Un estudio genético permite conocer por primera vez el
origen biológico de la esquizofrenia
El análisis de referencia revela una "poda" excesiva
de conexiones entre las neuronas en el cerebro que predispone a la
esquizofrenia
Un estudio de
referencia, basado en el análisis genético de cerca de 65.000 personas, ha
revelado que el riesgo de esquizofrenia de una persona se incrementa si hereda
variantes específicas en un gen relacionado con la "poda sináptica" -
la eliminación de las conexiones entre neuronas. Según los resultados, por
primera vez, se ha establecido una relación causal entre el origen de esta
enfermedad psiquiátrica devastadora y variantes genéticas específicas y por tanto, con
un proceso biológico. También ayuda a explicar las observaciones de décadas: la
poda sináptica es particularmente activa durante la adolescencia, que es el
período típico de inicio de síntomas de la esquizofrenia, y los cerebros de
pacientes esquizofrénicos tienden a mostrar un menor número de conexiones entre
las neuronas. El gen, llamado Componente del Complemento 4 (C4), juega un papel
conocido en el sistema inmune, pero ahora se ha demostrado que desempeña
también un papel clave en el desarrollo del cerebro y el riesgo de
esquizofrenia. Ello nos puede permitir desarrollar futuras estrategias
terapéuticas que se dirijan a las raíces del trastorno, y no sólo a sus
síntomas.
El estudio, que aparece en la edición online del 27 de enero del 2016 de la revista Nature, fue dirigido por investigadores del
Centro Stanley del Instituto Broad para la Investigación Psiquiátrica de la
Facultad de Medicina de Harvard y el Hospital Infantil de Boston. Incluyen al
autor senior, Steven McCarroll, Director de Genética del Centro Stanley y Profesor Asociado
de Genética en la Escuela de Medicina de Harvard; Bet Stevens, profesor
neurólogo y asistente de neurología en el Hospital Infantil de Boston y miembro
del Instituto Broad; Michael Carroll, profesor de la Escuela de Medicina de
Harvard e investigador del Hospital Infantil; y el primer autor Aswin Sekar, un
doctorando de la Escuela de Medicina de
Harvard.
El estudio tiene el potencial de revitalizar la
investigación interdisciplinar sobre una enfermedad debilitante. La
esquizofrenia es un trastorno psiquiátrico devastador que afecta
aproximadamente al uno por ciento de la población y se caracteriza por
alucinaciones, retraimiento emocional, y una disminución de la función
cognitiva. Estos síntomas comienzan con mayor frecuencia en los pacientes
cuando son adolescentes o adultos jóvenes. Descrito por primera vez hace más de
130 años, la esquizofrenia carece de tratamientos muy eficaces y se han visto
pocos avances médicos o biológicos durante el último medio siglo. En el verano
de 2014, un consorcio internacional, dirigido por investigadores del Centro
Stanley del Instituto Broad, identificó más de 100 regiones del genoma humano portadoras
de factores de riesgo para la esquizofrenia. El estudio recientemente publicado
informa ahora del descubrimiento del gen específico más potente entre estos
factores de riesgo y lo relaciona con un proceso biológico específico en el
cerebro.
"Dado que la esquizofrenia fue descrita por primera vez
hace más de un siglo, su biología subyacente ha sido una caja negra, en parte
debido a que ha sido prácticamente imposible modelar este trastorno en células
o animales", dijo McCarroll. "El genoma humano está proporcionando
una nueva y poderosa forma de estudiar esta enfermedad. Comprender como
influyen en el riesgo de sufrir esquizofrenia esos componentes genéticos, es
una manera de conseguir la apertura de la caja negra, mirando el interior, y empezando
a ver los mecanismos biológicos reales".
"Este estudio marca un punto de inflexión crucial en la
lucha contra las enfermedades mentales", dijo Bruce Cuthbert, Director en
Funciones del Instituto Nacional de Salud Mental. "Debido a que los
orígenes moleculares de las enfermedades psiquiátricas se entienden poco-, los
esfuerzos de las compañías farmacéuticas para buscar nuevas terapias son pocos
e inconsistentes. Este estudio cambia el marco. Gracias a este avance genético
por fin podemos ver el potencial de las pruebas clínicas, la detección temprana,
los nuevos tratamientos, e incluso la prevención".
El camino hacia el descubrimiento
La extraordinaria historia del descubrimiento requirió la recolección
de ADN de más de 100.000 personas, un análisis detallado de la variación
genética compleja en más de 65.000 genomas humanos, el desarrollo de una
estrategia analítica innovadora, el examen de muestras de cerebro post mortem
de cientos de personas, y el uso de modelos animales para mostrar que una
proteína del sistema inmune también juega un papel previamente insospechado en
el cerebro.
La búsqueda mundial de datos encuentra una pista; esta nueva investigación
resuelve el misterio
En los últimos cinco años, los genetistas dirigidos por el
Centro Stanley del Broad Institute para
la Investigación Psiquiátrica y sus colaboradores en todo el mundo recogieron
más de 100.000 muestras de ADN humano de 30 países diferentes para localizar
las regiones del genoma humano que albergan las variantes genéticas que aumentan
el riesgo de esquizofrenia. La señal más fuerte, con diferencia, se encontró en
el cromosoma 6, en una región de ADN asociada hace mucho con las enfermedades
infecciosas, por lo que algunos observadores sugieren que la esquizofrenia
podrían estar desencadenada por un agente infeccioso. Pero los investigadores
no tenían idea de cuál de los cientos de genes en la región era realmente
responsable o en qué forma actuaban.
En base al análisis de los datos genéticos, McCarroll y
Sekar se centraron en una región que contiene un gen inusual llamado Componente
del Complemento 4 (C4). A diferencia de
la mayoría de los genes, el C4 tiene un alto grado de variabilidad estructural:
diferentes personas tienen diferentes números de copias y diferentes tipos del
gen. McCarroll y Sekar desarrollaron una nueva técnica molecular para
caracterizar la estructura de los genes C4 en muestras de ADN humano. También
midieron la actividad de los genes C4 en cerca de 700 muestras de cerebro post
mortem. Encontraron que la estructura de los genes C4 (ADN) podría predecir la
actividad de los genes C4 (ARN) en el cerebro de cada persona - y utilizaron
esta información para inferir la actividad del gen C4 partiendo de datos del
genoma de 65.000 personas con y sin esquizofrenia. Estos datos revelaron una
correlación sorprendente: los pacientes que tenían determinadas formas
estructurales del gen C4 mostraron una mayor expresión de ese gen y, a su vez,
tenían un mayor riesgo de desarrollar esquizofrenia.
Conexión de causa y efecto a través de la neurociencia
Pero ¿cómo exactamente la C4 - la proteína expresada por el gen C4 y conocida
por marcar microbios infecciosos para su destrucción por las células inmunes –
afectaría al riesgo de esquizofrenia?
Responder a esta pregunta requiere la síntesis de la
genética y la neurobiología. Bet Stevens, recientemente galardonado con el
MacArthur "Genius Grant," había encontrado que otras proteínas complemento
del sistema inmunológico también
desempeñaban un papel en el desarrollo del cerebro mediante el estudio de un
modelo experimental de la poda sináptica en el sistema visual del ratón.
Michael Carroll había estudiado durante mucho tiempo el gen C4 por su papel en
la enfermedad inmune, y había desarrollado ratones con diferentes números de
copias del gen C4. Los tres laboratorios
se propusieron estudiar el papel de C4 en el cerebro.
Encontraron que la C4 jugaba un papel clave en la poda de
sinapsis durante la maduración del cerebro. En particular, se encontró que la C4
era necesaria para que otra proteína (un componente de complemento denominada
C3) se depositara sobre la sinapsis, como señal de que la sinapsis se debía
podar. Los datos también sugieren que a mayor actividad de la C4 en un animal, más sinapsis eran eliminadas
en su cerebro en un momento clave en el desarrollo.
Los hallazgos podrían ayudar a explicar el antiguo misterio
de por qué los cerebros de las personas con esquizofrenia tienden a tener una
corteza cerebral más delgada con un menor número de sinapsis que aquellas de las
personas sanas. El trabajo también puede ayudar a explicar por qué la aparición
de síntomas de la esquizofrenia tiende a ocurrir en la adolescencia tardía: el
cerebro humano experimenta normalmente una poda generalizada de sinapsis
durante la adolescencia, especialmente en la corteza cerebral (la capa externa
del cerebro, responsables de muchos aspectos de la cognición). Una poda
sináptica excesiva durante la adolescencia y la adultez temprana, debido al
aumento de la actividad del complemento (C4), podría dar lugar a los síntomas
cognitivos observados en la esquizofrenia.
"Una vez que tuvimos los hallazgos genéticos delante de
nosotros, comenzamos a pensar en la
posibilidad de que las moléculas del complemento estén etiquetando sinapsis de
forma excesiva en el cerebro en desarrollo", dijo Stevens. "Este
descubrimiento enriquece nuestra comprensión del sistema de complemento en el
desarrollo del cerebro y en la enfermedad, y no podríamos haber hecho ese salto
sin la genética. Estamos lejos de tener un tratamiento basado en esto, pero es
emocionante pensar que un día, podríamos ser capaces de reducir el proceso de
poda en algunos individuos y disminuir su riesgo".
La apertura de una vía hacia la detección temprana y hacia terapias potenciales
Más allá de proporcionar los primeros conocimientos sobre
los orígenes biológicos de la esquizofrenia, el trabajo plantea la posibilidad
de que algún día se podrían desarrollar terapias que pudieran "bajar"
el nivel de la poda sináptica en las personas que presentan síntomas tempranos
de la enfermedad. Este sería un enfoque radicalmente diferente de las terapias
médicas actuales, que sólo abordan un síntoma específico de la esquizofrenia
(psicosis) en lugar de las causas fundamentales de la enfermedad, y que no detienen
el deterioro cognitivo u otros síntomas de la enfermedad. Los investigadores
enfatizan que las terapias basadas en estos hallazgos están todavía a años de
distancia. Aun así, el hecho de que se sepa gran parte sobre el papel de las
proteínas de complemento en el sistema inmune significa que los investigadores
pueden acceder a una gran cantidad de conocimiento existente para identificar
posibles enfoques terapéuticos. Por ejemplo, los fármacos anti-complemento ya
están en fase de desarrollo para el tratamiento de otras enfermedades.
"Por primera vez, el origen de la esquizofrenia ya no
es una caja negra" dijo Eric Lander, Director del Instituto Broad. "A
pesar de que aún es pronto, hemos visto el poder de la comprensión del
mecanismo biológico de la enfermedad en otros entornos. Los primeros
descubrimientos sobre los mecanismos biológicos de cáncer han dado lugar a
muchos nuevos tratamientos y cientos de candidatos a fármacos en fase de
desarrollo. La comprensión de la esquizofrenia acelerará el progreso de forma
similar contra esta enfermedad devastadora que afecta a personas jóvenes".
El éxito de este esfuerzo fue posible gracias a la
financiación del Centro para la Investigación Psiquiátrica Stanley en el
Instituto Broad y el presente trabajo se ha dedicado al fallecido Ted Stanley.
"A través de la filantropía, hemos sido capaces de hacer apuestas sobre
ciencia arriesgada con resultados potencialmente transformadores," dijo el
Director del Centro Stanley, Steven Hyman. "Con el apoyo del fallecido Ted
y de Vada Stanley, los científicos del Instituto Broad tienen la libertad de
reunir a las personas, las capacidades y los recursos de manera innovadora, a
un ritmo sin precedentes."
"En esta área de la ciencia, nuestro sueño ha sido el
de encontrar mecanismos de las enfermedades que conduzcan a nuevos tipos de
tratamientos", dijo McCarroll. "Estos resultados muestran que es
posible pasar de datos genéticos a una nueva forma de pensar acerca de cómo se
desarrolla una enfermedad - algo que ha sido muy necesario."
Basado en: Sekar A, et al. Schizophrenia risk from complex
variation of complement component 4. Nature. DOI: 10.1038/nature16549
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