lunes, 7 de marzo de 2016

La violencia, las enfermedades mentales, y el cerebro – Parte 2 - Una breve historia de la psicocirugía: Desde el sistema límbico y la cingulotomía a la estimulación cerebral profunda


Resumen


El conocimiento de la neurociencia floreció durante y como consecuencia de la era de la lobotomía frontal, como un subproducto de la psicocirugía a finales de los años 1930 y 1940, revelando  las fascinantes vías neurales y los mecanismos neurofisiológicos del sistema límbico para la formulación de las emociones, la memoria y la conducta humana. La creación del síndrome de Klüver-Bucy en monos abrió nuevos horizontes en la búsqueda del conocimiento sobre el comportamiento humano y la neuropatología. En la década de 1950 se desarrolló la neurocirugía funcional especializada en asociación con la neurocirugía estereotáctica; Se implantaron electrodos cerebrales profundos para la grabación más precisa de la actividad eléctrica del cerebro en la evaluación y el tratamiento de los trastornos mentales, como la esquizofrenia intratable, "la agresión patológica," y los ataques psicomotores en la epilepsia del lóbulo temporal. Los procedimientos de psicocirugía involucraron la estimulación cerebral profunda del sistema límbico, así como los procedimientos de ablación, tales como la cingulotomía y la talamotomía. La historia de estos desarrollos hasta el siglo XXI continuará en este ensayo en tres partes, investigado y escrito para los lectores de Neurología Quirúrgica Internacional (SNI) exclusivamente.


Avances en la neurociencia y el síndrome de KLUVER-BUCY


Uno de los subproductos beneficiosos de la cirugía del lóbulo frontal era el conocimiento anatómico y fisiológico que se acumuló en las neurociencias a partir de observaciones realizadas tanto en experimentos con animales como en operaciones en humanos. Esta nueva información se añadía a lo que ya se había aprendido por los primeros neurólogos. Por ejemplo, en 1928 el fisiólogo P. A. Bard ya había señalado que las reacciones de ira permanentes en los gatos se podían provocar con lesiones diencefálicas (hipotálamo). Por otra parte, los estudios de lobotomía revelaron que la cirugía ablativa de la corteza orbitofrontal provocaba daños en las conexiones del sistema límbico y autonómico. Se encontró que la corteza prefrontal tenía no únicamente conexiones radiales directas tálamo-corticales implicadas en las respuestas corticales, sino también conexiones aferentes y eferentes al hipotálamo que modulaban las respuestas autonómicas. El Dr. Paul Yakovlev, un neuropatólogo en Harvard, y sus colaboradores estudiando la degeneración de la sustancia blanca encontraron que el giro cingulado resultaba afectado en la cirugía de la lobotomía, independientemente de la vía de abordaje. Su trabajo pronto condujo a la neurocirugía funcional y a las operaciones de cingulotomía y talamotomía.

En 1937, Heinrich Klüver (1897-1979), un psicólogo experimental germano-estadounidense, investigó la mescalina y sus efectos en el cerebro de los monos [Figura 1]. Pidió al neuropatólogo americano, más tarde neurocirujano, Paul Bucy (1904-1992) que realizara lobectomías temporales en monos rhesus para sus estudios en curso [Figura 2]. Sobrevino una colaboración fructífera. Décadas más tarde, el doctor Bucy seguía activo, convirtiéndose en el fundador (1972) y editor (hasta 1987) de la revista de neurocirugía de primer nivel, Neurología Quirúrgica, una publicación de los padres de nuestra revista on-line Neurología Quirúrgica Internacional.



Figura 1. El psicólogo experimental alemán-americano,
 el Dr. Heinrich Klüver (1897-1979)



Figura 2. El neuropatologista americano y neurocirujano, 
Dr. Paul Bucy (1904-1992). Bucy fue también el fundador de 
Neurología Quirúrgica, una primera revista de neurocirugía
 publicada entre 1972 y 2010.


Los Drs. Klüver y Bucy informaron que las lobectomías temporales bilaterales en monos dieron lugar a una constelación de cambios, incluyendo la docilidad, la hipersexualidad y la hiperoralidad que con frecuencia se asocia con hiperfagia, y la "ceguera psíquica." Esto significa que los animales se volvieron dóciles con bajos niveles de agresión, utilizaban objetos inadecuados como objetos sexuales y para la estimulación sexual, y examinaban objetos colocándolos repetidamente en sus bocas. Los animales también tendían a comer en exceso. La ceguera psíquica también significaba que los animales sufrieron agnosia visual (a pesar de la visión intacta), y una constelación de síntomas que giraban en torno a la falta de reconocimiento de objetos o de su uso sacados de la experiencia previa. En su docilidad y por la falta de reconocimiento de objetos, los monos podrían incluso perder su miedo intuitivo o condicionado a las  serpientes [Figura 3].


Figura 3. Un mono con el síndrome de Klüver-Bucy ha perdido su miedo natural a las  serpientes



En los seres humanos, el síndrome de Klüver-Bucy se manifiesta en pacientes que han sufrido tumores cerebrales o traumatismos que afectan a ambos lóbulos temporales, encefalitis, o intoxicación por monóxido de carbono. Además, los hallazgos clínicos incluyen también agnosia visual, deterioro de la memoria, y placidez a veces asociada con hiperoralidad.


El sistema límbico y su integración anatómica en el cerebro emocional


Figura 4. El médico estadounidense
Dr. James W. Papez (1883-1958)
 describió el sistema límbico como
el centro de las emociones
 en el cerebro humano
En 1949, el médico estadounidense,  Dr. Paul MacLean (1913-2007), vinculó la enfermedad psicosomática a lo que él llamó el "cerebro visceral." Él había conectado la enfermedad clínica a trastornos fisiológicos del sistema límbico y el hipotálamo al sistema nervioso autonómico y la corteza cerebral. Había basado sus conclusiones en el trabajo de otro médico y neurólogo estadounidense, el Dr. James W. Papez (1883-1958), quien en 1937 había descrito el sistema límbico como la base  anatómica-fisiológica de las emociones humanas [Figura 4].






El circuito neural para el flujo y la expresión de las emociones se encontró que involucraba la salida sensorial del tálamo a la corteza sensorial, especialmente a la corteza orbitofrontal y a la circunvolución del cíngulo asociado. La vía neural sale de la corteza límbica de la circunvolución del cíngulo, desde el cíngulo al hipocampo, y a continuación, a través del fornix, va  a los cuerpos mamilares y al hipotálamo. Así pues, la vía completa un circuito, ya que el tracto mamilotalámico envía impulsos neuronales de vuelta al tálamo anterior y la corteza límbica [Figuras 5 y 6]. Así se forman y almacenan las percepciones y los recuerdos impregnados de contenido emocional. Según el Dr. Papez, el cerebro de los mamíferos evolucionó para responder a las amenazas externas con reacciones de "lucha o huida" y para generar emociones y recuerdos de estas experiencias. Por lo tanto los estímulos dolorosos o placenteros (y las reacciones emocionales que generan) se incorporan entonces al circuito límbico y a los lóbulos temporales como memoria útil que puede ser recuperada según se necesite.


Figura 5. Sección oblicua esquemática de las estructuras límbicas cerebrales en el cerebro emocional.
 Programa HOPES, Universidad de Stanford


Figura 6. Sección coronal esquemática del cerebro que ilustra las estructuras del sistema límbico.
 Programa HOPES,  Universidad de Stanford




El sistema límbico (también conocido como "circuito de Papez") se deriva filogenéticamente del cerebro reptiliano primitivo que permite reacciones de  "lucha o huida" y ha permitido a los reptiles adaptarse y sobrevivir durante millones de años. Se convirtió en el cerebro paleo-mamifero, integrado en el cerebro mas desarrollado de los mamíferos. En el hombre, funciona como nuestro cerebro más complejo y formidable que permite la vida emocional, social y sexual más compleja, y las memorias asociadas placenteras o dolorosas de esos recuerdos. El sistema límbico consiste en lo siguiente:

El hipocampo (el término deriva del griego antiguo por su forma de "caballito de mar") se encuentra dentro del lóbulo temporal. Los dos hipocampos se curvan hacia adelante para llegar a sus respectivas amigdalas. Son necesarios para la conversión de memoria a corto plazo en memoria a largo plazo y para la cognicion. Su daño da como consecuencia un déficit de memoria a corto plazo, por lo que la memoria a largo plazo ya adquirida está a salvo, pero los nuevos recuerdos no pueden ser adquiridos o retenidos. Los ejemplos clínicos clásicos incluyen el síndrome de Wernicke-Korsakoff como se ve en los alcohólicos con deficiencia de tiamina y en otras demencias confabulatorias.

Las amígdalas son dos estructuras de la materia gris con forma de almendra en los lóbulos temporales anteriores establecidos delante de cada hipocampo. Flanquean el tálamo por ambos lados. La amígdala está involucrada en el envío de señales de motivación relacionados con el miedo, la recompensa y el castigo, así como con las funciones sexuales y sociales. También se ha asociado con reacciones de ira y agresión no provocada en los seres humanos con focos epileptiformes detectados mediante electrodos implantados profundamente en el cerebro.

El fornix (el término latino para el "arco") es un tubo neural que transmite las conexiones y las señales del hipocampo a los cuerpos mamilares y los núcleos septales. Los cuerpos mamilares son importantes en la formulación de la memoria, mientras que los núcleos septales, junto con el núcleo accumbens, se ha encontrado, por los estudios de estimulación cerebral profunda en los animales, que eran los "centros de placer." El área tegmental ventral del mesencéfalo envía señales a través del haz medial del cerebro anterior al núcleo accumbens, los núcleos septales y la amígdala, y mediante el cíngulo, a la corteza prefrontal utilizando conexiones dopaminérgicas. En el hombre, la estimulación crónica de los centros de placer en las áreas septales y el núcleo accumbens se asocia con el comportamiento de búsqueda de placer persistente y la adicción a las drogas. [Figura 7].



Figura 7. El sistema límbico y los centros de placer postulados en el hombre, 
que pueden ser responsables de la conducta adictiva a la droga
 por la persistencia en la búsqueda del placer. 
En esta ilustración, las flechas se refieren a los impulsos neuronales 
dentro del sistema límbico.


Los lóbulos límbicos consisten en el giro del hipocampo, el giro cingulado, y el giro dentado. Estas áreas de materia gris son parte del sistema límbico, también involucradas en la retención de la memoria y su recuperación, la cognición, así como más funciones vegetativas del sistema nervioso autonómico, como el mantenimiento de la frecuencia cardíaca y el control de la presión arterial. Están, por tanto, estrechamente relacionadas con el hipotálamo, que, como hemos señalado, también se relaciona con el sistema límbico. La corteza orbitofrontal está implicada en el desarrollo personal de la actitud y de la motivación y en la habilidad para la toma de decisiones, lo cual no es sorprendente teniendo en cuenta lo que hemos aprendido hasta ahora acerca de la pérdida de motivación, desinhibición, y el logro de placidez que resulta de la lobotomía frontal en pacientes esquizofrénicos anteriormente agresivos.

Otras áreas conexas del sistema límbico son los ganglios basales, que son responsables de la postura y de la modulación del movimiento entre la corteza cerebral asociada y motora y el tronco cerebral y el cerebelo.


Neurocirugía funcional vía cingulotomía estereotáctica



Figura 8. El neurocirujano estadounidense,
Dr. Thomas H. Ballantine (1912-1996),
que modifico y popularizo la cinguloto
mía en
 neurocirugía funcional
La versión moderna de la cingulotomía se desarrolló en la década de 1960 para sustituir a la lobotomía frontal, que había entrado en descrédito debido a los excesos de Freeman y sus seguidores en la década de 1950. La cingulotomía fue desarrollada por los neurocirujanos, el Dr. Eldon L. Foltz y el Dr. Lowell E. White, y posteriormente modificada por el Dr. Thomas H. Ballantine (1912-1996) en la Escuela de Medicina de Harvard, quien añadió al procedimiento la coagulación térmica por  radiofrecuencia y la ventriculografía de aire [Figura 8]. Por lo tanto, en la década de 1970 la cingulotomía involucraba la inducción estereotáctica de lesiones por  radiofrecuencia con un promedio de 2 cm de longitud, diseñadas para interrumpir el cíngulo, compuesto de fibras de asociación entre las áreas corticales y las límbicas más profundas. Las áreas de termocoagulación podían incluir el cuerpo calloso anterior y el lóbulo frontal [Figura 9].




Figura 9. Una imagen de Resonancia Magnética que muestra los objetivos típicos para una cingulotomía anterior. 
Vistas coronales, laterales y axiales. Instituto Neurológico de Montreal,
 Servicios Nacionales de Escocia, Reino Unido, 2013



La cingulotomía estereotáctica se usaba más comúnmente para los trastornos psiquiátricos graves e intratables que iban desde síndromes de dolor crónico (incluyendo el dolor talámico), desordenes obsesivo compulsivos graves y trastornos de pánico a la ansiedad con agitación, la depresión psicótica, y la esquizofrenia. Los resultados más satisfactorios se obtuvieron en los casos de depresión y en los trastornos de dolor crónico.

Los criterios para la psicocirugía, establecidos por la Comisión Nacional para la Protección de Sujetos Humanos de la  Investigación Biomédica y Conductual (1974-1978) para estudiar y supervisar los procedimientos de psicocirugía, se delinearon por el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT). Se requería que los pacientes que fueran evaluados para su posible psicocirugía fueran examinados por dos psiquiatras, que tuvieran cuidados postoperatorios disponibles, y "estar inhabilitados por la angustia mental o física, pero tener una historia premórbida de funcionamiento efectivo", y no tener ningún alivio anterior con "tratamientos adecuados."

En 1980, la revista  JAMA contactó con varios neurocirujanos que habían dejado los procedimientos de psicocirugía debido a la presión política o social. Y, sin embargo, los funcionarios de la Comisión Nacional para la Protección de Sujetos Humanos no se oponían a la continuación de los procedimientos de psicocirugía seleccionados. De hecho, encontraron que 85 de los 137 pacientes estudiados no sufrían ningún déficit permanente neuroquirúrgico o de comportamiento, y la mayoría de los pacientes tenían una ligera mejoría en las pruebas de inteligencia postoperatorias, probablemente debido a que sus graves síntomas preoperatorios habían deteriorado su rendimiento.

Ballantine y sus compañeros de trabajo estudiaron sus series de pacientes y llegaron a la conclusión de que el 75% mejoraron significativamente con la mayor mejoría observada en  "la depresión implacable"; las fobias eran menos susceptibles de tratamiento quirúrgico, y tres de estos pacientes se suicidaron. En una serie de 686 pacientes que se sometieron a cingulotomía estereotáctica, las complicaciones fueron muy pocas: Rara vez convulsiones, una muerte, y dos casos de hemiplejia.

Otros investigadores encontraron que la cingulotomía hacía que los pacientes psiquiátricos fueran más sensibles a la psicoterapia y reducía la hiperactividad autonómica y el comportamiento adverso que comúnmente aparecía en la terapia o en los problemas de gestión. De hecho, se ha demostrado que las lesiones del  cíngulo reducen la motilidad intestinal y mejoran el rendimiento, en el ejercicio de presionar la palanca para evitar descargas eléctricas, en 32 monos con enfermedad de úlcera péptica creada experimentalmente. Curiosamente, la adicción  a la morfina inducida experimentalmente fue "atenuada" en 12 monos; y mientras se mejoró la evitación activa, pero  no pudo ser aprendida por estos monos la evitación pasiva de una descarga eléctrica.

Sin embargo, por la década de 1980, la mayoría de los neurocirujanos eran reacios a realizar la psicocirugía en el clima político que había comenzado en la década de 1960 y fue omnipresente en ese momento, un clima que prevalece en la actualidad. Por la década de 1980, la cingulotomía era el único procedimiento psicoquirúrgico todavía llevado a cabo, y el doctor Ballantine fue uno de los pocos cirujanos que todavía la realizaban. Le dijo a la revista JAMA en 1980 que en comparación con el Reino Unido, "Estamos impedidos en este país por el clima de histeria que rodea la neurocirugía para los trastornos psiquiátricos."


La psicocirugía para el comportamiento agresivo en niños y adolescentes



En la neurocirugía funcional de los años 1960 y 1970, se llevó a cabo en diferentes formatos la ablación o estimulación de porciones del cerebro para el tratamiento de trastornos psiquiátricos o neurofisiológicos. En Inglaterra, los psicocirujanos británicos, por ejemplo, realizaban la "leucotomía límbica" o tractomía subcaudada, seccionando el cuadrante ventromedial del lóbulo frontal. Y en 1975, cuarenta años después del histórico Congreso Mundial de 1935 que llevó la lobotomía frontal a su cenit, el Cuarto Congreso Mundial de Cirugía Psiquiatrica informó de los nuevos avances. Los  Doctores Diekmann y R. Hassler de Alemania Occidental informaron del éxito del tratamiento para los varones reclusos  violentos condenados por delitos sexuales. Las lesiones selectivas se realizaron en el hipotálamo, que, con la glándula pituitaria, controla el sistema endocrino. Algunos de estos delincuentes ya habían sido remitidos a la castración quirúrgica, pero al parecer los presos habían optado por la psicocirugía.

En Japón y en los Estados Unidos, niños agresivos e hiperactivos de manera incontrolable  también fueron tratados con psicocirugía en los años 1950 y 1960. Sin embargo, en la década de 1970 los psiquiatras infantiles americanos y japoneses reaccionaron con terror a estos procedimientos, y se interrumpieron. En los EE.UU., el Dr. Orlando Andy, profesor de Neurocirugía, Fisiología y Biofísica de la Universidad de Mississippi (presidente de Neurocirugía, 1955-1979; F 1997) fue el más famoso psicocirujano que  operara en niños [Figura 10]. Se realizó la talamotomía estereotáctica en niños gravemente incapacitados o muy severamente hiperactivos y agresivos, que eran difíciles de manejar por los padres o las instituciones. Presentó una serie de 30 pacientes de entre  6 y 49 años de edad, incluyendo a los adultos con enfermedad de Parkinson. En todos los pacientes se demostró la presencia de cerebros anormales por cualquiera de los criterios de exámenes radiográficos o electroencefalográficos. El Dr. Andy interrumpió quirúrgicamente los circuitos neuronales del tálamo que pensaba que estaban implicados en estos trastornos del comportamiento. La mayoría de sus pacientes reportaron mejoría y eran más manejables después de la cirugía.


Figura 10. Homenaje al Dr. Orlando Andy - Anuncio del Instituto de Neurociencias de la Universidad de Cincinnati (UCNI) de que el neurocirujano George Mandybur, daría la Conferencia Orlando Andy el 21 de mayo de 2010. De izquierda a derecha: el Dr. Orlando J. Andy, el Dr. Andy (arriba) y el Dr. Mandybur (realizando una operación de Estimulación Cerebral Profunda). Fotos cortesía del Centro Médico de la Universidad de Mississippi y la Clínica Mayfield. El Dr. Mandybur recuerda al Dr. Orlando Andy como un pionero en el campo de los trastornos del movimiento y de las convulsiones y el dolor crónico, y como un iconoclasta que no tenía miedo de desafiar a la sabiduría establecida y seguir su propio camino.




A principios de la década de 1970, el Dr. Andy había renunciado a la psicocirugía debido a la "presión sociológica." El Dr. Foltz, que había desarrollado la cingulotomía, también abandonó la psicocirugía, a pesar de las seguridades de la Comisión Nacional, por el temor de las repercusiones y las demandas por negligencia legal, por no mencionar el clima político y social ya que "se hizo tan difícil hacer cingulotomías que no parecía valer la pena el esfuerzo para combatir ese tipo de actitud."


La estimulación cerebral profunda – El control del comportamiento en animales.



Figura 11. El Dr. José Delgado (1915-2011)
 prolífico  investigador español-estadounidense
 y pionero en la estimulación eléctrica
 del cerebro en los animales y en el hombre.
El estudio de la estimulación eléctrica del cerebro estará siempre ligado con el trabajo del Dr. José Manuel Rodríguez Delgado (1915-2011) [Figura 11]. Este científico y prolífico investigador relativamente oscuro ha sido un enigma, pero con los años se ha convertido casi en una figura de culto en la ciencia, y su obra ha sido descrita portentosamente como la experimentación del "control mental". El Dr. José Delgado nació en la provincia de Málaga en España. Obtuvo el título de Doctor por la Universidad de Madrid y su doctorado en  el Instituto Cajal. Delgado había planeado seguir los pasos de su padre y convertirse en un oftalmólogo, pero al descubrir el innovador trabajo de su compatriota, Santiago Ramón y Cajal (1852-1934), el gran neuropatologo español y ganador del Premio Nobel de Medicina y Fisiología en 1906, Delgado decidió convertirse en un científico.


Figura 12. El indomable e infatigable
Dr. José Delgado muestra dos
 de sus implantes cerebrales
del tamaño de medio dólar en 2005
En 1950 aceptó un puesto de trabajo con el famoso  neurofisiólogo John Fulton en Yale, y durante los siguientes 20 años, Delgado realizó una cantidad monumental de  investigación sobre Estimulación Eléctrica del Cerebro, que reverbera hasta el día de hoy desde la neurociencia y la sociología a la ciencia ficción. En el momento, en que yo  entré a la universidad en 1970, él ya era una figura legendaria en los anales de la Estimulación Cerebral Profunda. En 1974, el ministro español de la salud atrajo a Delgado para volver a España con su esposa e hijos para organizar una nueva escuela de medicina en Madrid [Figura 12]. Poco antes de su muerte, regresó a América y murió tranquilamente en los Estados Unidos en 2011.




El trabajo de Delgado desde la década de 1950 hasta  principios de la década de 1970 era a veces elegante, a menudo gratificante, y siempre fascinante. Investigadores anteriores habían estudiado la "rabia simulada" en los gatos, pero Delgado fue más allá. Investigó no sólo el componente motor ritual de la rabia simulada, sino también los más complejos componentes emocionales y conductuales de la "verdadera rabia" en animales de experimentación y seres humanos.

Delgado encontró que la rabia simulada o "falsa"  podría ser evocada por la estimulación eléctrica del hipotálamo anterior de los gatos. El animal respondería con una exhibición ofensiva generalizada, no dirigida a otros animales, pero si un animal de control en la jaula respondía, el gato estimulado entonces bajaría la cabeza y no respondería con las esperadas reacciones de "lucha o huida" observadas en la naturaleza [Figura 13].


Figura 13. La rabia simulada se suscitó en el gato a través de estimulación eléctrica del hipotálamo anterior
. En la foto superior, hay dos simpáticos gatos.
 En la foto inferior, la estimulación eléctrica del hipotálamo anterior evoca rabia falsa, 
una imagen agresiva no dirigida contra el otro gato, 
que, sin embargo, reacciona en defensa normal utilizando sus patas delanteras.
 El animal estimulado, a la izquierda "baja la cabeza, aplana sus orejas, y no toma represalias"



Cuando Delgado implantaba los electrodos en la materia gris periventricular o incluso más específicamente en el hipotálamo lateral del gato, podía provocar rabia verdadera en la que el animal de experimentación respondía con el silbido de costumbre, merodeando en torno, y luego atacando directamente al gato de control. Si el gato de control respondía, el gato estimulado atacaba aún más con silbidos y arañazos [Figura 14]. El enfurecido animal se convirtió en un matón en su jaula, una situación similar en los seres humanos a un individuo con el comportamiento antisocial y violento. En jaulas más grandes, Delgado observó que, "el animal estimulado empezó merodeando en busca de peleas con otros animales subordinados, pero evitó al gato más poderoso del grupo. Era evidente que la estimulación eléctrica cerebral  había creado un estado de aumento de la agresividad, pero también estaba claro que el gato dirigía su hostilidad de forma inteligente, eligiendo el enemigo y el momento del ataque, cambiando de táctica, y adaptando sus movimientos a la reacción motora de sus oponentes".


Figura 14. La verdadera rabia en gatos con Estimulación Eléctrica Profunda del hipotálamo lateral.
 La Estimulación Eléctrica Profunda evoca verdadera rabia
 con el animal mostrando un comportamiento agresivo (silbido) hacia el otro gato.
 En la foto inferior, el gato estimulado ataca con sus garras


La estimulación eléctrica del hipotálamo lateral podría incluso dar lugar a que el animal rabioso atacara al experimentador amigable cuando se acercaba a su jaula. Los gatos también podrían expresar su disgusto tras la estimulación eléctrica de ciertas áreas del cerebro mediante silbidos, gruñidos, e incluso podrían estar motivados para aprender tareas instrumentales para detener la estimulación. [Figura 15].


Figura 15. La estimulación cerebral profunda evoca la agresión de un gato contra su experimentador amigable 
como se ve en la foto superior. 
Un gato también aprende y utiliza instrumentos para evitar la estimulación nociva en la foto inferior, 
en la que en realidad hace girar una pala para dejar de ser estimulado eléctricamente.


La hostilidad de estos animales desaparecía cuando la estimulación cesaba, y los gatos se convertían de nuevo en más amistosos con otros animales y con el experimentador. Estos experimentos demuestran que el comportamiento violento y su componente emocional asociado podrían ser modulados por la Estimulación Eléctrica Cerebral. Experimentos en monos igualmente fascinantes han dado a conocer que la Estimulación Eléctrica Profunda provocaba patrones de comportamiento complejos e intencionados de conducta agresiva influenciados por su organización social, el género, las interacciones sexuales, el estatus jerárquico, y la dominancia social en la colonia. Un juguete felino, incluso, se podía convertir en el foco de un ataque [Figura 16]. La agresión se evocaba cuando se estimulaba el tálamo y la materia gris central, y la agresión era dirigida y modificada hacia otros miembros de la colonia en base al estatus que tenían en la colonia, el rango social del mono estimulado y la colonia a la que pertenecían [Figura 17]. Una vez más, este patrón de agresión o rabia intencionada imita el comportamiento antisocial y violento de algunos miembros de la sociedad humana.


Figura 16. La Estimulación cerebral profunda provoca la rabia en los monos.
 Un tigre de juguete puede ser objeto de agresión como se ve en la foto superior.
 El  mono estimulado fuerza a otro miembro de la colonia
 a someterse con un despliegue agresivo dramático en la foto inferior



Figura 17. La agresión selectiva en monos provocada por la estimulación cerebral profunda pone en evidencia algunos aspectos de la agresión en los seres humanos. 
En la foto superior, el mono estimulado muestra un comportamiento agresivo hacia otro mono en la jaula. 
En la foto inferior, el mono estimulado evita al mono que está detrás de él y se irrita contra los monos de delante. 
Algunos de ellos se someterán en función de su situación social en la colonia

  
En “Violencia, las enfermedades mentales, y el cerebro - Una breve historia de la psicocirugía, Parte 1”, discutimos la trepanación ejecutada por el antiguo chamán y el cirujano medieval. También explicamos las circunstancias que han llevado al reconocimiento del síndrome del lóbulo frontal y el desarrollo de la lobotomía para el tratamiento de la enfermedad mental en la primera mitad del siglo XX. En la parte 3, la última entrega de este artículo, vamos a discutir los estudios de Estimulación Cerebral Profunda del Dr. José Delgado en el hombre y el  controvertido trabajo realizado por los Dres. Vernon H. Mark y Frank Ervin en Harvard, aplicando Estimulación Cerebral Profunda con grabaciones de ondas cerebrales y amigdalotomías en pacientes con convulsiones psicomotoras intratables, así como con  epilepsia y con  violencia incontrolada. Hablaremos de los avances en la investigación neurológica de los individuos violentos, y el problema de la rabia descontrolada y la  "agresión patológica" en la sociedad "moderna" de hoy, y se discutirán desde el punto de vista sociológico, así como desde el punto de vista neurológico y sus ramificaciones.

La violencia, las enfermedades mentales, y el cerebro - Parte 1 - Una breve historia de la psicocirugía: Desde la trepanación a la lobotomía en http://amtoral.blogspot.com.es/2016/02/la-violencia-las-enfermedades-mentales.html


La violencia, las enfermedades mentales y el cerebro – Parte 3 - Una breve historia de la psicocirugía: Desde la estimulación cerebral profunda a la amigdalotomía para los comportamientos violentos, las convulsiones, y la agresión patológica en los seres humanos en  http://amtoral.blogspot.com.es/2016/03/la-violencia-las-enfermedades-mentales_12.html




Basado  en: http://surgicalneurologyint.com/surgicalint_articles/violence-mental-illness-and-the-brain-a-brief-history-of-psychosurgery-part-2-from-the-limbic-system-and-cingulotomy-to-deep-brain-stimulation/#sthash.U1sUaOrw.dpuf


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