viernes, 20 de diciembre de 2019

Las proteínas de la sangre revelan nuestra edad




¿Cómo se  puede saber cuántos años tiene alguien? Por supuesto, se puede curiosear  su Documento de Identidad  o buscar signos de arrugas faciales y canas. Pero, como los investigadores acaban de encontrar en un nuevo estudio, también podría acercarse bastante a la respuesta el resultado de un análisis de sangre.


Resultado de imagen de sangre
 Eso puede parecer sorprendente. Pero en un estudio reciente publicado en Nature Medicine, un equipo de investigación  pudo medir la edad de una persona de manera bastante aproximada al analizar una muestra de sangre para detectar niveles de unos pocos cientos de proteínas. Los resultados ofrecen nuevas ideas importantes sobre lo que sucede a medida que envejecemos. Por ejemplo, el equipo sugiere que el proceso de envejecimiento biológico no es constante y parece que se acelera periódicamente, con algunas explosiones más grandes, en promedio, alrededor de los 34, los 60 y los 78 años.

Estos hallazgos indican que un día puede ser posible diseñar un análisis de sangre para identificar a las personas que envejecen biológicamente más rápido que otras. Esas personas podrían estar en riesgo por problemas cardiovasculares, enfermedad de Alzheimer, osteoartritis y otros problemas de salud, a una edad más temprana de lo esperado.

Además, este trabajo aumenta la esperanza de intervenciones que pueden ralentizar el "reloj proteómico" y quizás ayudar a mantener a las personas biológicamente más jóvenes que su edad cronológica. Tal escenario puede sonar como pura fantasía, pero este mismo grupo de investigadores demostró hace unos años que, de hecho, es posible rejuvenecer un ratón más viejo incorporándole sangre de un ratón mucho más joven.

Esos y otros hallazgos anteriores del laboratorio de Tony Wyss-Coray, de la Stanford School of Medicine, plantearon la tentadora posibilidad de que ciertas sustancias en la sangre joven puedan revitalizar el envejecimiento del cerebro y otras partes del cuerpo. En busca de pistas adicionales en el nuevo estudio, el equipo de Wyss-Coray rastreó cómo cambia la composición proteica de la sangre a medida que las personas envejecen.

Para encontrar esas pistas, aislaron plasma de más de 4,200 individuos sanos entre las edades de 18 y 95 años. Luego, los investigadores utilizaron datos de más de la mitad de los participantes para armar un "reloj proteómico" del envejecimiento. Dentro de ciertos límites, el reloj podría predecir con precisión la edad cronológica de los 1,446 participantes restantes del estudio. Las mejores predicciones se basaron en solo 373 de las casi 3.000 proteínas analizadas en el estudio.

Como validación adicional, el reloj también predijo de manera fiable la edad cronológica correcta de cuatro grupos de personas que no estaban en el estudio. Curiosamente, fue posible hacer una predicción de edad aproximada basada en solo nueve de las proteínas más informativas del “reloj proteómico”.

Los hallazgos muestran que los cambios proteómicos surgen con la edad, y es probable que tengan implicaciones importantes y aún desconocidas para la salud. Después de todo, esas proteínas que circulan en el torrente sanguíneo provienen no solo de las células sanguíneas sino también de las células de todo el cuerpo. Curiosamente, según los investigadores, las personas que parecían biológicamente más jóvenes que su edad cronológica real en función de sus proteínas sanguíneas, también obtuvieron mejores resultados en las pruebas cognitivas y físicas.

La mayoría de nosotros vemos el envejecimiento como un proceso gradual y lineal. Sin embargo, la evidencia del análisis de proteínas sugiere que, biológicamente, el envejecimiento sigue un patrón más complejo. Algunas proteínas aumentaron o disminuyeron gradualmente con el tiempo de una manera casi lineal. Pero los niveles de muchas otras proteínas aumentaron o disminuyeron a lo largo del tiempo de forma no linear. Por ejemplo, una proteína neural detectada en la sangre permaneció constante hasta alrededor de los 60 años, y a esa edad sus niveles se dispararon. Todavía queda por investigar por qué eso es así.



Como se ha indicado antes, los investigadores encontraron evidencia de que el proceso de envejecimiento incluye una serie de tres estallidos. Wyss-Coray dijo que le pareció especialmente interesante que el primer estallido ocurra a principios de la mitad de la vida, alrededor de los 34 años, mucho antes de que se manifiesten los signos comunes de envejecimiento y sus problemas de salud asociados.

También es bien sabido que los hombres y las mujeres envejecen de manera diferente, y este estudio se suma a esa evidencia. Alrededor de dos tercios de las proteínas que cambiaron con la edad también diferían entre los sexos. Sin embargo, debido a que el efecto del envejecimiento en las proteínas más importantes estudiadas es mucho más fuerte que las diferencias de género, el reloj proteómico aún podría predecir con precisión las edades de todas las personas.

En general, los resultados muestran que las sustancias proteicas en la sangre pueden servir como una medida útil de la edad cronológica y biológica de una persona y que las sustancias en la sangre pueden desempeñar un papel activo en el proceso de envejecimiento. Wyss-Coray informa que su equipo continúa profundizando en sus datos, con la esperanza de aprender más sobre los orígenes de proteínas particulares en el torrente sanguíneo, lo que significan para nuestra salud y cómo potencialmente se podría hacer retroceder el reloj proteómico.


Basado en:

Undulating changes in human plasma proteome profiles across the lifespan. Lehallier B, Gate D, Schaum N, Nanasi T, Lee SE, Yousef H, Moran Losada P, Berdnik D, Keller A, Verghese J, Sathyan S, Franceschi C, Milman S, Barzilai N, Wyss-Coray T. Nat Med. 2019 Dec;25(12):1843-1850. 

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