, Salama SR, Lambert N, Lambot MA, Coppens S, Pedersen JS, Katzman S, King B, Onodera C, Siepel A, Kern AD, Dehay C, Igel H, Ares M Jr, Vanderhaeghen P, Haussler D. Nature. 2006 Sep 14;443(7108):167-72.</p><p style="background-color: white; box-sizing: border-box; color: #333333; font-family: Raleway, Arial, sans-serif; font-size: 16px; margin: 0px 0px 10px; overflow-wrap: break-word;"><br /></p><p style="background-color: white; box-sizing: border-box; color: #333333; font-family: Raleway, Arial, sans-serif; font-size: 16px; margin: 0px 0px 10px; overflow-wrap: break-word;"><a data-id="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/34478631/" data-type="URL" href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/34478631/" rel="noreferrer noopener" style="background-color: transparent; box-sizing: border-box; color: #337ab7; text-decoration-line: none;" target="_blank">Rewiring of human neurodevelopmental gene regulatory programs by human accelerated regions</a>. Girskis KM, Stergachis AB, DeGennaro EM, Doan RN, Qian X, Johnson MB, Wang PP, Sejourne GM, Nagy MA, Pollina EA, Sousa AMM, Shin T, Kenny CJ, Scotellaro JL, Debo BM, Gonzalez DM, Rento LM, Yeh RC, Song JHT, Beaudin M, Fan J, Kharchenko PV, Sestan N, Greenberg ME, Walsh CA. Neuron. 2021 Aug 25:S0896-6273(21)00580-8.</p><p style="background-color: white; box-sizing: border-box; color: #333333; font-family: Raleway, Arial, sans-serif; font-size: 16px; margin: 0px 0px 10px; overflow-wrap: break-word;"><br /></p><p style="background-color: white; box-sizing: border-box; color: #333333; font-family: Raleway, Arial, sans-serif; font-size: 16px; margin: 0px 0px 10px; overflow-wrap: break-word;"> <a data-id="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/27667684/" data-type="URL" href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/27667684/" rel="noreferrer noopener" style="background-color: transparent; box-sizing: border-box; color: #337ab7; text-decoration-line: none;" target="_blank">Mutations in human accelerated regions disrupt cognition and social behavior</a>. Doan RN, Bae BI, Cubelos B, Chang C, Hossain AA, Al-Saad S, Mukaddes NM, Oner O, Al-Saffar M, Balkhy S, Gascon GG; Homozygosity Mapping Consortium for Autism, Nieto M, Walsh CA. Cell. 2016 Oct 6;167(2):341-354.</p><div><span style="font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></div></span><div class="blogger-post-footer">amtoral.blogspot.com</div>Ana Toralhttp://www.blogger.com/profile/11180435466363768371noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4082397871725158488.post-7053151559012501022021-08-23T13:33:00.001+02:002021-08-23T13:33:55.128+02:00Odontoblastos o como los dientes perciben el frío.<div><br /></div><div><br /></div><h3 style="text-align: left;"><span style="font-family: Arial; font-size: 14.6667px; white-space: pre-wrap;">Un canal iónico llamado TRPC5 actúa como sensor molecular del frío en los dientes y podría servir como nueva diana farmacológica para tratar los dolores de muelas.</span></h3><div><span style="font-family: Arial; font-size: 14.6667px; white-space: pre-wrap;"><br /></span></div><div><span style="font-family: Arial; font-size: 14.6667px; white-space: pre-wrap;"><br /></span></div><div><span style="font-family: Arial; font-size: 14.6667px; white-space: pre-wrap;"><br /></span></div><div><span style="font-family: Arial; font-size: 14.6667px; white-space: pre-wrap;"><br /></span></div><div><br /></div><div><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEghZlZBkWoFSi8s1GKSAphpw91ViXBYjDgMvgl8BwB3WWSP39Y9TP6SvxyWQPELOC7phADZyCD9oZuJ0i1rY1kyZh_g6Su3WW3hLWe_C4-rp5CHafzhoEKd6tenUuevwbOGRNsqnVGIRQ4/s400/20210823+TRPC5_odontoblas_400.gif" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="400" data-original-width="400" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEghZlZBkWoFSi8s1GKSAphpw91ViXBYjDgMvgl8BwB3WWSP39Y9TP6SvxyWQPELOC7phADZyCD9oZuJ0i1rY1kyZh_g6Su3WW3hLWe_C4-rp5CHafzhoEKd6tenUuevwbOGRNsqnVGIRQ4/s320/20210823+TRPC5_odontoblas_400.gif" width="320" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-family: Arial; text-align: left; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: x-small;">
En los dientes, las células sensoras del frío llamadas odontoblastos (en verde) utilizan un canal iónico llamado TRPC5 para detectar los descensos de temperatura. La molécula podría servir de nueva diana para los fármacos que bloquean la hipersensibilidad de la dentina al frío.
Imagen: L. Bernal et al./Science Advances 2021</span></span></td></tr></tbody></table><span id="docs-internal-guid-3d4e6b60-7fff-2447-d1af-68d2b758fcd0"><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><br /></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Para las personas con caries, tomar una bebida fría puede ser una agonía.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Ahora, un equipo internacional de científicos han descubierto cómo los dientes perciben el frío y han señalado los actores moleculares y celulares implicados. Tanto en los ratones como en los humanos, las células dentales llamadas odontoblastos contienen proteínas sensibles al frío que detectan los descensos de temperatura, según lo publicado en la revista científica <b>Science Advances</b>. Las señales de estas células pueden desencadenar una sacudida de dolor en el cerebro.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">El trabajo ofrece una explicación de cómo un antiguo remedio casero alivia el dolor de muelas. El principal ingrediente del <i>aceite de clavo</i>, utilizado desde hace siglos en odontología, contiene una sustancia química que bloquea la proteína "sensor de frío", explica la electrofisióloga <b>Katharina Zimmermann</b>, que dirigió el trabajo en la <b>Universidad Friedrich-Alexander de Erlangen-Nürnberg </b>(Alemania).</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">El desarrollo de fármacos dirigidos a este sensor de forma aún más específica podría eliminar la sensibilidad dental al frío, afirma Zimmermann. "Una vez que se tiene una molécula a la que dirigirse, existe la posibilidad de un tratamiento".</span></p><br /><br /><h4 style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: left;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Un canal misterioso</span></h4><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Los dientes se deterioran cuando las películas de bacterias y el ácido corroen el esmalte, la cubierta dura y blanquecina de los dientes. A medida que el esmalte se erosiona, se forman unas fosas llamadas caries. Alrededor de 2.400 millones de personas -un tercio de la población mundial- tienen caries sin tratar en los dientes permanentes, lo que puede provocar un intenso dolor, incluida una extrema sensibilidad al frío.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Nadie sabe realmente cómo los dientes perciben el frío, aunque los científicos han propuesto una teoría principal. Los diminutos canales del interior de los dientes contienen un líquido que se mueve cuando cambia la temperatura. De alguna manera, los nervios pueden percibir la dirección de este movimiento, que señala si un diente está caliente o frío, han sugerido algunos investigadores.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">"No podemos descartar esta teoría", pero no había ninguna prueba directa de ello, dice <b>David Clapham</b>, neurobiólogo del <b>Campus de Investigación Janelia del HHM</b>I. El movimiento de fluidos en los dientes -y la biología dental en general- es difícil de estudiar. Los científicos tienen que cortar el esmalte -la sustancia más dura del cuerpo humano- y otra capa dura llamada dentina, todo ello sin pulverizar la pulpa blanda del diente ni los vasos sanguíneos y nervios que contiene. A veces, todo el diente "se cae en pedazos", dice Zimmermann.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Zimmermann, Clapham y sus colegas no se propusieron estudiar los dientes. Su trabajo se centró principalmente en los canales iónicos, poros de las membranas celulares que actúan como puertas moleculares. Tras detectar una señal -un mensaje químico o un cambio de temperatura, por ejemplo-, los canales se cierran o se abren de par en par y dejan que los iones entren en la célula. Esto crea un pulso eléctrico que va de una célula a otra. Es una forma rápida de enviar información, crucial en el cerebro, el corazón y otros tejidos.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Hace unos quince años, cuando Zimmermann trabajaba en el laboratorio de Clapham, el equipo descubrió que un canal iónico llamado <b>TRPC5</b> era muy sensible al frío. Pero el equipo no sabía en qué parte del cuerpo entraba en juego la capacidad de TRPC5 para detectar el frío. Descubrieron que no era la piel. Los ratones que carecían del canal iónico podían seguir sintiendo el frío, informó el equipo en 2011 en la revista <b>Proceedings of the National Academy of Sciences</b>.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Después de eso, "llegamos a un callejón sin salida", dice Zimmermann. El equipo estaba sentado un día en el almuerzo discutiendo el problema cuando finalmente se les ocurrió la idea. "David dijo: 'Bueno, ¿qué otros tejidos del cuerpo perciben el frío? recuerda Zimmermann. La respuesta fue los dientes.</span></p><br /><br /><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEit7vsI21LNrOF_ilWrqAVftSLKf8_rmPDufwNtCRrWJFpl4i_3dSHkATD34VQdn48egowe9ebhHdPpQXDCZusOO0QS53Jw9rJYpkxj-3B_YXNZGzz3_oTDx6r53IGR-eqjKClcSQYVPUU/s1200/20210823+Odontoblast_cells_1200.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="621" data-original-width="1200" height="208" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEit7vsI21LNrOF_ilWrqAVftSLKf8_rmPDufwNtCRrWJFpl4i_3dSHkATD34VQdn48egowe9ebhHdPpQXDCZusOO0QS53Jw9rJYpkxj-3B_YXNZGzz3_oTDx6r53IGR-eqjKClcSQYVPUU/w400-h208/20210823+Odontoblast_cells_1200.jpg" width="400" /></a></td></tr></tbody></table></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: x-small;"> Células de odontoblastos</span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: x-small;"><span style="font-family: Arial; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"></span></span></p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: left;"><span style="font-family: Arial; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: x-small;">Los odontoblastos que contienen el canal iónico TRPC5 (verde) rellenan la zona entre la pulpa y la dentina</span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: left;"><span style="font-family: Arial; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: x-small;"> en un molar de ratón. Las largas extensiones de las células llenan los finos canales </span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: left;"><span style="font-family: Arial; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: x-small;">de la dentina que se extienden hacia el esmalte.</span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: left;"><span style="font-family: Arial; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: x-small;"> Imagen: L. Bernal et al./Science Advances 2021</span></span></p></td></tr></tbody></table><br /><br /><h4 style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: left;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Todo el diente</span></h4><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">El TRPC5 sí reside en los dientes, y más aún en los que tienen caries, según descubrió el coautor del estudio <b>Jochen Lennerz</b>, patólogo del <b>Hospital General de Massachusetts</b>, tras examinar especímenes de adultos humanos.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Un novedoso montaje experimental en ratones convenció a los investigadores de que el TRPC5 funciona efectivamente como sensor de frío. En lugar de abrir un diente y examinar únicamente sus células en una placa, el equipo de Zimmermann observó todo el sistema: mandíbula, dientes y nervios dentales. El equipo registró la actividad neuronal cuando una solución helada tocó el diente. En los ratones normales, este contacto con el frío desencadenó una actividad nerviosa que indicaba que el diente percibía el frío. No fue así en los ratones que carecían de TRPC5 o en los dientes tratados con una sustancia química que bloqueaba el canal iónico. Esta fue una pista clave para saber que el canal iónico podía detectar el frío, afirma Zimmermann. Otro canal iónico estudiado por el equipo, el <b>TRPA1</b>, también parece desempeñar un papel.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">El equipo localizó la ubicación de TRPC5 en un tipo de célula específica, el odontoblasto, que reside entre la pulpa y la dentina. Cuando alguien con un diente expuesto a la dentina muerde un helado, por ejemplo, esas células repletas de TRPC5 captan la sensación de frío y una señal de "¡ay!" llega al cerebro.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Esa sensación aguda no se ha estudiado tan extensamente como otras áreas de la ciencia, dice Clapham. Puede que el dolor de dientes no se considere un tema de moda, dice, "pero es importante y afecta a mucha gente".</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Zimmermann señala que el viaje del equipo hacia este descubrimiento duró más de una década. Averiguar la función de determinadas moléculas y células es difícil, dice. "Y una buena investigación puede llevar mucho tiempo". </span></p><br /><br /><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Basado en : </span></span></div><div><span><a href="https://advances.sciencemag.org/content/7/13/eabf5567" style="text-decoration-line: none;"><span style="color: #1155cc; font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; text-decoration-line: underline; text-decoration-skip-ink: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">https://advances.sciencemag.org/content/7/13/eabf5567</span></a></span></div><div>https://www.pnas.org/content/108/44/18114</div><div><br /></div><div><br /><br /><br /></div><div><br /></div><div><br /></div><br /><div class="blogger-post-footer">amtoral.blogspot.com</div>Ana Toralhttp://www.blogger.com/profile/11180435466363768371noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4082397871725158488.post-74797267398503173312021-07-18T13:34:00.001+02:002021-07-18T13:35:35.635+02:00Nuestros rasgos definitorios se forjan en el momento en que nacemos
<blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px; text-align: left;"><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px; text-align: left;"><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px; text-align: left;"><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px; text-align: left;"><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px; text-align: left;"><br /></blockquote></blockquote></blockquote></blockquote></blockquote><div><div><br /></div><div><br /></div><h3 style="text-align: left;"> Un nuevo estudio publicado por la editorial de acceso abierto Frontiers es el primero que investiga la relación entre la conectividad de las redes cerebrales funcionales y el temperamento conductual en recién nacidos y bebés de un mes. Los resultados, que demuestran que las redes de conectividad funcional del cerebro con relevancia para el comportamiento ya están presentes en los bebés pequeños, ayudan a interpretar la estrecha correlación entre el cerebro humano y nuestro comportamiento. </h3><div><br /></div><div><br /></div><div><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjBZ1WTQNvk0_Zm3-6-5H2hHCyzWa2NVYQxy6ukKhji-Wa8S7NHAmTosFCaUoyNojTCRcehFf9iTWMEfEsMoB0s8InK4PjQhlbTswrag0O2BXMcwwhsVUa1uVERz0g4Yo83ntgXj1Q_Rrg/s275/bebe+jugando+20210718.jpg" style="display: block; margin-left: auto; margin-right: auto; padding: 1em 0px; text-align: center;"><img border="0" data-original-height="183" data-original-width="275" height="266" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjBZ1WTQNvk0_Zm3-6-5H2hHCyzWa2NVYQxy6ukKhji-Wa8S7NHAmTosFCaUoyNojTCRcehFf9iTWMEfEsMoB0s8InK4PjQhlbTswrag0O2BXMcwwhsVUa1uVERz0g4Yo83ntgXj1Q_Rrg/w400-h266/bebe+jugando+20210718.jpg" title="Imagen de un bebé desarrollando habilidades motoras. Las redes funcionales de conectividad cerebral con relevancia conductual ya están presentes en los bebés pequeños, según un nuevo estudio publicado en Frontiers in Psychiatry. Imagen: Oleksii Synelnykov/Shutterstock" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px; text-align: left;"><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px;"><span style="font-size: x-small;">Imagen de un bebé desarrollando habilidades motoras. </span></blockquote></blockquote><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px; text-align: left;"><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px;"><span style="font-size: x-small;">Las redes funcionales de conectividad cerebral con relevancia conductua</span></blockquote></blockquote><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px; text-align: left;"><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px;"><span style="font-size: x-small;">l ya están presentes en los bebés pequeños, </span></blockquote></blockquote><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px; text-align: left;"><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px;"><span style="font-size: x-small;">según un nuevo estudio publicado en Frontiers in Psychiatry.</span></blockquote></blockquote><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px; text-align: left;"><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px;"><span style="font-size: x-small;"> Imagen: Oleksii Synelnykov/Shutterstock</span></blockquote></blockquote></td></tr></tbody></table> </div><div><br /></div><div><br /></div><div><br /></div><div>Todavía hay muchos misterios sin resolver sobre el cerebro humano y su desarrollo. Ahora, un novedoso estudio publicado en Frontiers in Psychiatry arroja nueva luz sobre los orígenes neurobiológicos de nuestros rasgos individuales.
La conectividad funcional es la actividad coordinada -activación o desactivación- a lo largo del tiempo entre regiones cerebrales separadas, independientemente de su proximidad física o del tipo de conexiones neuronales entre ellas. Los cambios en la conectividad funcional pueden ser un signo de trastornos mentales como la depresión, los trastornos alimentarios y la esquizofrenia, y se cree que tienen un origen en el desarrollo.
Sabemos que la salud mental se caracteriza por tres redes cerebrales funcionales.</div><div><br /></div><div> La primera es la hipoconectividad dentro de <b>la red frontoparietal</b> (FPN), que participa en el control cognitivo de la emoción y la atención. La segunda es la hiperconectividad dentro de la <b>red de modos por defecto</b> (DMN), que está implicada en la cognición social y en la distracción mental. Y por último, la hipoconectividad dentro de <b>la red homóloga-interhemisférica</b> (HIN), que está implicada en la regulación de las emociones. </div><div><br /></div><h4 style="text-align: left;"><br /></h4><h4 style="text-align: left;"> Investigar el cerebro de los niños </h4><div><br /></div><div> Los investigadores se centraron en dos cuestiones. En primer lugar, identificar y cartografiar la variabilidad individual de las tres redes cerebrales funcionales definidas (FPN, DMN y HIN) en los recién nacidos y los bebés de un mes. Para ello, los investigadores utilizaron la espectroscopia funcional de infrarrojo cercano (fNIRS), que utiliza un gorro para medir la actividad cerebral.</div><div><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhFY34CyXB15PH4y0bPFCj9T-eJYxDELA8EefjDQQedXD8wPRbb5ZLJbXzOT7zvuSKp7H3FhVoJvB_-xbyfBnOI9Vc8xV0sGiFCv8p_nJpCjAB1nDVIbgtFlkK0BdevYmYhgeWwVugt8OM/s300/20210718+fnirs.jpg" style="clear: right; display: block; margin-left: auto; margin-right: auto; padding: 1em 0px; text-align: center;"><img alt="espectroscopia funcional de infrarrojo cercano (fNIRS)" border="0" data-original-height="168" data-original-width="300" height="224" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhFY34CyXB15PH4y0bPFCj9T-eJYxDELA8EefjDQQedXD8wPRbb5ZLJbXzOT7zvuSKp7H3FhVoJvB_-xbyfBnOI9Vc8xV0sGiFCv8p_nJpCjAB1nDVIbgtFlkK0BdevYmYhgeWwVugt8OM/w400-h224/20210718+fnirs.jpg" title="espectroscopia funcional de infrarrojo cercano (fNIRS)" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Espectroscopia funcional de infrarrojo cercano (fNIRS)</td></tr></tbody></table><br /></div><div><br /></div><div>
A continuación, analizaron cómo la variabilidad de la conectividad funcional puede predecir las diferencias individuales en el temperamento infantil.</div><div><br /></div><div><br /></div><div> El temperamento infantil se refiere a su personalidad innata, que está presente desde el nacimiento. Los investigadores se centraron en tres dimensiones importantes del temperamento infantil: la regulación u orientación (medida por la mimosidad, la apacibilidad y el placer de baja intensidad), la emocionalidad negativa (miedo, tristeza y angustia ante las limitaciones) y la emocionalidad positiva (risa/sonrisa, nivel de actividad y reactividad vocal). Los investigadores pidieron a los padres que rellenaran un cuestionario sobre el temperamento de sus hijos. </div><div><br /></div><div> Los resultados muestran, por primera vez, que las redes cerebrales funcionales que influyen en nuestro comportamiento se desarrollan en el primer mes de vida de una persona. Más concretamente, los investigadores pudieron determinar la conectividad funcional en las tres redes cerebrales corticales estudiadas en los bebés pequeños y descubrieron que estas redes diferían notablemente entre cada niño. </div><div><br /></div><div><br /></div><h4 style="text-align: left;"> Un estudio inédito </h4><div><br /></div><div><br /></div><div> Esto significa que las conexiones neuronales de nuestro cerebro que determinan los rasgos del comportamiento humano ya están presentes desde el nacimiento y son únicas para cada individuo.</div><div><br /></div><div><br /></div><div> "Nuestras principales conclusiones muestran que, poco después del nacimiento, una mayor conectividad entre las regiones cerebrales frontales y parietales está relacionada con una mejor regulación del comportamiento en los bebés humanos. Hasta donde sabemos, éste es el primer estudio que demuestra que la conectividad de esta red cerebral específica se desarrolla pronto en la infancia humana y desempeña un papel en la explicación de las diferencias individuales en las habilidades emergentes de autorregulación y control entre los bebés", según el coautor, el <b>Dr. Toby Grossmann</b>, de la Universidad de Virginia, y el Instituto Max Planck de Ciencias Cognitivas y Cerebrales Humanas.</div><div><br /></div><div><br /></div><div> Estos resultados exigen que se siga investigando para profundizar en el papel de la conectividad funcional del cerebro en el desarrollo cognitivo, emocional y social temprano del ser humano y, en concreto, en la investigación de los trastornos psiquiátricos. Hay toda una serie de trastornos psiquiátricos que se han asociado a diferencias en la conectividad funcional de las redes cerebrales examinadas en los bebés pequeños de nuestro estudio. </div><div><br /></div><div> Otras investigaciones anteriores implicaban diferencias individuales más extremas en estas redes estudiadas aquí en un grupo de bebés de desarrollo típico a adultos que sufren depresión mayor. Pero sigue siendo una cuestión abierta si el vínculo demostrado entre el cerebro y el comportamiento en la primera infancia es predictivo de los resultados del desarrollo a largo plazo, incluidas las enfermedades psiquiátricas. </div><div><br /></div><div> Es importante llevar a cabo estudios longitudinales del neurodesarrollo a gran escala para abordar la cuestión de si la correlación demostrada entre el cerebro y el comportamiento tiene relevancia psiquiátrica y significado clínico.</div><div><br /></div><div><br /></div><div><i> Basado en:
https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fpsyt.2021.685754/full
</i></div></div><div class="blogger-post-footer">amtoral.blogspot.com</div>Ana Toralhttp://www.blogger.com/profile/11180435466363768371noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4082397871725158488.post-88441772042231245102021-06-21T17:36:00.000+02:002021-06-25T13:20:49.838+02:00¿Nuestros pensamientos, recuerdos y sentimientos dependen únicamente del cerebro?<p> <span style="background-color: white;"> </span></p><span id="docs-internal-guid-a374a49b-7fff-bc45-23a4-40b4ea7fda6e"><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"> </p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"><br /></p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"> </p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"> <table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh_NVnL1pku0afjFfqqAvX1PIeubGNq5ljDzRxJSZAGPrSV9gEmOhbBdh5H-xLTN85bR7vpndevLYOFyp_4jTtoU-q0dKAQy99BAJ45dDVSaXCtEyBZePYaq-d6T4ibWruqTRXDLoKPrXI/s1280/20210621+vagusAnatomyFigureF_onlineCrop_1280+imagen+1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="720" data-original-width="1280" height="360" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh_NVnL1pku0afjFfqqAvX1PIeubGNq5ljDzRxJSZAGPrSV9gEmOhbBdh5H-xLTN85bR7vpndevLYOFyp_4jTtoU-q0dKAQy99BAJ45dDVSaXCtEyBZePYaq-d6T4ibWruqTRXDLoKPrXI/w640-h360/20210621+vagusAnatomyFigureF_onlineCrop_1280+imagen+1.jpg" width="640" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="color: #666666; font-family: Verdana; text-align: left; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: x-small;">El nervio vago forma una compleja red que une el cerebro y los órganos internos.
Imagen: V. ALTOUNIAN</span></span></td></tr></tbody></table><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><br /><p></p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"> </p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"> </p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"> </p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; color: #666666; font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">En la década de 1930, el neurocirujano <b>Wilder Penfield</b> fue pionero en un nuevo y atrevido tipo de cartografía. Mientras un taquígrafo tomaba notas, tocaba con delicadeza un electrodo en los cerebros expuestos de sus pacientes, a los que mantenía despiertos, y les preguntaba qué sentían cuando la corriente eléctrica incidía en diferentes zonas.</span></p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"> </p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; color: #666666; font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Penfield quería predecir mejor qué funciones cerebrales se verían amenazadas cuando los cirujanos tuvieran que extirpar tumores o trozos de tejido que provocaran ataques epilépticos. Descubrió que la estimulación de regiones cerebrales adyacentes producía sensaciones en las partes del cuerpo correspondientes: mano, antebrazo, codo. El resultado de su mapeo fue el icónico "homúnculo": un mapa en la arrugada capa exterior del cerebro que representa la superficie del cuerpo.</span></p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"> </p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; color: #666666; font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">A continuación, Penfield se aventuró en un territorio más misterioso. Cuando sondeó la ínsula, un pliegue profundo del córtex, algunos pacientes sintieron náuseas o gases; otros eructaban o vomitaban. "Tengo el estómago revuelto y huelo a medicina", dijo uno de ellos.</span></p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"> </p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; color: #666666; font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Penfield descubrió que esas señales viscerales son más difíciles de descifrar que el mapa cerebral de la superficie del cuerpo. Las regiones cerebrales responsables de las diferentes sensaciones internas parecían superponerse. Las regiones sensoriales eran difíciles de distinguir de las que enviaban instrucciones motoras, como las que indican a los intestinos que se contraigan. En una ocasión, Penfield pidió a los participantes que se tragaran un electrodo para detectar cambios en las contracciones intestinales mientras estimulaba sus cerebros. Pero su mapa de los órganos internos era borroso y ambiguo, y así permaneció durante la mayor parte del siglo siguiente.</span></p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"> </p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; color: #666666; font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Décadas después, los científicos están empezando a desentrañar cómo nuestros órganos internos hablan con el cerebro y cómo éste les responde. Esta comunicación bidireccional, conocida como <i><b>interocepción</b></i>, abarca un complejo sistema corporal de nervios y hormonas. Gran parte de los estudios recientes se han centrado en el nervio vago: una enorme y serpenteante red de más de 100.000 fibras que viajan desde casi todos los órganos internos hasta la base del cerebro y viceversa.</span></p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"> </p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; color: #666666; font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Gracias a las nuevas técnicas para trazar las rutas de los nervios en los animales y medir la interocepción en las personas, los investigadores están añadiendo nuevos y sorprendentes detalles a los esbozos que Penfield y otros idearon. Desde hace más de 100 años, los científicos saben que el nervio vago transmite señales entre los órganos y el tronco cerebral. Como parte del sistema nervioso parasimpático -activo cuando el cuerpo está tranquilo o se recupera del estrés-, el nervio vago regula funciones autónomas como el ritmo cardíaco, la respiración y la digestión. Pero nuevos estudios han demostrado que las señales transportadas por las fibras vagales van más allá del tronco cerebral, revelando una amplia red interoceptiva en el cerebro que interpreta los cambios internos, anticipa las necesidades del cuerpo y envía órdenes para satisfacerlas. La red incluye regiones cerebrales implicadas en la cognición más compleja, lo que significa que los nervios que controlan el funcionamiento básico del cuerpo también responden -e influyen- en la forma en que recordamos, procesamos las emociones e incluso construimos nuestro sentido del yo.</span></p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; color: #666666; font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; color: #666666; font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"> </p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjp88hxT-q6lnshvk3fQIBhtDTCARXkCSlpesvi8au1Tbqd9YrRVpAzBfVExflixJTCagBZuCqQlwbnI0HxyThREnYwfsCETzDWuP0S3SjPetgj6U_6c-6zUQbrP4azCRjObIPXyVEcsbo/s2048/20210621+imagen+2+recortada.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1839" data-original-width="2048" height="574" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjp88hxT-q6lnshvk3fQIBhtDTCARXkCSlpesvi8au1Tbqd9YrRVpAzBfVExflixJTCagBZuCqQlwbnI0HxyThREnYwfsCETzDWuP0S3SjPetgj6U_6c-6zUQbrP4azCRjObIPXyVEcsbo/w640-h574/20210621+imagen+2+recortada.jpg" width="640" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; text-align: center;"><span style="background-color: transparent; color: #666666; font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: x-small;"><b>El nervio vago</b></span></span></p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; text-align: left;"><span style="background-color: transparent; color: #666666; font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: x-small;"><br /></span></span></p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; text-align: left;"><span style="background-color: transparent; color: #666666; font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: x-small;"><i><b>Gut Feeleng/Sensación visceral</b></i>: Las nuevas técnicas para cartografiar las conexiones del nervio vago e identificar sus componentes han revelado una gran cantidad de tipos de células, entre ellas al menos 37 tipos de neuronas sensoriales, que detectan estímulos como el estiramiento, la presión, las toxinas y los nutrientes. Las señales de estas células pueden influir en el estado de ánimo y la memoria.</span></span></p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; text-align: left;"><span style="background-color: transparent; color: #666666; font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: x-small;"><br /></span></span></p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; text-align: left;"><span style="background-color: transparent; color: #666666; font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: x-small;">La mayoría de los estudios sobre el nervio vago se han realizado en animales de laboratorio, pero proporcionan importantes pistas sobre su funcionamiento en los seres humanos.</span></span></p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; text-align: left;"><span style="background-color: transparent; color: #666666; font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: x-small;"><br /></span></span></p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; text-align: left;"><span style="background-color: transparent; color: #666666; font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: x-small;"><b><i>Intestine/ Intestino</i></b>: Las células neuropodales del intestino detectan nutrientes como la glucosa y envían señales rápidas de milisegundos al cerebro a través del vago.</span></span></p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; text-align: left;"><span style="background-color: transparent; color: #666666; font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: x-small;"><br /></span></span></p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; text-align: left;"><span style="background-color: transparent; color: #666666; font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: x-small;"><b><i>Vessels (aorta) / Vasos (aorta)</i></b>: Las neuronas vagales en forma de garra que detectan el estiramiento de la aorta controlan la presión arterial.</span></span></p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; text-align: left;"><span style="background-color: transparent; color: #666666; font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: x-small;"><br /></span></span></p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; text-align: left;"><span style="background-color: transparent; color: #666666; font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: x-small;"><b><i>Larynx / Laringe</i></b>: Un grupo de aproximadamente 100 neuronas en la laringe del ratón detecta irritantes químicos, defendiendo las vías respiratorias y provocando la tos.</span></span></p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; text-align: left;"><span style="background-color: transparent; color: #666666; font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: x-small;"><br /></span></span></p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; text-align: left;"><span style="background-color: transparent; color: #666666; font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: x-small;">Imagen: V. ALTOUNIA</span></span></p></td></tr></tbody></table><br /><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"><br /></p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"> </p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"> </p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"> </p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; color: #666666; font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">La evidencia de que la interocepción es clave para el bienestar físico y emocional convierte al nervio vago en un tentador objetivo terapéutico. El <b><i>Estimulador del Nervio Vago</i></b> (<b>VNS</b>), que envía pulsos de electricidad al nervio vago a través de un dispositivo implantado bajo la clavícula, ya está aprobado en Estados Unidos para tratar la epilepsia y la depresión. Se están investigando formas de estimulación menos invasivas, como un dispositivo que suministra corriente a la piel del cuello y un dispositivo que se lleva en la oreja llamado <b><i>Estimulador del Nervio Vago auricular transcutáneo</i></b> (<b>taVNS</b>), para tratar enfermedades tan diversas como la artritis reumatoide, la obesidad y el Alzheimer. Sin embargo, no está claro cómo podría funcionar cualquiera de estos métodos ni cómo minimizar los efectos secundarios.</span></p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"> </p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; color: #666666; font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Con este objetivo, los investigadores tienen que trazar primero un mapa de las complejas conexiones del nervio vago y luego establecer cómo el cerebro representa y responde a sus mensajes. Esa tarea es desalentadora porque, al igual que muchos nervios periféricos, el nervio vago tiene muchas fibras finas y escasas que carecen de una capa aislante de mielina grasa, lo que las hace notoriamente difíciles de rastrear.</span></p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"> </p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; color: #666666; font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Pero las nuevas herramientas están afinando el panorama. La secuenciación del ARN unicelular, que permite a los científicos identificar los tipos de células de un tejido en función de sus patrones de expresión génica, ha permitido por fin diseccionar la "materia oscura del nervio vago", según <b>Steve Liberles</b>, biólogo celular de la Facultad de Medicina de Harvard. Su equipo utilizó la genética para identificar una "asombrosa diversidad" de tipos de células vagales en roedores, incluidas las que controlan la respiración y desencadenan la tos, perciben los cambios en la presión sanguínea y el oxígeno, y detectan el estiramiento y los nutrientes en el sistema digestivo. Más recientemente, el equipo de Liberles descubrió células en el tronco cerebral, conectadas a las neuronas vagales, que desencadenan las náuseas. Ese hallazgo podría conducir a quimioterapias más tolerables que eviten estimular esas vías nerviosas o incluso las amortigüen.</span></p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"> </p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; color: #666666; font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Los investigadores también pueden inyectar a los animales de laboratorio una forma de virus de la rabia que se propaga a través de las neuronas conectadas de los órganos al cerebro. <b>Peter Strick</b>, neurocientífico de la Universidad de Pittsburgh, inyectó el virus en estómagos de ratas y descubrió vías vagales que conducen a la ínsula rostral, una región poco conocida que se cree que procesa las sensaciones de los órganos internos y regula las emociones. Más tarde, Strick demostró que esas células de la ínsula estimulan la digestión, mientras que una segunda vía vagal que se extiende desde la corteza motora hasta el estómago hace lo contrario: detiene la producción de ácido y las contracciones musculares que ayudan a digerir y mover los alimentos.</span></p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"> </p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; color: #666666; font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Los resultados, publicados en la revista científica <b>Proceedings of the National Academy of Sciences</b>, podrían reavivar la idea de que el estrés provoca úlceras de estómago. Esta idea se descartó en gran medida en la década de 1980, después de que un estudio que dio lugar a un premio Nobel en 2005 las relacionara con infecciones bacterianas por <i>Helicobacter pylori</i>. Pero el nuevo trabajo sugiere que el estrés, al interrumpir cualquiera de las vías vagales, podría dificultar la digestión y crear un entorno más acogedor para las bacterias que inducen las úlceras en el estómago, afirma Strick.</span></p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"> </p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; color: #666666; font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Otros estudios sobre las conexiones vagales sugieren que influyen en la memoria y el aprendizaje. En un estudio de 2018 en ratas, el neurocientífico <b>Scott Kanoski</b>, de la Universidad del Sur de California, cortó las conexiones vagales sensoriales entre el estómago y el hipocampo, una región del cerebro crucial para la formación de recuerdos. La interrupción impidió que los animales recordaran nuevos objetos y lugares y ralentizó el nacimiento de neuronas. Las señales interoceptivas ayudan al hipocampo a formar recuerdos vitales: dónde encontramos por última vez un bocadillo realmente bueno, por ejemplo, o qué comida nos sentó mal.</span></p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"> </p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; color: #666666; font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Los circuitos vagales también impulsan la motivación y el estado de ánimo, según estudios recientes. En 2018, el neurocientífico <b>Diego Bohórquez</b>, de la Universidad de Duke, descubrió una conexión vagal directa entre las células sensoras de nutrientes del intestino de los ratones, llamadas neurópodos, y el cerebro. En un segundo estudio, el neurocientífico <b>Iván de Araujo</b>, de la Escuela de Medicina Icahn del Monte Sinaí, descubrió que la estimulación de estos circuitos con un láser desencadena la liberación del neurotransmisor de recompensa dopamina en el cerebro, motivando a los roedores a buscar más estímulos. Los estudios podrían ayudar a explicar por qué comer te hace sentir bien, y cómo la estimulación del vago en las personas alivia la depresión.</span></p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; color: #666666; font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiP3m8sFj0CIF4d8UzJ5V08CBW2uVZaxDKM2SRudYJSjZ8Zii7B6KqoRs_0SNzzKuFJ9hlOL9t0k5UotJGogWHngJdxk5juPb6HgnVdt6XC6aunt4_pv7YJhzax6rHsg15Flj4_Gectwjo/s1280/20210621+cs_0611N_VitalyNapadow+tercera.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="720" data-original-width="1280" height="225" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiP3m8sFj0CIF4d8UzJ5V08CBW2uVZaxDKM2SRudYJSjZ8Zii7B6KqoRs_0SNzzKuFJ9hlOL9t0k5UotJGogWHngJdxk5juPb6HgnVdt6XC6aunt4_pv7YJhzax6rHsg15Flj4_Gectwjo/w400-h225/20210621+cs_0611N_VitalyNapadow+tercera.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: x-small;"><span style="color: #666666; font-family: Verdana; text-align: left; white-space: pre-wrap;">El neurocientífico de la Universidad de Harvard, </span><b style="color: #666666; font-family: Verdana; text-align: left; white-space: pre-wrap;">Vitaly Napadow</b><span style="color: #666666; font-family: Verdana; text-align: left; white-space: pre-wrap;">, (izquierda)
coloca un dispositivo de estimulación transcutánea del nervio vago
en la oreja de su colaborador, Ronald García.
Imagen: JEFFREY ANDREE</span></span></td></tr></tbody></table><br /><span style="background-color: transparent; color: #666666; font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"> </p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"> </p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; color: #666666; font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Una cuestión acuciante es cómo se estropean las comunicaciones entre el cerebro y el cuerpo. En 2019, el neurocientífico del Monte Sinaí <b>Paul Kenny</b> descubrió un sorprendente vínculo entre la adicción a la nicotina y la diabetes tipo 2 en ratas. Cuando la nicotina se une a los receptores neuronales en una región del cerebro llamada habénula, descubrió Kenny, incita al páncreas a liberar glucagón, una hormona que eleva el azúcar en la sangre. Con el tiempo, esas señales pueden estresar al páncreas, aumentando el riesgo de diabetes. Mientras tanto, los niveles de glucosa crónicamente elevados -comunicados a través del nervio vago y otras vías interoceptivas- hacen que la habénula responda con menos vigor a la nicotina, lo que hace que las ratas busquen más la droga. Este resultado sugiere que la diabetes podría hacer a las personas más propensas a la adicción a la nicotina.</span></p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"> </p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; color: #666666; font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Aunque algunos trastornos psiquiátricos se originan claramente en el cerebro, en otros casos pueden originarse en el cuerpo, según el neurocirujano <b>Kevin J. Tracey</b>, presidente de los <i>Institutos Feinstein de Investigación Médica</i>. Su equipo ha estudiado cómo las señales entre el cerebro y las vísceras modulan el sistema inmunitario, y recientemente ha identificado un grupo de células en el tronco cerebral de los ratones que regula la inflamación enviando señales a través del nervio vago al bazo.</span></p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"> </p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; color: #666666; font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><b>Lisa Feldman Barrett</b>, neurocientífica de la Northeastern University, señala que hay pruebas de que los trastornos del estado de ánimo pueden derivarse de problemas metabólicos, que a su vez pueden tener su origen en factores de estrés que afectan al cerebro, como los traumas de la primera infancia y el abandono o la privación del sueño. Estas experiencias también pueden influir en la forma en que interpretamos las sensaciones internas. En lugar de recibir información de forma pasiva, el cerebro está constantemente construyendo un modelo de sus condiciones sensoriales y adivinando qué las ha causado para dirigir la respuesta correcta.</span></p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; color: #666666; font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> "Sientes un tirón en el pecho, y tu cerebro tiene que decidir si es porque has cenado demasiado o si es el primer signo de un ataque al corazón".</span></p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"> </p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; color: #666666; font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Estudiar cómo los humanos experimentan sus sensaciones internas es, sin embargo, complicado, como descubrió Penfield. Muchas señales son inconscientes y, cuando llegan a nuestra conciencia, suelen ser borrosas y ambiguas, lo que dificulta que las personas informen de lo que están experimentando. </span></p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"> </p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; color: #666666; font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Las pruebas de conciencia interoceptiva que se utilizan habitualmente piden a las personas que detecten o cuenten sus propios latidos, una señal interoceptiva transmitida por el vago. Pero estas tareas son difíciles de realizar en reposo y se ven fácilmente sesgadas por el conocimiento previo sobre la frecuencia cardíaca que se tiene, por ejemplo, al llevar un rastreador de fitness. Otras pruebas interoceptivas son aterradoras o incómodas, como tomar un fármaco similar a la adrenalina que hace palpitar el corazón o tragar un globo que se infla en el tracto gastrointestinal. Y perturbar procesos vitales como los latidos del corazón para comprobar si una persona es consciente de ellos puede ser invasivo y arriesgado, según el neurocientífico <b>Sahib Khalsa</b>, del <i>Instituto Laureate de Investigación Cerebra</i>l: "Se necesitan formas de sondear la interocepción de forma segura".</span></p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"> </p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; color: #666666; font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Khalsa es uno de los que buscan medidas mínimamente invasivas. Su equipo pidió recientemente a 40 personas sanas que tragaran una cápsula que zumba aleatoriamente mientras se mueve por el estómago. Khalsa se tomó él mismo una cápsula y dice que es una sensación extraña. "Imagina que pones tu teléfono en vibración y te lo tragas, y entonces alguien empieza a llamarte".</span></p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"> </p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; color: #666666; font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Las personas que detectan mejor el momento de las vibraciones mostraron respuestas más fuertes en el electroencefalograma (EEG) de los electrodos del cuero cabelludo que recubren la corteza posteromedial, una región del cerebro vinculada a la conciencia corporal. </span></p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"> </p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; color: #666666; font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Uno de los debates sobre la conciencia interoceptiva es si es bueno tener más o menos. Las personas que padecen trastornos de ansiedad generalizada o el síndrome del intestino irritable pueden estar hiperconcentradas en las sensaciones de su cuerpo. El entrenamiento cognitivo podría ayudarles a controlar las sensaciones internas abrumadoras.</span></p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"> </p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; color: #666666; font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Lo mismo ocurre con la Estimulación del Nervio Vagal (VNS), que puede alterar el tráfico neuronal y afectar a los ritmos cerebrales. En colaboración con <b>Cala Health</b>, una empresa californiana de tecnología médica, el científico Napadow está desarrollando una versión del dispositivo taVNS que se lleva en la oreja y que proporciona estimulación al ritmo de la respiración. El diseño se basa en datos de imágenes cerebrales que demuestran que el tronco cerebral responde mejor a la estimulación cuando una persona exhala. Su objetivo es tratar afecciones como el dolor crónico y la migraña potenciando las señales que viajan a través del tronco cerebral hacia regiones superiores del cerebro que amortiguan la percepción del dolor mediante moléculas de señalización como la noradrenalina y la serotonina.</span></p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"> </p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; color: #666666; font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Los científicos no están del todo seguros de cómo se conectan los nervios vagales del oído humano con el cerebro ni de cómo podrían funcionar los dispositivos taVNS. Pero la técnica ofrece una alternativa no invasiva a los estimuladores VNS implantados quirúrgicamente. Estos dispositivos son difíciles de estudiar desde el punto de vista ético, en parte porque los investigadores a menudo deben implantarlos en participantes del grupo de control que no recibirán estimulación eléctrica durante largos periodos. Los implantes también requieren una intervención quirúrgica para ser retirados y pueden tener efectos secundarios no deseados, como dolores de cabeza, náuseas y tos.</span></p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"> </p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; color: #666666; font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">El de Napadow es uno de los más de 100 ensayos clínicos en los que se está probando la taVNS, para afecciones tan variadas como el trastorno de estrés postraumático, la sepsis y el Alzheimer, e incluso para prevenir el síndrome de dificultad respiratoria aguda en pacientes hospitalizados COVID-19. La técnica también tiene potencial como herramienta de investigación no invasiva en humanos, según <b>Nils Kroemer,</b> neurocientífico de la <i>Universidad de Tubinga</i>, que descubrió diferencias en la motivación de las personas cuando se estimula la rama derecha del nervio frente a la izquierda.</span></p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"> </p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; color: #666666; font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Otros investigadores estudian si el taVNS puede influir en la propia conciencia. En el Hospital Universitario de Lieja, el neurólogo <b>Steven Laureys </b>y sus colegas están planeando un ensayo clínico de la taVNS para restaurar la conciencia en personas que se recuperan del coma. Estos pacientes ocupan lo que los investigadores denominan la zona gris de la conciencia, una conciencia intermitente que suele ser difícil de detectar. Aproximadamente un tercio de las personas que parecen no responder en absoluto están al menos parcialmente conscientes pero no pueden comunicarse.</span></p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"> </p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; color: #666666; font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">El ensayo se basa en un estudio reciente en el que Laureys y Tallon-Baudry utilizaron la interocepción como sonda de conciencia en 68 pacientes en coma. El equipo identificó primero a 55 personas de ese grupo que mostraban signos de consciencia según las pruebas estándar, como la tomografía por emisión de positrones, que mide el metabolismo cerebral, y la resonancia magnética.</span></p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"> </p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; color: #666666; font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">A continuación, los investigadores utilizaron el electroencefalograma para registrar las respuestas fugaces de los pacientes a sus propios latidos. Un algoritmo de aprendizaje automático entrenado para asociar las respuestas cerebrales evocadas por los latidos del corazón con la conciencia identificó con un 87% de precisión cuáles de los participantes habían sido clasificados como mínimamente conscientes utilizando otras medidas, informó el equipo en abril en la revista científica <i>The Journal of Neuroscience</i>.</span></p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"> </p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; color: #666666; font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Si los resultados iniciales se mantienen en estudios más amplios, la medida podría ofrecer una forma más sencilla y barata de evaluar la conciencia en personas que no pueden reaccionar visiblemente a un estímulo externo como la voz o el tacto. El algoritmo también podría predecir quién tiene más probabilidades de responder en ensayos clínicos como el estudio taVNS. El equipo de Laureys pretende probar la seguridad del dispositivo en 60 pacientes en coma, la mitad de los cuales recibirá estimulación eléctrica. Los investigadores medirán entonces su capacidad de respuesta en una escala estándar de recuperación del coma.</span></p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"> </p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; color: #666666; font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">El neurocientífico <b>Christof Koch</b>, del <i>Instituto Allen para la Ciencia del Cerebro</i>, se muestra cauteloso sobre el método de los latidos, señalando que, a pesar de ser ligeramente más preciso que las pruebas estándar de EEG a pie de cama, sigue identificando de forma inexacta a algunas personas como conscientes que no lo estaban, lo que podría llevar a falsas esperanzas de recuperación. Aunque el aprendizaje automático puede tener una "precisión asombrosa" a la hora de distinguir entre patrones de actividad cerebral, añade, no revela cómo esos patrones impulsan la conciencia. Aun así, al igual que muchos otros investigadores, Koch está convencido de que las experiencias interoceptivas "son parte integrante de la conciencia".</span></p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"> </p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; color: #666666; font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Siguen existiendo preguntas fundamentales sobre cómo surgen las experiencias interoceptivas y para quién. Koch se pregunta: "¿Tiene un robot la sensación de que necesita llegar pronto a una toma de corriente cuando se está quedando sin energía?".</span></p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"> </p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; color: #666666; font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Para <b>Tallon-Baudry</b>, la investigación sobre los pacientes en coma pone en tela de juicio una larga historia de pensar en la regulación corporal como algo separado de los procesos mentales "superiores", como el lenguaje, que constituyen nuestro sentido del yo. Hace cuatro siglos, René Descartes conceptualizó la mente como algo separado del cuerpo. Pero el estudio del EEG ofrece una idea diferente de la consciencia, como un acto sutil y privado de interocepción: "simplemente estar presente, como el sujeto de la experiencia".</span></p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"> </p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"><br /></p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; color: #666666; font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><i>Basado en</i>:</span></p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; color: #666666; font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> </span></p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"><a href="https://science.sciencemag.org/content/372/6547/1142?rss%253D1=" style="text-decoration-line: none;"><span style="background-color: transparent; color: #1155cc; font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; text-decoration-line: underline; text-decoration-skip-ink: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">https://science.sciencemag.org/content/372/6547/1142?rss%253D1=</span></a></p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"> <a href="https://www.pnas.org/content/117/23/13078.short" style="text-decoration-line: none;"><span style="background-color: transparent; color: #1155cc; font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; text-decoration-line: underline; text-decoration-skip-ink: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">https://www.pnas.org/content/117/23/13078.short</span></a></p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"><a href="https://www.pnas.org/content/116/52/26321.short" style="text-decoration-line: none;"><span style="background-color: transparent; color: #1155cc; font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; text-decoration-line: underline; text-decoration-skip-ink: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">https://www.pnas.org/content/116/52/26321.short</span></a></p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"><a href="https://science.sciencemag.org/content/361/6408/eaat5236" style="text-decoration-line: none;"><span style="background-color: transparent; color: #1155cc; font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; text-decoration-line: underline; text-decoration-skip-ink: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">https://science.sciencemag.org/content/361/6408/eaat5236</span></a></p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 0pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 11pt 0pt;"><a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/32259485/" style="text-decoration-line: none;"><span style="background-color: transparent; color: #1155cc; font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; text-decoration-line: underline; text-decoration-skip-ink: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/32259485/</span></a></p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.56; margin-bottom: 11pt; margin-left: 29pt; margin-top: 0pt; padding: -5pt 0pt 0pt 0pt;"><a href="https://www.biorxiv.org/content/10.1101/2020.06.16.155762v1" style="text-decoration-line: none;"><span style="background-color: transparent; color: #1155cc; font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; text-decoration-line: underline; text-decoration-skip-ink: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">https://www.biorxiv.org/content/10.1101/2020.06.16.155762v1</span></a></p><div><br /></div></span><div class="blogger-post-footer">amtoral.blogspot.com</div>Ana Toralhttp://www.blogger.com/profile/11180435466363768371noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4082397871725158488.post-53562446746411830642021-05-23T12:30:00.001+02:002021-05-23T12:30:43.611+02:00 Un mecanismo molecular que permite la formación de recuerdos<p><br /></p><span id="docs-internal-guid-705604fb-7fff-e2f3-1cdb-5a7f4a772cec"><br /><h3 style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: left;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Las modificaciones de los cromosomas en las neuronas "engramas" controlan la codificación y recuperación de los recuerdos.</span></h3><h3 style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: left;"><br /></h3><h3 style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: left;"><br /></h3><h3 style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: left;"><br /></h3><h3 style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: left;"><br /><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgVJLL6RnEM6cqfgKvsCAEzpdfaPnTMiTx3NkAHYD_hpUSoqy9hs_p6kNXvfntXd6moeIdmnhvMUiACCkZ3R4rC21dLKfoSLHdjxHWGo-meJQuw9IlwmFSZnRvXJlstb7juQz6NHIRKA2E/s900/20210523+MIT-Engram-Mod-01-Press_0.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="600" data-original-width="900" height="267" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgVJLL6RnEM6cqfgKvsCAEzpdfaPnTMiTx3NkAHYD_hpUSoqy9hs_p6kNXvfntXd6moeIdmnhvMUiACCkZ3R4rC21dLKfoSLHdjxHWGo-meJQuw9IlwmFSZnRvXJlstb7juQz6NHIRKA2E/w400-h267/20210523+MIT-Engram-Mod-01-Press_0.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><br /><b>Imagen</b>: Un nuevo estudio del MIT- El instituto de Tecnología de Massachusetts- revela que la codificación de los recuerdos en las neuronas “engrama” está controlada por la remodelación a gran escala de las proteínas y el ADN que componen la cromatina de las células. En esta imagen del cerebro, el hipocampo es la gran estructura amarilla de la parte superior. El verde indica las neuronas que se activaron en la formación de la memoria; el rojo muestra las neuronas que se activaron en el recuerdo de la memoria; el azul muestra el ADN de las células; y el amarillo muestra las neuronas que se activaron tanto en la formación de la memoria como en el recuerdo, por lo que se consideran las neuronas del engrama.<i> Imagen por cortesía de los investigadores</i></td></tr></tbody></table></h3><div><span><br /></span></div><div><span><br /></span></div><br /><br /><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Cuando el cerebro forma un recuerdo de una nueva experiencia, <b>unas neuronas llamadas células engrama</b> codifican los detalles del recuerdo y se reactivan posteriormente cada vez que lo recordamos. Un nuevo estudio del MIT revela que este proceso está controlado por la remodelación a gran escala de la cromatina de las células.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Esta remodelación, que permite que genes específicos implicados en el almacenamiento de recuerdos se vuelvan más activos, tiene lugar en múltiples etapas repartidas a lo largo de varios días. Los cambios en la densidad y la disposición de la cromatina, una estructura muy comprimida formada por ADN y proteínas denominadas histonas, pueden controlar la actividad de determinados genes en una célula determinada.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">"Este trabajo es el primero en revelar este misterioso proceso de cómo se activan las diferentes oleadas de genes y cuál es el mecanismo epigenético que subyace a estas diferentes oleadas de expresión genética", afirma <b>Li-Huei Tsai,</b> director del Instituto Picower de Aprendizaje y Memoria del MIT .</span></p><br /><br /><br /><h4 style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: left;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Control epigenómico</span></h4><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Las células Engrama se encuentran en el hipocampo y en otras partes del cerebro. Muchos estudios recientes han demostrado que estas células forman redes que se asocian a determinados recuerdos, y que estas redes se activan cuando se recuerda esa memoria. Sin embargo, los mecanismos moleculares que subyacen a la codificación y recuperación de estos recuerdos no se conocen bien.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Los neurocientíficos saben que en la primera etapa de la formación de la memoria, los genes conocidos como genes tempranos inmediatos se activan en las células de los engramas, pero estos genes pronto vuelven a sus niveles normales de actividad. El equipo del MIT quería explorar lo que ocurre más adelante en el proceso para coordinar el almacenamiento a largo plazo de los recuerdos.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">La formación y conservación de la memoria es un acontecimiento muy delicado y coordinado que se extiende a lo largo de horas y días, y podría ser incluso de meses; no se conoce con seguridad. Durante este proceso, hay unas oleadas de expresión genética y de síntesis de proteínas que hacen que las conexiones entre las neuronas sean más fuertes y rápidas.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Los investigadores <b>Li-Huei Tsai y Asaf Marco</b> plantearon la hipótesis de que estas oleadas podrían estar controladas por modificaciones epigenómicas, que son alteraciones químicas de la cromatina que controlan si un determinado gen es accesible o no. Estudios anteriores del laboratorio de Tsai habían demostrado que cuando las enzimas que hacen inaccesible la cromatina son demasiado activas, pueden interferir con la capacidad de formar nuevas memorias.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Para estudiar los cambios epigenómicos que se producen en las células individuales de los engramas a lo largo del tiempo, los investigadores utilizaron ratones modificados genéticamente en los que pueden marcar permanentemente las células de los engramas en el hipocampo con una proteína fluorescente cuando se forma un recuerdo. Estos ratones recibieron una leve descarga en el pie que aprendieron a asociar con la jaula en la que recibieron la descarga. Cuando se forma este recuerdo, las células del hipocampo que lo codifican empiezan a producir un marcador de proteína fluorescente amarilla.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Entonces se pueden seguir esas neuronas para siempre, y se pueden clasificar y averiguar qué les ocurre una hora después de la descarga, qué les ocurre cinco días después y qué ocurre cuando esas neuronas se reactivan durante el recuerdo.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">En la primera etapa,<b> justo después de que se forme un recuerdo, los investigadores descubrieron que muchas regiones del ADN sufren modificaciones en la cromatina</b>. En estas regiones, la cromatina se afloja, permitiendo que el ADN sea más accesible. Para sorpresa de los investigadores, casi todas estas regiones se encontraban en tramos de ADN en los que no se encuentran genes. Estas regiones contienen secuencias no codificantes llamadas potenciadores, que interactúan con los genes para ayudar a activarlos. Los investigadores también descubrieron que, en esta fase inicial, las modificaciones de la cromatina no tenían ningún efecto sobre la expresión de los genes.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">A continuación, los investigadores analizaron las células de los engramas cinco días después de la formación de la memoria. Descubrieron que, a medida que los recuerdos se consolidaban, o se reforzaban, durante esos cinco días, la estructura tridimensional de la cromatina que rodea a los potenciadores cambiaba, acercando los potenciadores a sus genes objetivo. Esto no activa esos genes, pero los prepara para que se expresen cuando se recuerde.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Continuando con el estudio, los investigadores volvieron a colocar a algunos de los ratones en la cámara en la que habían recibido la descarga, lo que reactivó el recuerdo del miedo. En las células de los engramas de esos ratones, los investigadores descubrieron que los potenciadores activados interactuaban frecuentemente con sus genes objetivo, lo que provocaba un aumento de la expresión de esos genes.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Muchos de los genes que se activan durante el recuerdo están implicados en la promoción de la síntesis de proteínas en las sinapsis, lo que ayuda a las neuronas a reforzar sus conexiones con otras neuronas. Los investigadores también descubrieron que las dendritas de las neuronas -extensiones ramificadas que reciben la información de otras neuronas- desarrollaban más espinas, lo que ofrecía una prueba más de que sus conexiones se habían reforzado.</span></p><br /><br /><h4 style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: left;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">La expresión se refuerza</span></h4><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">El estudio es el primero que demuestra que <b>la formación de la memoria está impulsada por potenciadores epigenómicos que estimulan la expresión de los genes cuando se recupera un recuerdo.</b></span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Este es el primer trabajo que muestra a nivel molecular cómo el epigenoma puede ser preparado para ganar accesibilidad. En primer lugar, se hacen más accesibles los potenciadores, pero la accesibilidad por sí sola no es suficiente. Se necesita que esas regiones interactúen físicamente con los genes, que es la segunda fase. Ahora se está vislumbrando que la arquitectura tridimensional del genoma desempeña un papel muy importante en la orquestación de la expresión génica.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Los investigadores no exploraron cuánto duran estas modificaciones epigenómicas, pero los investigadores creen que pueden permanecer durante semanas o incluso meses. Ahora espera estudiar cómo la cromatina de las células engramadas se ve afectada por la enfermedad de Alzheimer. Trabajos anteriores del laboratorio de Tsai han demostrado que el tratamiento de un modelo de ratón de Alzheimer con un inhibidor de la HDAC, un fármaco que ayuda a reabrir la cromatina inaccesible, puede ayudar a restaurar los recuerdos perdidos.</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></p><br /><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Basado en: </span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: x-small;"><a href="https://www.nature.com/articles/s41593-020-00717-0" style="text-decoration-line: none;"><span style="color: #1155cc; font-family: Arial; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; text-decoration-line: underline; text-decoration-skip-ink: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">https://www.nature.com/articles/s41593-020-00717-0</span></a><span style="font-family: Arial; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> </span><span style="font-family: Arial; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">.</span><span style="color: #222222; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: 700; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Mapping the epigenomic and transcriptomic interplay during memory formation and recall in the hippocampal engram ensemble</span></span></p><span style="font-size: x-small;"><br /></span><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: x-small;"><a href="https://www.nature.com/articles/nn.4494" style="text-decoration-line: none;"><span style="color: #1155cc; font-family: Arial; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; text-decoration-line: underline; text-decoration-skip-ink: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">https://www.nature.com/articles/nn.4494</span></a><span style="font-family: Arial; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> </span><span style="color: #222222; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: 700; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Neuronal activity modifies the chromatin accessibility landscape in the adult brain</span></span></p><div><span style="color: #222222; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: 700; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></div></span><br /><div class="blogger-post-footer">amtoral.blogspot.com</div>Ana Toralhttp://www.blogger.com/profile/11180435466363768371noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4082397871725158488.post-35152811024856487902021-03-25T19:10:00.000+01:002021-03-25T19:10:17.252+01:00 La memoria y su sincronía<p><span style="font-family: verdana;"><br /></span></p><span id="docs-internal-guid-a5a3a166-7fff-e9f4-d52c-be5a965f8c9a"><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiXFG1lGqM64SFNf-VLqoPHPUhstSWW7mvCHXp-9AEUIn6Jivl5pKDTYY3xJ5v08NDAOnGN9g6TL0B7ZESRjuEs0I1STFWzl3su0EHiW3Xd1QdXvNZb9SNoOhS-t7IE83xMKsq1uF4cNZM/s1024/20210325+Primed-Neuons-1024x682.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="682" data-original-width="1024" height="266" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiXFG1lGqM64SFNf-VLqoPHPUhstSWW7mvCHXp-9AEUIn6Jivl5pKDTYY3xJ5v08NDAOnGN9g6TL0B7ZESRjuEs0I1STFWzl3su0EHiW3Xd1QdXvNZb9SNoOhS-t7IE83xMKsq1uF4cNZM/w400-h266/20210325+Primed-Neuons-1024x682.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"></td></tr></tbody></table><br /><span style="font-family: verdana;"><br /><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Podríamos pensar que estamos viendo un mapa térmico telescópico de un planeta lejano, con imágenes en miniatura a la derecha que muestran su topografía única. En realidad, lo que estamos viendo es una pequeña región del cerebro que se mide en micrómetros y que destaca como una fascinante frontera de descubrimiento de los orígenes mismos del pensamiento y la cognición.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Se trata de una sección del hipocampo de un ratón, una región del cerebro que realiza múltiples tareas y que es fundamental para la formación de la memoria. Lo que hace que la imagen de la izquierda sea tan interesante es que <b>muestra cuatro neuronas individuales</b> (círculos numerados) que ayudan a formar una memoria.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">El cuadro de imágenes de la derecha muestra con más detalle cómo se forma la memoria. Se ven esas mismas cuatro neuronas, con su actividad registrada individualmente. Los colores más fríos -del añil al turquesa- indican una actividad neuronal de fondo o baja; los colores más cálidos -del amarillo al rojo- indican una actividad neuronal alta.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Ahora, concentrémonos en las filas de la tabla que están etiquetadas como <b>"Inicial"</b>. Las cuatro neuronas han respondido a una sesión inicial de entrenamiento en dos partes: el sonido de un tono (columnas sombreadas en gris) seguido de un estímulo (columnas sombreadas en rojo) menos de un minuto después. Las neuronas, aunque activas (patrón multicolor), no se disparan al unísono ni con los mismos niveles de actividad. Todavía no se ha formado una memoria.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Ese no es el caso justo debajo en las filas etiquetadas como <b>"Entrenadas" (Trained)</b>. Tras varias rondas de refuerzo de la secuencia uno-dos, las neuronas se disparan al unísono con niveles de actividad comparables en respuesta al tono (gris) seguido del estímulo ahora predecible (rojo). Este proceso de disparo al unísono, llamado sincronización neuronal, codifica la memoria. De hecho, las cuatro neuronas incluso se desactivan al unísono después de cada estímulo (columnas no sombreadas).</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Estas fascinantes imágenes <b>son las primeras que muestran una asociación entre la sincronización neuronal de ráfagas y la formación de la memoria dependiente del hipocampo.</b> Este descubrimiento tiene amplias implicaciones, desde la mejora de la memoria hasta el reacondicionamiento de las asociaciones mentales que subyacen al trastorno de estrés postraumático (TEPT).</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Esta investigación procede de un equipo dirigido por el investigador <b>Xuanmao Chen</b>, de la Universidad de New Hampshire, Durham, que cuenta con el apoyo de los Institutos de Salud americanos. En el estudio, publicado en la revista científica FASEB Journal, Chen y sus colegas utilizaron <b>tecnología de imagen cerebral profunda </b>para arrojar nueva luz sobre un condicionamiento clásico a la antigua: El entrenamiento pavloviano.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Hace más de un siglo, <b>Ivan Pavlov</b> llevó a cabo experimentos que condicionaban a los perros a salivar al sonido de una campana que señalaba su hora de comer. Este concepto de "condicionamiento clásico" es fundamental para entender cómo los humanos formamos ciertos tipos de recuerdos. Un bebé sonríe al oír la voz de su madre. Las tiendas ponen música navideña a finales de año, con la esperanza de que la asociación positiva con la infancia ponga a los compradores de humor para comprar más regalos. Nuestro teléfono emite un tono distintivo, e inmediatamente revisamos nuestros mensajes de texto. En cada ejemplo, la asociación con un estímulo que de otro modo sería neutro se aprende y se almacena en el cerebro como un recuerdo "declarativo" o explícito.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Los investigadores querían ver qué ocurría en las células neuronales cuando los ratones aprendían una nueva asociación. Aplicaron el paradigma de aprendizaje de Pavlov, entrenando a los ratones en sesiones repetidas mediante el emparejamiento de un tono audible y, unos 30 segundos después, un breve y leve estímulo con el pie. Los ratones detienen instintivamente sus actividades, o se congelan, en respuesta al estímulo del pie. Tras unas cuantas sesiones de entrenamiento con el tono, los ratones también empezaron a congelarse cuando sonaba el tono. Habían formado una respuesta condicionada.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Durante estas sesiones de entrenamiento, Chen y sus colegas pudieron tomar imágenes de alta resolución y en tiempo real del hipocampo. Esto les permitió seguir a las mismas cuatro neuronas a lo largo del día y observar cómo se creaba la memoria, en forma de sincronización neuronal. Más tarde, durante los experimentos de recuerdo, el propio tono provocó tanto el cambio de comportamiento como la respuesta neuronal coordinada, aunque con un poco menos de regularidad. Es algo que experimentamos los humanos cuando, por ejemplo, olvidamos dónde hemos dejado las llaves.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Los investigadores siguieron captando aún más pruebas. Demostraron que estas neuronas, que pasaron a formar parte del "engrama" almacenado, o ubicación física del recuerdo, ya estaban activas incluso antes de sincronizarse. Este hallazgo contribuye a un trabajo reciente que pone en tela de juicio el paradigma, mantenido durante mucho tiempo, de que las neuronas aptas para la memoria se "encienden" desde un estado silencioso para formar un recuerdo. Los investigadores ofrecieron un nuevo nombre para estas neuronas activas: "cebadas", en contraposición a "silenciosas".</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Chen y sus colegas siguen estudiando el proceso de cebado y elaborando más detalles moleculares subyacentes. Intentan determinar cómo se regula el proceso y las neuronas cebadas se sincronizan. Y, por supuesto, la gran pregunta:<b> ¿cómo se traduce esto en una memoria real en otros seres vivos?</b> La próxima ronda de resultados debería ser memorable.</span></p><div><span><span style="font-family: verdana;"><br /></span></span></div><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><i>Basado en:</i></span></p><br /><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 0pt 0pt 8pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; color: #333333; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> </span><a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7079015/" style="text-decoration-line: none;"><span style="background-color: transparent; color: #23527c; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; text-decoration-line: underline; text-decoration-skip-ink: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Induction of activity synchronization among primed hippocampal neurons out of random dynamics is key for trace memory formation and retrieval</span></a><span style="background-color: transparent; color: #333333; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">. Zhou Y, Qiu L, Wang H, Chen X. FASEB J. 2020 Mar;34(3):3658–3676.</span></p><span style="color: #333333; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> </span><a href="https://science.sciencemag.org/content/367/6473/eaaw4325" style="text-decoration-line: none;"><span style="color: #337ab7; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Memory engrams: Recalling the past and imagining the future</span></a><span style="color: #333333; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> . Josselyn S, Tonegawa S. Science 2020 Jan 3;367(6473):eaaw4325.</span></span></span><div class="blogger-post-footer">amtoral.blogspot.com</div>Ana Toralhttp://www.blogger.com/profile/11180435466363768371noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4082397871725158488.post-45418857838044011492021-02-22T20:09:00.000+01:002021-02-22T20:09:16.458+01:00 Las decisiones que tomamos y su correlación neuronal<p><br /></p><span id="docs-internal-guid-2afd7156-7fff-ce33-e0bb-33e08e40a613"><br /></span><h3 style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: left;"><span><br /></span><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Su conocimiento podría ayudar a estudiar la adicción, los trastornos alimentarios y otras condiciones neuropsiquiátricas que implican una toma de decisiones defectuosa</span></h3><span><br /><br /><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Cuando nos enfrentamos a una elección -por ejemplo, si queremos tomar un helado o una tarta de chocolate de postre-, un conjunto de células cerebrales situadas justo encima de los ojos se activan al sopesar las opciones. Los estudios con animales han demostrado que cada opción activa un conjunto distinto de neuronas en el cerebro. Cuanto más atractiva es la oferta, más rápido se disparan las neuronas correspondientes.</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjN3mEpiSpNhtCIQRpkfmHz6wNxJxvtpoCUrMkq4gzS7LNdoOqubA6WQju_V8no8GEEpH9Oo744lyyz2QARMWR3DglcYEiw-6pKpLiJ2KTqewI-YMQbd8Bsm50U4VxtyWxDRfFsS4N4RiA/s1240/20210222+monos.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="698" data-original-width="1240" height="225" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjN3mEpiSpNhtCIQRpkfmHz6wNxJxvtpoCUrMkq4gzS7LNdoOqubA6WQju_V8no8GEEpH9Oo744lyyz2QARMWR3DglcYEiw-6pKpLiJ2KTqewI-YMQbd8Bsm50U4VxtyWxDRfFsS4N4RiA/w400-h225/20210222+monos.jpg" width="400" /></a></div><br /><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span><p></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Ahora, un estudio realizado en monos por investigadores de la <b>Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en San Luis </b>ha demostrado que la actividad de estas neuronas codifica el valor de las opciones y determina la decisión final. En los experimentos, los investigadores dejaron que los animales escogieran entre distintos sabores de zumo. Al cambiar la actividad de las neuronas, los investigadores modificaron el atractivo que los monos encontraban en cada opción, lo que llevó a los animales a tomar decisiones diferentes. </span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Comprender en detalle cómo se valoran las opciones y se hacen las elecciones en el cerebro nos ayudará a entender cómo la toma de decisiones va mal en personas con enfermedades como la adicción, los trastornos alimentarios, la depresión y la esquizofrenia.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">"En una serie de trastornos mentales y neuropsiquiátricos, los pacientes toman sistemáticamente malas decisiones, pero no entendemos exactamente por qué", afirma el autor principal, el doctor <b>Camillo Padoa-Schioppa</b> "Ahora hemos localizado una pieza fundamental de este rompecabezas. A medida que arrojemos luz sobre los mecanismos neuronales que subyacen a las elecciones, obtendremos una comprensión más profunda de estos trastornos."</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">En el siglo XVIII, los economistas <b>Daniel Bernoulli, Adam Smith y Jeremy Bentham</b> sugirieron que las personas eligen entre opciones calculando el valor subjetivo de cada oferta, teniendo en cuenta factores como la cantidad, la calidad, el coste y la probabilidad de recibir realmente la oferta prometida. Una vez calculados, los valores se compararían para tomar una decisión. Hubo que esperar casi tres siglos para encontrar la primera evidencia concreta de tales cálculos y comparaciones en el cerebro. En 2006, Padoa-Schioppa y el doctor <b>John Assad</b>, profesor de neurobiología de la Facultad de Medicina de Harvard, publicaron un innovador artículo en <b>Nature</b> en el que describían el descubrimiento de neuronas que codifican el valor subjetivo de los bienes ofrecidos y elegidos. Las neuronas se encontraban en el córtex orbitofrontal, una zona del cerebro situada justo encima de los ojos, que participa en el comportamiento dirigido a objetivos.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Sin embargo, en ese momento no pudieron demostrar que los valores codificados en el cerebro condujeran directamente a la elección de una opción sobre otra.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">"Encontramos neuronas que codificaban valores subjetivos, pero las señales de valoraciones pueden guiar todo tipo de comportamientos, no sólo la elección entre opciones", según Padoa-Schioppa. "Pueden guiar el aprendizaje, la emoción, la atención perceptiva y aspectos del control motor. Necesitábamos demostrar que las señales de valoraciones en una región concreta del cerebro son las que guían la elección entre varias opciones".</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Para examinar la conexión entre los valores codificados por las neuronas y el comportamiento de elección, los investigadores realizaron dos experimentos.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">En uno de los experimentos, los investigadores presentaron repetidamente a los monos dos bebidas y registraron las selecciones de los animales. Las bebidas se ofrecían en cantidades variables e incluían limonada, zumo de uva, zumo de cereza, zumo de melocotón, ponche de frutas, zumo de manzana, zumo de arándanos, té de menta, ponche de kiwi, zumo de sandía y agua con sal. Los monos solían preferir un sabor a otro, pero también les gustaba recibir más que menos, por lo que sus decisiones no siempre eran fáciles. Cada mono indicaba su elección mirando hacia ella, y se le entregaba la bebida elegida.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">A continuación, los investigadores colocaron diminutos electrodos en la corteza orbitofrontal de cada mono. Los electrodos estimulan sin dolor las neuronas que representan el valor de cada opción. Cuando los investigadores suministraron una corriente baja a través de los electrodos mientras a un mono se le ofrecían dos bebidas, las neuronas dedicadas a ambas opciones comenzaron a disparar más rápido. Desde la perspectiva del mono, esto significaba que ambas opciones se volvían más atractivas pero, debido a la forma en que se codifican los valores en el cerebro, el atractivo de una opción aumentaba más que el de la otra. El resultado es que la estimulación de bajo nivel hizo que el animal tuviera más probabilidades de elegir una opción concreta, de forma predecible.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">En otro experimento, los monos vieron primero una opción y luego la otra antes de elegir. La administración de una corriente más alta mientras el mono consideraba una opción interrumpía el cálculo del valor que tenía lugar en ese momento, haciendo que el mono fuera más propenso a elegir la opción que no se interrumpía. Este resultado indica que los valores computados en el córtex orbitofrontal son una parte necesaria para tomar una decisión.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">"Cuando se trata de este tipo de elecciones, el cerebro del mono y el del ser humano parecen ser muy similares", según Padoa-Schioppa. "Creemos que este mismo circuito neuronal subyace a todo tipo de elecciones que hace la gente, como por ejemplo entre distintos platos de un menú de restaurante, inversiones financieras o candidatos en unas elecciones. Incluso las decisiones importantes de la vida, como qué carrera elegir o con quién casarse, probablemente utilicen este circuito. Cada vez que una elección se basa en preferencias subjetivas, este circuito neuronal es responsable de ella."</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Basado en:</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="color: #333333; font-family: Arial; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Ballesta S, Shi W, Conen KE, Padoa-Schioppa C. Values Encoded in Orbitofrontal Cortex Are Causally Related to Economic Choices. Nature. Nov. 2, 2020. DOI: 10.1038/s41586-020-2880-x</span></p><br /><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="color: #1155cc; font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; text-decoration-line: underline; text-decoration-skip-ink: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/16633341/" style="text-decoration-line: none;">https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/16633341/</a></span></p><div><br /></div></span><div class="blogger-post-footer">amtoral.blogspot.com</div>Ana Toralhttp://www.blogger.com/profile/11180435466363768371noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4082397871725158488.post-90490974909366344882021-02-09T14:04:00.001+01:002021-02-09T14:04:34.563+01:00¿Cómo cambia nuestro cerebro con la interacción social?<p><span style="font-family: verdana; font-size: 11pt; white-space: pre-wrap;">Los escáneres cerebrales, como el distanciamiento social, son intrínsecamente muy solitarios.</span></p><span id="docs-internal-guid-84aaeabe-7fff-dc39-ba88-0975e4c0e6c7"><span style="font-family: verdana;"><br /></span><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: verdana;">Independientemente del modelo, los escáneres cerebrales a menudo dependen de que una sola persona realice una sola tarea, completamente quieta, fuera de su entorno normal. Es una herramienta muy poderosa, eso es cierto. Los proyectos de mapeo cerebral no solo han descubierto vías anatómicas ocultas entre las regiones del cerebro, sino también cómo se organizan transitoriamente en redes neuronales para respaldar sensaciones, recuerdos, pensamientos, decisiones....</span></span></p><span style="font-family: verdana;"><div><span><span style="font-family: verdana;"><br /></span></span></div><div><span><span style="font-family: verdana;"><br /></span></span></div><div><span><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjYpEVlOBoZJfoBi6CkMlOsLbpvWxmEcTqbMLThPRfLq19eGHkmhNFqYwEcVNxRW2PhWzN8mace0JydLfM7sGDQWH1abrF97la4X_IktLP7RvjJBukwl7e75wZWLzeD45r_ibXpwi6BJKk/s284/20210209+mind+to+mind.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="177" data-original-width="284" height="249" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjYpEVlOBoZJfoBi6CkMlOsLbpvWxmEcTqbMLThPRfLq19eGHkmhNFqYwEcVNxRW2PhWzN8mace0JydLfM7sGDQWH1abrF97la4X_IktLP7RvjJBukwl7e75wZWLzeD45r_ibXpwi6BJKk/w400-h249/20210209+mind+to+mind.jpg" width="400" /></a></div><br /><span style="font-family: verdana;"><br /></span></span></div><br /></span><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: verdana;">Sin embargo, nuestros cerebros no funcionan de forma aislada. El distanciamiento social, el aislamiento y la soledad son difíciles de tolerar porque nuestras emociones, bienestar y procesos de pensamiento de alto nivel dependen de otras personas. Incluso los introvertidos extremos se pasan la vida forjando y aprendiendo de los lazos sociales. Las ondas eléctricas de nuestro cerebro se sincronizan literalmente cuando escuchamos una historia o vemos películas juntos. En cierto modo, nuestros cerebros están inconscientemente sintonizados con los que nos rodean. En el autismo, la depresión, la esquizofrenia y otros contratiempos neurológicos, estos mecanismos se rompen.</span></span></p><span style="font-family: verdana;"><br /><br /></span><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEivugd-QWOZ_5gHMwIKRxQdBlE6_gvXZC6rs-RhENe_xLQD-4IMTbydXNpqEaUnuJCsRc0IqyHivKhx3lXQ0cugODFMR8JE05fPdn3h06AcndRPtHNfLwZtPEFRI5cB-lj0fIrKXDeBkuc/s1000/20210209+robot+pepper.jpeg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="734" data-original-width="1000" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEivugd-QWOZ_5gHMwIKRxQdBlE6_gvXZC6rs-RhENe_xLQD-4IMTbydXNpqEaUnuJCsRc0IqyHivKhx3lXQ0cugODFMR8JE05fPdn3h06AcndRPtHNfLwZtPEFRI5cB-lj0fIrKXDeBkuc/s320/20210209+robot+pepper.jpeg" width="320" /></a></div><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: verdana;">La última década de la magia de la neurociencia se ha centrado principalmente en mapear el conectoma de una sola persona. Los conectomas a menudo se consideran "mapas cognitivos" transitorios que subyacen en la forma en que pensamos y actuamos. Sin embargo, lo que ha faltado de manera crítica es el impacto de otras personas en nuestro cerebro. Con el auge de los <b>robots sociales como Pepper</b> y nuestras interacciones cada vez mayores con los automóviles autónomos, es aún más crítico comprender cómo nuestras neuronas se involucran durante las interacciones sociales, ya sean con hombres o con máquinas.</span></span><p></p><span style="font-family: verdana;"><br /><br /><br /></span><br /><h4 style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: left;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: verdana;">Mapas cerebrales colectivos</span></span></h4><span style="font-family: verdana;"><br /></span><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: verdana;">Aquí es donde entra el <b>hiperescaneo (Hyperscans)</b> , una asociación entre la neurotecnología, la lectura de mentes y las matemáticas.</span></span></p><span style="font-family: verdana;"><br /></span><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: verdana;">Durante aproximadamente dos décadas, algunos neurocientíficos planteaban que se debería usar tecnologías de lectura cerebral no invasivas en varias personas simultáneamente. Con ello, los científicos podrían ver todos sus cerebros en acción mientras los voluntarios colaboran o compiten en una sola tarea. Tras un arduo tratamiento matemático, es posible ver estadísticamente lo que sucede al mismo tiempo en múltiples cerebros mientras la gente está interactuando. Es conceptualmente similar a expandir el conectoma de una sola persona a un mapa cerebral grupal, aunque con una resolución mucho más baja.</span></span></p><span style="font-family: verdana;"><br /></span><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: verdana;">Es una técnica con un ligero olor a vudú. Después de todo, los humanos somos criaturas independientes y nuestras interacciones son bastante impredecibles. Pero ha tenido un éxito discreto para abordar la neurociencia social, es decir, la forma en que nuestras neuronas codifican los compromisos sociales. En un estudio fundamental, un equipo de Stanford usó láseres para medir la actividad cerebral de dos personas que jugaban un juego de colaboración una al lado de la otra.</span></span></p><span style="font-family: verdana;"><br /></span><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh_9PZ-HE1MEsNzv9Frm9MBWIv-eZ2kfwrlQ03YlZc3lCLARgi1VDqddR5FuZT_uqk0wJn7X4RkmgiQS_nbnyBmj-yIvCma-AvxAwmok7s7LXF1U75_ZuO5Waite_osWShyphenhyphenSsqnW_I82b0/s850/20210209+NIRS.png" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="482" data-original-width="850" height="223" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh_9PZ-HE1MEsNzv9Frm9MBWIv-eZ2kfwrlQ03YlZc3lCLARgi1VDqddR5FuZT_uqk0wJn7X4RkmgiQS_nbnyBmj-yIvCma-AvxAwmok7s7LXF1U75_ZuO5Waite_osWShyphenhyphenSsqnW_I82b0/w350-h223/20210209+NIRS.png" width="350" /></a></div><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: verdana;">El escáner, NIRS (Espectroscopia de infrarrojo cercano) utiliza luz para detectar cómo cambia el oxígeno de la sangre en una parte determinada del cerebro. Debido a que las neuronas consumen oxígeno a medida que se activan con la actividad, los niveles de oxígeno en la sangre proporcionan un indicador de cuánta actividad está ocurriendo en una parte del cerebro. La belleza de NIRS es que la configuración es mucho más simple que un escaneo cerebral tradicional: los voluntarios literalmente pueden usar todo el equipo de escaneo como un gorro de baño y caminar, o hablar y trabajar con otras personas. </span></span><p></p><span style="font-family: verdana;"><br /></span><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: verdana;">El estudio encontró que las personas que interaccionan en una tarea tienden a tener la parte frontal de su actividad cerebral comportándose en armonía. Desde entonces, múltiples estudios han observado la misma coherencia en nuestras neuronas cuando nos conectamos con otras personas, por ejemplo, al hacer contacto visual, entablar conversaciones o tomar decisiones colectivas.</span></span></p><span style="font-family: verdana;"><br /><br /><br /></span><h4 style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: left;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: verdana;">Acoplamiento cerebro-cerebro</span></span></h4><div><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: verdana;"><br /></span></span></div><div><br /></div><span style="font-family: verdana;"><div><span style="font-size: 11pt; white-space: pre-wrap;">La herramienta NIRS permite escanear fácilmente varios cerebros. Pero hay otras opciones: EEG (electroencefalografía), que mide la actividad eléctrica del cerebro a través del cuero cabelludo, o su hermano el EMG, que hace lo mismo con imanes. Estas configuraciones, antes limitadas a laboratorios selectos, se han vuelto progresivamente más sensibles y precisas y ahora están ingresando a la esfera del consumidor. Agregue configuraciones de hiper ciencia ficción con múltiples sensores, y parece que estamos en un punto de inflexión para poder "leer la mente" en múltiples cerebros a la vez, decodificando cómo las interacciones sociales hacen que nuestros cerebros funcionen, o no.</span></div></span><span style="font-family: verdana;"><br /></span><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: verdana;">Pero no es ni tan simple, ni tan fácil. Cuando la actividad cerebral de uno influye en la de otro se siente como una "telepatía", desconectada de cómo entendemos el cerebro o incluso de cualquier cosa actualmente plausible desde el punto de vista neurobiológico.</span></span></p><span style="font-family: verdana;"><br /></span><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: verdana;">Sí, nuestros cerebros se sincronizan cuando ven una película juntos. Pero todo lo que refleja podría ser un mecanismo de "procesamiento cognitivo común", básicamente, el sistema operativo básico del cerebro, que se lanza en conjunto y da como resultado cerebros sincronizados, en lugar de un mecanismo social específico del cerebro per se.</span></span></p><span style="font-family: verdana;"><br /><br /></span><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: verdana;">Una forma de obtener respuestas más claras sería agregar otras entradas corporales, como lo que vemos, sentimos o tocamos. Este tipo de "predicción mutua incorporada" es fundamental, por lo que es conveniente recopilar datos eléctricos neuronales complementarios y la frecuencia cardíaca u otros biomarcadores para analizar las interacciones sociales. Por ejemplo, para medir qué tan bien trabaja un grupo en conjunto, los científicos pueden medir potencialmente las respuestas cerebrales y de biomarcadores de un equipo durante un período de tiempo, capturar su actividad neuronal y sus respuestas corporales, y utilizar análisis estadísticos y modelos para ver qué tan bien se sincroniza la actividad cerebral.</span></span></p><span style="font-family: verdana;"><br /></span><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: verdana;">Sería posible de esta forma comprender cómo la coordinación de los cerebros sociales se materializa en la interacción de los cuerpos sociales.</span></span></p><span style="font-family: verdana;"><br /><br /></span><h4 style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: left;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: verdana;">Teoría de predicción mutua</span></span></h4><span style="font-family: verdana;"><br /></span><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: verdana;">Por supuesto, todo esto es muy preliminar. Por ahora, tanto el hiperescaneo de la neurociencia social como los algoritmos de predicción social están en su infancia. Todavía no tenemos un modelo matemático perfecto, o un algoritmo, que pueda apropiarse de la respuesta de una persona a otra persona a nivel de neuronas o redes neuronales. Para comprender a otra persona, debe capturar sus propios pensamientos y evaluar la intención de la otra persona, ya sea que estén cocinando una comida juntos, tocando un dúo o sabiendo cuándo turnarse en una conversación.</span></span></p><span style="font-family: verdana;"><br /></span><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: verdana;">Los neurocientíficos ahora están trabajando en una "teoría de predicción mutua" para mapear cómo nuestras neuronas pueden funcionar para apoyar estos procesos. La idea principal es que todo el mundo tiene dos poderes de predicción: uno que mide y controla nuestros propios comportamientos, y otro que predice y mapea el comportamiento de las personas con las que interactúa. En la parte posterior de ambos se encuentran potentes algoritmos de software biológico que pueden modelar tanto su comportamiento como el de la otra persona con la que interacciona. La clave es decodificar estos algoritmos en el cerebro mientras se está conectado con otro cerebro.</span></span></p><span style="font-family: verdana;"><br /></span><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: verdana;">Puede parecer muy vago, pero es el tipo de estudio que podría brindar más información sobre el comportamiento social en escenarios catastróficos, o poco habituales. Usando un algoritmo llamado modelo lineal general de cerebro cruzado (xGLM), por ejemplo, los científicos pueden ser capaces de entender cómo las personas predicen las respuestas de los demás y cómo responden a su vez.</span></span></p><span style="font-family: verdana;"><br /></span><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: verdana;">En general, cualquier estudio de interacción social debería incluir escáneres cerebrales y cómo responden nuestros cuerpos. El hiperescaneo puede ser la gran herramienta de la neurociencia social. Pero agregar las reacciones de nuestros cuerpos captura cómo nos sentimos y reaccionamos durante los compromisos sociales, iluminando los procesos cerebrales subconscientes. La combinación de los dos nos lleva hacia un modelo poderoso de interacción social, lo que nos permitiría "<b>llevar la investigación de la neurociencia social al mundo real". </b></span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: verdana;"><b><br /></b></span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: verdana;"><br /></span></span></p><span style="font-family: verdana;"><br /></span><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: verdana;"><i>Basado en: </i></span></span></p><span style="font-family: verdana;"><br /></span><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><a href="https://www.scientificamerican.com/article/hyperscans-show-how-brains-sync-as-people-interact/" style="text-decoration-line: none;"><span style="color: #1155cc; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; text-decoration-line: underline; text-decoration-skip-ink: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: verdana;">https://www.scientificamerican.com/article/hyperscans-show-how-brains-sync-as-people-interact/</span></span></a></p><span style="font-family: verdana;"><br /></span><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><a href="https://www.cell.com/neuron/pdf/S0896-6273(20)30886-2.pdf" style="text-decoration-line: none;"><span style="color: #1155cc; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; text-decoration-line: underline; text-decoration-skip-ink: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: verdana;">https://www.cell.com/neuron/pdf/S0896-6273(20)30886-2.pdf</span></span></a></p><span style="font-family: verdana;"><br /></span><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/21933717/" style="text-decoration-line: none;"><span style="color: #1155cc; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; text-decoration-line: underline; text-decoration-skip-ink: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: verdana;">https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/21933717/</span></span></a></p><br /></span><div class="blogger-post-footer">amtoral.blogspot.com</div>Ana Toralhttp://www.blogger.com/profile/11180435466363768371noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4082397871725158488.post-15514713391989168332021-01-25T18:56:00.000+01:002021-01-25T18:56:07.939+01:00Cómo fluye la información a través del cerebro<p><br /></p><span id="docs-internal-guid-c5ab2e9a-7fff-6893-a0fa-11b611a4bfce"><h3 style="background-color: white; line-height: 1.63059; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 14pt 0pt 4pt; text-align: left;"><span style="background-color: transparent; font-family: Arial; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: medium;">Unas pequeñas sondas de alta tecnología revelan cómo fluye la información a través del cerebro.</span></span></h3><h2 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.6305882352941177; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 14pt 0pt 4pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; font-family: Arial; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: medium;">En el estudio más grande de este tipo hasta la fecha, los científicos utilizan sondas de "<i>neuropíxeles</i>" para capturar detalles de cómo el cerebro del ratón ve el mundo.</span></span></h2><h2 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.6305882352941177; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 14pt 0pt 4pt 0pt;"><br /></h2><h2 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.6305882352941177; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 14pt 0pt 4pt 0pt;"><br /><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhfooQQC8yY6REwwv6sGs_p9V0qj6hRVHxM1B19j-I8cRb1noUi8e4zdYo8FRYz_yXqy4aLwvgjIIEi0w1V88nhbdIvzcgoAV0SN-I2Tui2RTlZWuMZVSwb1hqrrJ82RRvwNKObgfXjJjc/s1024/20210125+neuropixels_in_lab_12_copy.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="576" data-original-width="1024" height="225" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhfooQQC8yY6REwwv6sGs_p9V0qj6hRVHxM1B19j-I8cRb1noUi8e4zdYo8FRYz_yXqy4aLwvgjIIEi0w1V88nhbdIvzcgoAV0SN-I2Tui2RTlZWuMZVSwb1hqrrJ82RRvwNKObgfXjJjc/w400-h225/20210125+neuropixels_in_lab_12_copy.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: x-small;">Datos recuperados con Neuropixels<br />diminutas sondas de silicio capaces de<br />registrar la actividad eléctrica<br />de cientos de neuronas a la vez.</span></td></tr></tbody></table></h2><h2 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.63059; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 18pt 0pt 4pt; text-align: center;"><span style="font-size: medium;"><br /></span></h2><h2 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.6305882352941177; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 14pt 0pt 4pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; font-family: Arial; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: medium;"><span style="font-weight: normal;">Un nuevo estudio de investigadores del </span>Instituto Allen<span style="font-weight: normal;"> recopiló y analizó el conjunto de datos más grande de la actividad eléctrica de las neuronas para obtener los principios básicos de cómo una cobaya de laboratorio percibe el mundo visual que nos rodea. El estudio, publicado en la revista científica </span>Nature<span style="font-weight: normal;">, captura los cientos de señales eléctricas que se disparan en una fracción de segundo cuando un animal está interpretando lo que ve en su entorno.</span></span></span></h2><h2 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.6305882352941177; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 14pt 0pt 4pt 0pt;"><span style="font-size: medium; font-weight: normal;"> </span></h2><h2 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.6305882352941177; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 14pt 0pt 4pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; font-family: Arial; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: medium;">El cerebro procesa el mundo que lo rodea casi instantáneamente, pero hay numerosos pasos casi instantáneos entre la entrada del rayo de luz que golpea la retina y el momento en el que se percibe lo que se está viendo. Los seres humanos tenemos tres docenas de áreas cerebrales diferentes responsables de la comprensión del mundo visual, y los científicos aún no conocen muchos de los detalles de cómo funciona ese proceso.</span></span></h2><h2 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.6305882352941177; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 14pt 0pt 4pt 0pt;"><span style="font-size: medium; font-weight: normal;"> </span></h2><h2 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.6305882352941177; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 14pt 0pt 4pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; font-family: Arial; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: medium;"><span style="font-weight: normal;">"En primer lugar, queremos entender por qué necesitamos tener múltiples áreas visuales en nuestro cerebro en primer lugar", según </span>Josh Siegle<span style="font-weight: normal;"> investigador asistente en el programa </span>MindScope<span style="font-weight: normal;"> del Instituto Allen. "¿Cómo se especializan cada una de estas áreas y luego cómo se comunican entre sí y sincronizan su actividad para guiar eficazmente sus interacciones con el mundo?"</span></span></span></h2><h2 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.6305882352941177; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 14pt 0pt 4pt 0pt;"><span style="font-size: medium; font-weight: normal;"> </span></h2><h2 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.6305882352941177; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 14pt 0pt 4pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; font-family: Arial; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: medium;">El equipo de investigadores del Instituto Allen utilizó para su trabajo de investigación al ratón, cuyo cerebro del tamaño de un guisante sigue siendo increíblemente complicado. La visión del ratón no es la misma que la de los humanos (los ratones dependen más de otros sentidos que nosotros), pero los neurocientíficos creen que aún pueden aprender muchos principios generales sobre el procesamiento sensorial al estudiar estos animales.</span></span></h2><h2 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.6305882352941177; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 14pt 0pt 4pt 0pt;"><span style="font-size: medium; font-weight: normal;"> <table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhrER74KDV1A0ik6aGuKIjoP9CgZRWJ3u9X12aWGAbMs4sJ-kubCiXsqT__sTGmnHhVTm5sgKl65_ZUHZQIn9r8n2XVXpNo2M-5qZC5wWallSnh0Fqh3xC84wWLIoBwkWmcRwhglSlsriM/s1177/20210125+neuropixels_visual_coding_cms_images-04.png" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1177" data-original-width="1170" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhrER74KDV1A0ik6aGuKIjoP9CgZRWJ3u9X12aWGAbMs4sJ-kubCiXsqT__sTGmnHhVTm5sgKl65_ZUHZQIn9r8n2XVXpNo2M-5qZC5wWallSnh0Fqh3xC84wWLIoBwkWmcRwhglSlsriM/s320/20210125+neuropixels_visual_coding_cms_images-04.png" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Neuropixeles</td></tr></tbody></table><br /></span></h2><h2 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.6305882352941177; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 14pt 0pt 4pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; font-family: Arial; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: medium;">Usando <i>Neuropixels</i>, sondas de silicio de alta resolución más delgadas que un cabello humano, que leen la actividad de cientos de neuronas a la vez, el equipo de investigadores construyó un conjunto de datos de impulsos eléctricos de aproximadamente 100,000 neuronas en el cerebro del ratón.</span></span></h2><h2 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.6305882352941177; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 14pt 0pt 4pt 0pt;"><span style="font-size: medium; font-weight: normal;"> </span></h2><h2 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.6305882352941177; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 14pt 0pt 4pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; font-family: Arial; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: medium;">Este conjunto de datos es la colección más grande de actividad eléctrica de neuronas obtenidas hasta el momento, ya que cada experimento capturó información de cientos de células cerebrales de hasta ocho regiones visuales diferentes del cerebro a la vez. Leer la actividad eléctrica simultáneamente en diferentes áreas del cerebro permitió a los científicos rastrear señales visuales en tiempo real a medida que estas pasaban de los ojos del ratón a regiones superiores de su cerebro.</span></span></h2><h2 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.6305882352941177; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 14pt 0pt 4pt 0pt;"><span style="font-size: medium; font-weight: normal;"> </span></h2><h2 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.6305882352941177; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 14pt 0pt 4pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; font-family: Arial; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: medium;">Los investigadores encontraron que la información visual viaja a lo largo de una "jerarquía" a través del cerebro, en la que las áreas inferiores representan conceptos visuales más simples como la luz y la oscuridad, mientras que las neuronas en la parte superior de la jerarquía capturan ideas más complejas, como la forma de los objetos.</span></span></h2><h2 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.6305882352941177; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 14pt 0pt 4pt 0pt;"><span style="font-size: medium; font-weight: normal;"> </span></h2><h2 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.6305882352941177; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 14pt 0pt 4pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; font-family: Arial; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: medium;">"Históricamente, se ha estudiado una región del cerebro cada vez, pero el cerebro no genera el comportamiento y la cognición con solo un área", según Olsen. “Estamos aprendiendo que el cerebro funciona mediante la interacción de áreas y señales enviadas de un área a otra, pero las limitaciones técnicas nos habían impedido estudiar esto en profundidad en el pasado. Realmente necesitábamos la vista integrada que ofrece este conjunto de datos para comenzar a comprender cómo funciona ".</span></span></h2><h2 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.6305882352941177; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 14pt 0pt 4pt 0pt;"><span style="font-size: medium;"><span style="font-weight: normal;"> <table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgBophlCHnl7XkkCilfa-_bq2GJyMLnGw3rv-zT8TMjMaMWwUjVVjcho92S4EfYaDFbwTQVgqTbL9nDb9Lp4VGloWpGBg1d2o8x2sPeiG-PgxdEMYwNkN9m21xZL2rY1Lc43Xcl9PGdL74/s825/20210125+neuropixels_in_lab_3_copy_2.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="825" data-original-width="550" height="443" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgBophlCHnl7XkkCilfa-_bq2GJyMLnGw3rv-zT8TMjMaMWwUjVVjcho92S4EfYaDFbwTQVgqTbL9nDb9Lp4VGloWpGBg1d2o8x2sPeiG-PgxdEMYwNkN9m21xZL2rY1Lc43Xcl9PGdL74/w266-h443/20210125+neuropixels_in_lab_3_copy_2.jpg" title="Un microscopio equipado con varias sondas de Neuropíxeles en un laboratorio del Instituto Allen." width="266" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Un microscopio equipado con varias sondas de<br /> Neuropixeles en un Laboratorio del Instituto Allen<br /><br /><br /><br /></td></tr></tbody></table></span><br /></span></h2><h2 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.6305882352941177; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 14pt 0pt 4pt 0pt;"><span style="font-size: large;">Seguimiento de los patrones de tráfico del cerebro</span></h2><h2 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.6305882352941177; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 14pt 0pt 4pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; font-family: Arial; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: medium;">El conjunto de datos Visual Coding - Neuropixels representa el primer intento del Instituto Allen de llevar a cabo un estudio sistemático de la actividad neuronal en el sistema visual del ratón y más allá. La publicación de datos inicial consta de 58 experimentos, cada uno de los cuales contiene datos de hasta seis sondas de Neuropixels que registran actividad eléctrica en la corteza, el hipocampo y el tálamo. Los datos de cada experimento se empaquetan convenientemente en archivos Neurodata Without Borders (NWB) que se pueden descargar a través de AllenSDK.</span></span></h2><h2 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.6305882352941177; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 14pt 0pt 4pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; font-family: Arial; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: medium;">El estudio de Neuropixels se basó en un estudio anterior del Instituto Allen que trazó un mapa del diagrama de cableado del cerebro del ratón, las conexiones físicas hechas por haces de axones entre muchas áreas diferentes del cerebro. Con datos del Atlas de conectividad cerebral del ratón Allen, ese estudio rastreó miles de conexiones tanto dentro como entre el tálamo y la corteza, la capa más externa del cerebro de los mamíferos que es responsable de las funciones de nivel superior, incluido el procesamiento del mundo visual.</span></span></h2><h2 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.6305882352941177; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 14pt 0pt 4pt 0pt;"><span style="font-size: medium; font-weight: normal;"> </span></h2><h2 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.6305882352941177; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 14pt 0pt 4pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; font-family: Arial; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: medium;">Si los datos de conectividad son como la hoja de ruta del cerebro, el conjunto de datos de Neuropixels es similar a rastrear patrones de tráfico en el cerebro, dijo Koch. Aunque las señales en el cerebro se mueven en una fracción de segundo de una región a la siguiente, las sondas son lo suficientemente sensibles como para detectar retrasos de tiempo muy leves que permiten a los científicos dibujar un mapa en tiempo real de la ruta que toma la información visual en el cerebro. Al comparar los datos de Neuropixels con los de conectividad, los científicos pueden obtener una imagen más clara de cómo se mueve la información a lo largo de las carreteras neuronales.</span></span></h2><h2 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.6305882352941177; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 14pt 0pt 4pt 0pt;"><span style="font-size: medium; font-weight: normal;"> </span></h2><h2 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.6305882352941177; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 14pt 0pt 4pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; font-family: Arial; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: medium;">"Es como si estuviéramos tratando de trazar un mapa de cómo las ciudades están conectadas al observar el movimiento de los automóviles en la carretera", dijo Koch. "Si vemos un automóvil en Sevilla y, unas horas más tarde, vemos ese mismo automóvil en Madrid y mucho más tarde vemos el automóvil en Valencia, entonces tenemos la idea de que la conexión de Sevilla a Valencia tiene que pasar necesariamente por Madrid "</span></span></h2><h2 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.6305882352941177; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 14pt 0pt 4pt 0pt;"><span style="font-size: medium; font-weight: normal;"> </span></h2><h2 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.6305882352941177; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 14pt 0pt 4pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; font-family: Arial; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: medium;">Como las carreteras de un país, el mapa de cableado de un cerebro no es una estructura simple. Hay muchas conexiones paralelas diferentes entre dos áreas del cerebro, incluso dos áreas vecinas. Y al igual que nuestro sistema de autopistas, carreteras nacionales y carreteras comarcales, el cerebro tiene conexiones más fuertes y más débiles. El simple hecho de conocer el mapa físico no es suficiente para predecir la ruta de la información visual.</span></span></h2><h2 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.6305882352941177; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 14pt 0pt 4pt 0pt;"><span style="font-size: medium; font-weight: normal;"> </span></h2><h2 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.6305882352941177; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 14pt 0pt 4pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; font-family: Arial; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: medium;">Los investigadores pudieron mapear las señales en una jerarquía utilizando los retrasos de tiempo que observaron en la actividad neuronal entre diferentes regiones del cerebro. También utilizaron otras medidas para confirmar la jerarquía, incluido el tamaño del campo visual al que responde cada neurona. Las células más bajas en la jerarquía están sintonizadas con porciones más pequeñas del mundo visual del animal, mientras que las neuronas de nivel superior reaccionan a regiones más grandes del espacio visual, presumiblemente porque esas células están integrando más información sobre la imágen completa que se encuentra frente al animal.</span></span></h2><h2 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.6305882352941177; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 14pt 0pt 4pt 0pt;"><span style="font-size: medium; font-weight: normal;"> </span></h2><h4 style="background-color: white; line-height: 1.63059; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 14pt 0pt 4pt; text-align: left;"><span style="background-color: transparent; font-family: Arial; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: large;">Un proceso crítico</span></span></h4><h2 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.6305882352941177; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 14pt 0pt 4pt 0pt;"><span style="font-size: medium; font-weight: normal;"> </span></h2><h2 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.6305882352941177; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 14pt 0pt 4pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; font-family: Arial; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: medium;">Los científicos capturaron la actividad neuronal tanto cuando los animales estaban viendo diferentes fotos e imágenes simples, como en ratones entrenados para responder a un cambio de imagen frente a sus ojos lamiendo una pequeña trompa de agua. Vieron que la información viajaba en el cerebro a través del mismo camino jerárquico en ambas situaciones. Cuando se entrenó a los ratones para responder a un cambio visual, sus neuronas visuales también alteraron su actividad, y las células superiores en la jerarquía mostraron cambios aún mayores.</span></span></h2><h2 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.6305882352941177; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 14pt 0pt 4pt 0pt;"><span style="font-size: medium; font-weight: normal;"> </span></h2><h2 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.6305882352941177; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 14pt 0pt 4pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; font-family: Arial; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: medium;">Los científicos incluso pudieron decir con solo observar la actividad neuronal si un animal en particular había detectado con éxito un cambio en la imagen.</span></span></h2><h2 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.6305882352941177; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 14pt 0pt 4pt 0pt;"><span style="font-size: medium; font-weight: normal;"> </span></h2><h2 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.6305882352941177; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 14pt 0pt 4pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; font-family: Arial; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: medium;">Y si los investigadores apagaban todas las luces, sin dar a los animales información visual, muchas de las mismas neuronas visuales todavía se activaban, aunque más lentamente, pero el orden del flujo de información se perdía. Esto pudiera significar que la jerarquía es necesaria para procesar la información visual, pero los animales usan las mismas células para otros propósitos en un circuito diferente.</span></span></h2><h2 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.6305882352941177; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 14pt 0pt 4pt 0pt;"><span style="font-size: medium; font-weight: normal;"> </span></h2><h2 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.6305882352941177; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 14pt 0pt 4pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; font-family: Arial; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: medium;">Aunque este tipo de experimentos detallados no son posibles en humanos, los estudios que analizan la actividad cerebral general han visto un tipo similar de jerarquía, y cambios en la actividad cerebral, en las partes de nuestro cerebro responsables del procesamiento de sonido y del procesamiento visual. Los neurocientíficos creen que este tipo de procesamiento jerárquico se utiliza en todo el cerebro para comprender muchos aspectos del mundo que nos rodea, no solo lo que vemos.</span></span></h2><h2 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.6305882352941177; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 14pt 0pt 4pt 0pt;"><span style="font-size: medium; font-weight: normal;"> </span></h2><h2 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.6305882352941177; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 14pt 0pt 4pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; font-family: Arial; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: medium;">“Sabemos que nuestra capacidad para crear representaciones coherentes de los objetos que estamos viendo es un proceso crítico para la supervivencia. En realidad, nuestros cerebros han dedicado alrededor del 30 al 50% de la corteza cerebral solo para el procesamiento visual ”. "Este estudio sugiere que este procesamiento jerárquico de la información visual también es significativo o importante para el animal".</span></span></h2><div><span style="background-color: transparent; font-family: Arial; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: medium;"><br /></span></span></div><div><span style="background-color: transparent; font-family: Arial; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: medium;"><br /></span></span></div><h2 dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.6305882352941177; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; padding: 14pt 0pt 4pt 0pt;"><span style="background-color: transparent; font-family: Arial; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: medium;">Basado en:</span></span></h2><span style="font-size: medium;"><br /></span><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><a href="https://www.nature.com/articles/s41586-020-03171-x" style="text-decoration-line: none;"><span style="color: #1155cc; font-family: Arial; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; text-decoration-line: underline; text-decoration-skip-ink: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: medium;">https://www.nature.com/articles/s41586-020-03171-x</span></span></a></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><a href="https://portal.brain-map.org/explore/circuits/visual-coding-neuropixels" style="text-decoration-line: none;"><span style="color: #1155cc; font-family: Arial; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; text-decoration-line: underline; text-decoration-skip-ink: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: medium;">https://portal.brain-map.org/explore/circuits/visual-coding-neuropixels</span></span></a></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><a href="https://allensdk.readthedocs.io/en/latest/visual_coding_neuropixels.html" style="text-decoration-line: none;"><span style="color: #1155cc; font-family: Arial; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; text-decoration-line: underline; text-decoration-skip-ink: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: medium;">https://allensdk.readthedocs.io/en/latest/visual_coding_neuropixels.html</span></span></a></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="color: #1155cc; font-family: Arial; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; text-decoration-line: underline; text-decoration-skip-ink: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S1364661398011711" style="text-decoration-line: none;"><span style="font-size: medium;">https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S1364661398011711</span></a></span></p><div><span style="font-size: medium;"><br /></span></div></span><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: medium;"><br /></span></div><span style="font-size: medium;"><br /></span><br /><div class="blogger-post-footer">amtoral.blogspot.com</div>Ana Toralhttp://www.blogger.com/profile/11180435466363768371noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4082397871725158488.post-66037576490939067552021-01-01T21:19:00.000+01:002021-01-01T21:19:09.243+01:00La biología subyacente a la formación de recuerdos<p> </p><p class="MsoNormal"><br /></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p> </o:p></span></p>
<h3 style="text-align: left;"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">Un nuevo estudio científico
arroja luz sobre cómo las neuronas forman recuerdos a largo plazo</span></h3>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p> </o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p><br /></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjqV53aS60xfJrMjjmxfmDBESrNy3BHCYChDZVInUibsxdvIEgnKj_x3mQl9AcEy6LBn1FdL5EkHaY5XOsMrS2iPHQV5qG_cLmq5Stvg7ZWJL691Hs3olkhyphenhyphenrsdNzXgqRjYml7GB9NrWzE/s850/20200101+memoria+1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="478" data-original-width="850" height="225" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjqV53aS60xfJrMjjmxfmDBESrNy3BHCYChDZVInUibsxdvIEgnKj_x3mQl9AcEy6LBn1FdL5EkHaY5XOsMrS2iPHQV5qG_cLmq5Stvg7ZWJL691Hs3olkhyphenhyphenrsdNzXgqRjYml7GB9NrWzE/w400-h225/20200101+memoria+1.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif; text-align: left;"><span style="font-size: x-small;">Representación 3D de neuronas. Imagen: koto_feja / Getty Images</span></span></td></tr></tbody></table><br /><o:p><br /></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">Un día de finales del verano
de 1953, un joven que pronto sería conocido como el paciente H.M. se sometió a
una cirugía experimental. En un intento por tratar sus convulsiones, un
cirujano extrajo porciones de su cerebro, incluida parte de una estructura
llamada hipocampo. Las convulsiones cesaron.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">Desafortunadamente, para el
paciente H.M., también lo hizo el tiempo. Cuando se despertó después de la
cirugía, ya no podía formar nuevos recuerdos a largo plazo, a pesar de
conservar las capacidades cognitivas normales, el lenguaje y la memoria de
trabajo a corto plazo. La condición del paciente H.M. finalmente reveló que la
capacidad del cerebro para crear recuerdos a largo plazo es un proceso distinto
que depende del hipocampo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">Los científicos habían
descubierto dónde se crean los recuerdos. Pero se desconocía cómo se generaban.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">Ahora, neurocientíficos de la
Facultad de Medicina de Harvard han dado un paso decisivo en la búsqueda por
comprender la biología de la memoria a largo plazo y encontrar formas de
intervenir cuando aparecen los déficits de memoria con la edad o con la
enfermedad.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">En un informe publicado en la
revista científica <b>Nature</b> describen un mecanismo recientemente identificado que
las neuronas en el hipocampo del ratón adulto utilizan para regular las señales
que reciben de otras neuronas, en un proceso que parece crítico para la
consolidación y la recuperación de la memoria.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">Los investigadores observaron
que las nuevas experiencias activan poblaciones dispersas de neuronas en el
hipocampo. Estas neuronas, cuando se activan, <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>expresan dos genes, <b>Fos y Scg2</b>. Estos genes
permiten a las neuronas hacer un ajuste fino de los inputs recibidos de las
llamadas interneuronas inhibidoras, células que amortiguan la excitación
neuronal. De esta manera, pequeños grupos de neuronas dispares pueden formar
redes persistentes, con actividad coordinada, en respuesta a una experiencia.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">"Este mecanismo
probablemente permite que las neuronas se comuniquen mejor entre sí, de modo
que la próxima vez que sea necesario recuperar un recuerdo, las neuronas se activen
de forma más sincrónica". "Es probable que la activación simultanea
de este circuito mediado por el gen Fos sea potencialmente una característica
necesaria para la consolidación de la memoria, por ejemplo, durante el sueño, y
también para la recuperación de la memoria en el cerebro".<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p> </o:p></span></p>
<h4 style="text-align: left;"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">Orquestación de circuitos</span></h4>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">Para formar recuerdos, el
cerebro debe conectar de alguna manera una experiencia a ciertas neuronas para
que, cuando estas neuronas se reactiven, se pueda recordar la experiencia
inicial. En su estudio, los investigadores se propusieron explorar este proceso
observando el gen Fos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">Descrito por primera vez en
células neuronales en 1986, Fos se expresa minutos después de que se active una
neurona. Los científicos han aprovechado esta propiedad, utilizando Fos como
marcador de actividad neuronal reciente para identificar las células cerebrales
que regulan la sed, el letargo y muchos otros comportamientos fisiológicos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">Los científicos plantearon la
hipótesis de que el gen Fos podría desempeñar un papel fundamental en el
aprendizaje y la memoria, pero durante décadas, la función precisa de este gen
ha sido un misterio.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">Para realizar el estudio, los
investigadores expusieron a los ratones a nuevos entornos y observaron las
neuronas piramidales, las principales células del hipocampo. Descubrieron que
poblaciones relativamente escasas de neuronas expresaban el gen Fos después de
la exposición a una nueva experiencia. Luego, impidieron que estas neuronas
expresaran el gen Fos, utilizando una herramienta basada en un virus, que se introdujo
en un área específica del hipocampo, lo que dejó al resto de neuronas sin
afectar.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">Los ratones que tenían el gen
Fos bloqueado de esta manera mostraron déficits de memoria significativos,
cuando se evaluaron en un laberinto que les obligó a recordar detalles
espaciales, lo que indica que el gen juega un papel fundamental en la formación
de la memoria.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p> <table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjduJIaeR8MEEH35rHB1FPsD7gkCIZruYjFc3tZnkhRhCYmvhebG7_MbQoKP1COaahEzLtnFTR1Lc_-JIujYPGJed9O_gPPhUryS-IxlKTZF7KttgfDySESk5Khg2II3iF7CwM4aldvfOk/s146/20210101+memoria+2.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="85" data-original-width="146" height="373" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjduJIaeR8MEEH35rHB1FPsD7gkCIZruYjFc3tZnkhRhCYmvhebG7_MbQoKP1COaahEzLtnFTR1Lc_-JIujYPGJed9O_gPPhUryS-IxlKTZF7KttgfDySESk5Khg2II3iF7CwM4aldvfOk/w640-h373/20210101+memoria+2.jpg" width="640" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif; text-align: left;"><span style="font-size: x-small;">Las neuronas Fos: Después de la exposición a un entorno nuevo,<br /> una población escasa de neuronas en el hipocampo del ratón expresa el gen Fos (rojo). <br />Imagen: Yap y colegas</span></span></td></tr></tbody></table><br /></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">Los investigadores estudiaron
las diferencias entre las neuronas que expresaban Fos y las que no. Usando la
optogenética para activar o desactivar las entradas de diferentes neuronas
cercanas, descubrieron que la actividad de las neuronas que expresan el gen <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Fos se ve más afectada por dos tipos de
interneuronas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">Se descubrió que las neuronas
que expresan el gen Fos reciben un aumento de las señales inhibidoras o de
amortiguación de la actividad de un tipo de interneurona y una disminución de
las señales inhibidoras de otro tipo distinto de interneurona. Estos patrones
de señalización desaparecieron en las <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>neuronas estudiadas cuando se bloqueó la <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>expresión del gen <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Fos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">Lo fundamental de estas
interneuronas es que pueden regular cuándo y cuánto se activan las neuronas
individuales con el gen Fos activado, y también cuándo se activan en relación
con otras neuronas en el circuito.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Por
fin se tiene una idea de cómo Fos puede intervenir en <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>los procesos de la memoria, específicamente al
orquestar este tipo de plasticidad de circuito en el hipocampo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p> </o:p></span></p>
<h3 style="text-align: left;"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">Y aún mas</span></h3>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">Los investigadores exploraron
<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>la función del gen Fos, que codifica una
proteína de factor de transcripción que regula otros genes. Utilizaron la secuenciación
de una sola neurona e imágenes genómicas adicionales para identificar genes
activados por Fos y encontraron que un gen en particular, el <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Scg2, desempeñaba un papel fundamental en la
regulación de las señales inhibidoras.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">En ratones con el gen <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Scg2 silenciado experimentalmente, las
neuronas activadas por el gen Fos en el hipocampo mostraron un defecto en la recepción
de señales procedentes de ambos tipos de interneuronas. Estos ratones también
tenían defectos en los ritmos theta y gamma, propiedades cerebrales que se cree
que son características críticas del aprendizaje y la memoria.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">Estudios anteriores habían demostrado
que Scg2 codifica un neuropéptido que puede dividirse en cuatro formas
distintas, que luego se secretan. En el estudio actual, los investigadores
descubrieron que las neuronas parecen usar estos neuropéptidos para ajustar los
inputs <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>que reciben de las interneuronas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">Juntos, los experimentos del
equipo sugieren que cuando el ratón vive una nueva experiencia, un pequeño
grupo de neuronas expresan simultáneamente el gen Fos, que activa al gen Scg2 y este genera sus neuropéptidos, para establecer una red neuronal
coordinada y con su actividad regulada por interneuronas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">Cuando las neuronas se activan
en el hipocampo después de una nueva experiencia, de antemano no están necesariamente
vinculadas entre sí de una manera particular. Pero las
interneuronas tienen ejes axonales muy amplios, lo que significa que pueden
conectarse y enviar señales a muchas neuronas a la vez. Esta puede ser la forma
en que un grupo disperso de neuronas puede formar un circuito para codificar en
última instancia una memoria concreta".<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">Los hallazgos del estudio
representan un posible mecanismo a nivel de circuito y molecular para la
memoria a largo plazo. Y arrojan nueva luz sobre <b>la biología fundamental de la
formación de la memoria</b>. También tiene amplias implicaciones para las
enfermedades de la disfunción de la memoria.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">Los investigadores señalan,
sin embargo, que si bien los resultados son un paso importante en nuestra
comprensión del funcionamiento interno de la memoria, quedan numerosas
preguntas sin respuesta sobre los mecanismos recientemente identificados.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">Todavía no se ha llegado a un
conocimiento completo de la formación de los recuerdos, <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>pero ahora se ven mejor muchos de los próximos
pasos que deben tomarse. Si se pudiera comprender mejor este proceso, se
podrían tener nuevos controles sobre la memoria y sobre cómo intervenir cuando
las cosas van mal, ya sea en la pérdida de memoria relacionada con la edad o en
trastornos neurodegenerativos como la enfermedad de Alzheimer.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">Basado en: <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><a href="https://www.nature.com/articles/s41586-020-3031-0">https://www.nature.com/articles/s41586-020-3031-0</a><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><a href="https://science.sciencemag.org/content/234/4772/80">https://science.sciencemag.org/content/234/4772/80</a><o:p></o:p></span></p><div class="blogger-post-footer">amtoral.blogspot.com</div>Ana Toralhttp://www.blogger.com/profile/11180435466363768371noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4082397871725158488.post-1851041565401969042020-12-10T13:16:00.003+01:002020-12-13T19:52:13.656+01:00Neurotecnología. Un nuevo paradigma para el tratamiento de las enfermedades neurológicas<p> </p><p class="MsoNormal"><br /></p>
<h3 style="text-align: left;"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">Si hubiera que apostar por una neurotecnología que cambiará el futuro del
tratamiento de las enfermedades neurológicas, sería por la optogenética.</span></h3><div><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;"><br /></span></div>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p> </o:p></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhbVg8vh6Zv5TmzgnFng6abhcnrtQa4s5HXx0T0wpNOLHzrLFdORNAsbqGc536eJZ2MxcPH8Zf5OEg6ewI7BIR2S6HHSQCKo2g-6NZBoIZXsBi6RPgbM9yP9Ne7bEvpgyW77rXoZLPANyM/s287/20201210+raton+optogenetica.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="175" data-original-width="287" height="244" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhbVg8vh6Zv5TmzgnFng6abhcnrtQa4s5HXx0T0wpNOLHzrLFdORNAsbqGc536eJZ2MxcPH8Zf5OEg6ewI7BIR2S6HHSQCKo2g-6NZBoIZXsBi6RPgbM9yP9Ne7bEvpgyW77rXoZLPANyM/w400-h244/20201210+raton+optogenetica.jpg" width="400" /></a></div><br /><p></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;"><br /></span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><br />La optogenética utiliza luz de diferentes frecuencias para controlar el funcionamiento
del cerebro, por ahora, en cobayas. Es una brillante tecnología obtenida
mediante el cruce de la <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>neurobiología
básica y la ingeniería que secuestra el mecanismo existente detrás de cómo las
neuronas se activan o se silencian en el cerebro de forma natural.<o:p></o:p><p></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">Gracias a la optogenética, en solo diez años se ha podido integrar
artificialmente recuerdos en ratones, descifrar las señales cerebrales que
conducen al dolor, desenredar el código neuronal de la adicción, revertir la
depresión, restaurar la vista rudimentaria en ratones ciegos y sobrescribir recuerdos
felices eliminando otros terribles. La optogenética es similar a un lenguaje de
programación universal para el cerebro.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">Pero tenía dos inconvenientes graves: requería terapia génica y también <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>cirugía cerebral para implantar fibras ópticas
en el cerebro.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">Este año, la original mente detrás de la optogenética está de regreso con
una actualización impresionante. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>El
equipo del Dr. Karl Deisseroth en la Universidad de Stanford, en colaboración
con la Universidad de Minnesota, dio a conocer una versión mejorada de la
optogenética que controla el comportamiento sin necesidad de cirugía. Más bien,
el sistema proyecta luz a través del cráneo de los ratones y penetra
profundamente en el cerebro. Con pulsos de luz, el equipo pudo cambiar la
probabilidad de que un ratón tuviera convulsiones o reprogramar su cerebro para
que prefiriera la compañía social.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">Pero aclaremos: estamos lejos de que los científicos controlen el cerebro
con linternas. La clave de la optogenética es la ingeniería genética; sin ella,
las neuronas no responden naturalmente a la luz.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">Sin embargo, de cara al futuro, el estudio es un paso seguro hacia la
transformación de una poderosa tecnología de investigación en una terapia
clínica que podría ayudar a las personas con problemas neurológicos, como
depresión o epilepsia. Todavía estamos lejos de esa visión, pero el estudio
sugiere que es una ciencia ficción potencialmente a nuestro alcance.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p> </o:p></span></p>
<h4 style="text-align: left;"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">Opto-¿qué?</span></h4>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">Para comprender la optogenética, debemos profundizar un poco más en cómo
funcionan los cerebros.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">Esencialmente, las neuronas funcionan con electricidad con una pizca
adicional de química. Una célula cerebral es como un contenedor de
almacenamiento vivo con puertas, llamadas canales iónicos, que separan su
entorno interno del exterior. Cuando una neurona recibe información y esa entrada
es lo suficientemente potente, las células abren sus puertas. Este proceso
genera una corriente eléctrica, que luego circula por la rama de salida de una
neurona, una especie de autopista biológica. En la terminal, los datos
eléctricos se transforman en docenas de "barcos" químicos, que flotan
a través de un espacio entre neuronas para transmitir el mensaje a sus vecinas.
Así es como se comunican las neuronas en una red y cómo esa red a su vez
produce recuerdos, emociones y comportamientos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p> </o:p></span></p>
<h4 style="text-align: left;"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">La optogenética secuestra este proceso.</span></h4>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">Usando virus, los científicos pueden agregar al ADN de las neuronas vivas
un gen para las opsinas, una familia especial de proteínas descubierta en algunas
<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>algas. Las opsinas, las proteínas generadas
por el gen insertado en el ADN neuronal, <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>son "puertas" especializadas que se
abren bajo ciertas frecuencias de pulsos de luz, algo que las células
cerebrales de los mamíferos no pueden hacer. Agregar el gen de las opsinas a
las neuronas del ratón (o probablemente a las nuestras) esencialmente les da el
superpoder para responder a la luz. En la optogenética clásica, los científicos
implantan fibras ópticas cerca de las neuronas alteradas con <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>opsina para proporcionar la estimulación con
luz. Los pulsos de luz programados por ordenador pueden apuntar a estas nuevas
neuronas sensibles a la luz en una región particular del cerebro y controlar su
actividad, al igual que marionetas en una cuerda.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;"><br /></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p> </o:p></span><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEic2GDU-mgW513GC26Nf1YSqmPmQquxotGU5HZKM3oep_YqUnrVKS6lM271BkMlhUqxpm6O6lKEYiedm4oXUWhEGQIu-CAtkqsJ4Z6zHjtzyHAKdIuFP0YktGAVojv4LdAcefd4-TzhaYs/s356/20201210+optogenetica.jpg" imageanchor="1" style="font-family: Verdana, sans-serif; margin-left: 1em; margin-right: 1em; text-align: center;"><img border="0" data-original-height="149" data-original-width="356" height="168" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEic2GDU-mgW513GC26Nf1YSqmPmQquxotGU5HZKM3oep_YqUnrVKS6lM271BkMlhUqxpm6O6lKEYiedm4oXUWhEGQIu-CAtkqsJ4Z6zHjtzyHAKdIuFP0YktGAVojv4LdAcefd4-TzhaYs/w400-h168/20201210+optogenetica.jpg" width="400" /></a></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;"><br /></span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">Y mejor aún. Mediante el uso de la ingeniería genética, los científicos
también pueden ajustar qué poblaciones de neuronas obtienen ese poder
adicional, por ejemplo, solo aquellas que codifican un recuerdo reciente o
aquellas involucradas en la depresión o la epilepsia. Esto hace posible jugar
con esos circuitos neuronales usando luz, mientras el resto del cerebro sigue a
la suya.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">Esta selectividad es en parte la razón por la que la optogenética es tan
poderosa. Pero no todo es así de fácil. Como se puede imaginar, los ratones no
disfrutan particularmente de estar atados por fibras ópticas que brotan de sus
cerebros. Los humanos tampoco, de ahí el problema de adoptar la herramienta
para uso clínico. Desde su introducción, un objetivo principal de la
optogenética de próxima generación ha sido cortar la atadura.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p> </o:p></span></p>
<h4 style="text-align: left;"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">Adiós Cirugía</span></h4>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">En el nuevo estudio, el equipo de Deisseroth comenzó con un objetivo
principal: abandonemos por completo la necesidad de implantes quirúrgicos.
Inmediatamente, esto presentaba un problema difícil. Significaba que las
neuronas creadas por bioingeniería, dentro de un cerebro, necesitaban tener una
“puerta” de opsina lo suficientemente sensible y poderosa que responda a la
luz, incluso cuando los pulsos de luz son difundidos a través <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>del cráneo y el tejido cerebral. Es como un
juego de teléfono en el que una persona grita un mensaje desde diez manzanas de
distancia, a través de múltiples muros y el ruido de la ciudad, pero aún así,
hay que poder descifrarlo y transmitirlo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">Por suerte, el equipo de investigación encontró un candidato. Desarrollado
el año pasado, la proteína asociada al gen ChRmine destaca por su tiempo de reacción
sorprendentemente rápido a la luz y su capacidad para generar una gran
corriente eléctrica en las neuronas, una mejora de aproximadamente 100 veces
con respecto a cualquiera de sus predecesoras. Debido a que es tan sensible,
significa que incluso una chispa de luz, en su longitud de onda preferida,
puede hacer que abra sus "puertas" y, por tanto, controle la
actividad neuronal. Además, ChRmine se cierra rápidamente después de abrirse,
lo que significa que no sobreestimula las neuronas, sino que estas <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>vuelven a su trayectoria de activación
natural.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">Como primera prueba, el equipo utilizó virus para agregar el gen ChRmine
a un área profunda del cerebro: el área tegmental ventral (VTA), que es
fundamental para procesar la recompensa y la adicción, y también está implicada
en la depresión. Hasta ahora, la única forma de llegar al área en un entorno
clínico es con un electrodo implantado. Sin embargo, con ChRmine, el equipo
descubrió que una fuente de luz, colocada justo fuera del cuero cabelludo de
los ratones, podía provocar de manera fiable la actividad neuronal en la
región.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p> </o:p></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiMNmr4ujbIaBfwHaMQBbou2RKgi7eOcUqllOdjJFiMIE0ignkGKe13uFwICl4DNP9TakOVsmLCLfxP0JIcRFqyNv0IAjCFWc17OgoflJKsy3YF1gz8W6xsVGMt3ix-YzNbfNEZMeaeYmk/s414/20201210+optogenetica+2.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="381" data-original-width="414" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiMNmr4ujbIaBfwHaMQBbou2RKgi7eOcUqllOdjJFiMIE0ignkGKe13uFwICl4DNP9TakOVsmLCLfxP0JIcRFqyNv0IAjCFWc17OgoflJKsy3YF1gz8W6xsVGMt3ix-YzNbfNEZMeaeYmk/s320/20201210+optogenetica+2.jpg" width="320" /></a></div><br /><p></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">La activación aleatoria de neuronas con luz, aunque es impresionante,
puede no ser tan útil. La siguiente prueba era ver <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>si es posible controlar el comportamiento de
un ratón usando luz desde el <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>exterior
del cerebro.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>El equipo agregó el gen ChRmine a
las neuronas que generan dopamina en un ratón. La dopamina generada en el
cerebro proporciona una sensación de placer. En comparación con sus compañeros,
los ratones <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>que habían recibido el gen,
y generado la proteína activada mediante luz, <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>estaban mucho más ansiosos por presionar una
palanca para llevar luz al cuero cabelludo, lo que significa que la luz
estimula las neuronas lo suficiente para que los ratones sientan placer y
trabajen por ello.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">Como prueba más complicada, el equipo utilizó la luz para controlar una
población de células cerebrales, llamadas células serotoninérgicas, en la base
del cerebro, llamada tronco encefálico. Se sabe que estas células influyen en
el comportamiento social, es decir, cuánto disfruta un individuo de la
interacción social. Los resultados aquí se <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>vuelven un poco inquietantes: los ratones con neuronas
<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>con el gen ChRmine incorporado,
específicamente en el tronco del encéfalo, preferían pasar mas tiempo en la
"zona social" de su cámara de prueba que <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>sus hermanos que no tenían ChRmine. En otras
palabras, sin ninguna cirugía de cerebro abierto y solo unos pocos rayos de
luz, el equipo pudo convertir un ratón socialmente neutro en un ser social
ansioso por la amistad.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p> </o:p></span></p>
<h4 style="text-align: left;"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">Control del cerebro desde lejos</span></h4>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">Si estás pensando en "inquietante", no estás solo. El estudio
sugiere que con una inyección de un virus que lleva el gen ChRmine, ya sea a
través de la cuenca del ojo o a través de las arterias, es potencialmente
posible controlar algo tan integral para una personalidad como la sociabilidad
con nada más que con un haz de luz de la longitud de onda adecuada.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">Esto solo es posible en ratones por ahora. Nuestros cerebros son mucho
más grandes, lo que significa que la luz se dispersa a través del cráneo y conseguir
que penetre lo suficientemente profundo se vuelve mucho más complicado. Y naturalmente,
nuestras células cerebrales normalmente no responden a la luz de ninguna
longitud de onda. Habría que ofrecerse como voluntario para lo que equivale a
terapia génica, que viene con sus propios problemas, antes de que esto pueda
funcionar. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">Este sistema operativo de control cerebral, aunque aún no es perfecto,
resolvería un montón de problemas. A diferencia de Neuralink y otros implantes
neuronales, el estudio sugiere que es posible controlar el cerebro sin cirugía
ni implantes. ¡Todo lo que se necesita es luz!.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;"><i>Basado en:</i></span><span style="font-family: "Verdana","sans-serif";"><i> </i><span style="mso-bidi-font-weight: bold;"><i>http://web.stanford.edu/group/dlab/media/papers/chenNBT2020.pdf</i><o:p></o:p></span></span></p><div class="blogger-post-footer">amtoral.blogspot.com</div>Ana Toralhttp://www.blogger.com/profile/11180435466363768371noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4082397871725158488.post-9936840866870227412020-11-19T13:11:00.000+01:002020-11-19T13:11:43.171+01:00¿Algunas enfermedades mentales podrían estar desencadenadas por infecciones?<p> </p><p class="MsoNormal"><br /></p>
<h3 style="text-align: left;"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">Una teoría marginal vincula a los microbios del cerebro con la aparición
de la demencia. Ahora, los científicos lo consideran una hipótesis plausible.</span></h3>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p> </o:p></span></p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhAOKS6DRAtSdaSC91niOBKkHYUkuF-r_ioWXEmggqyCDeM6i-CPGO6JNXGt2vWy-9jr2xeutsfMiL5DD4Untg1bwsmaEVZ7SKnq845f2znG1kiQXO93WnQUuAovrC0w3wrNxAARlIJcdU/s1172/20201119+infeccion+herpes.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="879" data-original-width="1172" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhAOKS6DRAtSdaSC91niOBKkHYUkuF-r_ioWXEmggqyCDeM6i-CPGO6JNXGt2vWy-9jr2xeutsfMiL5DD4Untg1bwsmaEVZ7SKnq845f2znG1kiQXO93WnQUuAovrC0w3wrNxAARlIJcdU/w400-h300/20201119+infeccion+herpes.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif; text-align: left;"><br /><i><span style="font-size: x-small;">Algunos científicos piensan que microbios como el virus del herpes simple 1<br /> (que se muestra aquí en una célula epitelial) <br />podrían desencadenar algunos casos de la enfermedad de Alzheimer. <br />Imagen: SPL</span></i></span></td></tr></tbody></table><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">La teoría de que una infección podría causar demencia ha estado presente
durante décadas al margen de la investigación en neurociencia. La mayoría
de los investigadores de la enfermedad de Alzheimer, respaldados por un gran
volumen de evidencia, están convencidos de que los culpables clave son unas moléculas
pegajosas en el cerebro llamadas amiloides, que se agrupan en placas y causan
inflamación matando neuronas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">En un principio, algunos de los primeros científicos defensores de la
teoría de la infección la vieron como un reemplazo de la hipótesis amiloide
establecida y ampliamente respaldada por investigaciones a lo largo de años. Pero
algunas investigaciones recientes han proporcionado pistas interesantes de que
las dos ideas podrían encajar: que la infección podría originar algunos casos
de la enfermedad de Alzheimer al desencadenar la producción de grumos de
amiloide.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">Los datos apuntan a un papel radical del amiloide en las
neuronas. En lugar de ser simplemente un producto de desecho tóxico, el
amiloide podría tener una función importante en sí misma: ayudar a proteger el
cerebro de infecciones. Pero la edad o la genética podrían interrumpir los
controles y equilibrios del sistema, convirtiendo al amiloide de defensor en
villano.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">Y esa idea sugiere nuevas vías para explorar posibles terapias. Para
probar más la teoría, los científicos ahora están desarrollando modelos
animales que imitan la enfermedad de Alzheimer con una mejor aproximación. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p> </o:p></span></p>
<h4 style="text-align: left;"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">Asfixiado por grumos</span></h4>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">La hipótesis amiloide sostiene que la enfermedad de Alzheimer es el
resultado de la acumulación de proteínas solubles y pegajosas (péptidos
β-amiloides) en los espacios entre las células cerebrales. Estos péptidos
se escinden de otra proteína incrustada en las membranas de las
neuronas. Una vez que flotan libres, se agrupan en estructuras más grandes
que, si no se eliminan con la suficiente eficiencia mediante enzimas
especiales, se agregan en placas. Las placas desencadenan una cascada
mortal: provocan neuroinflamación y generan haces de proteínas fibrosas
llamadas ovillos tau. Ante estos ataques masivos, las neuronas mueren.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">Los críticos de la hipótesis señalan que se ha demostrado en autopsias que
los cerebros de muchas personas que no tenían la enfermedad de Alzheimer contenían
placas. Y señalan el fracaso de muchos ensayos clínicos de tratamientos
diseñados para disolver las placas amiloides, <a href="https://translate.google.com/translate?hl=es&prev=_t&sl=en&tl=es&u=https://www.nature.com/articles/d41586-018-05719-4">ninguno
de los cuales ha retrasado la enfermedad</a>. Los investigadores que
apoyan la teoría del amiloide afirman que, aunque la densidad de las placas
varía mucho entre los individuos, la densidad de los ovillos de tau que
desencadenan está estrechamente relacionada con la gravedad de la
enfermedad. Y los ensayos clínicos probablemente fracasaron, dicen, porque
los tratamientos se administraron demasiado tarde en el curso de la
enfermedad. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">También tienen una fuerte evidencia de su lado. Hay ciertas formas
raras y agresivas de la enfermedad de Alzheimer que surgen temprano, entre las
edades de 30 y 60, y son hereditarias; estas condiciones son causadas por
mutaciones en genes que gobiernan el proceso de producción de amiloide y la
inflamación en el cerebro. Decenas de otros genes se han asociado con el
riesgo de la forma más común de aparición tardía de la enfermedad. Varios
codifican proteínas que comprenden elementos de la cascada amiloide, y algunas
están involucradas en el sistema inmunológico innato, un grupo de mecanismos
que se activan rápidamente para prevenir la propagación de patógenos en el
cuerpo y que impulsan la inflamación.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p> </o:p></span></p>
<h4 style="text-align: left;"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">Agentes de infección</span></h4>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">Algunos investigadores, con la esperanza de probar la hipótesis de la
infección, han buscado microbios en miles de cerebros post-mortem de personas
con Alzheimer. En muchos, los han encontrado. Pero estos estudios
solo muestran correlaciones que pueden tener explicaciones que no tienen nada que
ver con los mecanismos que producen la enfermedad.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p> <table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhVd1PmwzqZR1tWu4_16L0-X7_GxRPXKq1C851RuLpM9hW8BD8yRg7P9R5acFH5tsK8PWp6HRv3xLz7Cuz3HVOEwc6M7OE7s96XCnShRF5QOpwJL1tqMto9WxhcuVUrsx41o9l_HRgnfYg/s800/20201119+imagenes+brain.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="536" data-original-width="800" height="268" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhVd1PmwzqZR1tWu4_16L0-X7_GxRPXKq1C851RuLpM9hW8BD8yRg7P9R5acFH5tsK8PWp6HRv3xLz7Cuz3HVOEwc6M7OE7s96XCnShRF5QOpwJL1tqMto9WxhcuVUrsx41o9l_HRgnfYg/w400-h268/20201119+imagenes+brain.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif; text-align: left;"><span style="font-size: x-small;"><i><br />Las muestras de tejido cerebral de personas con enfermedad de Alzheimer<br /> a veces albergan microbios.<br />Imagen: Patrice Latron / Look at Sciences / SPL</i></span></span></td></tr></tbody></table><br /></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">Se han propuesto varios microbios como desencadenantes de la enfermedad
de Alzheimer, incluidos tres virus del herpes humano y tres bacterias: <i>Chlamydia
pneumoniae</i>, que causa de infecciones pulmonares<i>; Borrelia
burgdorferi</i>, agente de la enfermedad de Lyme; y, más
recientemente, <i>Porphyromonas gingivalis</i>, que conduce a la
enfermedad de las encías. En teoría, cualquier agente infeccioso que pueda
invadir el cerebro podría tener esta función desencadenante.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">La mayoría de los grupos en este campo tienen un microbio favorito, y dos
artículos publicados en 2018 examinaron el papel de los virus del herpes. Uno,
del grupo del científico <b>Joel Dudley</b>, analizó grandes cantidades de datos sobre
genes, proteínas y estructura de tejidos generados a partir de casi 1,000
cerebros post-mortem disponibles en varias bases de datos. El equipo buscó
firmas reveladoras de virus en el tejido cerebral (fragmentos de genes o
proteínas específicas del herpes) y concluyó que los niveles del virus del
herpes humano 6A (HHV-6A) y del virus del herpes humano 7 eran más altos en las
personas que tenían la enfermedad de Alzheimer que en los controles.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">Pero otros investigadores, incluido el virólogo <b>Steven Jacobson</b>, cuyo
equipo estudió una muestra de más de 1.000 cerebros post-mortem, no lograron
replicar el hallazgo de Dudley.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">El artículo de Dudley llegó inmediatamente después de un estudio de una
década realizado en Taiwán, que siguió a más de 8.000 personas a las que se les
diagnosticó el virus del herpes simple y las comparó con un grupo de control de
25.000 que no habían recibido el mismo diagnóstico. El grupo de personas
con herpes tenía un riesgo 2,5 veces mayor de desarrollar la enfermedad de
Alzheimer, pero ese aumento casi se eliminó en aquellos que recibieron un tratamiento
farmacológico agresivo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">Incluso antes de este reciente repunte en la prominencia de la teoría, la
idea de que las infecciones pudieran provocar de alguna manera el Alzheimer
tenía suficiente tracción para que los investigadores iniciaran un ensayo
clínico. En 2017, un equipo de la <b>Universidad de Columbia</b> en la ciudad de
Nueva York comenzó a probar si el fármaco antiviral <i>valaciclovir</i> podría
retrasar el deterioro cognitivo y la formación de placa amiloide en personas
con enfermedad de Alzheimer leve que también habían dado positivo en
anticuerpos contra el virus del herpes simple. Se esperan resultados en
2022.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p> </o:p></span></p>
<h4 style="text-align: left;"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">La carga de la prueba</span></h4>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">Cuando los estudios en humanos solo proporcionan una correlación, los
investigadores a menudo recurren a los experimentos con animales para buscar la
causa. Pero los modelos animales de Alzheimer no son perfectos; los
ratones, por ejemplo, no desarrollan las placas distintivas a medida que
envejecen, a menos que estén diseñados genéticamente para producirlas. El
<b>ratón transgénico 5xFAD</b>, ampliamente utilizado, expresa cinco mutaciones relevantes
en genes que codifican la proteína pre-amiloide y una de las enzimas que la
transforma en β-amiloide. Estos ratones expresan los genes en niveles muy
altos y comienzan a desarrollar placas cuando solo tienen dos meses de edad.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">El neurogenetista <b>Rudolph Tanzi</b> y sus colegas del Hospital General de
Massachusetts en Charlestown utilizaron el modelo de ratón 5xFAD para
investigar una idea remota. Tanzi había estado buscando genes de riesgo de
Alzheimer en algunos datos nuevos de genómica humana y estaba desconcertado al
ver aparecer un gen para CD33, una proteína ampliamente expresada en el sistema
inmunológico innato. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">En este punto, nadie había pensado mucho en si el amiloide-β podría tener
un papel específico propio, a pesar de que está altamente conservado en todas
las especies, un fuerte indicador de utilidad biológica. La secuencia
tiene al menos 400 millones de años y está presente en alrededor de dos tercios
de todos los vertebrados. Quizás era algo más que un chico malo. Tal vez
tuviera una función de buen chico, atrapando microbios que encuentran su camino
hacia el cerebro y evitando que causen enfermedades. Este sistema podría
fallar cuando el cerebro envejece y pierde su capacidad para eliminar los
amiloides de manera eficiente.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">Tanzi, que se había especializado en microbiología, le pidió a la
estudiante de posgrado <b>Stephanie Soscia</b> que analizara rápidamente si el
β-amiloide podía matar ocho microorganismos comunes que causan enfermedades en
un tubo de ensayo, incluidos <i>Streptococcus pneumoniae </i>y <i>Escherichia
coli </i>. Descubrió que podría, al menos con la misma eficacia que
los péptidos antimicrobianos conocidos. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">Durante los años siguientes, <b>Rob Moir</b>, neurocientífico, <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>desarrolló una serie de experimentos más
exhaustivos para probar lo que ahora llamaban su hipótesis de protección
antimicrobiana. Junto a Tanzi, inyectaron la bacteria <i>Salmonella
typhimurium </i>directamente en el cerebro de ratones 5xFAD productores de
placa y descubrieron que sobrevivían más tiempo que los ratones no transgénicos
sin placas. Encontraron resultados similares en gusanos nematodos, utilizando
el hongo patógeno <i>Candida albicans</i>. En ambos casos, los
amiloides formaron redes pegajosas que envolvieron y desarmaron a los patógenos.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;"><br /></span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;"><br /></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p> <table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgI1_xYKlUifIOdKxJovqSu0BymV_7h-cCsjk7x7Fwbu_OfGD_9ZXx-k37x2VRVzivmvf0U-7WhrpnYJqNqru8Db7zWUgpBjGL1Qd2i1KaWrf6wGTtNc8js35Yw9feVlutq6QCEtDSmnlI/s794/20201119+infecciones.png" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="794" data-original-width="600" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgI1_xYKlUifIOdKxJovqSu0BymV_7h-cCsjk7x7Fwbu_OfGD_9ZXx-k37x2VRVzivmvf0U-7WhrpnYJqNqru8Db7zWUgpBjGL1Qd2i1KaWrf6wGTtNc8js35Yw9feVlutq6QCEtDSmnlI/w485-h640/20201119+infecciones.png" width="485" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><br /> <i><span style="font-size: x-small;">Imagen: Ref. 9; <span style="font-family: Verdana, sans-serif; text-align: left;">Nature </span><span style="font-family: Verdana, sans-serif; text-align: left;">559 , S4 – S7 (2018).</span></span></i></td></tr></tbody></table><br /></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;"> </span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">Luego, el equipo centró su atención en los virus del herpes, que habían
surgido como los patógenos humanos más frecuentemente relacionados con la
enfermedad de Alzheimer. Inyectaron el<b><i> virus del herpes HSV1</i></b> en el cerebro
de ratones jóvenes 5xFAD y en el de ratones normales. En tres semanas, los
cerebros de los ratones transgénicos estaban salpicados de placas
amiloides. Cuando el equipo repitió el experimento con una dosis letal de
HSV1, los ratones transgénicos vivieron más tiempo que los controles, y
aparecieron placas en sus cerebros en solamente dos días.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">El HSV1 está tan extendido que más de la mitad de las personas en todo el
mundo lo albergan en sus cuerpos. Pero Moir también quería probar los
efectos del virus HHV-6, que se encuentra en hasta el 10% de los cerebros
sanos, aunque a menudo en niveles bajos y con efectos desconocidos. Los
ratones son resistentes a la infección por HHV-6, por lo que el equipo de Moir
investigó los efectos del virus en un cultivo 3D de células neuronales humanas
que modela algunos aspectos de la enfermedad de Alzheimer. Normalmente,
este mini organoide cerebral comienza a acumular placas amiloides y ovillos tau
después de seis semanas en cultivo. Pero, como los investigadores habían
visto con los ratones, las placas aparecieron solo dos días después de que
agregaron el virus.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">Moir y Tanzi continuaron investigando el impacto de los virus del herpes
en la formación de ovillos tau en los organoides y si los ovillos pudieran bloquear
la propagación de virus por las neuronas. Moir murió en diciembre de 2019
después de una breve enfermedad, pero Tanzi dice que su grupo todavía sigue
esta línea de trabajo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">El resultado de sus experimentos de prueba de concepto hasta ahora es que
"si se está produciendo amiloide-β, se sobrevive mejor a la
infección". Pero admite que la prueba real (ver que una infección
desencadena la cascada amiloide para causar la enfermedad) está muy lejos. Y
nadie sabe todavía si las propiedades antimicrobianas del amiloide-β se
despliegan realmente como parte de un proceso fisiológico normal en las
personas, o cuán importantes serían en la paleta general de mecanismos de
defensa en el cerebro. La infección podría ser una forma de encontrar el
fósforo que conduce al fuego del Alzheimer, al igual que lo hacen las
mutaciones genéticas raras.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">Consciente de que lo que sea que desencadene el inicio de la enfermedad
puede que ya no exista cuando la persona muera, el laboratorio de Tanzi está
desarrollando técnicas para aislar y analizar placas individuales para ver si
hay rastros de microbios atrapados en su interior. Es una especie de
excavación arqueológica.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p> </o:p></span></p>
<h4 style="text-align: left;"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">Estudios de apoyo</span></h4>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">El trabajo de Tanzi aún no se ha reproducido de forma independiente, pero
otros experimentos han proporcionado un apoyo circunstancial a la hipótesis de
la protección antimicrobiana. Por ejemplo, los científicos de la empresa
de biotecnología <b>Genentech</b> en el sur de San Francisco, California, demostraron
que una mutación en un gen conocido como <i>PILRA</i>, que se expresa en
varias células inmunes, se asocia con una reducción del riesgo de Alzheimer. El
gen produce una proteína que ayuda al herpes y a otros virus a ingresar a las
neuronas, y los investigadores dicen que la mutación podría prevenir esta
entrada. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">Y lo más intrigante es que un artículo de 2020 del laboratorio del
biólogo químico <b>Yue-Ming Li </b>en el Memorial Sloan Kettering Cancer Center en
Nueva York proporciona un mecanismo que podría vincular la neuroinflamación con
la producción de β-amiloide. El equipo de Li descubrió que una proteína
llamada <b><i>IFITM3</i></b> se activa cuando los virus llegan al cerebro. La proteína
se une a una de las enzimas productoras de amiloide, llamada <b><i>γ-secretasa</i></b>, y
aumenta la producción de amiloide. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">Li y su equipo observaron muestras de bancos de cerebros y encontraron
que la expresión del gen <i>IFITM3 </i>aumentaba con la
edad. También fue mayor en los cerebros de personas con enfermedad de
Alzheimer que en los de los controles. Es más, en experimentos con células
cerebrales cultivadas, encontraron que una molécula que estimula la
inflamación, una citocina llamada interferón, aumentaba los niveles de IFITM3 y
amiloide-β (también en muestras de cerebro humano, dondequiera que encontraran
más IFITM3, encontraron más interferón). Todo esto sugiere, dicen, que la
proteína podría actuar como un intermediario entre la inflamación y el proceso
de producción de amiloide. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">Li ahora está investigando si IFITM3 podría convertirse en un biomarcador
que ayudaría a decidir qué pacientes podrían ser reclutados para ensayos
clínicos de terapias antiinflamatorias o medicamentos que se dirijan a la
γ-secretasa. También está investigando si la proteína podría convertirse
en un objetivo útil para el desarrollo de fármacos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">Los resultados son "un gran paso adelante", porque revelan el
tipo de cascada que caracteriza a muchas enfermedades complejas, incluido el
cáncer. El proceso “<b>podría ser desencadenado por mutaciones que causan la
enfermedad de Alzheimer familiar, que conducen a más amiloide, lo que genera
inflamación, o por una infección que conduce a inflamación, lo que generaría
una sobreproducción de péptidos amiloides</b>”.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">Si esto es cierto, tendría implicaciones importantes para el tratamiento
de la enfermedad de Alzheimer, porque bloquear la producción de β-amiloide
podría significar que las infecciones de repente representen una amenaza mayor
para el cerebro. Pero esto es completamente especulativo, y depende de la
importancia que pueda tener el amiloide-β en la línea de defensa global del
cerebro.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">Algunos investigadores todavía se muestran escépticos de que las
infecciones tengan un papel importante en el Alzheimer. Según ellos, el
envejecimiento es el mayor factor de riesgo para desarrollar la enfermedad de
Alzheimer. Es más probable que la causa sea la inflamación general del
cerebro que viene con el envejecimiento.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">Sin embargo, dados los modelos correctos, algunos científicos piensan que
la teoría de la infección podría demostrarse, incluso si pudiera ser difícil
mostrar qué proporción de casos de Alzheimer fueron provocados por un
microbio. El investigador Jacobson está cautivado por las nuevas
posibilidades y espera desarrollar un modelo de tití para probar la teoría de
la infección, porque este pequeño primate emula la patología de Alzheimer en
humanos de manera más exacta que otros modelos. Tanzi planea utilizar un
ratón cuyos genes amiloides se han intercambiado por sus equivalentes humanos y
que, por lo tanto, expresa β-amiloide humano a niveles fisiológicos
normales. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">Y otro paso clave será que laboratorios independientes reproduzcan los
hallazgos existentes.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;"><i><b>Basado en:</b></i><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #222222; font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 13.0pt; line-height: 115%;">Allnutt, M. A. </span><i style="-webkit-text-stroke-width: 0px; font-variant-caps: normal; font-variant-ligatures: normal; orphans: 2; text-decoration-color: initial; text-decoration-style: initial; widows: 2; word-spacing: 0px;">et al.</i><span style="-webkit-text-stroke-width: 0px; float: none; font-variant-caps: normal; font-variant-ligatures: normal; orphans: 2; text-decoration-color: initial; text-decoration-style: initial; widows: 2; word-spacing: 0px;"> </span><i style="-webkit-text-stroke-width: 0px; font-variant-caps: normal; font-variant-ligatures: normal; orphans: 2; text-decoration-color: initial; text-decoration-style: initial; widows: 2; word-spacing: 0px;">Neuron</i><span style="-webkit-text-stroke-width: 0px; float: none; font-variant-caps: normal; font-variant-ligatures: normal; orphans: 2; text-decoration-color: initial; text-decoration-style: initial; widows: 2; word-spacing: 0px;"> </span><span style="mso-bidi-font-weight: bold;">105</span><span style="-webkit-text-stroke-width: 0px; float: none; font-variant-caps: normal; font-variant-ligatures: normal; orphans: 2; text-decoration-color: initial; text-decoration-style: initial; widows: 2; word-spacing: 0px;">, 1027–1035 (2020).</span><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #222222; font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 13.0pt; line-height: 115%;">Readhead, B. </span><i style="-webkit-text-stroke-width: 0px; font-variant-caps: normal; font-variant-ligatures: normal; orphans: 2; text-decoration-color: initial; text-decoration-style: initial; widows: 2; word-spacing: 0px;">et al.</i><span style="-webkit-text-stroke-width: 0px; float: none; font-variant-caps: normal; font-variant-ligatures: normal; orphans: 2; text-decoration-color: initial; text-decoration-style: initial; widows: 2; word-spacing: 0px;"> </span><i style="-webkit-text-stroke-width: 0px; font-variant-caps: normal; font-variant-ligatures: normal; orphans: 2; text-decoration-color: initial; text-decoration-style: initial; widows: 2; word-spacing: 0px;">Neuron</i><span style="-webkit-text-stroke-width: 0px; float: none; font-variant-caps: normal; font-variant-ligatures: normal; orphans: 2; text-decoration-color: initial; text-decoration-style: initial; widows: 2; word-spacing: 0px;"> </span><b style="-webkit-text-stroke-width: 0px; font-variant-caps: normal; font-variant-ligatures: normal; orphans: 2; text-decoration-color: initial; text-decoration-style: initial; widows: 2; word-spacing: 0px;">99</b><span style="-webkit-text-stroke-width: 0px; float: none; font-variant-caps: normal; font-variant-ligatures: normal; orphans: 2; text-decoration-color: initial; text-decoration-style: initial; widows: 2; word-spacing: 0px;">, 64–82 (2018)</span><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><span style="background: white; color: #222222; font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 13.0pt; line-height: 115%;">Hur, J.-Y. </span><i style="-webkit-text-stroke-width: 0px; font-variant-caps: normal; font-variant-ligatures: normal; orphans: 2; text-decoration-color: initial; text-decoration-style: initial; widows: 2; word-spacing: 0px;">et al.</i><span style="-webkit-text-stroke-width: 0px; float: none; font-variant-caps: normal; font-variant-ligatures: normal; orphans: 2; text-decoration-color: initial; text-decoration-style: initial; widows: 2; word-spacing: 0px;"> </span><i style="-webkit-text-stroke-width: 0px; font-variant-caps: normal; font-variant-ligatures: normal; orphans: 2; text-decoration-color: initial; text-decoration-style: initial; widows: 2; word-spacing: 0px;">Nature</i><span style="-webkit-text-stroke-width: 0px; float: none; font-variant-caps: normal; font-variant-ligatures: normal; orphans: 2; text-decoration-color: initial; text-decoration-style: initial; widows: 2; word-spacing: 0px;"> </span><span style="mso-bidi-font-weight: bold;">586</span><span style="-webkit-text-stroke-width: 0px; float: none; font-variant-caps: normal; font-variant-ligatures: normal; orphans: 2; text-decoration-color: initial; text-decoration-style: initial; widows: 2; word-spacing: 0px;">, 735–740 (2020).</span><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-style: italic; mso-bidi-font-weight: bold;">Nature </span><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">587 , 22-25 (2020) <o:p></o:p></span></p><div class="blogger-post-footer">amtoral.blogspot.com</div>Ana Toralhttp://www.blogger.com/profile/11180435466363768371noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4082397871725158488.post-74940056497815308162020-10-17T13:10:00.000+02:002020-10-17T13:10:09.969+02:00El cerebelo todavía está por descubrir<p> </p><br />
<p class="MsoNormal">Los científicos creyeron durante mucho tiempo que su función
era simplemente coordinar movimientos. Ahora se sospecha que podría hacer mucho
más.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal"><br /></p><p class="MsoNormal"><br /></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> <table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgYikVvWf47mf0Ign4JhKpifOb18Nwn7n0eEDWaihRkVV0s8FS23XEaQyZ516Hq75ATVQh5YBDMD3pzkSFbR2Ji5f71mnVaYX7yEt7IG1gZMHgNRTnUywgAZDRcoHeCnAEU2_VHf62tbrg/s151/20201017+cerebelo.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="85" data-original-width="151" height="225" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgYikVvWf47mf0Ign4JhKpifOb18Nwn7n0eEDWaihRkVV0s8FS23XEaQyZ516Hq75ATVQh5YBDMD3pzkSFbR2Ji5f71mnVaYX7yEt7IG1gZMHgNRTnUywgAZDRcoHeCnAEU2_VHf62tbrg/w400-h225/20201017+cerebelo.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><br /></td></tr></tbody></table><br /></o:p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="text-align: left;">Una imagen del cerebelo. Imagen: </span><span style="color: #5e6a74; font-family: "Segoe UI", sans-serif; font-size: 7.5pt; line-height: 11.5px; text-align: left; text-transform: uppercase;">XIA YUAN / GETTY</span></div><br /><p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal">Cuando una estudiante universitaria de 22 años apareció en
un hospital después de caer sobre hielo y golpearse la cabeza, los médicos
realizaron una tomografía computarizada que reveló una sorpresa: un tumor en su
cerebelo, la estructura del tamaño de un puño en la parte posterior del
cerebro. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Después de que los cirujanos
extrajeron con éxito la masa, la mujer comenzó a mostrar comportamientos
extraños. Ella se mostraba emocionalmente inexpresiva y actuaba de manera
inapropiada, por ejemplo, desnudándose en los pasillos del hospital. Hablaba
con una voz rápida, aguda e ininteligible y tenía problemas para hacer
aritmética básica, dibujar, leer y escribir. Aunque comenzó a mejorar después
de unas pocas semanas, pasaron dos años antes de que pudiera seguir un curso de
recuperación en una universidad, y durante más de dos décadas, su toma de decisiones
permaneció afectada.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal"><br /></p>
<p class="MsoNormal">Este caso inusual, que se informó por primera vez en la
década de 1990, desafió una noción que había persistido durante siglos: que el
trabajo del cerebelo se limita a coordinar movimientos.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal"><br /></p>
<p class="MsoNormal">Para muchos neurocientíficos, la estructura quedó relegada
tras la corteza cerebral, la delgada capa de células que cubre el bulto
arrugado en el que la mayoría de nosotros pensamos cuando imaginamos el cerebro
humano. El cerebelo se consideraba tan poco importante que muchos científicos
simplemente lo ignoraban en los estudios de neuroimagen o, cuando extraían el
cerebro de los animales para muchos tipos de investigación, cortaban la
estructura y la tiraban. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal">Sin embargo, las cosas están comenzando a cambiar lentamente
a medida que se acumulan las evidencias de que el cerebelo hace contribuciones
importantes a la cognición, las emociones y el comportamiento social. Además de
eso, los estudios sugieren que el cerebelo puede desempeñar un papel clave en
el autismo, la esquizofrenia y otros trastornos cerebrales. Los investigadores
ahora están estudiando los cerebros de ratones y personas para comprender cómo
el cerebelo contribuye a estas afecciones.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal">A primera vista, el cerebelo se parece un poco a una cáscara
de nuez arrugada. Una mirada más cercana revela dos hemisferios con pliegues
superficiales que se hunden en surcos profundos y se dividen en una red de
ramas parecidas a corales. Mirar a través de un microscopio revela un patrón
uniforme de células densamente empaquetadas. El cerebelo constituye solo
alrededor del 10 por ciento de la masa del cerebro humano, pero contiene más de
la mitad de sus neuronas. Estirado, la superficie del cerebelo sería casi el 80
por ciento de la de la corteza cerebral.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh8aq93rWCVME20wXuxvsTb1ILiZj-qLaPrqbe86AcJLA-r0W4ABQ-oGd9UrRX-hx_ha2J4Vim6A-rMnaPl8I_6BLHykA7KzuuvsAQmkC0eySb1Hwg9G85RTWAeH_8F55n19VzMJ6f4w40/s318/20201017+cerebelo+situacion.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="159" data-original-width="318" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh8aq93rWCVME20wXuxvsTb1ILiZj-qLaPrqbe86AcJLA-r0W4ABQ-oGd9UrRX-hx_ha2J4Vim6A-rMnaPl8I_6BLHykA7KzuuvsAQmkC0eySb1Hwg9G85RTWAeH_8F55n19VzMJ6f4w40/w400-h200/20201017+cerebelo+situacion.jpg" width="400" /></a></div><br /><p></p>
<p class="MsoNormal">Los primeros experimentos con el cerebelo, que en latín
significa "cerebro pequeño", datan de hace siglos. Esas
investigaciones no fueron bonitas: los científicos simplemente cortaron la
estructura de los animales vivos y luego observaron su comportamiento. Por
ejemplo, el fisiólogo frances del siglo XIX <b>Marie-Jean-Pierre Flourens</b> realizó
cerebelectomías en palomas e informó que los animales comenzaron a tambalearse como
si estuvieran intoxicados. Estos hallazgos lo llevaron a proponer que la
estructura era necesaria para coordinar el movimiento. Más tarde, las
observaciones clínicas de personas con lesiones cerebelosas confirmaron esta
hipótesis, consolidando la reputación del cerebelo durante casi dos siglos como
una estructura de coordinación del movimiento.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal">Un pequeño número de científicos comenzó a desafiar esta
descripción en la década de 1980. Entre ellos, la líder fue <b>Henrietta Leiner</b>,
quien inicialmente se había formado en matemáticas, física e informática, pero
luego se interesó por la neuroanatomía. Ella quedó cautivada por el cerebelo
mientras reflexionaba sobre el propósito del grueso tracto de fibras nerviosas
que lo conectan con la corteza cerebral.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal">Leiner también cuestionó por qué el cerebelo evolucionó para
ser mucho más grande en humanos que en otros animales. (Según una estimación,
el cerebelo humano es, en promedio, 2,8 veces más grande de lo esperado en
primates de nuestro tamaño). ¿Por qué sería así, si todo lo que hiciera fue
coordinar el movimiento? En 1986, Leiner, junto con su esposo, el científico
informático <b>Alan Leiner</b> y un neurólogo llamado <b>Robert Dow,</b> propusieron una
hipótesis radical. El cerebelo humano, dijeron, contribuye a las habilidades de
pensamiento básicas, como la capacidad de planificar las acciones de uno.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal"><b>Jeremy Schmahmann</b>, entonces residente de neurología en el
Boston City Hospital, también desarrolló una fascinación por el cerebelo en esa
época. Su interés surgió de la evidencia emergente de que otra parte del
cerebro que alguna vez se pensó que estaba involucrada únicamente en el control
motor, los ganglios basales, también contribuía a la cognición. Esto llevó a
Schmahmann a preguntarse si podría ocurrir lo mismo con el cerebelo.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal">Para abordar esta pregunta, Schmahmann emprendió lo que él
describe como una "excavación arqueológica" a través de las
estanterías de la Biblioteca de Medicina Countway de Harvard. Allí, descubrió
manuscritos que datan de mas de 200 años que documentan casos de deterioro
cognitivo, social y emocional en pacientes con daño cerebeloso y, en casos
raros, donde las personas nacieron sin cerebelo.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal">Los informes históricos persuadieron a Schmahmann de
investigar más a fondo. En experimentos con monos, él y el neuroanatomista
<b>Deepak Pandya</b>, encontraron evidencia de que el cerebelo recibe información a
través del tronco cerebral de partes de la corteza cerebral que, en las áreas
paralelas del cerebro humano, están involucradas en funciones como el lenguaje,
la atención, y la memoria.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal">También en esa época, otro grupo, dirigido por el
neurobiólogo <b>Peter Strick </b>de la Universidad de Pittsburgh, rastreó las
conexiones que iban en la otra dirección: desde el cerebelo hasta el resto del
cerebro. Esta comunicación bidireccional reforzó la idea <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>de que el cerebelo hace mucho más que
coordinar movimientos.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal">Las observaciones clínicas posteriores y los estudios de
neuroimagen han fortalecido aún más el argumento.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal">A fines de la década de 1990, Schmahmann informó la primera
descripción del síndrome afectivo cognitivo cerebeloso después de observar que
las personas con daño cerebeloso, debido a la degeneración o después de la
extirpación de tumores, accidentes cerebrovasculares e infección, exhibían una
amplia gama de deterioros en la cognición y el comportamiento. Estos incluían
dificultades con el razonamiento abstracto<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>y la planificación, cambios en la personalidad, como las emociones inhibidas
y los comportamientos inapropiados que se observó en la estudiante
universitaria con el tumor cerebeloso, y problemas con el habla. Algunos
pacientes se recuperaron después de varios meses; en otros, los síntomas
persistieron durante años. Esta condición, que más tarde se denominó
"síndrome de Schmahmann", reforzó la evidencia de que el cerebelo
estaba involucrado en una variedad de procesos cognitivos.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal">Los casos raros de personas nacidas sin partes del cerebelo
también han insinuado funciones más amplias. Además de la dificultad para
coordinar sus movimientos, estos individuos exhiben signos del síndrome de
Schmahmann, así como rasgos autistas como rituales obsesivos y problemas para
comprender las señales sociales.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal">En otro influyente estudio, el neurocientífico de Harvard
<b>Randy Buckner</b> y sus colegas mapearon la comunicación entre la corteza cerebral
y el cerebelo en humanos. Al escanear los cerebros de personas sanas utilizando
imágenes de resonancia magnética funcional, el equipo reveló que la actividad
en la mayor parte del cerebelo estaba sincronizada con la actividad en partes
de la corteza cerebral responsables de las funciones cognitivas, y no con las
áreas corticales involucradas en el movimiento. Ese artículo fue increíble
porque demostró que la mayor parte del cerebelo en realidad está dedicado a
funciones no motoras.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal"><br /></p>
<p class="MsoNormal"><b><i>Estos estudios y otros están dejando cada vez más claro que
el cerebelo tiene muchas funciones. Pero queda una gran pregunta: ¿cuál es
exactamente su función general?</i></b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal">La arquitectura en forma de cuadrícula, altamente
organizada, de las células del cerebelo ha inspirado a algunos científicos a
sugerir que realiza una computación simple. Schmahmann ha denominado a esta
hipótesis la "transformación cerebelosa universal". Exactamente qué
computación central podría explicar la participación del cerebelo en el
movimiento, la cognición y la emoción sigue siendo una pregunta abierta. Pero
los científicos han propuesto una variedad de posibilidades, como hacer y
actualizar predicciones o la precisión en la realización de las tareas.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal">Dadas las innumerables funciones del cerebelo, algunos
científicos sospechan que la estructura puede estar involucrada en varios
trastornos relacionados con el cerebro. Las dos condiciones para las que hay
más evidencia actualmente son el autismo y la esquizofrenia.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal">Las anomalías cerebelosas son algunas de las diferencias
neuroanatómicas más comunes observadas en personas con autismo, y los médicos
han observado que las lesiones en el cerebelo al nacer aumentan
considerablemente el riesgo de que un niño desarrolle la afección. Estudios
recientes también sugieren que el cerebelo puede tener una gran influencia en
el desarrollo y que las primeras irregularidades en esta estructura pueden
predisponer a las personas a condiciones como el autismo.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal"><b>Sam Wang</b>, un neurocientífico de Princeton, y su equipo han
demostrado que la inactivación del cerebelo en ratones durante el desarrollo
mediante la <i>quimiogenética</i>, un método para manipular circuitos neuronales
específicos utilizando moléculas diseñadas inyectadas en el cerebro, conduce a
características en los animales que reflejan las observadas en humanos con
autismo. Los ratones perdieron la preferencia de pasar tiempo con otro ratón en
lugar de con un objeto inanimado y tuvieron dificultades para adaptarse a una
nueva tarea. La misma manipulación en ratones adultos no tuvo tales efectos.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal">Otros investigadores han descubierto que es posible
modificar algunos de estos rasgos manipulando al cerebelo. <b>Stoodley </b>y sus
colegas han demostrado que estimular el cerebelo con quimiogenética puede
revertir los déficits sociales en ratones modificados genéticamente que
muestran rasgos de autismo. Su laboratorio ahora está evaluando si pueden
modificar el aprendizaje social en personas autistas y neurotípicas al apuntar
al cerebelo con una técnica llamada estimulación de corriente directa
transcraneal, que usa electrodos colocados en la cabeza para modular la
actividad cerebral.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal">La idea de que el cerebelo podría estar involucrado en la
esquizofrenia ha existido durante décadas, pero hasta hace poco había poca
evidencia experimental en humanos. Sin embargo, en 2019, un grupo que incluía a
Schmahmann informó que estimular el cerebelo con un método llamado <b>estimulación
magnética transcraneal (EMT)</b>, que utiliza imanes para crear corrientes
eléctricas en el cerebro, podría aliviar lo que se conoce como síntomas
negativos de la esquizofrenia, que incluyen la anhedonia (la incapacidad de
sentir placer) y la falta de motivación. Si la terapia con TMS resultara
eficaz, podría satisfacer una necesidad de larga trayectoria. Los medicamentos
antipsicóticos pueden reducir con éxito lo que se conoce como síntomas
positivos de la esquizofrenia; en otras palabras, comportamientos adicionales
que normalmente no se observan en personas sanas, como alucinaciones y
pensamientos delirantes. Pero las terapias efectivas para los síntomas
negativos siguen siendo esquivas.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal"><b>Brady</b> y sus colegas ahora están llevando a cabo un estudio
de seguimiento con un grupo más grande de personas. También están abordando la
cuestión de cómo, exactamente, la estimulación cerebelosa conduce a la mejora.
En la Universidad de Iowa, <b>Parker</b> y sus colegas también están probando si la
EMT cerebelosa puede mejorar el estado de ánimo y la cognición en personas con
afecciones que incluyen esquizofrenia, autismo, trastorno bipolar, depresión y
enfermedad de Parkinson. Las anomalías en la memoria de trabajo, la atención y
la planificación son muy similares en muchas de estas condiciones. En última
instancia, se espera que conocer la contribución del cerebelo a estas
condiciones conducirá al desarrollo de nuevos tratamientos.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal">Queda por ver si las terapias basadas en el cerebelo pueden
ayudar a las personas con estas afecciones de amplio espectro. Sin embargo, lo
que está claro es que el cerebelo ya no puede ser ignorado, y que sus
conexiones en todo el cerebro y sus contribuciones a la función cerebral pueden
ser mucho más amplias de lo que los científicos habían imaginado inicialmente.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal"><b><i>Basado en</i></b>: <a href="https://www.annualreviews.org/doi/10.1146/annurev-neuro-070918-050258">https://www.annualreviews.org/doi/10.1146/annurev-neuro-070918-050258</a><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><a href="https://elifesciences.org/articles/36401">https://elifesciences.org/articles/36401</a><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/24183029/">https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/24183029/</a><o:p></o:p></p><div class="blogger-post-footer">amtoral.blogspot.com</div>Ana Toralhttp://www.blogger.com/profile/11180435466363768371noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4082397871725158488.post-72204568653175985942020-09-14T14:28:00.002+02:002021-05-29T19:53:38.264+02:00Variabilidad en el conectoma humano. ¿Es lo que nos hace diferentes?<p> </p><h1 style="text-align: left;"><br /></h1><p class="MsoNormal"><o:p></o:p></p>
<h3 style="text-align: left;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Diferentes mamíferos muestran
patrones comunes en las conexiones cerebrales. Pero nuestra propia especie
tiene algunas características propias.</h3><p class="MsoNormal"><o:p></o:p></p><p class="MsoNormal"><br /></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEifMTzjNukgblMxrH9hHpG6VvqEZ1YcGsgcPRLFZasK1jwFc6T7bKZ33rihJlF5MPsu-2D0MkqjO7gdHuLPMhKZ-ySblwkPlXTQoqlcKIOfjZLSgrVcrAMCQvZ5QXwObfcz-41r9OeFZcY/s590/20200914+conectoma.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="484" data-original-width="590" height="411" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEifMTzjNukgblMxrH9hHpG6VvqEZ1YcGsgcPRLFZasK1jwFc6T7bKZ33rihJlF5MPsu-2D0MkqjO7gdHuLPMhKZ-ySblwkPlXTQoqlcKIOfjZLSgrVcrAMCQvZ5QXwObfcz-41r9OeFZcY/w500-h411/20200914+conectoma.jpg" width="500" /></a></div><p class="MsoNormal"> Imagen : Getty Images</p><p></p>
<p class="MsoNormal"><br /></p><p class="MsoNormal"><br /></p><p class="MsoNormal">¿Qué hace especial al cerebro humano? Esa pregunta no es
fácil de responder y ocupará a los neurocientíficos durante las generaciones
venideras. Pero ya se pueden vislumbrar algunas respuestas. El órgano es
ciertamente más grande de lo esperado para nuestro tamaño corporal. Y tiene sus
propias áreas especializadas, una de las cuales está dedicada al procesamiento
del lenguaje. En los últimos años, los escáneres cerebrales han comenzado a
mostrar que la forma particular en que las neuronas se conectan entre sí
también es parte de la historia.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal">Una herramienta clave en estos estudios son las <b>imágenes por
resonancia magnética (IRM)</b>, en particular, una versión conocida como imágenes
por tensor de difusión. Esta técnica puede visualizar las fibras largas que se
extienden desde y hasta otras neuronas y unen las regiones del cerebro, sin
tener que realizar cirugía invasiva. Al igual que los cables, estas conexiones
transportan información eléctrica entre neuronas. Y el conjunto de todos estos
vínculos, también conocido como conectoma, puede proporcionar pistas sobre cómo
el cerebro procesa la información.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal">Una pregunta persistente sobre los conectomas tiene que ver
con qué tienen que ver los patrones de cableado distintivos, si es que tienen
algo que ver, con las diferencias cognitivas evidentes en un ratón, un mono o
un humano. Una nueva metodología llamada <b>Conectómica Comparativa</b> ha identificado
algunas reglas generales del cableado cerebral entre especies que pueden ayudar
a proporcionar respuestas. Mientras tanto, también se han encontrado algunas
facetas únicas del conectoma humano y se han descubierto cambios en las células
encargadas del mantenimiento del cableado cerebral. Juntas, estas innovaciones
evolutivas parecen mantener la información fluyendo de manera eficiente a
través del <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>gran cerebro humano. Y cuando
se interrumpen, pueden dar lugar a trastornos psiquiátricos.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal">Hipotéticamente, el conectoma más eficiente seguiría un
diseño de uno a muchos, con cada célula nerviosa conectándose con todas las
demás. Pero este enfoque es prohibitivamente inviable porque requiere mucho
espacio para albergar todas estas conexiones y energía para mantenerlas
funcionando. Alternativamente, un diseño uno a uno, en el que cada neurona se
conecta a una única neurona, sería menos desafiante, pero también menos
eficiente: la información tendría que atravesar una enorme cantidad de células
nerviosas como trampolines para llegar del punto A al punto B.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal">"La vida real está en el medio", según <b>Yaniv Assaf
de la Universidad de Tel Aviv</b>, quien ha publicado <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>un estudio de los conectomas de 123 especies
de mamíferos en la revista científica <b>Nature Neuroscience.</b> Assaf abordó su
investigación de una manera un tanto indirecta: lo que comenzó como un
pasatiempo de fin de semana de escanear cerebros de murciélagos con su colega
de Tel Aviv, Yossi Yovel, se convirtió en una exploración de siete años de
tantos cerebros de mamíferos postmortem como pudieron conseguir de un instituto
veterinario cercano, así como de humanos. Los investigadores observaron una
variedad de cerebros, desde el cerebro de murciélago más pequeño, que requería
una lupa para inspeccionarlo, hasta el peso pesado que supone un cerebro
humano. Entre esos ejemplos se encontraban los cerebros de jirafas, tejones y
vacas. Entre todos ellos, el equipo encontró los mismos patrones de conexiones
en funcionamiento: la cantidad de escalones para llegar de un lugar a otro era
aproximadamente la misma en cada uno de los órganos. Los diferentes <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>cerebros <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>se comprobó que utilizaban un diseño de
cableado similar.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal">Sin embargo, hubo algunas diferencias en cómo se alcanzó
este diseño. Las especies con pocas conexiones de largo alcance, que unen los
dos hemisferios de su cerebro, tendían a tener conexiones más cortas dentro de
cada hemisferio en las que las áreas cercanas “hablaban” intensamente entre sí.
Las especies con conexiones de más largo alcance, como los humanos y otros
primates, mostraban una reducción de estas redes locales.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal">Este enfoque de la conectividad puede reflejar las
limitaciones geométricas al empaquetar un sistema nervioso en un cráneo. Pero
las variaciones en estos vínculos dentro de una especie también pueden correlacionarse
con diferentes habilidades. Si se <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>tiene
una conectividad más densa en una región, es posible que se tenga una cierta
capacidad sobreexpresada, que otros individuos no muestren."<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal">Aunque los cerebros humanos siguen las mismas reglas para
generar conexiones entre las neuronas que el resto de <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>los mamíferos, también muestran algunas
innovaciones sorprendentes. En una comparación directa de conectomas humanos
con los de los chimpancés, nuestros parientes vivos más cercanos, <b>Martijn van
den Heuvel de la Universidad de Vrije de Ámsterdam y el antropólogo James
Rilling de la Universidad de Emory </b>revelaron 33 conexiones humanas específicas.
Estos enlaces únicos eran más largos y más importantes para la eficiencia de la
red que las 255 conexiones que si se compartían en las dos especies. Las
conexiones que se extienden a distancia también unieron áreas "asociativas"
de alto nivel en la corteza cerebral que están involucradas en el lenguaje, el
uso de herramientas y la imitación.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal">“El cerebro humano tiende a invertir más en mantener
conectadas esas áreas asociativas”, según Van den Heuvel. Esta configuración
podría permitir la integración eficiente de información de diferentes partes
del cerebro, particularmente aquellas encargadas del procesamiento conceptual.
"Creo que esta inversión es la que nos ha traído nuestras funciones
cerebrales más complicadas".<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal">Cuando Van den Heuvel y sus colegas analizaron las áreas del
lenguaje, apareció una "huella digital de conectividad". Los
chimpancés tienen sus propias versiones limitadas de las áreas de Broca y
Wernicke, las regiones responsables de la producción y comprensión del lenguaje
humano, respectivamente. Pero en los humanos, las conexiones entre los dos son
más fuertes. Y las conexiones del área de Broca a otras regiones del cerebro
son en realidad más débiles. Es como si las dos regiones se hubieran dedicado
su poder de procesamiento entre sí y hubieran preparado el escenario para el
lenguaje.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal">Sin embargo, las conexiones humanas específicas pueden
formar un talón de Aquiles para los humanos. En un estudio publicado por Van
den Heuvel, Rilling y sus colegas encontraron que las conexiones humanas
específicas estaban más interrumpidas en la esquizofrenia. "Esto plantea
la posibilidad de que la evolución de estas nuevas conexiones humanas haya
tenido un costo"<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal">Si bien estos estudios defienden la importancia evolutiva de
las conexiones cerebrales, los métodos de obtención de imágenes no están
exentos de errores. Tienen una resolución limitada, por lo que pueden perder
una conexión que finaliza o que toma un giro. Este problema significa que el
campo debe basarse en otras áreas de evidencia para confirmar los hallazgos.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal">La genómica puede llenar algunos vacíos. Un estudio
publicado recientemente se centró en segmentos de ADN llamados potenciadores,
que controlan si los genes están activados o desactivados. <b>Menno Creyghton, del
Centro Médico de la Universidad Erasmus en los Países Bajos</b>, y sus colegas
encontraron que ciertos potenciadores en humanos y chimpancés diferían
significativamente de los de macacos y monos tití más distantes. Esta
remodelación genómica tuvo lugar en células llamadas oligodendrocitos, que
envuelven conexiones con vainas aislantes de mielina. Hacerlo asegura que las
señales eléctricas lleguen rápidamente a su destino.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal">Creyghton sugiere que las neuronas están tratando de ponerse
al día con la expansión del cerebro. “Estos oligodendrocitos necesitan
reinventarse para facilitar este cerebro más grande”, “Así que tienes este
cambio espectacular que te da un cerebro más grande. Y luego se necesitan
muchas adaptaciones en el cerebro para lidiar con eso".<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal">Basado en: <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><a href="https://www.nature.com/articles/s41593-020-0641-7">https://www.nature.com/articles/s41593-020-0641-7</a><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><a href="https://www.pnas.org/content/116/14/7101.long">https://www.pnas.org/content/116/14/7101.long</a><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><a href="https://www.nature.com/articles/s41467-019-14269-w">https://www.nature.com/articles/s41467-019-14269-w</a><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><a href="https://academic.oup.com/brain/article/142/12/3991/5625575">https://academic.oup.com/brain/article/142/12/3991/5625575</a><o:p></o:p></p><div class="blogger-post-footer">amtoral.blogspot.com</div>Ana Toralhttp://www.blogger.com/profile/11180435466363768371noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4082397871725158488.post-76681372697689631062020-08-31T13:57:00.001+02:002020-08-31T13:57:40.760+02:00El latido de nuestro cerebro<br />
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<h3>
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">El cerebro humano late cada vez que late el corazón. Los científicos han
utilizado ese pequeño movimiento para revelar nuevos conocimientos sobre
nuestras neuronas.</span></h3>
<div>
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><img alt="undefined" class="module__full-image" height="225" src="https://alleninstitute.org/media/filer_public/14/92/14927509-eefc-47c3-a45f-275290fa5c86/heartbeat_final.gif" style="margin-left: auto; margin-right: auto;" width="400" /></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: x-small;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif; text-align: start;">Imagen: Con cada latido, nuestros corazones agitan ligeramente a nuestros cerebros.<br /> Un nuevo estudio utilizó ese fenómeno para obtener un mayor conocimiento<br /> </span><span style="font-family: Verdana, sans-serif; text-align: start;"> </span><span style="font-family: Verdana, sans-serif; text-align: start;">sobre el cerebro humano.</span></span></td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">El neurocientífico <b>Ueli Rutishauser</b>, pensó que había descubierto un
extraño fenómeno sobre el cerebro humano, todavía no estudiado en profundidad.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">Estaba tratando de analizar cómo el cerebro escucha al corazón, no en el
sentido figurado de seguir su corazón, sino identificando las misteriosas
neuronas en el cerebro que literalmente rastrean y regulan los latidos del
corazón.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">Rutishauser y sus colegas del <b>Centro Médico Cedars-Sinai en Los Ángeles
</b>tenían datos valiosos para tratar de resolver ese misterio: grabaciones
eléctricas tomadas del interior del cerebro humano vivo, específicamente del
hipocampo, una estructura profunda dentro del cerebro que es importante para la
memoria. Estos datos son raros, se registraron de personas que se sometieron a
ciertos tipos de cirugía cerebral o que tuvieron implantes cerebrales a corto
plazo antes de la cirugía de epilepsia y que aceptaron participar en los
estudios de investigación.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">Cuando los científicos observaron por primera vez las grabaciones y las
alinearon con los latidos del corazón de los pacientes, los datos obtenidos
fueron sorprendentes. La actividad eléctrica de todas y cada una de las
neuronas parecía moverse en sincronía con los latidos del corazón, casi en su
totalidad.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjJHP_7-E_zFVkpwPZEc5ryJRzmjB1BM3d4nnr9LLRp8TVq_3DsOIw-FnSXph6SFXsxP9z5fnWBUqOP4-f2n96atLKzy23QN7lCpCoey3fKT-futCrmRyL2krVmcMjxbHOTrw1SIStW4Jw/s1600/20200831+latidos.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="375" data-original-width="375" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjJHP_7-E_zFVkpwPZEc5ryJRzmjB1BM3d4nnr9LLRp8TVq_3DsOIw-FnSXph6SFXsxP9z5fnWBUqOP4-f2n96atLKzy23QN7lCpCoey3fKT-futCrmRyL2krVmcMjxbHOTrw1SIStW4Jw/s640/20200831+latidos.jpg" width="640" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif; text-align: start;"><span style="font-size: x-small;">Imagen: Un esquema de Clayton Mosher, becario postdoctoral de Cedars-Sinai, <br />ilustra el estudio del equipo de grabaciones eléctricas <br /> de los cerebros de pacientes quirúrgicos.</span></span></td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">Los científicos pronto se dieron cuenta de que el latido del corazón no
afectaba a las neuronas, sino a los diminutos cables que habían colocado en el
cerebro de los pacientes. El cerebro de las personas pulsa levemente a medida
que late el corazón, lo que, en estos experimentos, provocó una pequeña
sacudida en el electrodo que hizo que los picos eléctricos de las neuronas
parecieran estar sufriendo cambios <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>de
ritmo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">El efecto de los latidos <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>en los
electrodos permitió a los científicos clasificar las neuronas del cerebro de
los pacientes en tres tipos diferentes en función de sus firmas eléctricas. Los
equipos de investigación de Cedars-Sinai y Allen Institute publicaron un
estudio que describe sus hallazgos en la revista científica <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><b>Cell Reports.</b><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">El trabajo computacional del investigador <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Anastassiou es parte de un programa más amplio
en el Instituto Allen, donde los investigadores obtienen datos detallados sobre
la "lista de partes" del cerebro a partir de tejido post mortem o de
partes de cerebro vivo donadas por pacientes sometidos a cirugía por tumores
cerebrales o epilepsia. Usan información como los genes que activan las
neuronas, su actividad eléctrica única y sus formas 3D para clasificar estas
células en diferentes categorías o tipos de células.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">Hay mucho que se <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>puede aprender
sobre los componentes básicos de nuestro cerebro observando muestras de tejido
en el laboratorio, pero hay una brecha entre ese trabajo y la comprensión de
cómo los diferentes tipos de neuronas producen pensamientos y sentimientos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;"><b>¿Qué significan todos estos diferentes tipos de células? ¿Cómo se junta
todo? </b><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">Cuando Rutishauser describió lo que habían visto con los latidos del
corazón, Anastassiou se dio cuenta de que esta podría ser una oportunidad para
unir estos dos mundos: un equipo tenía datos detallados sobre los tipos de
células del cerebro humano, pero no información sobre lo que esos tipos hacen
en una persona. El otro equipo tenía grabaciones de cerebros humanos vivos,
pero no había forma de saber qué tipos de neuronas estaban interaccionando.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">Los investigadores establecieron una colaboración y pronto se dieron
cuenta de que había diferencias sutiles en cómo cambiaban las firmas eléctricas
de las diferentes neuronas cuando el electrodo vibraba con los latidos del
corazón. Anastassiou y sus colegas construyeron un conjunto de simulaciones
computacionales de neuronas humanas basadas en los datos de tipos de células
humanas del Instituto Allen y estimularon a esas neuronas virtuales. Utilizaron
el aprendizaje automático para emparejar esas señales virtuales con las reales,
lo que resultó en tres tipos diferentes de células según sus registros
eléctricos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p><br /></o:p></span></div>
<h4>
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">Vincular los descubrimientos del cerebro con los tipos de células</span></h4>
<div>
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">Los investigadores ya han descubierto cómo funcionan estas clases de
neuronas en el cerebro intacto: uno de estos tres tipos se sincroniza con las
<i>ondas cerebrales theta</i> de los pacientes, una onda cerebral lenta asociada con
el aprendizaje y la plasticidad en el cerebro despierto.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">Los equipos de investigación están trabajando para definir más tipos de
neuronas humanas utilizando este método, y también planean estudiar cómo se
encienden o apagan los diferentes tipos de neuronas a medida que los pacientes que
colaboran con la investigación realizan ciertas tareas, como mirar fotos de
miembros de la familia o recordar imágenes. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">Y una vez que pueden vincular tipos de células específicas con recuerdos,
reacciones o emociones, se abre la puerta a posibles terapias para enfermedades
y trastornos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">Basado en: <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<a href="https://www.cell.com/cell-reports/fulltext/S2211-1247(20)30188-1">https://www.cell.com/cell-reports/fulltext/S2211-1247(20)30188-1</a><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/15973409/">https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/15973409/</a><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<a href="http://celltypes.brain-map.org/">http://celltypes.brain-map.org/</a><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p></o:p></span></div>
<br /><div class="blogger-post-footer">amtoral.blogspot.com</div>Ana Toralhttp://www.blogger.com/profile/11180435466363768371noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4082397871725158488.post-19091980546395218862020-08-23T12:35:00.000+02:002020-08-23T12:35:31.565+02:00Seguir el rastro de estados mentales como la emoción<br />
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<h3>
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p> </o:p></span><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">Los neurocientíficos están
analizando enormes cantidades de datos para aprender cómo los cerebros crean
emociones u otros estados internos como la agresión y el deseo.</span></h3>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">Hace dos años, <b>Jennifer Li y
Drew Robson</b> buscaban <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>a través de terabytes
de datos de un experimento de cerebro de pez cebra, cuando se encontraron con
un puñado de células que parecían ser psíquicas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">Los dos neurocientíficos habían
planeado mapear la actividad cerebral, mientras las larvas de pez cebra
buscaban comida, y registrar cómo cambiaba la charla neuronal. Fue su primera
prueba importante de una plataforma tecnológica que habían construido en la
Universidad de <b>Harvard en Cambridge, Massachusetts</b>. La plataforma les permitió
ver cada neurona en el cerebro de las larvas mientras las criaturas, apenas del
tamaño de una pestaña, nadaban libremente en un plato de agua de 35 milímetros
de diámetro, y se dedicaban a comer su alimento microscópico.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">De la montaña de datos de los
científicos emergió un puñado de neuronas que predijeron cuándo una larva iba a
atrapar y tragar un bocado. Algunas de estas neuronas incluso se activaron
muchos segundos antes de que la larva fijara sus ojos en el grumo de plancton.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">Y algo extraño. Al observar
con más detalle los datos, los investigadores se dieron cuenta de que las
células "psíquicas" estuvieron activas durante un tiempo inusualmente
largo, no segundos, como es típico en la mayoría de las neuronas, sino muchos minutos.
De hecho, más o menos la duración de los episodios <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>de alimentación de las larvas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">Li y Robson investigaron en
las publicaciones científicas y poco a poco se dieron cuenta de que las células
debían estar estableciendo un "estado cerebral" general, un patrón de
actividad cerebral prolongada que preparaba a las larvas para interactuar con
la comida frente a ellas. La pareja se enteró de que, en los últimos años,
otros científicos que utilizaban varios enfoques y diferentes especies también
habían encontrado estados cerebrales internos que alteran el comportamiento de
un animal, incluso cuando nada ha cambiado en su entorno externo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">Algunos, como Li y Robson,
habían llegado al descubrimiento por casualidad mientras revisaban sus propios
datos de todo el cerebro. Otros han planteado la hipótesis de que deben existir
neuronas que codifican estados cerebrales internos, y las han buscado
activamente en regiones cerebrales discretas y bien investigadas. Por ejemplo, <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>el neurobiólogo <b>David Anderson del Instituto
de Tecnología de California (Caltech) en Pasadena</b> y sus colegas identificaron
un estado interno del cerebro, representado por una pequeña red de neuronas,
que prepara a las moscas de la fruta para participar en conductas de cortejo o
pelea.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">Los neurocientíficos que intentan
comprender el lenguaje de codificación del cerebro han estudiado
convencionalmente cómo responden sus redes de neuronas a la información
sensorial y cómo generan comportamientos, como el movimiento o el habla. Pero
no pudieron analizar en detalle la parte importante: la gran cantidad de
actividad neuronal que ocultan patrones que representan el estado de ánimo o
los deseos del animal, y que lo ayudan a calibrar su comportamiento. Incluso
hace unos pocos años, medir las actividades de redes específicas que subyacen a
los estados internos del cerebro era imposible.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">Una gran cantidad de nuevas
técnicas están comenzando a cambiar eso. Estos métodos permiten a los
científicos rastrear la actividad eléctrica en el cerebro con un detalle sin
precedentes, cuantificar el comportamiento natural de un animal en escalas de tiempo
de milisegundos y encontrar patrones en las montañas de datos que generan estos
experimentos. Estos patrones podrían ser firmas de los innumerables estados
internos que puede adoptar un cerebro. Ahora el desafío es descubrir qué
significan estos estados.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><img alt="Scans through a zebrafish brain with functionally classified neurons highlighted in colour" class="figure__image" data-src="//media.nature.com/lw800/magazine-assets/d41586-020-02337-x/d41586-020-02337-x_18256392.gif" src="https://media.nature.com/lw800/magazine-assets/d41586-020-02337-x/d41586-020-02337-x_18256392.gif" style="margin-left: auto; margin-right: auto;" /></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><div class="MsoNormal" style="text-align: start;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif; line-height: 15.3333px;"><span style="font-size: xx-small;">Escaneo a través de un cerebro de pez cebra con neuronas clasificadas funcionalmente resaltadas en color<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: start;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif; line-height: 15.3333px;"><span style="font-size: xx-small;">Tres grupos de neuronas controlan cuándo las larvas de pez cebra</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: start;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif; line-height: 15.3333px;"><span style="font-size: xx-small;"> se quedan quietas (izquierda), exploran (centro) y cambian entre los dos estados (derecha). </span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: start;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif; line-height: 15.3333px;"><span style="font-size: xx-small;">Imagen: J. C. Marques et al./Naturaleza</span></span></div>
</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">Algunos neurocientíficos se
atreven a utilizar las tecnologías para estudiar <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>un poderoso grupo de estados internos del cerebro:
las emociones. Otros las están aplicando a estados como la motivación o a <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>impulsos existenciales como la sed. Los
investigadores incluso están encontrando en sus datos <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>firmas de estados para los que no tienen
vocabulario asociado.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p><br /></o:p></span></div>
<h4>
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">Estados de ánimo</span></h4>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">El cerebro de cualquier
animal es bombardeado constantemente con información sobre el entorno del
animal desde <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>órganos sensoriales como
los ojos, los oídos, la nariz o la piel. Toda esta información se procesa
inicialmente en la corteza sensorial del cerebro. Luego vienen pasos de
procesamiento más misteriosos, en los que esa información se filtra a través de
múltiples estados internos del cerebro que representan los estados de ánimo y
las necesidades en constante cambio del animal. Eso finalmente lleva a la
corteza motora a generar movimientos que son apropiados a las circunstancias,
para alejar una mosca que molesta, por ejemplo, o moverse hacia un sabroso
manjar. Los estados internos también se pueden generar completamente en el
cerebro, sin entrada sensorial y sin salida de comportamiento: piense en soñar
despierto o en la reproducción de los eventos del día en su mente.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">En los últimos años, la
comprensión de la naturaleza de los estados internos está cambiando la forma en
que los neurocientíficos que estudian las redes cerebrales piensan sobre el
comportamiento animal. “Solíamos pensar en los animales como una especie de
máquinas de respuesta a estímulos”, según <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>la neurocientífica <b>Anne Churchland del
Laboratorio Cold Spring Harbor, Nueva York</b>. "Ahora estamos empezando a
darnos cuenta de que se están generando todo tipo de cosas realmente interesantes
dentro de sus cerebros que cambian la forma en que se procesan las entradas
sensoriales y, por lo tanto, cambia la salida de comportamiento de los
animales".<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">Esbozar cómo estudiar este
intrigante paso intermedio <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>ha sido
durante mucho tiempo una preocupación para Anderson. Hace seis años, decidió
crear un marco teórico para la investigación de los estados internos del
cerebro que representan la emoción. Estaba molesto por la opinión de algunos
psicólogos, que piensan que debido a que los animales no pueden expresar sus
sentimientos con palabras, esos sentimientos no pueden estudiarse en absoluto.
Junto con su colega de Caltech <b>Ralph Adolphs</b>, Anderson desarrolló y publicó una
hipótesis sobre las características que deberían tener los circuitos neuronales
asociados con los estados internos del cerebro.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">Lo más importante, pensaron,
es que un estado cerebral interno debería durar más que el estímulo original
que lo desencadenó. Entonces, una característica clave de un circuito neuronal
que sustenta tal estado sería su persistencia, dice. “Si va de excursión a las
montañas y ve una serpiente, entonces puede saltar de miedo”, según Anderson.
"Diez minutos después, el estado interno de miedo de tu cerebro todavía
está activo, así que cuando veas un palo en tu camino, podrías saltar de
nuevo".<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">Otras características de los
estados internos deben incluir la generalización, lo que significa que
diferentes estímulos deben poder provocar el mismo estado, y la escalabilidad,
en la que diferentes estímulos pueden crear estados de diferente intensidad. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">Anderson y Adolphs publicaron
su artículo en 2014, justo cuando una serie de neurotecnologías comenzaba a
hacer factibles los experimentos necesarios. Ya era posible registrar una gran
cantidad de neuronas individuales al mismo tiempo, y desde entonces las
tecnologías han mejorado y se han expandido notablemente, lo que permite a los
científicos analizar la actividad anteriormente inaccesible.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">Liderando estas técnicas está
la sonda <b>Neuropixels</b>, de solo 10 mm de largo, que puede registrar directamente
la actividad en cientos de neuronas en diferentes áreas del cerebro. Y las
técnicas de imágenes especiales pueden indicar dónde están activas hasta decenas
de miles de neuronas individuales en todo el cerebro. En las imágenes de
calcio, por ejemplo, los animales se diseñan genéticamente para expresar una
molécula en sus neuronas que detecta los iones de calcio; cuando estos se introducen
en una neurona cuando se excita, la molécula emite fluorescencia.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">Los nuevos monitores de
comportamiento automáticos toman grabaciones de vídeo de animales que se
comportan libremente durante muchas horas y analizan cada movimiento en
elementos de milisegundos. Luego, los elementos se pueden alinear con
grabaciones neuronales, haciendo coincidir la actividad cerebral momento a
momento con movimientos específicos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">Los neurocientíficos han
capitalizado el aumento en el aprendizaje automático, la inteligencia
artificial y las nuevas herramientas matemáticas para dar sentido a los
gigabytes o terabytes de datos que puede generar cualquier experimento con
estas tecnologías y para detectar los patrones de activación neuronal que
podrían representar estados cerebrales internos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<h4>
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">Listo para participar</span></h4>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">Para su primer estudio de un
estado interno, Anderson decidió aprovechar el interés previo de su laboratorio
por la agresión en la mosca de la fruta, que tiene un cerebro diminuto que
contiene alrededor de 100.000 neuronas. En muchas especies animales, los machos
comienzan a pelear entre sí en presencia de hembras, un comportamiento bien
establecido que Anderson llama el "efecto Helena de Troya", en honor
al mito griego sobre una mujer cuyos pretendientes competidores iniciaron una
guerra. Las moscas de la fruta no son una excepción: la evidencia indirecta
sugiere que la exposición a las hembras hace que los machos se involucren tanto
en canciones de cortejo como en comportamientos agresivos hacia otros machos
durante muchos minutos y eso es mucho tiempo en la corta vida de una mosca de
la fruta.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">Anderson empezó a buscar la
actividad neuronal que se correlacionara con el cortejo persistente y los
comportamientos de lucha iniciados por las neuronas conocidas como P1, que se
encuentran en una región que controla dichos comportamientos sociales. Estas
neuronas se activan tan rápido que por sí solas no podrían ser responsables de
mantener un estado interno. Usando técnicas de imagen junto con análisis de
comportamiento automatizados, su grupo identificó células en otras áreas del
cerebro que se activan como consecuencia de la activación de P1.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">La mayoría de estas
"células seguidoras" se activaron y desactivaron rápidamente, pero un
grupo llamado neuronas <b>pCd</b> permaneció activo durante muchos minutos. Cuando los
investigadores insertaron una proteína sensible a la luz en estas células y las
apagaron usando un flash de un láser, el efecto persistente de la activación de
<b>P1</b> en el comportamiento desapareció. Cuando las activaron directamente, sin
pasar por <b>P1</b>, no sucedió nada: las neuronas <b>pCd</b> necesitaban <b>P1</b> como disparador
y, una vez que se activaron, permanecieron activadas durante mucho más tiempo
que la indicación inicial. Si Anderson tuviera que darle un nombre al estado,
podría llamarlo el estado "listo para participar en estos comportamientos
sociales".<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">Su equipo ha realizado un
experimento similar en ratones, que tienen cerebros más complejos, que
contienen alrededor de 100 millones de neuronas. Los investigadores encontraron
un grupo particular de neuronas en el hipotálamo que, al igual que las neuronas
<b>pCd</b>, se activaron persistentemente en asociación con un impulso innato, esta
vez, el miedo. Cuando los científicos colocaron una rata cerca de ratones de
experimentación durante solo unos segundos, los ratones respondieron a la
defensiva pegándose a la pared durante varios minutos y el grupo de neuronas
permaneció activo durante todo este tiempo. Cuando el equipo volvió a utilizar
la luz para encender y apagar las neuronas, el comportamiento de pegarse a la
pared, vino y se fue en tándem, incluso sin la presencia de ratas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><img height="307" src="https://media.nature.com/lw800/magazine-assets/d41586-020-02337-x/d41586-020-02337-x_18256394.gif" style="margin: auto; user-select: none;" width="767" /></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><div class="MsoNormal" style="text-align: start;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif; line-height: 15.3333px;"><span style="font-size: xx-small;">Video del ratón moviendo sus bigotes y actividad neuronal mostrada simultáneamente<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: start;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif; line-height: 15.3333px;"><span style="font-size: xx-small;">Incluso durante una tarea, este ratón </span></span><span style="font-family: Verdana, sans-serif; font-size: xx-small;">dedica </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: start;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif; font-size: xx-small;">la mayor parte de su actividad cerebral a mover sus bigotes.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: start;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif; line-height: 15.3333px;"><span style="font-size: xx-small;">Imagen: C. Stringer et al./Science</span></span></div>
</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">Los neurocientíficos están
descubriendo ahora otros grupos de neuronas con actividad persistente en
diferentes áreas del cerebro. Utilizando imágenes de calcio en ratones, <b>Andreas
Lüthi del Instituto Friedrich Miescher de Investigación Biomédica en Basilea,
Suiza</b>, y <b>Jan Gründemann de la Universidad de Basilea</b> buscaron en la amígdala,
que es fundamental para la regulación de una variedad de emociones y comportamientos.
El equipo encontró dos poblaciones diferentes de neuronas que mostraban una
activación sostenida pero opuesta cuando los ratones cambiaban entre dos
comportamientos distintos: explorar el entorno y realizar comportamientos
defensivos como la inmovilidad.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">Gründemann reconoce que es
poco probable que las células de la amígdala funcionen de forma aislada, y que neuronas
de todo el cerebro deben participar en el mantenimiento de los estados de
exploración o defensa. “Estoy seguro de que lo que hemos encontrado <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>es solo un nodo en redes más grandes que abarcan
todo el cerebro”.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<h4>
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">La imagen completa</span></h4>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><br />
Mientras que muchos investigadores han buscado neuronas que tengan actividad
duradera en áreas concretas del cerebro, Li y Robson, que se mudaron a Alemania
en septiembre pasado para dirigir conjuntamente un laboratorio en el <b>Instituto
Max Planck de Cibernética Biológica en Tübingen</b>, encontraron sus neuronas
persistentemente activas casi por casualidad. <br />
<br />
Sus larvas de pez cebra son menos complejas que las moscas de la fruta, ya que
solo tienen 80.000 células cerebrales. Debido a que estos peces bebés son transparentes,
la actividad de casi todas sus neuronas se puede monitorear simultáneamente
usando imágenes de calcio.<br />
<br />
La pareja ha desarrollado un método para seguir simultáneamente los movimientos
y la actividad neuronal mientras las larvas de peces nadan libremente alrededor
de un plato con agua. Implementan un sistema de seguimiento de microscopio
fluorescente que se mueve en su plataforma de imágenes para mantener a los
peces a la vista de forma constante y captura cada destello de cada neurona a
medida que las larvas se mueven. El sistema también los graba, por lo general
durante 90 minutos, generando 4,5 terabytes de datos, lo que permite a los
experimentadores alinear el movimiento con la actividad neuronal segundo a
segundo.<br />
<br />
Es posible que las larvas de peces no parezcan tener la rica vida interna que
disfrutan los ratones, o incluso las moscas, pero tienen al menos una sólida
elección de comportamiento que tomar en sus vidas: alimentarse localmente o
nadar en aguas desconocidas para buscar nuevos alimentos. Cuando Li y Robson
observaron a las larvas que tomaban esta decisión, encontraron tres grupos de
neuronas: uno que estaba persistentemente activo durante la alimentación local,
otro que permanecía activo durante la exploración y un tercero que parpadeaba
brevemente cuando el pez cambiaba de estado. Sorprendentemente, el hambre no
pareció influir en los estados, que cambiaban automáticamente cada pocos
minutos, al igual que nuestros propios estados de sueño-vigilia cambian
automáticamente, pero en una escala de tiempo mucho más corta.<br /><br />
Los neurocientíficos que trabajan con organismos más complejos no pueden
controlar todo el cerebro a la vez, pero han podido encontrar indicios de
estados cerebrales internos con redes que están ampliamente distribuidas en el
cerebro. En experimentos técnicamente desafiantes, en ratones, han registrado
la actividad de miles de neuronas en todo el cerebro usando imágenes de calcio,
y de cientos de neuronas usando un solo electrodo de <b>Neuropixels</b>, varios de los
cuales pueden insertarse a la vez.<br />
<br />
En un estudio reciente, el neurocientífico <b>Karl Deisseroth de la Universidad de
Stanford en California</b> y su equipo utilizaron sondas <b>Neuropixels</b> para registrar
la actividad de 24.000 neuronas en 34 regiones cerebrales corticales y
subcorticales en ratones sedientos que lamían agua de un pico. Los científicos
pudieron descubrir señales relacionadas con el estado de sed del cerebro a
partir de señales relacionadas con el comportamiento de lamer. Descubrieron que
estas neuronas de señalización de estado se activaban en todo el cerebro, no
solo en el hipotálamo, donde se encuentran las neuronas dedicadas a la sed.<br />
<br />
Usando estas extensas técnicas de grabación, los neurocientíficos están
descubriendo que suceden muchas cosas debajo de la superficie cuando un animal
realiza una tarea, y no todo parece relevante a primera vista. En artículos
históricos recién publicados, grupos dirigidos por <b>Kenneth Harris y otros, <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>en el University College London</b>, demostraron
que cuando un ratón se dedica a una tarea, las neuronas se activan en todo el
cerebro, pero que una gran proporción de la activación no está correlacionada
con la tarea en absoluto. Alguna actividad se correlacionó con los movimientos de
los animales. Pero alrededor de dos tercios de la activación no coincidió con
ningún movimiento o acción. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><br />
</span></div>
<h4>
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">
Cerebro activo</span></h4>
<br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">
Muchos neurocientíficos dicen que el gran volumen de datos que surgen de los
experimentos de todo el cerebro es también el mayor cuello de botella para la
investigación. Pero se ha progresado en el desarrollo de técnicas para filtrar
la avalancha de mediciones. Un enfoque popular es utilizar un método matemático
llamado <b>modelo de Markov oculto</b> (</span><span style="background-color: white; color: #222222; font-family: Harding, Palatino, serif; font-size: 17px;">hidden Markov model o </span><span style="font-family: Verdana, sans-serif; font-size: 10pt;"><b>HMM</b>) para predecir la probabilidad de que un
sistema cambie entre diferentes estados en un momento determinado.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">
<br /><b>
Mala Murthy de la Universidad de Princeton, Nueva Jersey</b>, y sus colegas
utilizaron el <b>HMM</b> para descubrir ritmos en el cerebro de los machos de la mosca
de la fruta que influyeron en su elección del patrón de canto al cortejar a las
hembras. El hecho de que las moscas machos elijan momento a momento cantar en
pulsos entrecortados o zumbidos más largos depende en gran parte, pero no
totalmente, de cómo responden las hembras a ellos. El grupo de Murthy descubrió
que tres estados cerebrales internos diferentes también afectaban a la elección
del patrón de canto por el macho. Llamaron <i>Close, Chasing y Whatever</i> a estos
estados cerebrales internos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">Independientemente de la
complejidad del organismo modelo que hayan adoptado los investigadores
individuales (gusano, pez, mosca o ratón), la cuestión de cómo todo el cerebro
coordina los estados internos "es en lo que todos estamos centrando
nuestros experimentos", según <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><b>Steve
Flavell del <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Instituto de Tecnología de
Cambridge</b>. En 2013, Flavell y sus colegas descubrieron que incluso el cerebro
del gusano <i>Caenorhabditis elegans</i>, que tiene solo 302 neuronas, muestra propiedades
de estados cerebrales internos que impulsan comportamientos particulares,
incluidos dos conjuntos de neuronas persistentemente activas que controlan si
el animal permanece quieto o se mueve a propósito. Desde entonces, su grupo ha
identificado todos los circuitos involucrados en los dos estados y el cambio
entre ellos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">Aparte de sus preguntas sobre
la biología básica, los investigadores tienen en cuenta el beneficio clínico de
comprender cómo se manifiesta un estado particular en el cerebro. Aquellos que
estudian el dolor en modelos de roedores, por ejemplo, se basan en pruebas
estándar, como observar cuando una rata levanta la pata de una superficie que
quema. "Ese movimiento refleja los aspectos protectores del dolor, pero no
la percepción real del dolor", según el neurólogo <b>Clifford Woolf del
Boston Children's Hospital en Massachusetts</b>. Eso lo convierte en un modelo
pobre para el dolor, argumenta, porque está a un paso de la sensación real. Este
investigador ha lanzado un estudio <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>para
intentar leer directamente las señales cerebrales que indican el estado interno
de la percepción del dolor, una lectura potencialmente más oportuna y
específica que la de esperar la respuesta del animal. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">En este nuevo campo, incluso
lo básico está por definir, según Li. "En esta etapa, todavía estamos
tratando de comprender cuáles son las preguntas".<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p><br /></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p><br /></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><i>Basado en:</i><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">Marques, J. C., Li, M.,
Schaak, D., Robson, D. N. & Li, J. M. <i>Nature</i> 577, 239–243
(2020).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">Jung, Y. <i>et al.</i> </span><i><span lang="EN-US" style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-font-weight: bold;">Neuron</span></i><span lang="EN-US" style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-font-weight: bold;"> 105, 322–333 (2020).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="EN-US" style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-font-weight: bold;">Anderson, D. J. & Adolphs, R. <i>Cell</i> 157, 187–200
(2014).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">Jun, J. J. <i>et al.</i> <i>Nature</i> 551,
232–236 (2017).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="EN-US" style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-font-weight: bold;">Kennedy, A., Kunwar, P. S., Li, L., Wagenaar, D. & Anderson, D. J.
Preprint at bioRxiv </span><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><a href="https://doi.org/10.1101/805317"><span lang="EN-US" style="mso-ansi-language: EN-US;">https://doi.org/10.1101/805317</span></a></span><span lang="EN-US" style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-font-weight: bold;"> (2020).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="EN-US" style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-font-weight: bold;">Gründemann, J. <i>et al.</i> <i>Science</i> 364, eaav8736
(2019).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">Allen, W. E. <i>et al.</i> </span><i><span lang="EN-US" style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-font-weight: bold;">Science</span></i><span lang="EN-US" style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-font-weight: bold;"> 364, eaav3932 (2019).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="EN-US" style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-font-weight: bold;">Stringer, C. <i>et al.</i> <i>Science</i> 364, eaav7893
(2019).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="EN-US" style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-font-weight: bold;">Musall, S., Kaufman, M. T., Juavinett, A. L., Gluf, S. & Churchland,
A. K. <i>Nature Neurosci.</i> 22, 1677–1686 (2019).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="EN-US" style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-font-weight: bold;">Calhoun, A. J., Pillow, J. W. & Murthy, M. <i>Nature Neurosci.</i> 22,
2040–2049 (2019).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="EN-US" style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-font-weight: bold;">Flavell, S. W. <i>et al.</i> <i>Cell</i> 154, 1023–1035
(2013).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">Cermak, N. <i>et al.</i> <i>eLife</i> 9,
e57093 (2020).<o:p></o:p></span></div>
<br /><div class="blogger-post-footer">amtoral.blogspot.com</div>Ana Toralhttp://www.blogger.com/profile/11180435466363768371noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4082397871725158488.post-47926562647189923652020-07-26T13:31:00.001+02:002020-07-26T13:31:45.420+02:00 Mayor sensibilidad al dolor vinculada a un gen Neandertal<br />
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<h3>
<o:p><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"> </span></o:p><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Las personas, que han heredado de los antiguos homínidos mutaciones
en algunos genes asociados a los nervios, <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>tienden a experimentar más dolor.</span></h3>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> <table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi36qc6v0lVZHqHKl70K19B7k39IavJRuXh_ZRD003Ki7cndv5HPiOW8lJ4_q0OaGzwxnIf_u4dtGGvwkBjUjpLvngtvRuMnQxn8_x-afITmtdTtn_p964faEASbJYyhigmen81lPKUlVc/s1600/20200726+nav1.7+gen.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="188" data-original-width="250" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi36qc6v0lVZHqHKl70K19B7k39IavJRuXh_ZRD003Ki7cndv5HPiOW8lJ4_q0OaGzwxnIf_u4dtGGvwkBjUjpLvngtvRuMnQxn8_x-afITmtdTtn_p964faEASbJYyhigmen81lPKUlVc/s320/20200726+nav1.7+gen.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">NaV1.7</td></tr>
</tbody></table>
</span></span></div>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"> <o:p></o:p></span><br />
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Los neandertales vivieron vidas difíciles. Los cazadores-recolectores
de la edad de hielo se ganaban la vida en el oeste de Eurasia, cazando mamuts,
bisontes y otros animales peligrosos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">A pesar de su existencia áspera y azarosa, los
neandertales parecían tener una predisposición biológica a una mayor sensación de
dolor, según ha determinado un primer estudio genómico publicado en la revista
científica Current Biology.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Los genetistas evolucionistas descubrieron que los
antiguos parientes humanos portaban tres mutaciones en un gen que codifica la
proteína NaV1.7, que transmite sensaciones dolorosas a la médula espinal y al
cerebro. También mostraron que en una muestra de británicos, aquellos que
habían heredado la versión neandertal de NaV1.7 tienden a experimentar más
dolor que otros qne no la han heredado.</span></div>
<h4>
<o:p><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"> </span></o:p></h4>
<h4>
<o:p><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></o:p><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Proteína sensible al dolor</span></h4>
<div>
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Los investigadores solo tienen acceso a unos pocos
genomas de Neanderthal, y la mayoría de ellos se han secuenciado a baja
resolución. Esto ha dificultado la identificación de mutaciones que
evolucionaron después de que su linaje se separó del de los humanos hace unos
500,000-750,000 años. Pero en los últimos años, los investigadores han generado
tres genomas de neandertal de alta calidad a partir de ADN encontrado en cuevas
en Croacia y Rusia. Esto les permite identificar con confianza mutaciones que
probablemente fueron comunes en los neandertales, pero muy raras en los
humanos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Las mutaciones en un gen llamado <b>SCN9A</b>, que codifica la
proteína <b>NaV1.7</b>, se destacaron porque todos los neandertales tenían tres
mutaciones que alteran la forma de la proteína que codifica este gen. La
versión mutada del gen se encontró en ambos conjuntos de cromosomas en los tres
neandertales, lo que sugiere que era común en todas sus poblaciones.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">NaV1.7 actúa en los nervios del cuerpo, donde está
involucrado en el control de si, y hasta qué punto, <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>las señales dolorosas se transmiten a la médula
espinal y al cerebro. Se ha descrito como un mando de volumen, que establece la
ganancia del dolor en las fibras nerviosas. Algunas personas, con mutaciones
genéticas extremadamente raras que desactivan esta proteína, no sienten dolor,
mientras que otras mutaciones pueden predisponer a las personas al dolor crónico.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Para investigar cómo las mutaciones podrían haber
alterado los nervios de los neandertales, los investigadores<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>expresaron su versión de NaV1.7 en huevos de
rana y células renales humanas, sistemas modelo útiles para caracterizar
proteínas que controlan los impulsos neurales. La proteína fue más activa en
las células con las tres mutaciones que en las células sin los cambios. En las
fibras nerviosas, esto reduciría el umbral para transmitir una señal dolorosa
con mas intensidad que en organismos no mutados.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Los investigadores buscaron humanos con la versión
Neanderthal de NaV1.7. Alrededor del 0,4% de los participantes en el Biobanco
del Reino Unido, una base de datos del genoma de medio millón de británicos,
que informaron sobre sus síntomas de dolor, tenían una copia del gen mutado.
Nadie tenía dos, como los neandertales. Los participantes con la versión mutada
del gen tenían aproximadamente un 7% más de probabilidades de sentir el dolor con
más intensidad que las personas sin él.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<o:p><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></o:p></div>
<h4>
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Neandertales sensibles</span></h4>
<div>
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">En un estudio de 2019, los investigadores marcaron otras
tres proteínas involucradas en la percepción del dolor que difieren entre los
humanos modernos y los neandertales. Es posible que tales cambios indiquen
diferencias en la resistencia entre las dos especies.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Los investigadores advierten que sus hallazgos no
necesariamente significan que los neandertales habrían sentido más dolor que
los humanos modernos. Las sensaciones transmitidas por NaV1.7 se procesan y
modifican en la médula espinal y el cerebro, lo que también contribuye a la
experiencia subjetiva del dolor.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span><o:p><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"></span></o:p></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhyamzjvVzICWn1mQ5LmKqXEbTB5OIVNWTB9itIz_rPTawSUJbhrwNJoIG1ewImZOvoX2ebZcEyjnc-eHqQR_ajbanNLa6c41uOKqStuGdBdBb2Zd_34Pj36dlAPavmeD93Tlz4zrQEMWI/s1600/20200726+nav1.7.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="885" data-original-width="1600" height="220" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhyamzjvVzICWn1mQ5LmKqXEbTB5OIVNWTB9itIz_rPTawSUJbhrwNJoIG1ewImZOvoX2ebZcEyjnc-eHqQR_ajbanNLa6c41uOKqStuGdBdBb2Zd_34Pj36dlAPavmeD93Tlz4zrQEMWI/s400/20200726+nav1.7.jpg" width="400" /></a></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">No está claro si las mutaciones evolucionaron porque
fueron beneficiosas. Las poblaciones de neandertales eran pequeñas y tenían
poca diversidad genética, condiciones que pueden ayudar a que persistan las
mutaciones dañinas. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">En cualquier caso, el dolor es algo adaptativo. No es específicamente
malo sentir dolor.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<o:p><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Basado en:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Zeberg, H. <i>et al.</i> <i>Curr. Biol</i>.
https://doi.org/10.1016/j.cub.2020.06.045 (2020)<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Cox, J. J. <i>et al.</i> <i>Nature</i> 444,
894–898 (2006).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><span lang="EN-US">Dib-Hajj,
S. D., Yang, Y., Black, J. A. & Waxman, S. G. <i>Nature Rev. Neurosci.</i> </span>14,
49–62 (2013).</span><b><o:p></o:p></b></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><span style="background-color: white; color: #222222; font-size: 17px;">Kuhlwilm, M. & Boeckx, C. </span><i style="background-color: white; color: #222222; font-size: 17px;">Sci. Rep.</i><span style="background-color: white; color: #222222; font-size: 17px;"> </span><span style="background-color: white; color: #222222; font-size: 17px; font-weight: bolder;">9</span><span style="background-color: white; color: #222222; font-size: 17px;">, 8463 (2019)</span></span></div>
<br /><div class="blogger-post-footer">amtoral.blogspot.com</div>Ana Toralhttp://www.blogger.com/profile/11180435466363768371noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4082397871725158488.post-25972536775579513922020-07-05T12:52:00.000+02:002020-07-05T12:52:34.017+02:00 ¿Por qué algunas palabras se recuerdan mejor que otras?<br />
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<h3>
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Algunas palabras son mucho más memorables que otras. Los investigadores descubrieron que nuestros recuerdos están conectados a redes neuronales que permiten al cerebro buscar estos recuerdos, en la misma forma en que los motores de búsqueda rastrean información relevante.</span></h3>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif";"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjHNjIfIsEgOu_5rJzETCWW5uE_r6CmQWsjpllWnaq681XWIAu91laJOG2V4wgUZIEZMNMiv9CX9EKsOiIs_EJRmAvBzvn87tFMhnBj1Y2r95v920LEgBL3Ibx_RhB_ELStnG1g9S1EG8c/s1600/20200705+memorable-words-neuroscienews.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1027" data-original-width="1400" height="292" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjHNjIfIsEgOu_5rJzETCWW5uE_r6CmQWsjpllWnaq681XWIAu91laJOG2V4wgUZIEZMNMiv9CX9EKsOiIs_EJRmAvBzvn87tFMhnBj1Y2r95v920LEgBL3Ibx_RhB_ELStnG1g9S1EG8c/s400/20200705+memorable-words-neuroscienews.jpg" width="400" /></a></td></tr>
</tbody></table>
<br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><span style="font-size: xx-small;"> <o:p></o:p></span></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td class="tr-caption"><div class="MsoNormal" style="text-align: start;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><span style="font-size: xx-small;">Un estudio recientemente publicado sugiere que nuestros cerebros </span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: start;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><span style="font-size: xx-small;">pueden usar estrategias similares a los de los motores de búsqueda de internet </span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: start;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><span style="font-size: xx-small;">para extraer palabras y recuerdos de nuestras experiencias pasadas.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: start;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><span style="font-size: xx-small;">Imagen:Laboratorio Zaghloul, NIH / NINDS.</span></span></div>
</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif";">Miles de
palabras, grandes y pequeñas, se apiñan dentro de nuestros bancos de memoria a
la espera de ser rápidamente extraidas y encadenadas en oraciones. En un
estudio reciente en pacientes con epilepsia y en voluntarios sanos, los
investigadores descubrieron que nuestros cerebros pueden esquivar algunas
palabras comunes, como "cerdo", "tanque" y
"puerta", con mucha más frecuencia que otras, incluyendo "gato",
" calle” y "escalera". Al combinar pruebas de memoria,
grabaciones de ondas cerebrales y encuestas de miles de millones de palabras
publicadas en libros, artículos de noticias y páginas de enciclopedias en
Internet, los investigadores mostraron cómo nuestros cerebros extraen no solo palabras
sino también recuerdos de nuestras experiencias pasadas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif";"><o:p><br /></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif";">“Descubrimos
que algunas palabras se recuerdan mucho mejor que otras. Nuestros resultados
respaldan la idea de que nuestros recuerdos están conectados a redes neuronales
y que nuestros cerebros buscan estos recuerdos, del mismo modo que los motores
de búsqueda rastrean información en Internet ", según <b>Weizhen (Zane) Xie</b>, psicólogo cognitivo y becario postdoctoral en el <b>Instituto Nacional de
Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares (NINDS)</b>, que
dirigió el estudio publicado en la revista científica <i>Nature Human Behavior.</i>
"Esperamos que estos resultados puedan usarse como una hoja de ruta para
evaluar la salud de la memoria y el cerebro de una persona".<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif";">El Dr. Xie
y sus colegas detectaron por primera vez esta variabilidad en el recuerdo de distintas
palabras cuando volvieron a analizar los resultados de las pruebas de memoria
realizadas por 30 pacientes con epilepsia que formaban parte de un ensayo
clínico dirigido por <b>Kareem Zaghloul</b>, un neurocirujano e
investigador principal de NINDS. El equipo del Dr. Zaghloul intenta ayudar a
los pacientes cuyas convulsiones no pueden controlarse con medicamentos,
también conocida como epilepsia intratable. Durante el período de observación,
los pacientes pasan varios días en el Centro Clínico del NIH con electrodos
implantados quirúrgicamente diseñados para detectar cambios en la actividad cerebral.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif";"><o:p><br /></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif";">"Nuestro
objetivo es encontrar y eliminar la fuente de estos ataques dañinos y
debilitantes", según el Dr. Zaghloul. “El período de monitoreo también
brinda una rara oportunidad de registrar la actividad neuronal que controla
otras partes de nuestras vidas. Con la ayuda de estos pacientes voluntarios, se
han <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>podido descubrir algunos de los esquemas
que están<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>detrás de nuestros recuerdos".<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif";">Las pruebas
de memoria se diseñaron originalmente para evaluar recuerdos episódicos o las
asociaciones (los detalles de quién, qué, dónde y cómo) que hacemos con
nuestras experiencias pasadas. La enfermedad de Alzheimer y otras formas de
demencia a menudo destruyen la capacidad del cerebro para generar estos
recuerdos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif";">A los
pacientes se les mostraron pares de palabras, como "<i>mano (hand)</i>" y
"<i>manzana (apple)</i>", de una lista de 300 sustantivos comunes. Unos
segundos más tarde se les mostró una de las palabras, por ejemplo "<i>mano
(hand)</i>", y se les pidió que recordaran su par, "<i>manzana (apple)</i>".
El equipo del Dr. Zaghloul había utilizado estas pruebas para estudiar cómo los
circuitos neuronales en el cerebro almacenan y reproducen recuerdos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif";">Cuando el
Dr. Xie y sus colegas volvieron a examinar los resultados de la prueba,
descubrieron que los pacientes recordaban con éxito algunas palabras con más
frecuencia que otras, independientemente de la forma en que se combinaran. De
hecho, de las 300 palabras utilizadas, las cinco primeras tenían un promedio de
siete veces más probabilidades de ser exitosamente recordadas que las cinco
últimas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif";">Al
principio, el Dr. Zaghloul y el equipo estaban sorprendidos por los resultados
e incluso un poco escépticos. Durante muchos años, los científicos han pensado
que recordar con éxito una palabra emparejada significaba que el cerebro de una
persona hacía una fuerte conexión entre las dos palabras durante el aprendizaje
y que un proceso similar puede explicar por qué algunas experiencias son más
memorables que otras. Además, era difícil explicar por qué palabras como
"tanque (tank)", "muñeca (doll)" y "estanque (pond)"
se recordaban mas a menudo que otras palabras usadas con frecuencia como
"calle (street)", "sofá (couch)" y "nube (cloud)".<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif";">Pero
cualquier duda disminuyó rápidamente cuando el equipo vio resultados muy
similares después de que 2.623 voluntarios sanos contestaran a una versión en
línea de la prueba de pares de palabras que el equipo publicó en el sitio web <a href="https://www.mturk.com/">Amazon Mechanical Turk</a>.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif";">"Vimos
que algunas cosas, en este caso, algunas palabras, pueden ser inherentemente
más fáciles de recordar para nuestros cerebros que otras", según el Dr. Zaghloul.
"Estos resultados también proporcionan la evidencia más sólida hasta la
fecha de que lo que descubrimos acerca de cómo el cerebro controla la memoria
en este conjunto de pacientes también puede ser cierto para las personas sanas".<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif";">En este estudio,
el Dr. Xie hizo la hipótesis de que los principios de una teoría establecida,
conocida como el modelo de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/1539943/">Búsqueda de Memoria Asociativa </a>(SAM),</b> pueden ayudar a explicar sus hallazgos iniciales
con los pacientes con epilepsia y los controles sanos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif";">“Pensamos
que una forma de entender los resultados de las pruebas de pares de palabras
era aplicar las teorías de la red sobre cómo el cerebro recuerda las
experiencias pasadas. En este caso, los recuerdos de las palabras que usamos
parecen mapas de Internet o de la terminal del aeropuerto, y las palabras más
memorables aparecen como puntos grandes y altamente traficados conectados a
puntos más pequeños que representan las palabras menos recordadas”, según el
Dr. Xie. "La clave para comprender esto fue descubrir qué conecta las
palabras".<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif";">Para
abordarlo, los investigadores escribieron un nuevo programa de modelado por ordenador
que probó si ciertas reglas para definir cómo se conectan las palabras pueden
predecir los resultados que vieron en el estudio. Las reglas se basaron en
<a href="https://nlp.stanford.edu/pubs/glove.pdf">estudios de idiomas</a> </span><span style="font-family: "Verdana","sans-serif";"> que había escaneado miles de
oraciones de libros, artículos de noticias y páginas de Wikipedia.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif";">Inicialmente,
descubrieron que las ideas aparentemente sencillas para conectar palabras no
podían explicar sus resultados. Por ejemplo, las palabras mas memorables no
aparecían simplemente con más frecuencia en las oraciones que las menos
memorables. Del mismo modo, no pudieron encontrar un vínculo entre la relativa
"concreción" de la definición de una palabra y su memorabilidad. Una
palabra como "<i>polilla (moth)</i>" no era más memorable que una palabra
que tiene significados más abstractos, como "<i>jefe (chief)</i>".<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif";">En cambio,
sus resultados sugirieron que las palabras más memorables eran semánticamente
más similares, o más a menudo vinculadas al significado de otras palabras
usadas en el idioma inglés. Esto significaba que cuando los investigadores <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">conectaban datos de similitud semántica</b>
en el modelo de ordenador, adivinaban correctamente qué palabras eran
memorables tanto para los pacientes como para los voluntarios sanos que
participaron en la prueba. Por el contrario, esto no sucedió cuando utilizaron
datos sobre la frecuencia de palabras o la concreción.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif";">Otros
resultados respaldaron la idea de que las palabras más memorables representaban
centros de alto tráfico en las redes de memoria del cerebro. Los pacientes con
epilepsia recordaron correctamente las palabras memorables más rápido que las
otras. Mientras tanto, los registros eléctricos del lóbulo temporal anterior de
los pacientes, un centro de lenguaje, mostraron que sus cerebros reproducían
las firmas neuronales detrás de esas palabras con mas rapidez que las menos
memorables. Los investigadores vieron esta tendencia cuando observaron los
promedios de todos los resultados y los ensayos individuales, lo que sugirió
firmemente que las palabras más memorables son más fáciles de encontrar para el
cerebro.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif";"><o:p><br /></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif";">Además,
tanto los pacientes como los voluntarios sanos, mencionaron erróneamente <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>palabras más memorables con más frecuencia que
cualquier otra palabra. En general, estos resultados respaldaron estudios
previos que sugirieron que el cerebro puede recorrer o pasar por estos
recuerdos altamente conectados, en <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>la
forma en que los animales buscan comida o un ordenador busca en Internet.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif";">“¿Esa
sensación cuando se escriben palabras en un motor de búsqueda de internet y te
muestra una lista de conjeturas altamente relevantes? Parece que el motor de
búsqueda está leyendo la mente. Bueno, los resultados obtenidos en estos
estudios sugieren que los cerebros de los sujetos <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>hicieron algo similar cuando intentaban
recordar una palabra emparejada, y se cree que esto puede suceder cuando
recordamos muchas de nuestras experiencias pasadas”, según el Dr. Xie.
"Nuestros resultados también sugieren que la estructura del idioma inglés
se almacena de forma similar <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>en los
cerebros de todos los angloparlantes y es esperable <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>que, algún día, se use esta similitud para
superar la variabilidad que enfrentan los médicos al intentar evaluar la salud
de la memoria y el cerebro de una persona".<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif";">Actualmente,
el equipo está explorando formas de incorporar sus resultados y su programa de ordenador
en el desarrollo de pruebas de memoria para la enfermedad de Alzheimer y otras
formas de demencia.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="EN-US" style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-ansi-language: EN-US;">Basado en:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="EN-US" style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-ansi-language: EN-US;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="EN-US" style="background: white; color: #444444; font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-ansi-language: EN-US;">Xie et al.,
Memorability of Words in Arbitrary Verbal Associations Modulates Memory
Retrieval in the Anterior Temporal Lobe. Nature Human Behaviour, June 29, 2020
DOI: 10.1038/s41562-020-0901-2</span><span lang="EN-US" style="font-family: "Verdana","sans-serif"; mso-ansi-language: EN-US;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif";"><a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/1539943/"><span lang="EN-US" style="mso-ansi-language: EN-US;"><span style="color: black;">https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/1539943/</span></span></a><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif";"><a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/18031414/"><span style="color: black;">https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/18031414/</span></a><o:p></o:p></span></div>
<br /><div class="blogger-post-footer">amtoral.blogspot.com</div>Ana Toralhttp://www.blogger.com/profile/11180435466363768371noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4082397871725158488.post-35035420831303259822020-07-02T12:07:00.000+02:002020-07-03T09:08:33.330+02:00Mutaciones genéticas tras la ansiedad y el abuso de alcohol<br />
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "verdana" , "sans-serif";">Debido a
nuestra superioridad intelectual sobre otros mamíferos, los genetistas solían
pensar que necesitábamos al menos 100,000 genes para apreciar a Verdi <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>o paladear un buen vino. Pero resultó que
todos los mamíferos, desde ratones hasta humanos, comparten el mismo conjunto
de aproximadamente 20,000 genes. Tras digerir este descubrimiento, al menos se
encontró una oportunidad: menos genes significaban una búsqueda más fácil de
mutaciones genéticas causantes de enfermedades, particularmente porque también
resultó que los genes que codificaban proteínas solo representaban el 2% del
genoma.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "verdana" , "sans-serif";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "verdana" , "sans-serif";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "verdana" , "sans-serif";"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi5PzZXuopybokzI8mn5Pkv9fn2-Eib0i5n6KKkmTN_kxDMGC7lET1SXtrHtmSFwSkfiB7grPJdHChgJfeKggDN8yT5SbN96TWYnnl3vbNV_vqjsHUuhKNFoFpe5GmRQnDQ9-88LqNPQME/s1600/20200702+adn.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="183" data-original-width="275" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi5PzZXuopybokzI8mn5Pkv9fn2-Eib0i5n6KKkmTN_kxDMGC7lET1SXtrHtmSFwSkfiB7grPJdHChgJfeKggDN8yT5SbN96TWYnnl3vbNV_vqjsHUuhKNFoFpe5GmRQnDQ9-88LqNPQME/s1600/20200702+adn.jpg" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Un interruptor para el ADN</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "verdana" , "sans-serif";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<h4>
<span style="font-family: "verdana" , "sans-serif";">¡No tan facil!</span></h4>
<div>
<span style="font-family: "verdana" , "sans-serif";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "verdana" , "sans-serif";">Los
genetistas intentaron explotar las revelaciones sobre el genoma con estudios
que analizaron miles de pequeños cambios genéticos en cientos de miles de
pacientes con diferentes enfermedades para ver cómo se comparaban con las personas
sanas. Esto les permitió correlacionar los cambios genéticos en el ADN enfermo
de una manera antes <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>inimaginable. Como
resultado, la "arquitectura genética" de una gran cantidad de
afecciones, desde el cáncer hasta la esquizofrenia y la adicción, se entendió
mucho mejor.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "verdana" , "sans-serif";">Sin
embargo, después de que se publicaron los primeros miles de estudios, los
genetistas se horrorizaron al descubrir que el 98% de los cambios asociados con
la enfermedad que habían identificado en el genoma, no ocurren realmente en los
genes que codifican proteinas. En cambio, la gran mayoría de los cambios
relacionados con las enfermedades de origen genético <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>se producen en el 98% del genoma que no está
formado por genes, conocido como el "genoma basura", ya que al
principio no se tenía <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>una noción más
clara de lo que era o cómo estudiarlo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "verdana" , "sans-serif";">En este
punto, apareció un caballero blanco en forma de 440 científicos de todo el
mundo conocido como el consorcio <b>ENCODE</b>. Con sede en Stanford, ENCODE se esforzó
en la preparación de la "Enciclopedia del genoma humano", acumulando
enormes cantidades de datos para descubrir qué estaba sucediendo en el genoma
basura.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "verdana" , "sans-serif";">ENCODE <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>proclamó que al menos el 10% del genoma humano
estaba formado por interruptores genéticos llamados potenciadores que activan y
desactivan genes. Pero si esto sonaba como la clave para acercarse a un
tratamiento efectivo de muchas <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>enfermedades genéticas, pronto se vería la
dificultad asociada.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "verdana" , "sans-serif";">Los
científicos sugirieron que estas secuencias complejas de ADN evolucionan
continuamente a alta velocidad, lo que implica que no son tan importantes como
los genes. También pueden ser únicos para especies individuales en lugar de ser
comunes para muchas especies, como los genes codificantes de proteinas. Junto
con los hallazgos de que los potenciadores parecían ser bastante transitorios y
efímeros en el genoma, comenzó a parecer que nuestra capacidad para comprender
rápidamente el genoma humano podría haberse sobrevalorado.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "verdana" , "sans-serif";"><br /></span></div>
<h4>
<span style="font-family: "verdana" , "sans-serif";"><o:p> </o:p></span></h4>
<h4>
<span style="font-family: "verdana" , "sans-serif";"><o:p><br /></o:p></span><span style="font-family: "verdana" , "sans-serif";">Un enfoque
alternativo</span></h4>
<div>
<span style="font-family: "verdana" , "sans-serif";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "verdana" , "sans-serif";">Algunos
genetistas, ahora cuestionan los anteriores paradigmas. Esto se relaciona con
la forma en que los científicos han identificado potenciadores hasta ahora:
donde podemos reconocer genes muy claramente usando un sistema de códigos de
tres letras, ENCODE identificó potenciadores usando pruebas de marcadores
bioquímicos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "verdana" , "sans-serif";">Sin
embargo, podría decirse que no hay pruebas suficientes para confiar en que los
"marcadores potenciadores" en estas pruebas identifiquen con
precisión todos los potenciadores del genoma. Más fundamentalmente, el uso de
los marcadores presupone que los potenciadores deberían comportarse de manera
uniforme. Si, en cambio, solo están activos en células específicas en momentos
específicos, las pruebas de marcadores bioquímicos no siempre serán precisas,
ya que no pueden reflejar la actividad de todos los potenciadores en las regiones
muy específicas en las que están activas. Si es así, los potenciadores pueden
conservarse en los genomas de muchas más especies de lo que sugerían los
estudios de marcadores bioquímicos anteriores.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "verdana" , "sans-serif";">Para probar
esta idea, las U<b>niversidades de Aberdeen y Edimburgo</b> han estado colaborando
para identificar las causas genéticas de la ansiedad y el abuso del alcohol,
que mata al 7.7% de los hombres y al 2.6% de las mujeres en todo el mundo. Para
hacer esto, el estudio se realizó en <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>ratones, ya que ellos también pueden ser susceptibles
al alcoholismo cuando están expuestos al alcohol.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "verdana" , "sans-serif";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "verdana" , "sans-serif";"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEht1Ifl0ShBtHpMBUmTVUtFyC_4L5ObXMlpz_Izk7FmGW-3vJWQVuRi8uDFqmZK7zDHz_bMbtNgKcdVEuxSmpjf3q1dAy5G6l7BjtxRAj54neO0IZ9GDikHtWdpInwTlQnkYq_3XkUegNo/s1600/20200702+Alcohol.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="504" data-original-width="754" height="213" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEht1Ifl0ShBtHpMBUmTVUtFyC_4L5ObXMlpz_Izk7FmGW-3vJWQVuRi8uDFqmZK7zDHz_bMbtNgKcdVEuxSmpjf3q1dAy5G6l7BjtxRAj54neO0IZ9GDikHtWdpInwTlQnkYq_3XkUegNo/s320/20200702+Alcohol.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "verdana" , "sans-serif";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "verdana" , "sans-serif";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "verdana" , "sans-serif";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "verdana" , "sans-serif";">Hay un gen
llamado <b>GAL</b> que produce un pequeño neuropéptido llamado <b>galanina</b>, que afecta la
ingesta de alcohol. Sin embargo, se sabe que cuando se compara a las personas
que beben mucho con las que no, no se ven diferencias en el gen GAL. Al
estudiar este gen en ratones, se identificó lo que parecía ser un potenciador
que activaba este gen en regiones específicas de su cerebro.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "verdana" , "sans-serif";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "verdana" , "sans-serif";"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh5kE8OvzG2eUmcNvwWkkvtMSGkPPmuipqdfVK9J_iL1WREe-ixQCohPzdBa9-fYdIXbpLstQtYYuShcBKxmjWVDdk2p0lV7w0P9NQWFDTva9quZDblXfgpjcN6hLq5O7_DUwgmeF7Veao/s1600/20200702+Galanin+en+humanos.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="123" data-original-width="410" height="96" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh5kE8OvzG2eUmcNvwWkkvtMSGkPPmuipqdfVK9J_iL1WREe-ixQCohPzdBa9-fYdIXbpLstQtYYuShcBKxmjWVDdk2p0lV7w0P9NQWFDTva9quZDblXfgpjcN6hLq5O7_DUwgmeF7Veao/s320/20200702+Galanin+en+humanos.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Galanina</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "verdana" , "sans-serif";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "verdana" , "sans-serif";">Al comparar
las secuencias del genoma de 100 especies animales, incluidos humanos, ratones
y aves, se encontró el mismo potenciador sospechoso en el genoma, en casi la
misma posición, a cierta distancia del gen. Teniendo en cuenta que las ramas
evolutivas de las aves y los hombres <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>se
separaron hace unos 310 millones de años, el hecho de que esta entidad haya
sobrevivido hace que sea extremadamente probable que sea fundamental para el control
de la ingesta del alcohol.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "verdana" , "sans-serif";">Para probar
esto, se utilizó una nueva tecnología de edición de genes para eliminar el
potenciador en el cerebro de los <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>ratones
modificados genéticamente. Efectivamente, se descubrió que los ratones editados
genéticamente bebieron mucho menos que los ratones normales después de una
semana de exposición al alcohol. También se volvieron menos ansiosos, aunque
solo los machos. Con la ayuda de estudios genéticos humanos en la <b>Universidad
de Edimburgo</b>, esto permitió concluir que en humanos el mismo potenciador juega
un papel importante en el control del estado de ánimo y el consumo de alcohol
de las personas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "verdana" , "sans-serif";">Esta es la
primera vez que se ha demostrado que el mismo potenciador controla el consumo
de alcohol y el estado de ánimo en una gran cantidad de especies. Sugiere que
los potenciadores con funciones importantes se pueden detectar en el genoma
humano al observar en qué medida existen en diferentes especies. Lejos de ser
las entidades transitorias y efímeras sugeridas por los estudios de marcadores
bioquímicos, esta investigación <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>demuestra que los potenciadores son críticos
para impulsar la expresión de genes específicos en células específicas donde
desempeñan funciones importantes en el mantenimiento de la salud.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "verdana" , "sans-serif";">Basado en:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "verdana" , "sans-serif";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "verdana" , "sans-serif";"><a href="https://www.biorxiv.org/content/10.1101/572065v1?rss=1">https://www.biorxiv.org/content/10.1101/572065v1?rss=1</a><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "verdana" , "sans-serif";"><a href="https://www.cell.com/ajhg/pdf/S0002-9297(17)30240-9.pdf">https://www.cell.com/ajhg/pdf/S0002-9297(17)30240-9.pdf</a><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "verdana" , "sans-serif";"><a href="https://ghr.nlm.nih.gov/primer/genomicresearch/genomeediting">https://ghr.nlm.nih.gov/primer/genomicresearch/genomeediting</a><o:p></o:p></span></div>
<br /><div class="blogger-post-footer">amtoral.blogspot.com</div>Ana Toralhttp://www.blogger.com/profile/11180435466363768371noreply@blogger.com0