Ahora, los resultados de un interesante estudio en ratones, publicado en la
revista científica Nature, ofrecen una visión de cómo funciona en el cerebro
esta poderosa demostración de la conexión mente-cuerpo.
Además, los
investigadores identificaron una vía neuronal desconocida hasta ahora para el
control del dolor y sugieren que la activación específica de esta vía en el
cerebro por otros medios podría ofrecer algún día una alternativa prometedora
para tratar el dolor de forma más segura y eficaz que con los métodos actuales,
incluidos los opioides.
Los resultados proceden de un equipo dirigido por
Grégory Scherrer, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Carolina del
Norte (Chapel Hill), con colegas de la Universidad de Stanford (California), el
Instituto Médico Howard Hughes (Ashburn, Virginia) y el Instituto Allen de
Ciencias Cerebrales (Seattle). Los investigadores sabían por estudios anteriores
de imágenes cerebrales en humanos que el efecto placebo activa determinadas
áreas cerebrales, entre ellas el córtex cingulado anterior, que interviene en la
emoción, la atención y el estado de ánimo. Mediante una serie de estudios más
detallados en ratones, el equipo trató de conocer mejor las actividades
cerebrales específicas implicadas.
Para ello, los investigadores prepararon un experimento en el que los ratones
eran introducidos en un aparato con dos cámaras distintas, cada una con un suelo
confortablemente caliente (unos 30 grados Celsius). Tras un periodo de
aclimatación, el suelo de una de las cámaras se calentó de forma desagradable
(unos 48 grados, similar a la temperatura del pavimento en verano). Los ratones
aprendieron que podían evitar el malestar pasando el tiempo en la cámara con el
suelo cómodamente caliente.
Los investigadores igualaron la temperatura del
suelo de ambas cámaras a 48 grados. A pesar de que las condiciones de calor eran
idénticas en ambas cámaras, los ratones mostraban menos comportamientos
asociados a la incomodidad, como lamerse las patas, en la cámara que antes era
cómoda, lo que indica que los animales mostraban signos de un efecto placebo
clásico.
Los investigadores utilizaron una serie de sofisticadas técnicas de
imagen para visualizar la actividad de las neuronas individuales de los ratones
y comprender mejor sus comportamientos. Descubrieron que el efecto placebo
enlaza el córtex cingulado anterior, en la parte anterior del cerebro, a través
del núcleo pontino, una parte del cerebro con grupos de células en el tronco
encefálico que no se había asociado anteriormente con el dolor o el alivio del
dolor, hasta el cerebelo, en la parte posterior del cerebro.
Esta investigación
indica que el núcleo pontino podría ser una diana prometedora para nuevas
terapias analgésicas. Los experimentos también revelaron una inesperada
abundancia de receptores opioides en el núcleo pontino, lo que refuerza el papel
de esta zona del cerebro en la respuesta a los opioides naturales del cuerpo que
modulan el dolor.
Aunque la experiencia del dolor es sumamente compleja y esta
investigación se ha realizado en ratones, los investigadores esperan que estos
hallazgos sean relevantes para las personas. El siguiente paso es explorar el
papel de la actividad de esta vía del dolor recién descubierta en la experiencia
humana del efecto placebo.
La esperanza es que, con estudios continuados, algún
día sea posible acceder a esta zona del cerebro mediante pequeñas moléculas o
estimulación neuronal como medio potencialmente más eficaz y seguro de aliviar
el dolor en comparación con los métodos actuales.
Basado en:
Chen C, et al.
Neural circuit basis of placebo pain relief. Nature. DOI:
10.1038/s41586-024-07816-z (2024).
NIH Support: National Institute of
Neurological Disorders and Stroke, National Institute on Drug Abuse
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