Una nueva investigación sugiere que la postura del cuerpo durante el sueño puede afectar la eficiencia del proceso de autolimpieza del cerebro
El cerebro
humano se puede comparar con algo así como una ciudad grande y bulliciosa.
Tiene trabajadores, las neuronas y las células gliales que cooperan entre sí
para procesar la información; tiene oficinas, los grupos de células que
trabajan juntas para lograr tareas específicas; tiene autopistas, los paquetes
de fibra que transfieren información a través de largas distancias; y tiene
centros centralizados, los nodos densamente interconectados que integran
información de sus redes distribuidas.
Al igual
que cualquier gran ciudad, el cerebro también produce grandes cantidades de
productos de desecho, que deben eliminarse para que no obstruyan sus delicados
componentes. Sin embargo, hasta hace muy poco, apenas sabíamos cómo sucede
esto. El sistema de eliminación de desechos del cerebro ya ha sido
identificado. Ahora sabemos que funciona mientras dormimos por la noche, al
igual que los recolectores de desechos en la mayoría de las grandes ciudades, y
las últimas investigaciones sugieren que ciertas posiciones para dormir podrían
hacerlo más eficiente.
Los
desechos del resto del cuerpo son eliminados por el sistema linfático, que
produce y transporta un líquido llamado linfa. El sistema linfático es un
componente importante del sistema inmune. La linfa contiene glóbulos blancos
que pueden matar microbios y limpiar sus restos y otros desechos celulares. Se
transporta en vasos ramificados a cada órgano y parte del cuerpo, y pasa a
través de ellos, a través de los espacios entre sus células, recogiendo
materiales de desecho. Luego es drenado, filtrado y recirculado.
Se pensaba
que el cerebro carecía por completo de vasos linfáticos, por lo que su sistema
de eliminación de desechos resultó ser mucho más difícil de desentrañar. Sin
embargo, hace varios años, Maiken Nedergaard, del Centro Médico de la
Universidad de Rochester, y sus colegas identificaron un sistema de
"tuberías" hidráulicas que corren junto a los vasos sanguíneos en el
cerebro del ratón. Utilizando imágenes de dos fotones in vivo para rastrear los
movimientos de los marcadores fluorescentes, mostraron que estos vasos
transportan líquido cefalorraquídeo alrededor del cerebro, y que el líquido
ingresa a los espacios intercelulares en el tejido cerebral, recogiendo
desechos en su camino.
Nedergaard
y sus colegas también descubrieron que la función adecuada de estos vasos
depende de los movimientos del agua alrededor del cerebro, que se llevan a cabo
mediante células gliales llamadas astrocitos y, por lo tanto, se denominan
sistema glifático. Continuaron demostrando que los espacios intercelulares se
expanden hasta en un 60% en los cerebros de ratones dormidos y anestesiados de
forma natural, y que esta expansión impulsa la eliminación de desechos del
cerebro al facilitar los movimientos de la linfa y el agua.
Otros
investigadores de la Universidad de Virginia informaron sobre la identificación
de vasos linfáticos en el sistema nervioso central. Demostraron que el sistema
linfático se extiende hacia la duramadre, la más gruesa y externa de las tres
membranas meníngeas que envuelven el cerebro y la médula espinal. Estos vasos
corren paralelos a las principales venas y arterias, y se dividen para enviar
ramas a las profundidades del cerebro. Los investigadores creen que podrían
estar relacionados con el sistema glifático y podrían ser la segunda etapa del
mecanismo de eliminación, que transportaría los desechos fuera del cerebro y la
médula espinal por completo.
El último
estudio del grupo de Nedergaard muestra que la postura del cuerpo afecta a la
eficiencia de la eliminación de desechos del sistema glifático. Utilizando la
microscopía de fluorescencia y el rastreo radioactivo una vez más, mostraron
que el drenaje del líquido cefalorraquídeo funcionó mejor en ratones acostados
de lado en comparación con aquellos acostados boca arriba o de pie.
La función
del sueño hasta hace poco profundamente misteriosa, se está demostrando que es
crítica para la consolidación de la memoria, y ahora parece ser necesaria para
la eliminación efectiva de los desechos del cerebro. Aunque estos estudios se
realizaron en ratones, los resultados preliminares sugieren que los vasos
linfáticos también están presentes en el cerebro humano y la médula espinal,
pero se necesitarán más investigaciones para confirmar que realmente
constituyen un sistema de eliminación de desechos en funcionamiento.
Finalmente,
el vínculo con el sueño podría tener implicaciones importantes para el
tratamiento de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y el
Parkinson, todo lo cual implica la acumulación de proteínas mal plegadas dentro
y alrededor de las células nerviosas, debido a un sistema de eliminación de
residuos defectuoso. De hecho, ahora parece claro que una buena higiene del
sueño tiene un efecto neuroprotector y, en línea con esto, otra investigación
muestra que las alteraciones del sueño predicen el inicio de la
neurodegeneración.
Dormir de
lado es la postura para dormir más popular tanto para ratones como para
humanos, por lo que esta preferencia puede haber evolucionado para optimizar el
sistema de eliminación de desechos y así garantizar que la metrópoli del
cerebro funcione de la manera más efectiva posible.
Basado en:
Lee, H. et
al. (2015). The Effect of
Body Posture on Brain Glymphatic Transport. J. Neurosci, 35: 11034-44. DOI: 10.1523/JNEUROSCI.1625-15.2015.
Louveau, A., et al. (2015). Structural and
functional features of central nervous system lymphatic vessels. Nature, 523: 337-41. DOI: 10.1038/nature14432.
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