Un nuevo estudio científico colabora a explicar la diferencia
Algunas personas son madrugadoras, y se encuentran completamente
despiertas al amanecer. Otras son noctámbulas y parecen no poder acostarse hasta bien pasada
la medianoche. ¿Por qué es esto? Un equipo de investigadores del Instituto de
la Salud americano tiene algunas pistas
nuevas basadas en evidencia que muestra cómo un "interruptor"
molecular conectado a los relojes biológicos de los madrugadores extremos los
lleva a operar en un ciclo diario de aproximadamente 20 horas en lugar de un
ciclo completo de 24 horas o circadiano.
Estos nuevos detalles a nivel atómico, compartidos desde las
moscas de la fruta hasta los humanos, pueden ayudar a explicar cómo las
variaciones más sutiles del reloj biológico predisponen a las personas a seguir diferentes
patrones de sueño. También pueden conducir a nuevos tratamientos diseñados para
reiniciar el reloj en personas que luchan con trastornos del sueño, desfase
horario o trabajo nocturno.
Este trabajo, publicado recientemente en la revista
científica eLIFE, se basa en décadas de
investigación sobre relojes biológicos, que ayudan a controlar el sueño y la
vigilia, el descanso y la actividad, el equilibrio de líquidos, la temperatura
corporal, la frecuencia cardíaca, el consumo de oxígeno e incluso las
secreciones de las glándulas endocrinas.
Estos relojes biológicos, que se encuentran en las células y
tejidos de todo el cuerpo, están compuestos por conjuntos especializados de
proteínas. Interactúan de formas específicas para regular la transcripción de
aproximadamente el 15 por ciento del genoma durante un período de 24 horas.
Toda esta interacción ayuda a alinear las horas de vigilia y otros aspectos de
nuestra fisiología con el paso de las 24 horas del día y de la noche.
En el último artículo publicado, los investigadores se
centraron en dos componentes principales del reloj biológico: una enzima
conocida como caseína quinasa 1 (CK1) y una proteína llamada PERIODO. Las
mutaciones de los genes que transducen las proteínas CK1 y PERIODO que alteran el reloj biológico se conocen
desde hace muchos años. De hecho, CK1 fue descubierto en estudios de hámsters
dorados hace más de 20 años después de que los investigadores notaron que un
hámster se despertaba mucho antes que los demás.
Resulta que el momento de los relojes biológicos está
fuertemente influenciado por el aumento y la caída de la proteína PERIODO. Esta
oscilación diaria normalmente tiene lugar durante 24 horas, pero ahí es donde
CK1 entra en escena. La enzima ajusta los niveles de PERIODO modificando químicamente
la proteína en uno de dos sitios, ajustando así su estabilidad. Cuando se
modifica un sitio, mantiene la proteína protegida y estable. En el otro sitio,
la deja desprotegida y degradable.
Muchos de estos detalles se han resuelto a lo largo de los
años. Pero, los investigadores querían
profundizar aún más para responder una pregunta esencial: ¿por qué este proceso
normalmente dura 24 horas, que es un periodo de tiempo notablemente lento
bioquímicamente? Y, ¿qué cambios ocurren en aquellos cuyo ciclo diario se
acorta mucho?
Para averiguarlo, el equipo de investigadores realizó una
serie de análisis de la estructura y análisis bioquímicos de la proteína mutada
CK1 que se encontró originalmente en los hámsters, y además analizó varias
otras versiones de la enzima que altera el reloj que se encuentra en organismos
que van desde las moscas hasta los humanos. Lo que descubrieron es que una
porción de CK1 actúa como un interruptor. Cuando este interruptor funciona
normalmente, genera un ciclo de 24 horas casi perfecto al mantener la
estabilidad de PERIOD a la perfección. En este caso, las personas alinean fácil
y correctamente sus relojes internos con el ir y venir diario de la luz del
día.
Si el cambio favorece una descomposición más rápida de la
proteína, el ciclo diario se acorta y se une menos a la luz del día. Para estos
madrugadores, es una lucha constante adaptarse a la vida en un mundo de 24
horas. Aunque intentan sincronizarse, estos madrugadores nunca pueden ponerse
al día. Y por el contrario, un interruptor que favorezca un colapso más lento
alargará el reloj, lo que predispondrá a algunos a ser noctámbulos.
Tales cambios en el tiempo del reloj pueden surgir de
alteraciones en la enzima CK1 o en la proteína PERIODO. De hecho, las personas
con un trastorno del sueño hereditario llamado Síndrome de la fase avanzada del sueño familiar tienen una mutación
en la proteína PERIODO en uno de los lugares que modifica la CK1. El nuevo
trabajo muestra que este cambio hace que el PERÍODO sea más estable al
interferir con la capacidad de la enzima para marcar la proteína para la degradación.
Una cosa que hace que la enzima CK1 sea tan fascinante es
que es extremadamente antigua. ¡Se puede encontrar una versión casi idéntica de
la enzima de los humanos y de los hámsters en las algas verdes unicelulares!
Está claro que esta enzima y su función en los relojes biológicos es,
evolutivamente hablando, bastante especial. Y en un nivel, eso tiene mucho
sentido: nuestro planeta ha funcionado con un reloj de 24 horas durante todo el
tiempo evolutivo.
Las versiones de CK1 que estudió este equipo de investigadores
son raras en las personas. Ahora planean
estudiar otras variaciones que aparecen en los humanos con mucha más
frecuencia.
Sus descubrimientos esperamos que conduzcan a nuevas formas
de ajustar el reloj en aquellos con trastornos del sueño e incluso a
desarrollar los medios para restablecer un
buen funcionamiento del reloj en personas que viajan regularmente al extranjero
o trabajan en el turno de noche.
Basado en:
Casein kinase 1 dynamics underlie substrate
selectivity and the PER2 circadian phosphoswitch. Philpott JM, Narasimamurthy R, Ricci CG, Freeberg AM, Hunt SR, Yee LE,
Pelofsky RS, Tripathi S, Virshup DM, Partch CL. eLIFE. 2020 Feb 11;9.
A mutation of the
circadian system in golden hamsters.
Ralph MR, Menaker M. Science. 1988 Sep 2;241(4870):1225-7.
Positional syntenic cloning and functional
characterization of the mammalian circadian mutation tau. Lowrey PL, Shimomura K, Antoch MP, Yamazaki S, Zemenides PD, Ralph MR,
Menaker M, Takahashi JS. Science. 2000 Apr 21;288(5465):483-92.
No hay comentarios:
Publicar un comentario