miércoles, 4 de septiembre de 2019

La serotonina y su papel en la depresión





Melancholie - Edvard Munch


Un desequilibrio químico



El personal del Sea View Hospital en Staten Island fue testigo de un sorprendente “milagro” en 1952. Sus pacientes con tuberculosis se habían levantado de sus camas de enfermo y su fiebre había desaparecido. Pero, lo que era más sorprendente, su apetito había regresado y habían renovado su energía y vitalidad. Los pacientes, antes muy  enfermos, se sentían eufóricos y bailaban en los pasillos. Todo en respuesta a un medicamento contra la tuberculosis recientemente desarrollado, la iproniazida.

De forma casi simultanea en el tiempo, una serie de informes de casos, publicados en la revista científica el New England Journal of Medicine, documentaron un resultado mucho más inquietante tras  tomar el medicamento para la presión arterial reserpina. Este estudio reflejaba el efecto de este fármaco sobre  pacientes como HB que los había llevado a aislarse del mundo. HB, policía retirado, que tenía 52 años en ese momento, ya no disfrutaba de la jardinería ni de mirar televisión. Cuando se despertaba a primera hora de la mañana, estaba absorto en pensamientos suicidas.

Cuando se analizó  que un fármaco hundía a las personas en una depresión profunda y otro las transformaba en personas eufóricas, los médicos y científicos comenzaron a pensar que la depresión surgía de algún tipo de "desequilibrio químico" en el cerebro.

A fines de la década de 1950, después de que un puñado de estudios sugirieran que la iproniazida mejoraba el estado de ánimo en las personas deprimidas, los médicos comenzaron a recetarla para la depresión. Eso llegó a su fin cuando la FDA retiró su aprobación del medicamento por completo en 1961, después de informes de graves efectos secundarios como hipertensión y toxicidad hepática.

Sin embargo, los efectos tremendamente divergentes de la iproniazida y la reserpina en el estado de ánimo ofrecieron pistas tentadoras sobre cómo la depresión podría tratarse con productos farmacéuticos. Con la tarea de transmitir mensajes entre las neuronas en el cerebro, las monoaminas son neurotransmisores tales como la dopamina, la  epinefrina y la serotonina.  Mientras que la reserpina agota las reservas de monoaminas del cerebro, la iproniazida aumenta el suministro de estos neurotransmisores al obstaculizar la enzima que los descompone, enzima que se conoce como un inhibidor de la monoaminooxidasa o IMAO.

Los efectos profundos y diametralmente opuestos de la reserpina y la iproniazida en el estado de ánimo identificaron el sistema de monoaminas como vital en la depresión.


Centrándose en la serotonina



Resultado de imagen de serotonin
Serotonina


La casualidad en el desarrollo de fármacos volvió a aparecer a fines de la década de 1950 cuando el psiquiatra suizo Roland Kuhn estaba buscando fármacos para tratar la esquizofrenia. Uno de los fármacos, la imipramina, no alivió los síntomas psicóticos, pero mejoró el estado de ánimo en el subgrupo de pacientes que también estaban deprimidos. Y tuvo menos efectos secundarios que la iproniazida. La FDA aprobó la imipramina para el tratamiento del trastorno depresivo mayor en 1959, y nació un nuevo tipo de medicamento antidepresivo.

La imipramina funcionó, pero los científicos tardaron una década en descubrir cómo: este fármaco bloquea el funcionamiento de los complejos moleculares existentes en las sinapsis y  que absorben los neurotransmisores de monoamina del medio, lo que aumenta el número de mensajes químicos transmitidos. Era especialmente bueno para bloquear la recaptación de la serotonina. Los científicos comenzaron a preguntarse si la serotonina era la principal monoamina involucrada en la depresión.

También hubo otros indicios: las autopsias de víctimas de suicidio revelaron que tenían menos serotonina en sus cerebros en comparación con las personas que murieron por otros medios. En un estudio en el que se inyectaban a ratas y conejos con el medicamento para la tuberculosis iproniazida, que eleva el estado de ánimo, se observó que en pocas horas  se duplicaba la cantidad de serotonina en los cerebros de estas cobayas.

La compañía farmacéutica Eli Lilly se propuso encontrar compuestos que pudieran dirigirse selectivamente al sistema de serotonina del cerebro y, en 1974, los científicos de Lilly informaron sobre la fluoxetina, un compuesto que bloquea la eliminación de la serotonina, y solo la serotonina, de las sinapsis. En 1987, la FDA aprobó la  fluoxetina para el tratamiento de la depresión. Este fármaco se comercializó a partir de 1988 bajo la marca Prozac. La fluoxetina fue el primero de una clase de antidepresivos llamados inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS).

Prozac fue un gran avance. Su éxito se debió principalmente a su seguridad: al enfocarse selectivamente en la serotonina, produjo menos efectos secundarios que medicamentos como la imipramina, y los pacientes lo toleraron mejor, pero no fue más efectivo que estos medicamentos anteriores para aliviar los síntomas de la depresión.


Prozac fue el primero de una clase de antidepresivos llamados

 inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina o ISRS. 
Estos medicamentos funcionan bloqueando los canales de recaptación,
 que absorben la serotonina de las sinapsis,
 aumentando la cantidad de neurotransmisores disponibles para las neuronas receptoras. 
Al estar dirigido selectivamente al sistema de serotonina, 
los ISRS producen menos efectos secundarios 
que las generaciones anteriores de antidepresivos.
 Imagen: Peter Lamb © 123RF.com




Una nueva teoría de la depresión


Los ISRS transformaron el tratamiento de la depresión. Sin embargo, comenzaron a aparecer evidencias que abrirían una brecha en la teoría de la depresión causada por deficiencia de serotonina. Por ejemplo, los investigadores de la Universidad McGill descubrieron que reducir los niveles de serotonina no deprimía a la mayoría de las personas.

Además, los ISRS aumentan rápidamente la cantidad de serotonina en el cerebro, pero los pacientes no se sienten mejor durante semanas. Si aumentar la señalización de serotonina es la clave, entonces los pacientes deberían sentirse mejor de inmediato. Esa es la mayor evidencia de que hay algo importante de la historia que está por desentrañar.

En los últimos 20 años, otras piezas del puzle han caído en su lugar. Los estudios con imágenes escaneadas muestran que las personas deprimidas poseen hipocampos más pequeños, las franjas de tejido cerebral en forma de caballito de mar que son el centro de aprendizaje y memoria. Las neuronas en el hipocampo se encogen, y Los ISRS revierten estas pérdidas: aumentan las proteínas que ayudan a las neuronas a crecer y sobrevivir, estimulan a las neuronas a formar nuevas conexiones y estimulan el crecimiento de nuevas células.

Ahora, los científicos están tratando de determinar si es posible estimular este crecimiento para que sea más rápido, soslayando el sistema de serotonina y yendo directamente al origen.

El fármaco ketamina utilizado en anestesia parece hacer exactamente eso. La ketamina bloquea un receptor de glutamato, un aminoácido que es el neurotransmisor excitador primario del cerebro. La ketamina parece mejorar el estado de ánimo y estimular el crecimiento de nuevas sinapsis en cuestión de horas, y los efectos persisten hasta una semana.  En marzo de 2019, la FDA aprobó un aerosol nasal de un derivado de la ketamina para personas con depresión severa que no han sido ayudadas por otros fármacos.

"La ketamina puede ser un prototipo para toda una clase de medicamentos antidepresivos", según John Krystal, presidente del departamento de psiquiatría de la Universidad de Yale y parte del equipo de investigación que estudió primero la ketamina en pacientes deprimidos (Krystal también es co-inventor de una patente con licencia para Janssen Pharmaceuticals, los desarrolladores del aerosol nasal).

Los esfuerzos para descubrir los fundamentos biológicos de los efectos antidepresivos de la ketamina pueden revelar tratamientos alternativos y abrir nuevas líneas de exploración. Nos vamos acercando.

Mas sobre el tema

https://amtoral.blogspot.com/2016/05/ketamina-la-lucha-contra-la-depresion.html

https://amtoral.blogspot.com/2016/02/ketamina-otrora-una-droga-para-fiestas.html



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