martes, 28 de junio de 2016

¿Se puede superar una adicción?

Imagen: James Gallagher





Publicado en The New York Times por MAIA SZALAVITZ, el  25 de junio del  2016


Traducido por: Ana Toral


Yo me chutaba heroína y cocaína mientras asistía a la Universidad de Columbia en la década de los 80, a veces inyectándome varias veces al día y dejándome cicatrices que aún son visibles. Seguí consumiendo, incluso después de que fuera suspendida de la escuela, después de una sobredosis e incluso después de que fuera arrestada por traficar, a pesar de saber que mi adicción podría reducir mis probabilidades de permanecer fuera de la cárcel.

Mis padres estaban devastados: No podían entender lo que había sucedido a su "dotada" hija que siempre había sobresalido académicamente. Siguieron esperando que esto parara de alguna manera, a pesar de que cada vez que trataba de dejarlo, volvía a recaer en cuestión de meses.

Hay, a grandes rasgos, dos escuelas de pensamiento sobre la adicción: según la primera, mi cerebro había sido químicamente "secuestrado" por las drogas, dejándome sin ningún control sobre una enfermedad crónica, progresiva. Según la segunda, simplemente yo era una criminal egoísta, con poca consideración por los demás, tal como gran parte del público todavía parece creer. (Cuando son nuestros propios seres queridos los que se vuelven adictos, se tiende a favorecer  la primera explicación. Cuando esto les pasa a personas ajenas, estamos a favor de la segunda.)

Desde hace mucho tiempo necesitamos una nueva perspectiva, en parte, porque nuestra comprensión de la neurociencia relativa a la adicción ha cambiado y, en parte,  porque muchos tratamientos existentes, simplemente, no funcionan.

La adicción es de hecho un problema cerebral, pero no es una patología degenerativa, como la enfermedad de Alzheimer o el cáncer, ni es evidencia de una mente criminal. En cambio, es un trastorno del aprendizaje, una diferencia en el cableado del cerebro que afecta la forma en que procesamos la información acerca de la motivación, la recompensa y el castigo. Y como sucede con muchos trastornos del aprendizaje, la conducta adictiva es moldeada por influencias genéticas y ambientales en el transcurso del desarrollo.

Los científicos han documentado la conexión entre los procesos de aprendizaje y la adicción, desde hace décadas. Ahora, a través de estudios de investigación tanto en animales como mediante la obtención de imágenes cerebrales en humanos, los neurocientíficos están empezando a conocer qué regiones del cerebro están implicadas en la adicción y cómo lo están.

Los estudios muestran que la adicción altera las interacciones entre las regiones del cerebro medio como el tegmento ventral y el núcleo accumbens -que están involucrados con la motivación y el placer- y partes de la corteza prefrontal que median en las decisiones y ayudan a establecer prioridades. Actuando de forma concertada, estas redes determinan lo que valoramos, con el fin de asegurar que alcanzamos objetivos biológicos críticos: a saber, la supervivencia y la reproducción.
En esencia, la adicción se produce cuando estos sistemas cerebrales se centran en los objetos equivocados: un comportamiento de drogadicción o autodestructivo como la adicción al juego, en lugar de una nueva pareja sexual o de un bebé. Una vez que eso ocurre, puede causar serios problemas.

Si, como yo, creció con un sistema nervioso hiper-reactivo que constantemente le ha hecho sentirse abrumado, alienado o indigno de ser amado, la búsqueda de una sustancia que alivia el estrés social, se convierte en un escape bendito. Para mí, la heroína proporcionaba una sensación de confort, de seguridad y de amor, que no podía conseguir de otras personas (el agente clave de la adicción en estas regiones es el mismo para muchas experiencias placenteras: la dopamina). Una vez que había experimentado el alivio que me proporcionaba la heroína, me sentí como si yo no pudiera sobrevivir sin ella.

La comprensión de la adicción desde esta perspectiva del desarrollo neurológico ofrece una gran esperanza. En primer lugar, al igual que otros trastornos del aprendizaje, por ejemplo, el trastorno de hiperactividad por déficit de atención o la dislexia, la adicción no afecta a la inteligencia general. En segundo lugar, este punto de vista sugiere que la adicción sesga la elección - pero no elimina completamente el libre albedrío: después de todo, nadie se inyecta drogas delante de la policía-. Esto significa que los adictos pueden aprender a tomar decisiones para mejorar su salud, como utilizar jeringas estériles, tal como hice yo. Las investigaciones muestran mayoritariamente que este tipo de programas, no sólo reducen la incidencia del VIH, sino que también ayudan a la recuperación.

La perspectiva del aprendizaje también explica por qué la compulsión por el alcohol o las drogas puede ser tan fuerte y por qué las personas con adicción continúan incluso cuando el daño es mucho mayor que el placer que reciben,  por lo que puede parecer que  están actuando de manera irracional: Si usted cree que algo es esencial para su supervivencia, sus prioridades no tendrá sentido para los demás.

El aprendizaje que dirige los impulsos, como el amor y la reproducción, es bastante diferente del aprendizaje de hechos crudos. A diferencia de la memorización de sietes y nueves, el aprendizaje emocional profundo altera completamente la manera de determinar qué es lo más importante. Es por ello que recordamos mucho mejor nuestro enamoramiento en la escuela, que las matemáticas que aprendíamos al mismo tiempo.

El reconocer la adicción como un trastorno del aprendizaje, también puede ayudar a poner fin a la discusión sobre si la adicción debe ser tratada como una enfermedad progresiva, como sostienen los expertos, o como un problema moral, una creencia que se refleja en nuestra continua criminalización de ciertas drogas.

Por otra parte, si la adicción reside en las partes del cerebro involucradas en el amor, entonces la recuperación es más como recuperarse de una ruptura amorosa, que como enfrentarse a una enfermedad incurable. La curación de un corazón roto es difícil y con frecuencia implica recaídas en el comportamiento obsesivo, pero no es un daño cerebral.

Las implicaciones para el tratamiento aquí son profundas. Si la adicción es como un amor equivocado, entonces la compasión es un enfoque mucho mejor que el castigo. De hecho, un meta-análisis de docenas de estudios de más de cuatro décadas realizado en 2007, encontró que el empoderamiento, los tratamientos empáticos como la terapia cognitivo-conductual y la terapia de estimulación motivacional, que nutren una disposición interna al cambio, funcionan mucho mejor que el enfoque de rehabilitación más tradicional, de hacerle frente con desesperanza y diciendo a los pacientes que son impotentes ante su adicción.

Esto tiene sentido porque el circuito que normalmente nos conecta socialmente entre nosotros se ha canalizado en la búsqueda de drogas. Para volver a nuestro cerebro normal, entonces, necesitamos más amor, no más dolor.

De hecho, los estudios no han encontrado evidencia a favor de enfoques duros, punitivos, como las penas de cárcel, las formas humillantes de tratamiento o las  "intervenciones" tradicionales donde las familias amenazan con abandonar al miembro adicto. El circuito cerebral de las personas con adicciones ya se ha acostumbrado a  las experiencias negativas; aumentar el castigo no va a cambiar esto.

En línea con la idea de que el desarrollo es importante, la investigación también muestra que la mitad de todas las adicciones - con la excepción del tabaco – finalizan en torno a los 30 años, y la mayoría de las personas con adicciones al alcohol o a otras drogas logran superarlas, en su mayoría sin tratamiento. Dejé de tomar drogas cuando tenía 23. Siempre pensé que yo lo había dejado porque por fin me había dado cuenta de que mi adicción me estaba haciendo daño.

Pero es igualmente posible que lo dejara porque entonces me había convertido biológicamente en capaz de hacerlo. Durante la adolescencia, el motor que impulsa el deseo y la motivación se hace más fuerte. Pero, por desgracia, sólo a partir de los veintitantos aumenta nuestra capacidad de ejercer un mayor control. Esta es la razón por la cual  la adolescencia es el periodo de mayor riesgo para el desarrollo de la adicción,  y la simple maduración fue lo que me ayudó a salir de ella.

Por ahora, casi todo el tratamiento existente se basa en grupos de 12 pasos, como Alcohólicos Anónimos, que ayudan sólo a  una minoría de las personas adictas. Incluso hoy en día, la mayoría de tratamientos disponibles en las clínicas de rehabilitación consisten en la enseñanza de la oración, la rendición a un ser superior, la confesión y la compensación prescrita por los pasos.

No tratamos ninguna otra condición médica con tanta moralina. Las personas con otros trastornos del aprendizaje no son empujadas a disculparse por su comportamiento en el pasado, ni lo son las afectadas por la esquizofrenia o la depresión.

Una vez que entendamos que la adicción no es un pecado ni una enfermedad progresiva, sino sólo un diferente cableado del cerebro, podremos dejar de persistir en políticas que no funcionan, y empezar la enseñanza de la recuperación.

Y de hecho, si el impulso compulsivo que sustenta la adicción se dirige hacia canales más saludables, este tipo de cableado puede ser un beneficio, no sólo una discapacidad. Después de todo, la persistencia a pesar del rechazo, no sólo me condujo a la adicción, sino que también ha sido indispensable para mi supervivencia como escritora. La capacidad de perseverar es un activo: las personas con adicción sólo tiene que aprender a redirigirla.

Maia Szalavitz es la autora de "Cerebro Intacto: Una nueva y revolucionaria forma de entender la adicción."



domingo, 19 de junio de 2016

¿Es posible construir un diagrama completo del cableado del cerebro humano?







Un "conectoma", o mapa de las rutas y conexiones neuronales
 de un cerebro humano (Crédito: Human Conne
ctome Project)



Nuestros cerebros son máquinas maravillosas e  increíbles. Son más lentas que los primeros ordenadores personales en términos de poder de procesamiento en bruto, pero sin embargo, son capaces de utilizar la intuición y pueden almacenar toda una vida de recuerdos que tienen referencias cruzadas  y a los que se accede de forma instantánea con el menor de los indicios.  Sin embargo, sabemos muy poco acerca de cómo lo consigue. Pero imaginemos por un momento que pudiéramos construir un diagrama de cableado completo de un cerebro humano – esto es,  cartografiar con detalle cada uno de los aproximadamente cien mil millones  de sinapsis y las aproximadamente cien mil millones de neuronas junto con todos los mecanismos de apoyo, incluso los más pequeños. ¿Que podría significar esto?. ¿Sería siquiera posible?.

Siga pensando en eso. Volveremos a ello en un momento. En primer lugar vamos a entrar un poco más en el fondo. El funcionamiento de un cerebro sano se basa en su red de conexiones neuronales. Las múltiples capas de conexiones y vías, como los cables de una antigua computadora central, se suman para crear una sola entidad.

Esta red de conexiones ha sido llamado el "conectoma" por los científicos. Mapearlo es esencialmente construir el diagrama de cableado del cerebro. El conectoma del cerebro humano no ha sido completamente mapeado ni a escala celular, ni a escala macro (a escala estructural y funcional de alto nivel), a pesar de que  los esfuerzos para conseguir este último están mucho más avanzados que el anterior, que únicamente ahora está empezando a ser una posibilidad (seguiremos hablando de esto más adelante).

Ambas vías del estudio del conectoma prometen todo tipo de revelaciones sobre cómo funciona el cerebro. El proyecto Human Connectome, que es un esfuerzo internacional para mapear los conectomas de 1.000 personas en una escala macro - en su mayoría sólo la sustancia blanca, o los haces activos de células nerviosas mielinizadas (aisladas) - utilizando imágenes de resonancia magnética, esta semana anunció su constatación de que los patrones de cableado del cerebro se correlacionan con los rasgos de comportamiento y demográficos.


Un conectoma generado por resonancia magnética funcional
 del cerebro humano 
que muestra las conexiones
 entre las neuronas activas


El estudio encontró que en una muestra de 460 personas de edades comprendidas entre 22 y 35 años, las personas con más educación, mejor resistencia física, memoria superior a la media, y otros rasgos "positivos" parecen tener cerebros más fuertemente conectados que las  personas con rasgos "negativos" tales como el comportamiento agresivo, o un historial de consumo de drogas de diversos tipos. Los resultados no indican si uno causa lo otro, pero sí muestran que los patrones de conectividad podrían ayudar algún día a predecir los rasgos u ofrecer amplios indicadores de los efectos de las drogas en el cerebro.

Todo está conectado


Jeff Lichtman es un profesor de la Universidad de Harvard. Es uno de los principales investigadores del mundo en neurobiología, que analiza el cerebro y el sistema nervioso de los animales y los seres humanos en términos de su anatomía y fisiología (es decir, sus células y tejidos, y la forma en que funcionan y se organizan). Dirige el Laboratorio Lichtman de la Universidad de Harvard. Su interés en el tema comenzó cuando estaba siguiendo un curso sobre histología - el estudio de los tejidos del cuerpo - en la escuela de medicina.

Durante la parte clínica del curso - la que se  adentra en la patología, o el estudio de los trastornos / enfermedades en los tejidos corporales - le llamó la atención que no hubiera señal física de lo que está mal en trastornos como el autismo, la esquizofrenia, el trastorno bipolar y otras enfermedades del sistema nervioso. "Este era muy diferente de todos los otros sistemas de órganos, donde si nos fijamos en el tejido hay algo para ver que es el equivalente físico o el correlato de la enfermedad," nos dice Lichtman. “Siempre hay una anomalía física como una inflamación o una decoloración. Pero no es así para la mayoría de las enfermedades y trastornos que afectan el cerebro”.

"Después de un tiempo me di cuenta de que la razón por la que no hay anomalías no es que realmente no las haya, sino que nadie había observado  el cerebro con el  nivel de resolución con el que tendría que mirar para ver estas anomalías" indicaba Lichtman.

El cerebro es mucho más complicado que cualquier otro órgano, por tanto, no es sólo una cuestión de acercar más la lente - a pesar de que también es necesario-. "Podemos tomar una sola sección a través de un trozo de cerebro y mostrar una sinapsis" explica Lichtman. "Pero el cerebro funciona en virtud de estas conexiones que permiten a una célula nerviosa hablar con muchas otras células nerviosas, algo así como una cuenta de Twitter, y cada célula nerviosa es también el destinatario de una red de información de miles de otras células nerviosas. "

Como estudiante graduado, Lichtman estudió el sistema nervioso periférico de los bebés humanos y otros mamíferos bebés. Observó la intensidad del recableado del sistema nervioso cuando los bebés se están desarrollando, y a continuación, desarrolló una técnica para mapearlo utilizando colores. Pero no hay suficientes colores para mostrar todos los cables en la corteza cerebral. Se necesitaba otro método.


Se utilizó aquí la técnica Brainbow de Lichtman para dar un 
código de color a cada uno de los cables en 
(a) oído de un ratón, (b) tracto axonal del tronco cerebral, y
 (c) giro dentado del hipocampo, como parte de un estudio de 2008.



El tamaño importa


Sólo se ha mapeado hasta el momento el  conectoma completo de un animal: el gusano redondo C. Elegans, que tiene tan sólo 302 neuronas y sirve como modelo para la investigación y el intercambio de datos. Pero los investigadores también están haciendo un esfuerzo considerable para el mapeo del  conectoma del ratón, ya que los ratones son de fácil acceso en el laboratorio y sirven como modelos animales para muchos tipos de estudios médicos.

A principios de este año, Lichtman y 20 de sus colegas, en un trabajo dirigido conjuntamente por la Universidad de Harvard y la de Boston, eligieron el conectoma del ratón para mostrar la última tecnología de obtención de  imágenes. En esencia, encontraron una manera de adaptar la microscopía electrónica, que baja a resoluciones nanométricas, para obtener imágenes del cerebro. Y pusieron a prueba la tecnología en una pequeña porción de la corteza cerebral de un ratón adulto, obteniendo nuevos conocimientos sobre la compleja relación entre los axones (fibras nerviosas) y las dendritas (ramas de las neuronas que actúan un poco como enchufes eléctricos).

Lichtman cree que esta tecnología puede ayudar con muchos estudios clínicos, tales como uno que su laboratorio está desarrollando en la que explora la diferencia en los cerebros de ratones sanos y aquellos que tienen un equivalente de un gen humano relacionado con  el trastorno del autismo que aparece en el  síndrome de Rett, un raro desorden en el  desarrollo neural.

Una parte clave de la ciencia se desarrolla no sólo con las hipótesis que se ponen a prueba, sino también con las preguntas que se suscitan. Y la proyección de imágenes del cerebro a nanoescala promete abrir un nuevo mundo de preguntas acerca de la función y la estructura del cerebro a nivel celular y subcelular.

El principio de la investigación para mapear el conectoma humano es la cuestión de cómo se almacenan los recuerdos. "Tenemos todas estas experiencias de nuestra vida que están básicamente allí para siempre", afirma Lichtman. "Nunca vamos a deshacernos de ellas. Es posible que tengamos problemas para recordar ciertas cosas, pero una vez que el recuerdo aparece, se instala en la conciencia, lo que significa que está almacenado en el cerebro de alguna forma. Es casi seguro que se almacena en una forma en la cual las células nerviosas particulares están conectadas entre sí en pequeñas redes. Pero nadie sabe cómo se codifica realmente esa información. "

El mapeo de los cables del cerebro quizá podría proporcionar la respuesta - la cual Lichtman espera  que sea algún tipo de algoritmo de aprendizaje que registre las  caras, formas, objetos, texturas, sonidos, nombres, o cualquier otra cosa y las convierta en señales eléctricas y cableado de soporte.

Lichtman también está interesado en ver si los diagramas de cableado pueden mostrar por qué y cómo se producen los cambios en el cerebro a medida que envejecemos. Se sospecha que los cerebros viejos pueden tener diagramas de cableado más sencillos que los de las personas  más jóvenes, y la cartografía del conectoma - en particular en las resoluciones más finas - podría tener la respuesta.


Una vista del súper primer plano reconstruido de las sinapsis
 en una de las dendritas, 
con las vesículas sinápticas
 (pequeños puntos blancos que almacenan neurotransmisores) 

también visibles



Datos Masivos (Big Data)


Como mínimo, este diagrama de cableado del cerebro proporcionará una gran cantidad de datos. Lo que podríamos llamar Datos Masivos o Big Data. Es necesario mirar en cada milímetro cúbico de cerebro para ver todas las sinapsis, lo que es necesario para mapear el conectoma del cerebro en su totalidad. "En un milímetro cúbico de cerebro hay unos dos terabytes de datos de imagen", afirma Lichtman. "Creo que los originales de Google Maps estaban en el rango de varios terabytes y cubrían todo el planeta." A partir de agosto del 2012, Google Maps requería alrededor de 20 petabytes, o 20.500 terabytes, e incluía las imágenes combinadas obtenidas por satélite, por vía aérea y las  imágenes de calle.

Un cerebro humano tiene mas o menos del orden de un millón de milímetros cúbicos, lo que significa que se necesitaría alrededor de dos millones de terabytes para almacenar un mapa de sus cables. Dos millones de terabytes son alrededor de dos mil petabytes, o dos exabytes. "Eso es un número muy grande", señala Lichtman. "Incluso hoy en día. Incluso para Google."

Es tan grande, incluso, que la mayoría de la gente no puede comprenderlo. Incluso ese conectoma de 302 neuronas del gusano  C. Elegans es demasiado para la mayoría de la gente, y es más del orden de 12 terabytes. "No se puede pedir un pequeño conjunto de datos [conectoma] menor que ese, y es increíblemente complicado", afirma Lichtman. No se puede simplemente mirar y decir, 'Oh, ahora entiendo como los gusanos nadan y por qué tienen un movimiento sinusoidal cuando se mueven en el suelo o por qué retroceden cuando algo nocivo golpea su nariz'. Está ahí, pero no se puede mirar y decir: “lo veo".

Si usted creció en un mundo en el que un megabyte es un gran conjunto de datos, es probable que no tenga ninguna esperanza de comprender la escala del conjunto de datos del conectoma humano. Si cumplió su mayoría de edad en este milenio, es probable que le sea algo más fácil, debido a que su cerebro podría estar conectado de manera diferente, pero Lichtman advierte de que podemos estar cruzando un umbral importante en el desarrollo humano, no sólo en la neurociencia o la ciencia de manera más amplia, sino en todo, desde la política a la economía y  a la religión.

"La mayor víctima de los grandes volúmenes de datos son las grandes ideas, en el sentido de que no hay grandes ideas que abarquen los datos", dice. "Los datos son más complicados que los pensamientos de la mayoría de la gente". Básicamente, hay demasiadas variables e interacciones complejas para que nosotros podamos tenerlo en nuestras cabezas.

Con la muerte de las grandes ideas podría venir un cambio fundamental en la experiencia humana, en la que no entendamos ni creamos lo suficiente  como para dirigir el análisis y el seguimiento de los datos. Lo que estamos observando al encontrarnos  con grandes volúmenes de datos es una división entre la comprensión y el análisis. Podemos simular, modelar y analizar con los ordenadores, pero ya no podemos estar seguros acerca de la comprensión de los resultados en su totalidad.

Las neuronas de ratón reconstruidas (las manchas grandes) 
con sus dendritas




¿El hombre o la máquina?


Ese no es el único cambio potencial que Lichtman ve en el horizonte. Como sugieren las relaciones con el comportamiento recién descubiertas, la cartografía del cerebro podría transformar radicalmente la forma en que atendemos a la gente. A medida que vayamos desmitificando el cerebro con estos diagramas de cableado, advierte, "prácticamente todo el comportamiento puede comenzar a ser juzgado basado en la máquina que está causando dicho comportamiento. La criminalidad se convertiría en sólo un comportamiento esperado dada la condición inicial de dicho cerebro en particular."

Las concepciones de la libre voluntad podrían evaporarse, y las creencias filosóficas y religiosas muy arraigadas podrían ser desafiadas desde su núcleo. Esta no es razón suficiente para abandonar la investigación, ya que la recompensa – conocer el funcionamiento secreto de nuestra mente – es enorme, pero es motivo de preocupación, y un posible desafío ya que, según Lichtman, es un campo de estudio muy caro y que avanza muy lentamente.

Lo que sabemos ahora sobre el cerebro es infinitesimalmente pequeño en relación con el cuadro completo. Lichtman dice que el estudio sobre el neocórtex cerebral del ratón para obtener imágenes a nanoescala abarca apenas la tres mil millonésima parte o incluso menos del volumen del cerebro estudiado.

Esa escala hace que sea un punto algo controvertido en la ciencia, ya que parece una hazaña imposible, el conseguir trazar todo un cerebro humano a nivel celular. Pero Lichtman dice que este tipo de trabajo en general es objeto de controversia por una razón más fundamental.

Buscando una descripción


La ciencia es tradicionalmente experimental, mientras que la cartografía del conectoma es descriptiva. Los experimentos prueban las ideas y manipulan las cosas.  Los proyectos descriptivos como éste o el telescopio espacial Hubble, o todo el campo de la arqueología, por el contrario, simplemente observan. Son únicamente herramientas de valoración: ¿Qué es lo que hay?

Para muchas personas esto suena perfectamente razonable, pero Lichtman dice: "Una gran cantidad de personas en las ciencias biomédicas pueden pensar que los humanos estamos de alguna manera allá de toda descripción." En su lugar, deberíamos estar manipulando cosas - la anulación de los genes, la adición de productos químicos, la activación de las células nerviosas. No preguntándonos qué desconocidos e  inauditos misterios permanecen en las profundidades del cerebro.

Ese cilindro en el centro de la imagen es el pequeño trozo,
del tamaño de milímetros cúbicos, 
del neocórtex de ratón,
estudiado como un caso experimental para la tecnología
 de imágenes cerebrales a nanoescala.



Lichtman compara la neurociencia en general con una escalera con un millón de peldaños. Para obtener un mapeo completo del cerebro humano hemos de llegar al final de la escalera. "Nosotros tal vez hemos subido un peldaño más", dice, "pero esa es la meta para convertir este campo en algo lo suficientemente productivo, que sea capaz de generar suficientes datos, como para poder empezar a acercarse a estos profundos misterios sobre el cerebro."

En verdad, probablemente sabemos más sobre el universo más allá de nuestra Tierra que sobre eso que se encuentra entre nuestros oídos. Y  precisamente por eso, Lichtman y sus colegas que trabajan en el mapeo del conectoma, perseveran. "Mientras que veamos cosas que nunca hemos visto antes, mientras que descubramos cosas que se vean diferentes de lo que esperábamos, debemos seguir haciéndolo", dice. "Obviamente, porque estamos desvelando una visión de cosas que eran un misterio."

"Una vez que entendamos algo tan bien que ya no haya nada nuevo que aprender y todo sea lo mismo, entonces sí, tal vez es hora de parar. Pero estamos lejos, muy lejos de ese punto."


viernes, 3 de junio de 2016

Los mejores alimentos para alejar la depresión






Los científicos han desarrollado una nueva tabla basada en evidencias científicas que detalla los alimentos de origen animal y vegetal  que mejoran los síntomas depresivos.

La reunión anual del 2016 de la  Asociación Psiquiátrica Americana (APA) fue el foro elegido para presentar esta tabla alimentaria, avalada por la investigación científica y todavía no publicada,  que ayudaría a mejorar la alimentación de nuestro cerebro.

Cada vez hay más pruebas sobre el papel crucial que la dieta desempeña en la salud del cerebro, particularmente en las áreas de la depresión y la demencia, según uno de los investigadores, el Dr. Ramsey,  Profesor de Psiquiatría de la Universidad de Columbia, Nueva York, que fue uno de los ponentes de la sesión. "Los datos señalan con gran claridad  que hay un resultado preventivo de gran alcance cuando ayudamos a nuestros pacientes a comer mejor", según informó el  Dr. Ramsey.

Los alimentos de origen vegetal puntúan alto en la escala de alimentos para el cerebro, según estas investigaciones. Para desarrollar este sistema de perfiles de nutrientes, él y sus colegas evaluaron las publicaciones científicas existentes y compilaron una lista de lo que ellos llaman Nutrientes Esenciales del Cerebro que afectan al tratamiento y también a la prevención de la depresión.

Los nutrientes clave incluyen ácidos grasos Omega 3 de cadena larga, magnesio, calcio, fibra y las vitaminas B1, B9, B12, D y E.

A continuación, reunieron los datos nutricionales de las mejores fuentes alimenticias de los Nutrientes Esenciales del Cerebro del Laboratorio de Datos de Nutrientes del Servicio de Investigación Agrícola y utilizaron  una fórmula para calcular la puntuación en la Tabla para la Alimentación del Cerebro.


Los nutrientes "críticos"


Además de las fuentes vegetales de estos nutrientes, quisieron incluir alimentos de origen animal, debido a que algunos nutrientes, como la vitamina B12, se encuentran predominantemente en la carne y otros productos animales y son "absolutamente críticos para la salud del cerebro," según el Dr. Ramsey.

Los posibles mecanismos por los que estos alimentos pueden estimular la función cerebral incluyen la estabilización de la membrana neuronal y sus efectos anti-inflamatorios.

Además de los vegetales de hojas verdes, los investigadores pusieron de relieve la importancia de las vísceras, las carnes de caza, los frutos secos (nueces y cacahuetes), los bivalvos (mejillones, almejas, ostras), los moluscos (pulpos, calamares, caracoles) y los pescados (el salmón y las sardinas). Aunque se recomienda que los pacientes coman alrededor de un cuarto de kilo  de pescado a la semana, es importante elegir los pescados que sean bajos en mercurio. Por lo tanto, deberíamos limitar el consumo de pescados de gran tamaño como el mero y el pez espada.


También se hizo hincapié en ayudar a tomar las mejores decisiones cuando se trata de carne. Se deben por tanto elegir animales alimentados con pasto o con hierba. Aunque la investigación se centra más en las áreas de la depresión y la demencia, los nuevos ensayos están también  estudiando las alteraciones mentales  que incluyen el déficit de atención, la hiperactividad, la ansiedad y las adicciones.

Aunque la mayor parte de los datos que se desprenden son de informes de casos y estudios epidemiológicos, el primer estudio aleatorizado y controlado, conocido como la prueba SMILES, está poniendo a prueba los efectos de una dieta rica en muchos de estos nutrientes en la depresión aguda.

El estudio incluyó a  176 pacientes con episodios depresivos agudos internados en dos centros en Victoria, Australia. Los participantes fueron asignados al azar a un grupo de intervención dietética, que se centra en la defensa de una dieta sana, o a un grupo de apoyo social.

Aunque los resultados de este ensayo probablemente no serán publicados hasta finales de este año, el grupo del Dr. Ramsey ha tenido la oportunidad de conocer resultados preliminares  de sus investigadores, y los resultados son "positivos" y "mejor de lo esperado".

Lo emocionante de esto es que ayuda a dar a la comunidad psiquiátrica y a la población en general  otro conjunto de herramientas en términos de tratamiento y prevención de las enfermedades mentales, según el Dr. Ramsey.


Veganos, las dietas vegetarianas


Uno de los riesgos, al menos con la dieta vegana, y en cierta medida la dieta vegetariana, es la falta de vitamina B12. Una deficiencia de esta vitamina puede conducir a la depresión, la anemia y, finalmente, a "un daño irreversible a las neuronas", dijo el Dr. Ramsey.

Un estudio reciente que examinó las poblaciones vegetarianas mostró que el 52% de los individuos estaban  "francamente deficientes" en vitamina B12 y que el 23% tenían niveles "insuficientes", dijo. En  un estudio en EEUU  de 30 madres vegetarianas estrictas se encontró que el 60% de su descendencia tenía retrasos en el desarrollo y que el 37% tenían atrofia cerebral, según informó la Dra. Dean, de la Universidad de Harvard, a los asistentes a la reunión. Aunque la muestra es poco significativa, parece haber una fuerte correlación entre el no consumo de carne y unas mayores tasas de depresión y ansiedad y una peor calidad de vida.


Aunque en algunos aspectos la dieta vegetariana "tiene sentido", ya que la dieta de los países desarrollados está muy cargada de productos de origen animal, eso no quiere decir que la solución sea no comer estos alimentos en absoluto.

Sin embargo, durante un período de preguntas después de la sesión, que duró más de una hora, un psiquiatra que ha sido vegetariano desde hace varios años se mostró en desacuerdo con algunas de las conclusiones del grupo. Observó que su propia salud se ha beneficiado de una dieta vegetariana, incluyendo la reducción de los niveles de colesterol.

Aunque la dieta es un asunto personal, y muchos pacientes siguen lo que creen que es una dieta sana, los hábitos alimenticios en general han cambiado a lo largo del siglo pasado, y, en general, no para mejor. Hemos pasado de una mayoría de alimentos crudos a alimentos procesados. Además, hay un mayor consumo de azúcar, de carbohidratos refinados, y más alimentos con colorantes, conservantes y grasas trans.


Alimentar el microbioma


El Dr. Ramsey era vegetariano desde hace más de una década, pero dijo que "no se sentía en buena forma." Comentó que su salud física y mental en general mejoró cuando empezó a comer pescado y carne procedente de pastoreo, así como más productos lácteos.

Él y los otros oradores discutieron la extensa literatura científica relacionada con los alimentos de origen vegetal y otros alimentos que estimulan la función cerebral. La evidencia creciente sugiere que los pacientes, en general,  deben elegir más alimentos de origen vegetal.

Una dieta basada en plantas "alimenta el microbioma," dijo el Dr. Ramsey, añadiendo que contribuye a cuidar a las bacterias en nuestro intestino que parecen "jugar un papel muy importante en nuestra salud en general."

Las plantas también son muy "ricas en nutrientes", por lo que tienen más nutrientes por caloría. Las hojas de lechuga, las espinacas, los pimientos, y otros alimentos vegetales contienen "fitonutrientes". La investigación muestra que estas "moléculas de señalización", que incluyen el licopeno y los carotenoides, ayudan a proteger el cerebro.