La memoria humana se distribuye en muchas partes del cerebro a la vez, y algunos tipos de recuerdos permanecen más tiempo que otros.
Desde el
momento en que nacemos, nuestros cerebros son bombardeados por una inmensa
cantidad de información sobre nosotros mismos y el mundo que nos rodea. Y,
¿cómo mantenemos todo lo que hemos aprendido y experimentado? Recuerdos.
Los seres
humanos retienen diferentes tipos de recuerdos por diferentes períodos de
tiempo. Las memorias a corto plazo duran de segundos a horas, mientras que las
memorias a largo plazo duran años. También tenemos una memoria de trabajo, que
nos permite tener algo en nuestras mentes por un tiempo limitado mientras lo
repetimos. Cada vez que se repite un número de teléfono para recordarlo, se está
utilizando la memoria de trabajo.
Otra forma
de categorizar los recuerdos es mediante el tema de la memoria misma, y si se es consciente de ello. La memoria declarativa,
también llamada
memoria explícita,
consiste en el tipo de recuerdos que se experimenta conscientemente. Algunos de
estos recuerdos son hechos o "conocimiento común": cosas como la capital de Francia,
o el número de cartas en una baraja. Otros consisten en eventos pasados que hemos experimentado, como un cumpleaños.
La memoria
no declarativa, también llamada memoria implícita, se acumula inconscientemente.
Esto incluye memorias procedimentales, que nuestro cuerpo utiliza para recordar
las habilidades que se han aprendido. ¿Tocas un instrumento o andas en
bicicleta? Esos son recuerdos procedimentales en funcionamiento. Los recuerdos
no declarativos también pueden dar forma a las respuestas irreflexivas del
cuerpo, como salivar a la vista de la comida favorita o tensarse cuando se ve
algo que se teme.
En general,
las memorias declarativas son más fáciles de formar que las memorias no
declarativas. Se necesita menos tiempo para memorizar la capital de un país que
para aprender a tocar el violín. Pero los recuerdos no declarativos se quedan más
fácilmente. Una vez que has aprendido a andar en bicicleta, es probable que nunca
lo olvides.
Los tipos de amnesia.
Para
entender cómo recordamos las cosas, es increíblemente útil estudiar cómo
olvidamos, razón por la cual los neurocientíficos estudian la amnesia, la
pérdida de recuerdos o la capacidad de aprender. La amnesia suele ser el
resultado de algún tipo de trauma cerebral, como una lesión en la cabeza, un
derrame cerebral, un tumor cerebral o un alcoholismo crónico.
Hay dos
tipos principales de amnesia. La primera, la amnesia retrógrada, ocurre cuando
olvidas cosas que sabías antes del trauma cerebral. La amnesia anterógrada es
cuando el trauma cerebral restringe o detiene la capacidad de alguien para formar
nuevos recuerdos.
El estudio
de caso más famoso de la amnesia anterógrada es Henry Molaison, a quien en 1953
le extirparon partes de su cerebro como tratamiento de último recurso para las
convulsiones graves. Mientras Molaison, conocido cuando estaba vivo como H.M.,
recordó gran parte de su infancia, no pudo formar nuevos recuerdos
declarativos. Las personas que trabajaron con él durante décadas tuvieron que
volver a presentarse con cada visita.
Al estudiar
a personas como H.M., así como a animales con diferentes tipos de daño
cerebral, los científicos pueden rastrear dónde y cómo se forman los diferentes
tipos de recuerdos en el cerebro. Parece que las memorias a corto y largo plazo
no se forman exactamente de la misma manera, ni las memorias declarativas y las
procedimentales.
No hay un
solo lugar dentro del cerebro que contenga todos los recuerdos; diferentes
áreas del cerebro forman y almacenan diferentes tipos de recuerdos, y
diferentes procesos pueden estar en juego para cada uno. Por ejemplo, las
respuestas emocionales, como el miedo, residen en una región del cerebro
llamada amígdala. Los recuerdos de las habilidades que se han aprendido están
asociados con una región diferente llamada estriado. Una región llamada
hipocampo es crucial para formar, retener y recordar memorias declarativas. Los
lóbulos temporales, las regiones del cerebro que en H.M. faltaban parcialmente,
juegan un papel crucial en la formación y la recuperación de los recuerdos.
Cómo se generan, almacenan y se recuperan los recuerdos
Desde la
década de 1940, los científicos han conjeturado que los recuerdos se guardan
dentro de grupos de neuronas o células nerviosas, llamadas ensamblajes
celulares. Esas células interconectadas se disparan como un grupo en respuesta
a un estímulo específico, ya sea la cara de un amigo o el olor a pan recién
horneado. Cuanto más se activan las neuronas, más se fortalecen las
interconexiones de las células. De esa manera, cuando un estímulo futuro active
las neuronas, es más probable que se active todo el conjunto. La actividad
colectiva de los nervios transcribe lo que experimentamos como un recuerdo. Los
científicos todavía están trabajando en los detalles de cómo funciona.
Para que
una memoria a corto plazo se convierta en una memoria a largo plazo, esta debe
fortalecerse para el almacenamiento a largo plazo, un proceso llamado
consolidación de memoria. Se piensa que la consolidación tiene lugar por varios
procesos. Uno, llamado potenciación a largo plazo, consiste en que los nervios
individuales se modifican para crecer y comunicar con los nervios vecinos de manera diferente. Esa
remodelación altera las conexiones de los nervios a largo plazo, lo que
estabiliza la memoria. Todos los animales que tienen recuerdos a largo plazo
utilizan esta misma maquinaria celular básica; los científicos elaboraron los
detalles de la potenciación a largo plazo estudiando las babosas marinas de
California. Sin embargo, no todas las memorias a largo plazo tienen que
comenzar necesariamente como memorias a corto plazo.
Cuando recuperamos
un recuerdo, muchas partes de nuestro cerebro se comunican rápidamente entre
sí, incluidas las regiones de la corteza cerebral que procesan información de
alto nivel, las regiones que manejan las entradas en bruto de nuestros sentidos
y una región llamada lóbulo temporal medio que parece ayudar a coordinar el
proceso. Un estudio reciente encontró que en el momento en que los pacientes
recuperaban los recuerdos recién formados, las ondas de la actividad nerviosa
en el lóbulo temporal medio se sincronizaban con las ondas en la corteza
cerebral.
Muchos
misterios de la memoria permanecen. ¿Con qué precisión se codifican los
recuerdos dentro de grupos de neuronas? ¿Cuán ampliamente distribuidas en el
cerebro están las células que codifican una memoria dada? ¿Cómo corresponde
nuestra actividad cerebral a cómo experimentamos los recuerdos? Estas áreas
activas de investigación pueden proporcionar algún día una nueva perspectiva
sobre la función cerebral y cómo tratar las afecciones relacionadas con la
memoria.
Por
ejemplo, trabajos recientes han demostrado que algunos recuerdos deben ser
"reconsolidados" cada vez que se recuperan. Si es así, el hecho de recordar
algo hace que ese recuerdo sea temporalmente maleable, lo que permite
fortalecerlo, debilitarlo o modificarlo de otro modo. Los recuerdos pueden ser
más fácilmente alterados con medicamentos durante la reconsolidación, lo que
podría ayudar a tratar afecciones como el trastorno por estrés postraumático o TEPT.
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